martes, 1 de julio de 2025

30 Años De... Héroes Del Silencio: Avalancha (1995)

 "Fantástico canto del cisne..."

Claramente Senderos de traición (1990) marcó el antes/después para Héroes del silencio, un punto de no retorno para una agrupación que demasiado temprano comenzó a mostrar ripios internos insalvables. Con aquel disco llegó el éxito y el reconocimiento pero también la lucha de egos, el cansancio, el desgaste y las disputas en torno a las direcciones que debía la banda seguir. Sabido es que Juan Valdivia se mostraba algo más ortodoxo que Bunbury, el guitarrista deseaba que Héroes profundizase aristas más duras mientras que el vocalista se mostraba dispuesto a experimentar y precisamente salir de ahí (algo que ciertamente se corroboró tan solo un par de años más tarde en un disco como Radical sonora). En medio de toda esta disputa de estilos la leyenda cuenta que El espíritu del vino (1993) fue un trabajo en donde Bunbury se impuso, por lo que para el siguiente le tocaba a Valdivia, de ahí que para Avalancha dejasen de trabajar con Phil Manzanera y recurriesen al canadiense Bob Ezrin en producción, con quien se lanzaron en la búsqueda de los sonidos más densos y duros en toda la carrera de Héroes del silencio, aunque claro, esto siempre matizado por una serie de sensibles (y oscuras) baladas, generando así un equilibrio tan sólido como fascinante. 

Sin ir demasiado lejos basta darle play al álbum para corroborar lo que se te viene encima. Tras un breve instrumental que parece invitar a tomar aire suena la apabullante '¡Rueda, fortuna!', un rock and roll acelerado que muestra a la banda en su faceta más agresiva de la mano de un Bunbury críptico que reflexiona respecto a los destinos de la vida ("¿Cuántos billones de años formaron estos latidos en los que estamos? / ¿Cuál es el punto en que coinciden lo increíble y lo exacto...?") y un Juan Valdivia ciertamente furioso en guitarra. A esta le seguirá 'Deshacer el mundo', probablemente la mejor canción en toda la carrera de Héroes del silencio, así como se lee. Un medio tiempo agresivo dueño de una intensidad enorme que daba muestras de la madurez compositiva a la que había llegado la banda en ese entonces, lo mismo que 'Iberia sumergida' (escogida como primer single promocional del disco), un poco menos agresiva que sus antecesoras pero igual de efectiva gracias al notable trabajo en batería de Pedro Andreu

Uno de los puntos que juega muy a favor de este disco es la elección del orden de la lista, la cual coopera con el viaje que propone. Esto a propósito de la segunda fase que vive tras dicho desenfrenado comienzo. El álbum baja entonces las intensidades primero con el medio tiempo 'Avalancha', con Bunbury enviando mensajes en su cara al mismísimo Valdivia ("Aún nos quedan cosas por hacer / Si no das un paso, te estancas...") y luego con un baladón como 'En los brazos del la fiebre', un tema que muestra a la dupla en su máximo esplendor, cada cual funcionando a lo tope en lo suyo entre líneas tremendamente nostálgicas que nuevamente aplican para la separación de la banda. 

"El paraíso deviene en infierno, y luego se queja. 
Y sin que nadie se mueva, ¿Quién lo arregla...?" 

'En los brazos de la fiebre', por cierto, es una canción absolutamente hermanada con la que fue escogida como segundo single del álbum transformándose desde entonces en un verdadero clásico de la banda :'La chispa adecuada'. Son dos caras de una misma moneda, la primera en versión eléctrica mientras que la segunda se va al acústico de la mano de una exquisita sensibilidad. Lo interesante es que entre ambas el disco entregará temas de bastante peso, primero con la veloz 'Parasiempre' (muy en la línea de '¡Rueda, fortuna!' en la apertura del álbum) y luego con la sencillamente espectacular 'Días de borrasca', casi siete minutos en donde Juan Valdivia vuelve a entregarse a un hard rock inspiradísimo. De la interpretación vocal de Bunbury ni hablar, como dicen hoy los lolos: en su prime. 

Finalmente, el álbum está tan bien pensado que tras haber alcanzado su punto más alto en la pasada por 'La chispa adecuada' + 'Días de borrasca' plantea un "post orgasmo" que se dedica simplemente a sostener el buen momento, a estirarlo de manera placentera primer con los medios tiempos 'Morir todavía' + 'Opio'  (brillante en esta el coro con ese "...las cosas más triviales se vuelven fundamentales"), para luego finalizar el viaje mediante otra épica balada (y ya van...) como 'La espuma de venus'

Se cerraba así una experiencia fabulosa, poco más de cincuenta minutos sin segundo de desperdicio que representaron el fantástico canto del cisne para una banda que aún viviendo su peor momento en materia de convivencia supo encontrar fuerzas suficientes como para cerrar su carrera de manera gigante. En Avalancha encuentras todo lo que caracterizó la carrera de la Héroes del silencio: un sonido furioso y sensible a la vez, una banda a tope, la guitarra afiladísima de Valdivia, varias de las mejores interpretaciones vocales de Bunbury y un set de potentes líricas. Se terminaba aquí también el viaje de la banda, uno ciertamente breve pero tremendamente intenso. A veces menos es más, y bueno, este fue uno de aquellos casos. Benditos sean, de aquí a la eternidad...