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sábado, 17 de febrero de 2018

Simple Minds : Walk Between Worlds (2018)

"Acertado instinto de supervivencia..."

Conscientes de la buena acogida que recibió su anterior entrega, el refrescante Big music (2014), los escoceses de Simple minds han optado por repetir la fórmula, entregándonos un trabajo que vuelve a sostener su sonido sobre bases programadas + múltiples capas de teclados y guitarras. El resultado en su global cumple y logra mantener en buen pie a una banda que a estas alturas del partido poco tiene por demostrar pero que continúa arreglándoselas para sostener el presente con dignidad y frescura.

Pruebas de lo mencionado hay varias, la primera está en la partida que cuenta con dos ganchos incontestables: 'Magic' y 'Summer', temas potentes que logran encontrar un grato equilibrio entre arreglos modernos y una estructura contagiosa. Ciertamente el disco no se apartará de esta tendencia sonora durante sus 50 minutos de duración, aveces se centrará en los ambientes, como es el caso de la susurrada 'Utopia' (le está faltando algo de fuerza en las interpretaciones a Jim Kerr, que el tiempo no pasa en vano), otras veces pondrá en primer plano a los murallones de arreglos, ahí 'The signal and the noise' se lucirá, en 'In dreams' insistirá sobre el coro pop o en 'Barrowland star' entragará protagonismo a las guitarras.  

Durante su segunda mitad el álbum no variará fórmulas, desarrollando un buen coro en 'Walk between worlds' (la canción), emulando el clásico fraseo de 'Alive and kicking' en 'Sense of discovery', danzando sobre teclados en 'Silent kiss' y volviendo a las guitarras en 'Angel underneath my skin', otra donde los arreglos tapan la voz de Jim Kerr, lo cual me parece resta aunque no lo suficiente como no valorar el presente de unos Simple minds que en silencio continúan sobreviviendo con armas propias y disco a disco revitalizando su legado.

3.5 // Muy bueno!

Otras reseñas de Simple minds:
2014 // Big music

viernes, 5 de diciembre de 2014

Simple Minds: Big Music (2014)

Refrescante.

En el universo de la música los escoceses de Simple Minds deben ser una de aquellas bandas que acabó por quedarse a medio camino de todo. Alguna vez, durante los años 80’s, tuvieron vocación de masas, eran tiempos en donde clásicos como “Don’t you (forget about me)” o “Alive and kicking” tuvieron llegada sobre los medios de difusión. Sobrevivieron incluso al complicado cambio de década poniéndose a tono en canciones como “She’s a river” o “Hypnotized”, sin embargo, algo faltó. Aquella explosión de genialidad que U2 logró entregar en combos tales como The unforgettable fire/The Joshua tree (1984/87) o los extraordinarios Achtung baby!/Zooropa (1991/93), Simple minds nunca la encontró. Para nadie es secreto que aquella eterna y odiosa comparación con los irlandeses siempre le jugó en contra a los liderados por Jim Kerr.

Ellos podrían haberlo dejado ahí, a mediados de los 90's, pero la banda se negó a morir. Es así como durante estos últimos veinte años (que no es poco!) los hemos visto deambular entre la sobrevivencia y el ostracismo, convirtiéndose cada vez más en una banda de nicho. Hoy son recordados más por los clásicos mencionados que por su extensa trayectoria,  y es altamente probable que las nuevas generaciones no sepan de que hablamos cuando se menciona su nombre. Así están las cosas…

En ese sentido me parece que Big music , su más reciente álbum tras cinco años de silencio, es el disco que Simple minds a estas alturas necesitaba. Un disco fresco, honesto, renovador incluso, y cuya propuesta musical es clara. 


Hablemos de las canciones. “Blindfolded” abre e impacta de entrada. De inmediato notamos por donde irán los tiros esta vez: un pop potente, que juguetea con las baterías electrónicas y una mezcla que privilegia fuertemente a los teclados por sobre las guitarras. Hay buena dinámica y Jim Kerr se saca 15 años de encima con tan solo un par de líneas, el comienzo es contagioso y prometedor. Más adelante encontraremos otros pasajes atractivos que invitan a subir el volumen, es el caso de "Big music" (la canción) , "Human",  "Concrete and cherry blossom" o "Imagination", canciones que nadan sobre un exquisito pop electrónico, dejando de lado la épica de otras épocas, pero que de todas formas encuentran buenos resultados. Ya en una linea más correcta, que cumple sin maravillar, aparecen "Midnight walking", "Let the day begin" o "Kill or cure", mientras que algunas caen demasiado pronto en el medio tiempo predecible, como es el caso de "Honest town" (extraño que haya sido escogida como primer single existiendo mejores temas en el disco) o "Blood diamonds".  

Estamos frente a un trabajo que comienza muy arriba, que en general se sostiene y cuenta además con una atractiva producción. Ahora, de igual forma, en el tema a tema es imposible no lamentar la ausencia de mayor explosión o algún remate de peso que acabe por cerrar los círculos (hay abuso del "fade out", por ejemplo). Hay buenas canciones pero a la banda vuelve a pesarle la falta de chispa a la hora de trabajar los temas al detalle.

En definitiva, no creo que exista fan de Simple minds insatisfecho con Big music, y para quienes desde hace rato les habíamos perdido la fe creo que el disco ha resultado refrescante. El álbum debe estar dentro de lo mejor que la banda ha entregado en estos últimos 25 años y se enmarca definitivamente en una de las gratas sorpresas (?) que nos ha entregado este 2014

7/10
Muy bueno.