martes, 29 de noviembre de 2022

25 Años De... Björk : Homogenic (1997)

En memoria de mi primo Piero. Él nunca lo supo, pero fue la primera persona que conocí en mi vida que rayaba con Björk y este disco. Me hubiese gustado decírselo...

"Brillante viaje emocional..."

Si hay algo que acabó por caracterizar la carrera de la islandesa Björk fue su singularidad, la manera en que supo encontrar identidad escapando de la comodidad del éxito y la masividad para entregarse a si misma y su obra. Digamos, una artista con mayúsculas. Todo aquello, sin embargo, se forjó posterior a su etapa comercialmente más accesible, marcada a fuego por sus dos primeros álbumes y donde perfectamente pudo haberse quedado un buen tiempo estirando el elástico hasta cuando diese. Aquel 1997, sin embargo, la atrapa con la idea de ir más allá, de explorar fuera de la caja, que es lo que haría finalmente en Homogenic , su obra maestra definitiva y aquella que la consagraría como una creadora inquieta y vanguardista.

Haciendo historia, el mencionado escape seguro tuvo mucho que ver con el incidente que la islandesa vivió en 1996 con un fan obsesionado intentando asesinarla, así como el ataque de ira que protagonizó y donde agredió a una periodista (también en 1996). Todo esto seguro la movilizó a encerrarse en su mundo y buscar caminos que la alejasen de aquella imagen que había construido en su primera etapa post Sugarcubes. Con este objetivo es que Björk emigra a España en la idea de encontrar caminos que mostrasen un crecimiento respecto a sus antecesores, lo cual acabó plasmándose en un conjunto diverso que oscila entre beats + electrónica y momentos sinfónicos pero con un claro hilo conector: un sentir a flor de piel que inunda al álbum por completo. 

En este sentido, Homogenic es un álbum tremendamente emocional y aquello se percibe de inmediato cuando 'Hunter' comienza a sonar. La islandesa se define como una cazadora que se ve forzada a salir por necesidad ("Podías olerlo / Así que me dejaste conmigo misma / Para completar la misión / Ahora estoy dejando todo atrás...") pero entrelaza de manera brillante su voz con percusiones electrónicas y arreglos orquestales en una canción maravillosa que abre y cierra en calma, anticipando además aquella obra maestra en si misma que es 'Jóga', una pieza hermosa que define el enamoramiento como un "estado de emergencia" entre violines ("Las coincidencias tienen sentido solo contigo / No tienes que hablar / Me siento en paisajes emocionales..."), con una Björk que en cierto modo se re encuentra consigo misma vocalmente hablando. Sobran las palabras acá, hablamos de un clásico incontestable.


En términos temáticos Homogenic ,sobre todo en su primera mitad, se muestra como un álbum que retrata el amor desde diferentes lugares y aquello lo ilumina. Luego, si 'Jóga' apostó por una sensibilidad tremendamente presente, tierna incluso, 'Unravel' juega en una línea similar ("Mientras estás afuera mi corazón de deshace / Así que cuando regreses deberemos crear un nuevo amor..."), nuevamente entre violines y una Björk absolutamente entregada a la labor de transmitir con su garganta, tal como hará en 'Bachelorette', aunque esta vez desde la contundencia del sonido sinfónico (junto con 'Jóga', esta es seguramente la GRAN canción del disco), en otra pieza colosal desde la propuesta, personal en el mensaje ("Soy una fuente de sangre / En la forma de una niña / Eres el pájaro en el borde / Hipnotizado por el torbellino...") y una demostración del tino que la artista ostenta acá, yendo y viniendo con las atmósferas, consciente del nivel del material que tenía entre manos.  

El nudo del álbum, sin embargo, entregará un giro hacia un sonido mucho más maquinal e industrial, primero con 'All neon like' seguida de '5 years', más rabiosa que las anteriores en el tono e interpretación ("Te desafío / Estoy cansada esos cobardes / Que dicen que lo quieren / Pero no pueden manejarlo..."), luego con 'Immature' + 'Alarm call', que centran su estilo en el trabajo de percusiones y anticipan el caos + desate electrónico que se vive en 'Pluto', que es techno en absoluto descontrol donde Björk se deja la vida, descontrol que por cierto (y para tristeza de muchos de sus fanáticos) no volveríamos a oír nunca más en su carrera. 

Tras la locura, el viaje culminará con la delicadeza de 'All is full of love' y la voz volviendo a lo básico, como alguna vez hicieron The beatles, repitiendo una y otra vez que es el camino del amor el que debemos seguir, cerrando así un verdadero viaje emocional, brillante, iluminado e inspirado, un disco que efectivamente sirvió como catalizador de un momento para Björk pero no solo eso, si no que representó el comienzo del fin de una ruta para la islandesa. 

Con Homogenic, la artista abre las puertas de su propia libertad, a partir de acá tendría licencia para hacer realmente lo que quisiese. Su nombre ya estaba escrito con letras doradas en la historia de la música contemporánea. A esta obra maestra le seguirían sus andanzas en el cine junto al maestro Lars Von Trier en Dancer in the dark (2000) y el posterior Vespertine (2001), álbum que confirmaría su liberación de las ataduras del mainstream, aunque aquello será motivo de una siguiente reseña...

¿Canciones? 'Hunter', 'Jóga', 'Unravel' y 'Bachelorette'.

10/10
Obra maestra.

sábado, 26 de noviembre de 2022

Red Hot Chili Peppers: Return Of The Dream Canteen (2022)

 "Solo momentos..."

Hay un punto que a estos Red hot chili peppers hay que darles: el que se han lanzado en una honesta búsqueda de ellos mismos. Han intentado sentirse vivos en lugar de cumplir, de eso trató la incontinencia de un álbum como Unlimited love y este posterior Return of the dream canteen, dos discos dobles, cada uno de diecisiete canciones y una verborrea difícil de seguir a la rápida. Ahora, más allá de las nobles intenciones, otra cosa es que el resultado suene efectivamente convincente, pero de que la jugada es sincera y valorable, eso nadie podría desconocerlo. 

De la mano (una vez más) de Rick Rubin en producción y con John Frusciante nuevamente en las filas, los norteamericanos se han metido en el estudio a improvisar, recuperar viejísimas canciones y con ellas cierto espíritu que se extravió durante los últimos veinte años. El problema es que cuando te metes con poco y nada a jammear, la inspiración tendría que estar a flor de piel como para que aparezcan cosas realmente memorables, de lo contrario, si las musas te pillan en un momento bajo, únicamente encontraremos momentos, que es lo que acá nuevamente ocurre. Return of the dream canteen es un álbum de ratitos, de cosillas que funcionan en medio de un montón de material que se alarga al cansancio sin generar impacto alguno. 

El disco se debate por tanto entre cosas que pretenden tener sabor ('Tippa my tongue', 'Afterlife'), otras que apuntan al rock pero sin fuerza alguna ('Reach out', 'Fake as f@ck' , 'Bag of grins'), una que otra melodía que funciona ('The drummer'), medios tiempos que simplemente se dejan correr ('Peace and love', 'Bella', 'Roulette') y uno que otro desate de guitarra por parte de Frusciante ('Eddie') aunque enmarcado en canciones que no poseen argumentos para llevarte a ningún lado (ese "my my my my my my cigarette" a medio álbum, ¡que espanto por favor!). La sensación que desprende el álbum es la de efectivamente levantar un tanto el asunto respecto a lo que fue Unlimited love sin jamás saber sacarle provecho a lo que tenían entre manos, que a juzgar por los números no era poco. 

Lo escribí en la reseña del antecesor: quienes esperaban que con el retorno John Frusciante a Red hot chili peppers se solucionarían los problemas creativos que la banda viene mostrando desde hace casi quince años, han tenido que darte contra el muro de la realidad. El guitarrista hace lo suyo, así como el siempre notable Flea, sin embargo, Anthony Kiedis + Chad Smith suenan terriblemente planos en sus labores y más allá de esto, espanta el constatar que con 34 canciones en carpeta la banda no haya podido armar un disco consistente al menos, Return of the dream canteen contiene uno que otro momento interesante pero en ningún caso justifica su innecesaria extensión.

¿Canciones? 'Reach out', 'Afterlife', 'The drummer', 'Bag of grings'

5/10
Nada muy especial...

domingo, 20 de noviembre de 2022

Editors : EBM (2022)

 "Descarga corporal ..."

Pasa el tiempo y Editors se mantienen en constante búsqueda, aquello hay que dárselos de entrada. Su carrera ha resultado ser una montaña rusa, con idas y vueltas, momentos altos y bajos, pasadas por guitarras (The back room), oscuridad (Is this light and on this evening), pop meloso (The weight of love) y también intentonas rock con insinuaciones electrónicas (In dream, Violence). Conociendo dicho camino, no debería sorprender las direcciones adoptadas en un álbum como EBM, pues canciones como 'Life is a fear' (2015) o la posterior 'Violence' (2018) anticipaban los afanes de la banda por acercarse al synth pop, sin embargo, nunca los ingleses habían mostrado el grado de convicción que esta vez, en colaboración del músico Blanck Mass (quien les había producido su anterior álbum pero esta vez ha trabajado como un integrante más), han desatado, encontrando un conjunto tremendamente contundente de comienzo a fin.

El disco tiene pocas canciones, solo nueve, pero cada una pareciese estar dispuesta a devorarse el mundo y no conformarse unicamente con encontrar algún buen coro. Muy por el contrario, varios temas se extienden más allá de lo obvio llegando a los seis o siete minutos, dando muestras de que Editors han decidido esta vez no guardarse nada. El punto es que cuando alargan los temas nunca dejan la sensación de estar estirando sin razón, todo parece tener un sentido y aquello posee enorme mérito. Esto se aprecia de inmediato en la partida del álbum, cuando 'Heart attack' golpea y en sus casi seis minutos funciona como una avalancha sonora inquieta y llena de fuerza, Tom Smith transmite por sobre su grave registro habitual y la batería que va redoblando para impactar en coros con guitarras y teclados. Comienzo soberbio que enlazará perfecto con el sonido industrial de 'Pinturesque', que es synth rock violento y caótico. La banda claramente se ha propuesto partirnos la cabeza sin medias tintas, y vaya que lo logran. 


Otra particularidad con que cuenta el disco, es que cualquier canción podría ser un single, tanto por la llegada que tienen como por lo interesante que pueden sonar. Es el caso de 'Karma climb', por ejemplo, donde la banda realiza un evidente tributo en guitarras al 'Atomic' de Blondie pero funciona perfecto, seguida de la ENORME 'Kiss', claramente la canción más significativa del álbum y que en sus casi ocho minutos realiza una exquisita invitación a la pista de baile (es synth pop del bueno), dándose el gusto incluso en su cierre de realizar un homenaje fantástico en partida doble: en las líneas recordando el 'Columbia' de Oasis con ese "I wish you knew the way I feel / Because the way I feel is holding me back inside" mientras que con la guitarra rinden tributo evidente a 'Enjoy the silence' de Depeche mode (referencia obligada en este álbum, y que también ha aparecido en el pasado de la banda). 

Tras tamañas descargas de intensidad viene bien la pausa que regala 'Silence', única balada del álbum y que antecede a la contundencia caótica que volverá a marcar presencia cuando llegue el turno de 'Strawberry lemonade', otro desate de rock electrónico que sobre pasa los seis minutos, jugada similar a la que propone 'Educate' (¡cuanta intensidad en ese coro!), mientras que tanto con 'Vibe', nuevamente con referencia musical (esta vez regalando unos segundos iniciales que suenan a 'Domino dancing' de los geniales Pet shop boys), como con 'Strange intimacy' la banda volverá a invitarnos al baile. 

EBM resulta ser una experiencia tremendamente corporal, un álbum contundente e intenso, de intenciones claras y que se encuentra trabajado al detalle. La banda muestra una convicción que no les veíamos desde sus inicios, con la salvedad de que esta vez se encuentran situado en otro lugar. El mejor disco de su carrera sin lugar a dudas y uno de los grandes álbumes que nos habrá dejado 2022, aunque el mundo no se entere...

¿Canciones? Cualquiera. Pero si es por destacar: 'Heart attack', 'Kiss', 'Karma climb' y 'Strawberry lemonade'.

8,8 /10
¡Excelente!


jueves, 17 de noviembre de 2022

Yeah Yeah Yeahs: Cool It Down (2022)

"Personalidad a tope..." 

Durante esta reciente década, ya sea por contingencias personales (maternidad y paternidad de ciertos integrantes) o falta de claridad respecto a que direcciones tomar, los Yeah yeah yeahs se mantuvieron en un silencio tan llamativo como preocupante (tampoco ayudó lo decepcionante que resultó ser un disco como Mosquito en 2013), por lo que ante la noticia del regreso para este 2022 a muchos nos inundó tanta ilusión como incertidumbre. Finalmente el resultado vive entre nosotros desde hace casi un par de meses y ahí, hay bastantes puntos a conceder, siendo uno el más fuerte de todos: Y es que el álbum sin apuntar a una vuelta forzada a las guitarras de sus inicios (que habría sido el camino fácil de tomar, digámoslo) ni tampoco al synth pop del exquisito It's blitz (2009), entrega una experiencia que parece tomar lo mejor de cada momento pasado de la banda y potenciarlo de gran forma, haciendo sentir la experiencia de una banda que en tan solo media hora de música (el disco es cortísimo) se las arregla para entregar bastante.

Abren con elegancia y mostrando credenciales, instalando cortinas de teclados en 'Spitting off the end of the world' (colaborando con Perfume genius), con una Karen O notable en las explosiones que inundan el coro y una banda que privilegia las atmósferas, algo que se repetirá a lo largo del álbum, yendo muy muy abajo en cosas como 'Lovebomb', donde encuentran soberbias mixturas entre guitarras y teclados, o invitándonos a la pista baile tanto en 'Wolf' como en la cruda 'Fleez', en una primera mitad que no posee punto bajo. 

La Cara B del disco entregará rudeza en 'Burning' (nuevamente Karen O devorándose cada segundo) para luego soltarnos una dulce 'Blacktop' seguida de la liviana 'Different today', de alma mucho más pop que las anteriores, y cerrar con un relato titulado 'Mars', dejándonos así un disco breve pero que se encuentra a la altura de las expectativas.

Da la sensación de que no se han complicado, son pocas canciones y en general han ido al grano, sin embargo, hay potencia en el sonido, sofisticación en los arreglos. interpretaciones de altura y por sobre todo personalidad, mucha personalidad... ¿Qué más se podría pedir?

¿Canciones? 'Spitting off the end of the world', 'Lovebomb' y 'Wolf'.

8/10
Excelente.


Otras reseñas de Yeah Yeah Yeahs:
2013: Mosquito

martes, 15 de noviembre de 2022

Lamb Of God: Omens (2022)

 "No aspiran a demasiado más..."

Todo parece indicar que a estas alturas del partido no habrán mayores sorpresas con Lamb of god. Los norteamericanos se han establecido como unos verdaderos estandartes del groove metal y por tanto, disco a disco no hacen si no responder a dicha categoría. Y si bien no bajan escandalosamente el nivel, tampoco pareciesen aspirar a más y con su noveno álbum nos han dejado bastante fácil el análisis: más de lo mismo, para bien y para mal. 

Para bien porque la fuerza y garra siguen tan presentes como en sus inicios, con canciones que no entregan respiro entre un doble pedal consistente a cargo de Art Cruz, afilados riffs y la incombustible garganta de Randy Blythe, dando muestras de una formación plenamente consolidada, sin embargo, si alguien realiza el ejercicio de ir al anterior álbum de la banda (el homónimo de 2020) y darle play a canciones como 'Chekmate' o 'Gears', ¿podría establecer diferencias consistentes respecto a las actuales 'To the grave' o 'Ditch' ? Difícilmente. Dicho en simple: los temas podrían haber estado ahí o acá y no habría diferencia. La fórmula es exactamente la misma y si, que funciona, pero evidentemente queda acomodada y acotada entre el público que gusta de Lamb of god

Engancha por tanto la partida a cargo de 'Nevermore' seguida de la sólida 'Vanishing', también el singlazo 'Omens', sin embargo, pasando el nudo del álbum cosas como 'Gomorrah' o 'Designs' pese a ser consistentes, suenan a completo relleno en un álbum que muy rápido entrega la sensación de haberse quedado sin armas. El álbum cerrará con 'September song' que abre con un minuto acústico que ilusiona para luego retomar la dinámica de siempre en un disco que cuenta con todos los elementos clásicos de Lamb of god, que suena bien, con fuerza y filo pero no presenta nada particularmente atractivo. Un disco más...

¿Canciones? 'Vanishing' , 'Omens'. 

6/10
Bueno, cumple...


Otras reseñas de Lamb of god:

viernes, 11 de noviembre de 2022

Behemoth: Opvs Contra Natvram (2022)

 "Recuperan poderío..."

Tras aquel soberbio The satanist (2014) es cierto que un disco como I loved you at your darkest (2018) supuso un enorme bajón para quienes venían siguiendo a Behemoth. Básicamente porque a nivel compositivo las canciones lucieron excesivamente simples, con una banda que sonó demasiado acomodada y con un discurso bastante caricaturezco. Si a eso agregamos la sobre exposición de Nergal y la respectiva maquinaria dispuesta a comercializar el concepto Behemoth en la escena, que decir, razones para criticarles durante estos años han sobrado, sin embargo, tal parece que el líder y vocalista polaco ha escuchado a su pueblo por lo que para esta entrega ha calibrado el asunto, recuperando en parte el mal rollo de su sonido, entregando un conjunto tan teatral como siempre y que si bien no se acerca en absoluto a los tiempos post 2000 (olvídense de eso, aquel Behemoth difícilmente volverá), al menos suena más equilibrado, atractivo y poderoso. 

A favor del álbum cuenta la energía de cada una de las canciones que le componen (si no contamos evidentemente el relato en tono introductorio de 'Post-god nirvana'), con un trabajo soberbio instrumental, marcado por un Inferno inspirado en batería en cada una de las canciones. Abren por tanto desarrollando un torbellino black con 'Malaria Vvulgata' + 'The deathless sun', y luego continuarán el trámite con cosas notables como 'Disinheritance' o 'Off to war!', todas veloces, con un Nergal arenoso y convincente en las vocales. Entre estas habrá alguna bajada de intensidad, en el medio tiempo 'Ov my herculean exile', por ejemplo, y sobre todo en la soberbia 'Neo-Spartacvs', que entrega espacio para que el bajo de Orion luzca en la mezcla pero también para que la banda juegue con la estructura, subiendo y bajando a placer. 

Como aspecto negativo cabría mencionar el que la banda ha sacrificado diversidad en busca del poderío del sonido, de ahí que la recta final y cosas como 'Once upon a pale horse' + 'Thy becoming eternal' sin ser malos temas, suenan algo redundantes y por lo mismo, poco interesantes, lo mismo con 'Versvs Christvs', que evidentemente va en busca del final épico pero fracasa en el intento. Nos quedamos así frente a un Opvs contra natvram que definitivamente es más de lo que muchos esperaban del actual Behemoth, re encausa de cierta forma la carrera de los polacos y da muestras de que cuando estos tipos se aplican son capaces de llegar lejos. 

¿Canciones? 'Neo-Spartacvs' y  'Off to war!'. 

7,5 /10
Muy bueno.


Otras reseñas de Behemoth:

martes, 8 de noviembre de 2022

Journey : Freedom (2022)

 "De manual, pero funciona..."

Pocos se enterarán de que Journey ha sacado nuevo disco, pero la leyenda ha vuelto, y digámoslo desde ya: en buena forma. Y si bien Freedom es el tercer álbum de la banda con Arnel Pineda en voces cabe mencionar el que se han tomado más de una década para su publicación (once años para ser exacto han pasado desde su antecesor, Eclipse). ¿Y con qué nos encontramos? Con la dupla Jonathan Cain + Neal Schon en éxtasis compositivo (la pandemia habrá hecho lo suyo) expresado en un notable compendio de aquello ha caracterizado el sonido de los norteamericanos durante toda su carrera, fuera de un Pineda que luce cómodo en su registro, sin la necesidad ya de cubrir el recuerdo del mítico Steve Perry.

Las canciones que componen a Freedom son quince, en setenta minutos de música, y si, probablemente sean demasiadas pero se entiende el que tras una década de silencio vuelvan con un álbum donde han querido meter todo, abriendo muy arriba con la espectacular 'Together we run', con un piano + voz que van abriendo camino al resto de la banda con una maestría que solo entrega la experiencia. Desde entonces se sucederán canciones de manual pero bien armadas, algunas de ellas apostando por el rock con clásicos aires optimistas como 'Don't give up us' (refrito del clásico 'Separate ways' por donde se mire), 'You got the best of me' o 'Come away with me' (simple pero tremendamente efectiva, rock and roll en estado puro) mientras que entre estas regalarán una que otra sentida balada donde cada cual tendrá su favorita, yo me quedo con 'Still believe in love' pero habrá quien prefiera a 'Live to love again' o 'After glow'.

Habrán momentos en donde el disco se inclinará sobre el peso del sonido, como ocurre en 'The way we used to be' o 'Let it rain', que abren muy bien pero evidentemente se alargan demasiado, fenómeno que también le ocurrirá al disco entre canciones que lucen en total piloto automático como 'Holdin on', 'Don´t go' o 'United we stand', tres que perfectamente se podrían haber ahorrado, siendo 'All day and all night' la única rescatable en toda la recta final, principalmente gracias a la interpretación de Arnel.

El problema con Freedom es claramente su extensión, con tres o cuatro temas menos claramente la sensación sería otra, sin embargo, el nivel está. Por supuesto que a estas alturas nadie esperará que una banda como Journey venga a re inventar algo, pero si el que sus fórmulas continúen sonando atractivas, y eso acá ocurre...

¿Canciones? 'Together we run', 'Still believe in love' y 'Come away with me'.

7/10
Muy bueno.

sábado, 5 de noviembre de 2022

Slipknot: The End, So Far (2022)

 "Solo intentonas..."

Si hay algo que viene marcando la carrera de Slipknot desde hace rato, es la irregularidad. De un buen tiempo a la fecha sus discos pareciesen ir y venir, a veces cumpliendo (.5 The Gray chapter, 2014) y en ocasiones bajando el nivel dramáticamente (We are not your kind, 2019), lo cierto es que aquellos tiempos en que sorprendieron mediante sus dos primeros álbumes lucen cada vez más lejanos y desde entonces la banda no parece sino unicamente haber administrado el éxito. Si a eso agregamos el que la tragedia se ha ensañado con ellos (Paul Gray, Joey Jordison), que decir, el asunto luce confuso por todos lados. En dicho contexto, The end, so far transmite ganas por dar pasos hacia adelante mediante un conjunto que pretende ser diverso y dar muestras de las diferentes ideas que Corey Taylor tiene en mente para este Slipknot actual, sin embargo, recalco el "pretende", pues verdad sea dicha, el séptimo disco de la banda no llega mucho más allá de las ganas...

De la mano de Joe Barresi en producción, son doce canciones en casi una hora las que nos entregan esta vez y ahí la banda intenta matizar sus canciones típicas con otras más calmas y reflexivas, generando un equilibrio que es agradable, se deja oír... pero no impacta. Dicho en simple, cosas como 'The dying song (Time to sing)' o 'The chapeltown rag' funcionan, las cual no escapan al clásico combo que Slipknot propone, es decir, estrofas violentas seguidas de coros melódicos. En la misma línea 'Have mint' + 'Warrant' continúan dando muestras de una fórmula que a estas alturas luce inagotable, mientras que 'H377' se anota como la mejor del disco al emular de buena forma los inicios de la banda y por cierto, ser la única TODO el álbum que realmente conecta con la ira. 

La otra cara de The end, so far se compone por canciones de una vibra mucho más baja, relatos de Corey Taylor que van en busca de atmósferas oscuras y emocionales, el problema es que por lo general no logra su objetivo, quedando a medio camino en temas extensos como 'Aderall' o 'Medicine for the dead', que apuestan a ser ejes dentro del disco pero no hacen sino evidenciar el estar compuestas con demasiado cerebro y muy poco corazón. Dicho en simple: no hay desgarro acá, simplemente no te crees el drama que se supone quieren transmitir. Algo similar ocurre en 'Yen', que se deja oír pero jamás te golpea, y también en 'Acidic' (aunque de esta rescato el solo, que aporta y funciona). Y del resto, poco que decir, 'Heirloom' es Stone sour por donde se mire y los diez minutos finales con 'De Sade' + 'Finale' son absoluto tedio y relleno, cerrando así un disco que claramente muestra lo mejor que tiene en su primera mitad para luego desgranarse dramáticamente entre intentonas que no parecen ir hacia algún lado.

Se aprecian las ganas de Corey Taylor y compañía por sacar del estancamiento a Slipknot pero ciertamente no lo logran. The end, so far si por (pocos) momentos funciona es cuando recurre a los temas marca de la casa pues cuando intentan salir de la zona de confort no hacen si no evidenciar una falta de talento enorme (digámoslo como es) para saber encontrar la intensidad necesaria que requieren este tipo de canciones. Como sea, otro intento fallido. Y ya van... 

¿Canciones?  'The chapeltown rag' y 'H377'.

5/10
Nada muy especial...


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