miércoles, 29 de abril de 2020

Trivium : What The Dead Men Say (2020)

"Solo momentos..."

Los norteamericanos de Trivium vienen enmarcándose desde hace bastante en el universo de aquellas bandas de soft metal que entrelazan riffs afilados y velocidad con estructuras melosas, alternando voces limpias con otras raspadas. En ese ir y venir llegan a 2020 con su noveno álbum, una carrera que data ya de casi veinte años de existencia y un estilo, para bien y para mal, bastante consolidado. De aquello va este nuevo What the dead men say, un disco que seguramente entrará bien en los seguidores de la banda pero solo en contados momentos dirá algo realmente nuevo a un oyente casual. Eso que a ratos pareciese que lo han intentado. Hay momentos en el álbum que escapan de lo predecible e ilusionan con algo que el global no acaba de entregar pues la generalidad del disco funciona en una dirección más corriente y de un metal bastante amigable que se oscila en el "estrofa agresiva/coro dulzón", como ocurre sin ir más lejos en 'What the dead men say' (la canción), la partida del álbum y un claro ejemplo de lo que menciono. 

A favor del disco cuenta la producción, que el álbum suena muy bien y saca partido a cada instrumento, particularmente a la batería de un colosal Alex Bent que por si solo es capaz de entregar a varios temas un plus digno de atención. Es el caso de 'Amongst the shadow & the stones', una de las grandes canciones que el álbum entrega con una descarga endemoniada y que si hubiese sido capaz de empapar con su dinámica al resto del trabajo seguro estaríamos hablando en otro tono de este. Lamentablemente no ha sido así y apenas a la vuelta de la esquina nos encontraremos con una pasada por 'Bleed into me' + 'The defiant' que apuesta a la segura con estructuras tradicionales y un sonido que unicamente es rescatado de la mediocridad gracias a la mencionada labor de Bent en bateria.  

Hay otras canciones que en si mismas son una absoluta contradicción, como 'Sickness unto you' o 'Catastrophist', que durante dos o tres minutos trabajan un soft metal meloso para de pronto acelerar, llevar el tema a otro lugar y hacerte creer en algo que abruptamente se rompe con la llegada de los coros nuevamente (insertar aquí emoticon de manos a la cara). En la recta final (se agradece que el disco tenga solo diez canciones, aquello sin duda lo vuelve menos frustrante) unicamente cabe el destacar la ferocidad de 'Bending the arc to fear' (ese coro parece un tributo a Phil Anselmo), ya que todo lo demás se mueve por donde siempre cerrando así un disco de momentos y constantes contradicciones, un quiero pero no puedo (¿o no debo?) por parte de una banda que instrumentalmente suena impecable y pareciese tener las herramientas para construir algo realmente de nivel pero que ya sea por temor o falta de real capacidad acaban quedándose en meras insinuaciones.

6 / 10
Bueno, cumple.

martes, 28 de abril de 2020

Vivo Recomendado: Soda Stereo (Santiago, 1996)


En tiempos de virus + cuarentena me parece viene bastante bien el recomendar ciertos hitos musicales que vale la pena re visionar. En este caso quisiese hablar de un recital que YouTube me ha recomendado y que si bien había visto otros conciertos de la banda por aquellos años, de todas maneras me he quedado impresionado. Le he dado play con la intención de ver un par de temas y terminé devorándome el show completo. Me refiero al concierto que los argentinos Soda stereo presentaron en Santiago de Chile un 26 de septiembre de 1996 en el marco de su gira de promoción del fantástico Confort y música para volar, el show electroacústico grabado para la cadena MTV.

Si bien la calidad de imagen es deficiente, aquello pasa absolutamente a segundo plano cuando verificamos el nivel que Soda stereo estaba mostrando por aquellos años. Creo todos somos conscientes de que la banda decidió poner fin a su carrera en plena cúspide creativa. Sonará acá un repertorio concentrado en el período Sueño Stereo + Confort, complementado con uno que otro clásico de la banda, aunque claro, aquellos que fueron interpretadas en el show de MTV ('Te para tres' o 'Cuando pase el temblor'). De hecho, son pocas las concesiones que la banda entrega a sus viejas glorias y estas a veces se siente tocadas por cumplir, como ocurre con 'De música ligera' , de lo más flojo del show, interpretada casi por compromiso a diferencia de todo el resto del concierto en donde la banda se compenetra absolutamente con lo que interpreta.

El concierto está pensado en las siguientes fases:
- Una partida para volar: 'Genesis' + 'Angel eléctrico' + 'Disco eterno' 
- Bloque rock: 'Ella usó mi cabeza como un revolver' + 'Coral' (un regalo oírla en vivo)
- Set acústico: 'Un misil en mi placard' (¡cómo la re descubrieron!) + 'Entre caníbales' + 'Pasos' 
- Promoción Confort con versiones eléctricas: 'Zoom' + 'Cuando pase el temblor' + 'Persiana americana' (un paréntesis) + ´Te para tres' + 'Planeador' (enorme) + 'Superstar' (otro regalo)
- Bloque oscuro: 'Vuelta por el universo' (de Colores santos, el disco de Cerati + Daniel Melero) + 'Claroscuro' (en la versión que apareció en el disco de despedida El último concierto, diferente a la que aparece en Dynamo)
- Recta final rock: 'Paseando por Roma' + 'De música ligera'
- Bis : 'La ciudad de la furia' (versión Confort por supuesto) + 'Un millón de años luz' (gigante como siempre)

Benditos sean aquellos que estuvieron ahí esa noche. El solo ver estas casi dos horas del mejor Soda stereo me ha puesto la piel de gallina. Un conciertazo digno de revisión...

sábado, 25 de abril de 2020

Fiona Apple: Fetch The Bolt Cutters (2020)

"En plena libertad. Sin patrón alguno..."

La vida va muy rápido, hoy más que nunca. Plagados de estímulos tecnológicos muchas veces no tenemos (o sabemos encontrar) la posibilidad de detenernos a disfrutar del momento o de aquello que se presenta frente a nuestros sentidos. Estas líneas a propósito de Fiona Apple y su quinto disco, que como viene siendo costumbre se ha hecho esperar (ocho años para ser exacto) pero que en tiempos de pandemia  + cuarentena viene siendo una excusa perfecta para detener el ritmo y adentrarse en su franco, talentoso, visceral y pomposo universo, lugar donde la estadounidense continúa pariendo el disco que le ha salido de los ovarios, sin temor alguno a como el mundo llegue a tomárselo (portada incluida). Para bien o para mal, cada cual tendrá su veredicto, Fiona Apple se mantiene unicamente fiel a si misma corriendo incluso el riesgo de sonar en apariencia más inaccesible que nunca, como ocurre en Fetch the bolt cutters, un álbum donde la compositora se ha olvidado de las estructuras tradicionales para entregar un trabajo fuertemente centrado en las percusiones y en narraciones que se exclaman sobre marchas golpeadas, dejando algo de lado el piano y la melodía amigable, a diferencia de lo que había ocurrido en su anterior álbum, el notable The idler wheel... (2012), un disco que incluso se dio el gusto de regalar una canción promocionable como 'Every single night', algo que aquí ni siquiera se huele.

Fetch the bolt cutters es por tanto un disco arisco y espeso, que debe su título ("Trae el corta cadenas" sería una interpretación adecuada) a una expresión utilizada por Gillian Anderson en la serie The fall, cuando su personaje encuentra tras una puerta a una mujer que ha sido torturada. La analogía es potente. Ahora, con el título ya decidido y el álbum practicamente terminado Fiona pidió detener las máquinas para grabar una última pieza. Nació así 'Fetch the bolt cutters' (la canción) donde la vocalista aborda directamente la temática que es eje central del trabajo: la liberación. El mensaje es cortar las cadenas de la infancia, de frustradas relaciones o de cuanto yugo se sostenga ("crecí en unos zapatos que ellos me dijeron yo podría llenar / zapatos que no estaban hechos para escalar esa colina / y necesito subir esa colina...", con sutil guiño incluido a la gran Kate Bush) y para esto la canción se apoyará en constantes golpeteos que marcan el tiempo donde Fiona limitará la estructura al recitado de estrofas, una tras otra, añadiendo un coro de vez en cuando (que no será más que una linea que se reitera). Pues bien, esta forma de trabajo se reiterará a lo largo del disco, dejando absolutamente de lado cualquier acercamiento a lo melódico. ¿Es este un aspecto que resta al disco? En absoluto. ¿Qué volverá al disco poco amigable? Totalmente. 


En dicha dinámica se lograrán momentos enormes en 'Relay', una canción que vomita todo el resentimiento de quien ha sido vulnerado ("Pero se que si te odio por odiarme entraré en una carrera sin fin..."), abordando el desamor en 'Rack of his' ("Mira ese estante tuyo / Mira esa fila de guitarras alineadas como potras ansiosas..."), sosteniendo en 'Newspaper' una conversación con una mujer violentada por un mismo hombre ("Me pregunto que te estará diciendo respecto a mi / Para asegurarse de que nunca seamos amigas..."), hablando de la depresión en la notable 'Heavy balloon' ("Las personas como nosotros nos ponemos tan aproblemados y perdidos a veces / Que el fondo es el único lugar que podemos encontrar...") o interpretando a varias voces el horrible lamento de 'For her', incluyendo la que debe ser la linea más potente de todo el álbum : 

"Me violaste en la misma cama donde nació tu hija"

Y si, que el ejercicio de comprender la profundidad de Fetch the bolt cutters resulta inútil sin adentrarse en las líricas del disco, que ahí reside el poder de este. ¿Y la música? Un puente. 


En una sección más amable del álbum aparecerán canciones donde el piano adopta mayor protagonismo o se reconoce cierto atisbo de estructura tradicional, como en la partida a cargo de 'I want you to love me' (lo más cercano a un single que contendrá el disco), con Fiona narrando una búsqueda por encontrar la naturaleza de las cosas mientras se espera al mismo tiempo amar y ser amada, en 'Shameika' con su desordenada aceleración, la enorme 'Cosmonauts' ("Tu y yo seremos una pareja de cosmonautas / Excepto que con mucha más gravedad a cuando partimos...") o el llamado a la sororidad de 'Ladies' ("Hay un vestido en el armario / No lo botes, úsalo, te quedaría bien / Yo no encajaba en él / Nunca fue mio..."). 

No cabe duda de que Fetch the bolt cutters no se presenta como un disco fácil de agarrar, un álbum compuesto por una artista que no responde a patrón alguno ni a convencionalismos, lo cual en estos tiempos escapa absolutamente de la norma y resulta incluso incómodo. Cuesta asimilar la coherencia cuando la tenemos frente a nosotros, el que una artista hable de libertad y efectivamente se oiga plenamente libre. Pero aquello es oxígeno en nuestros días. Estamos frente al primer gran álbum de esta década. 


9 / 10
¡Brillante!


Otras reseñas de Fiona Apple:
2012: The idler wheel ...

viernes, 24 de abril de 2020

Adelanto: The Rolling Stones // Living In A Ghost Town


Esto del Covid19 ha sido una tragedia para nuestra humanidad pero puede que (esperemos también) una que otra cosa positiva nazca de todo este drama. Una de ellas podría ser la música que vea luz a futuro, dado que a miles de músicos no les ha quedado otra que estar encerrados en sus hogares puede que cosas buenas surjan ahí. Para muestra, un botón: lo nuevo de The rolling stones, una fresca y exquisita 'Living in a ghost town' que vive entre nosotros desde el pasado 23 de abril y se supone anticipa el que sería un nuevo álbum de la banda. 

Según Mick Jagger hay seis o siete temas ya compuestos y faltaría complementar el asunto para obtener un producto de primer nivel, que es lo que ha declarado espera entregar. "No basta con que sea bueno, debe ser genial" - ha dicho el histórico vocalista. Sea como sea nos quedamos con la canción, el primer material de los Stones en quince años (lo último data de 2005, A bigger bang), y cabe mencionar que está bastante bien, más fresca de lo que cualquiera de nosotros podría haber esperado...

lunes, 20 de abril de 2020

The Weeknd : After Hours (2020)

"El dilema de la sobre producción..."

Se percibía en el aire la incertidumbre respecto al cuarto álbum del canadiense Abel Tesfaye, a.k.a The weeknd. ¿Sería capaz de sostener el nivel de su creciente carrera o comenzaría a tropezar como tantos otros frente al peso del éxito? Y es que el vocalista durante estos años ha sido capaz de ganarse un espacio en el mundo del pop actual equilibrando concesiones al mainstream con un marcado sello personal, lo cual no es poco. Lo último que habíamos obtenido de The weeknd fue Starboy (2016) y luego el EP My dear melancholy (2018), ambos trabajos confluyen claramente en After hours, un álbum que sostiene durante gran parte de su duración un tono personal, íntimo y dramático, donde el vocalista no teme el exponer su vulnerabilidad reflexionando constantemente acerca de todo aquello que viene tras una vida de excesos, es decir, el arrepentimiento y el terror a la soledad. Esto mientras en lo musical intensifica el trabajo electrónico desarrollado cuatro años atrás, secundado por supuesto por un grupo importante de productores (quince para ser más exacto, incluido el propio Tesfaye).

En este sentido, el exceso de manos sobre el trabajo presenta momentos de dulce y agraz. La partida, por ejemplo, con 'Alone again' + 'Too late' se desarrolla sobre un mar de sintetizadores con narraciones empapadas en filtros y donde la sobre producción es evidente, con demasiados de elementos electrónicos que sobrecargan la pieza hasta el hartazgo. Como un manjar a cucharadas (habrá quienes disfrutan de eso claro está). El problema es que esto se contrapone totalmente con el mensaje íntimo que The weeknd intenta exponer en su lírica. Ahora, lo curioso es que a la vuelta de la esquina suenan 'Hardest to love' + 'Scared to live' y todo se ilumina. Tesfaye se oye más limpio, las melodías se reconocen y los temas logran transmitir lo que pretenden. Vamos a los créditos y... ¡eureka! En ambos ha estado involucrado Max Martin, el hombre tras éxitos de Backstreet boys, 'N sync, Britney Spears, entre tantos (incluido el propio The weeknd), no así en las dos primeras ni en las siguientes, las íntimas y simples 'Snowchild' + 'Escape from LA'. Desde ahí ya podemos ir sacando una que otra conclusión...

Esta irregularidad en el nivel ciertas canciones del disco es el único lastre con que este cuenta. El álbum de todas formas posee el mérito de entregar una cara B enorme, ahí la exquisita 'Heartless' nos trae de regreso y la pasada por 'Blinding lights' + 'In your eyes' (¡ese saxo es una delicia!) regala el mejor momento del disco con el espectacular ambiente cargado a los 80s que proporcionan (Max Martin involucrado nuevamente en ambas), por cierto es recién en este instante, entrando en la novena canción, cuando el álbum eleva la temperatura y aumenta los tiempos, asunto que se corrobora con las excelente 'Save your tears', pop limpio y equilibrado, y 'After hours', mucho más oscura y espesa pero igual de convincente. Lamentablemente entre estas volverá a aparecer el innecesario sobrecargo en 'Repeaf after me' y todo cerrará con 'Until I bleed out', que tampoco transmite demasiado. 

After hours posee bastantes méritos y uno que otro defecto. La propuesta es interesante, los ambientes del disco conectan con la idea que el vocalista ha querido transmitir, la de un mensaje más reflexivo e íntimo, también hay siete u ocho canciones de gran nivel en el conjunto pero también un puñado que extienden en demasía la duración de este mientras que otras podrían haber funcionado de no contar con esa molesta sobre producción. De todas maneras el saldo es positivo, estamos frente al mejor álbum de The weeknd a la fecha, el problema es que con un poco más de contención (o quizás si Max Martin hubiese producido todo el disco y no solo algunas canciones) quizás habríamos estado frente al disco del año. Material había para...

7,9 / 10
¡Muy bueno!

sábado, 18 de abril de 2020

50 Años De... Paul McCartney: McCartney (1970)

"La urgente necesidad de volver a lo simple..."

La vida es muy macabra a veces. Un 17 de abril de 1998 fallecía la fotógrafa y artista Linda Eastman (también conocida como Linda McCartney), insigne compañera de Paul durante parte importante de su vida y pilar fundamental en el inicio de su carrera en solitario, la cual comenzó con la edición de McCartney cincuenta años atrás, es decir, en 1970... también un 17 de abril. 

En aquellos años el vocalista vivía tiempos convulsionados. Apenas una semana antes del lanzamiento de McCartney era el mismo Paul quien comunicaba al mundo su alejamiento definitivo de The beatles, confirmando con esto el fin de la mítica banda. Nadie sabía por cierto que el inglés llevaba meses apartado de sus ex compañeros, particularmente fue en septiembre de 1969 cuando John Lennon les comunicó internamente que abandonaba el proyecto por lo que desde ahí solo restaba finiquitar algunos asuntos contractuales, como la finalización de Get back, el último intento fallido de Paul por mantener unidos a The beatles. A causa de todo esto es que Paul decide escapar hacia su granja en Escocia y comenzar ahí a grabar maquetas de canciones de manera intencionalmente precaria. Era lo que necesitaba, había intentado junto a su  ahora ex banda la vuelta a las raíces y tras fracasar debía hacerlo en solitario, regresar a lo básico y alejarse de todo aquello que tanto daño emocional le estaba causando. 

El resultado de todo este proceso se resume en un álbum corto y sencillo, compuesto por esbozos de canciones y sesiones de improvisación en donde Paul interpreta todo lo que suena con la colaboración de Linda en algunos coros (aunque en lo emocional ella fue puntal decisivo, no por nada el álbum abre con los dulces cuarenta segundos en acústico de 'My lovely Linda'). La urgente necesidad por parte del inglés de escapar en la música y volver a lo simple se evidencia en la rapidez con que McCartney fue lanzado, recopilando algunas canciones que llegaron a ser ensayadas junto a The beatles en las sesiones de Get back ('Teddy boy', 'Junk' y 'Every night' provenían de ahí) con otras compuestas sobre la marcha entre diciembre de 1969 y febrero de 1970, tres meses donde el vocalista grabó en su casa y luego arregló en estudio algunos detalles para finalmente en abril publicar el material. 

Todo el conjunto por tanto se caracteriza por la precariedad siendo unicamente 'Every night' y la inmensa 'Maybe I'm amazed' (dedicada evidentemente a Linda y por cierto una de las canciones más potentes que Paul habrá escrito en su carrera) las únicas que escapan de la idea del jam session que todo el resto del disco propone. La sensación, sin embargo, de que 'Junk' merecía un tratamiento más cuidado es inevitable (el mismísimo Paul reconoce dentro del álbum su relevancia al incluirla también en una versión instrumental titulada 'Singalong junk') así como 'Teddy boy' o 'Man we was lonely' también quedan unicamente como una buena idea que pudo llegar a ser algo mejor logrado. 

Mirado a la luz del tiempo McCartney logra transmitir la calma que el compositor necesitaba en aquel momento, aunque las críticas, claro, no se hicieron esperar. Cabe recordar que en 1970 lo último donde se había escuchado a Paul McCartney era en Abbey Road, un álbum enorme, grandilocuente, arreglado y producido al detalle, una verdadera obra maestra que si no ha acabado por ser considerado el mejor disco de la historia, pega en el palo, por lo que un disco como este, tan poquita cosa, evidentemente no entraba en los pergaminos de nadie. Si a esto agregamos que el lanzamiento de McCartney fue precedido una semana antes por la noticia de la separación de The beatles y sucedido un par de semanas después por la edición de Let it be (finalizado por Phil Spector a pedido de Lennon y a espaldas del resto de la banda), que decir, claramente el álbum iba a caer mal en todas partes, lo cual también acabó ocurriendo un año más tarde con la aparición de Ram, el segundo disco de Paul. 

Lennon lo catalogó de basura, George Harrison le recomendó asesorarse por músicos (en clara alusión a su trabajo con Linda) y el mundo le dio la espalda, sin embargo McCartney ha quedado en la historia como la jugada honesta de un músico que necesitaba en 1970 escapar de la vorágine y conectar con su humanidad, un disco que más allá de sus resultados fue por sobretodo ... necesario.

6,5 / 10
Cumple y algo más...



Otras reseñas de Paul McCartney:
2018: Egypt station
2013 : New 

miércoles, 15 de abril de 2020

The Strokes: The New Abnormal (2020)

"(Aún) Hay propuesta..."

Mirado en perspectiva, nobleza obliga admitir que los discos de The strokes que siguieron a los históricos Is this it (2001) + Room on fire (2003) han envejecido bastante bien. El problema estuvo quizás en las expectativas y la responsabilidad asignada de ser salvadores de un rock que lentamente se ha ido quedando sin referentes, por lo que álbumes de tan bajas pretensiones como First impressions of earth (2006) o Angles (2011) inevitablemente supieron a poco frente a quienes esperaban oír a una banda dispuesta a comerse al mundo. Sin embargo, ambos discos estuvieron bien cumpliendo en su zona de confort, digamos: canciones gancheras + una que otra pequeña joya + un puñado de relleno. Luego, cuando la banda efectivamente podría haber patinado groseramente al repetir el plato una vez más, llegó a nosotros un experimental Comedown machine (2013), disco que a día de hoy me sigue pareciendo un trabajo atrevido y sexy, de lo interesante que nos habrá dejado la década pasada. El global por tanto habla de que con todos sus altibajos e irregularidades, no resulta exagerado afirmar que a día de hoy The strokes no tiene un mal disco a su haber, además de haber construido una clara identidad en su sonido.

Con su sexto álbum las cosas no serán diferentes. O quizás la única será que esta vez la crítica si ha estado de su lado, pues The new abnormal no ha tardado en reunir elogios por montón. Razones sobran. En primer lugar el álbum se oye tremendamente honesto, te podrá gustar más o menos pero estamos frente a un trabajo que escapa de las fórmulas. En este sentido The strokes nos han obligado a acudir al cliché del "disco maduro", porque si, The new abnormal lejos de emular viejas glorias (que habría sido lo esperable dadas las críticas obtenidas por su antecesor) es un álbum que da muestras del momento musical en que se encuentran Julian Casablancas y compañía. Esta sensación deja una canción como 'At the door', la cual podría haber sido un medio tiempo más en la carrera de la banda, sin embargo, han decidido construirla sobre un sintetizador llevándola a una dimensión completamente diferente respecto a lo que podría haber sido. Otros logros aparecen cuando Casablancas logra conjugar sus agudos (en este disco mejor utilizados que nunca) con afiladas guitarras, como ocurre en 'Eternal summer' o en la dulce 'Selfless' (una lástima que la banda no haya sabido explotar aún más este tema en su recta final), mientras que también funcionan 'The adults are talking', donde la banda saca buen partido al minimalismo de su sonido sonando contenidos pero contundentes a la vez o el intenso cierre que se vive con 'Ode to the mets'

Lo poco que queda de álbum se mueve en la linea de los Strokes de siempre, medios tiempos como 'Brooklyn bridge to chorus' (que en sus coros logra encender adecuadamente) o 'Why are sundays so depressing', ambas deben estar dentro de lo más discreto del disco junto con la dinámica 'Bad decisions', que calca la melodía de los coros de 'Dancing with myself' de Billy Idol ,de hecho, el vocalista aparece en los créditos de composición del tema. 

Le faltan ganchos potentes al álbum, el cual se sostiene más bien gracias a la contundencia del conjunto, y si bien hay dos o tres canciones que no están a la altura, en gran parte del disco la banda se percibe interesante e inspirada. Las vocalizaciones, los sintetizadores, cajas de ritmo y guitarras están en su lugar, hay precisión en el trabajo y un sonido bien logrado que deja la sensación de que valió la pena esperar por esto. The new abnormal trae de regreso a The strokes e ilusiona con un segundo aire para la banda que podría ser realmente grande. 

7 / 10
Muy bueno.


Otras reseñas de The strokes:
2013: Comedown machine

domingo, 12 de abril de 2020

Fito Páez: La Conquista Del Espacio (2020)

"Aún con mucho que decir..."

Consciente de que el tiempo pasa y no vuelve, el argentino Fito Páez insiste en mantenerse creativamente vivo, ya sea conectándose con su público en actuaciones de diverso tipo (últimamente con esto del Covid19 lo hemos visto muy activo transmitiendo desde su instagram) o lanzando nuevo material de manera continua. El caso es que a poco más de dos años del notable La ciudad liberada (2017) llega a nosotros este nuevo disco donde el argentino abre su presente sin tapujos y en poco más de treinta y cinco minutos da muestras del consolidado momento continúa viviendo. Y es que Fito Páez pareciese aún tener demasiado que decir y aquello maravilla, independiente de que en lo musical el artista recurra a sus lugares comunes cada canción dice algo, entrega un mensaje en la clásica dicotomía del argentino, oscilando entre el amor y la rabia pero siempre firme y claro en sus ganas de expresar y por sobretodo, sonar honesto. 

El foco por tanto está puesto en el mensaje y los arreglos se encontrarán al servicio este, lo cual se evidencia de inmediato en 'La conquista del espacio' (la canción), donde una orquesta acompaña y entrega fuerza + épica a las líricas esperanzadoras de un Páez que aboga por "la conquista de decirnos la verdad". En ocasiones este mensaje disparará hacia la sociedad, como ocurre en 'Las cosas que me hacen bien' ("Vamos por la cumbia, la misa, el perreo, el fernet con cocacola..."), 'Gente en la calle' ("Gente que está super sola y que necesita tu amor /Gente que vive en el dolor...") o en las referencias a la violencia de género que se presentan en la excelente cumbia/rock de 'Ey, you!' o el rock & roll simplón de 'Nadie es de nadie'.

En otros momentos el mensaje irá hacia adentro, con Fito hablando de si mismo, reflexionando en torno al sufrimiento básicamente en 'Resucitar' ("No es fácil vivir con el dolor que te causé / Pero empiezo a sentirme bien...") con esos vientos + guitarra que recuerdan por segundos la grandilocuencia expresada alguna vez en su clásico Circo beat (1994), en la sensible 'La ciudad de las bestias' ("No puedo evitar hacer el daño y después mi corazón se rompe en mil pedazos...") o 'Maelstrom' ("Y hoy volvés a reír / Las drogas son la luz, también el poison...").

El cierre, as usual, será en tono sonriente con una oda al amor en 'Todo se olvida' ("En el amor solo se trata de estar cerca / La vida sin amor no significa nada..."), cerrando así un álbum nuevamente notable, en lo musical menos ambicioso que La ciudad liberada y más directo en su mensaje, aunque lejos de ser un disco trabajado en piloto automático, recuperando una regularidad que no lograba desde hace bastante y logrando lo que muy pocos, seguir sonando interesante a pesar de las décadas y plenamente vigente en sus mensajes. Tremendo.

7,8 / 10
¡Muy bueno!


jueves, 9 de abril de 2020

Code Orange: Underneath (2020)

"Giro hacia la sobre producción..."

Fue en 2014 cuando los estadounidenses Code orange lograron generar interés y buenos dividendos mediante la llegada de I am king, todo gracias a un sonido furioso y oscuro que respondiendo a ciertos patrones del deathcore lograba desviar hacia el punk coqueteando en ocasiones incluso con el metal industrial mediante temas cortos que buscaban impactar en base a la histeria del sonido. Toda una mixtura oscura y sucia, a momentos rabiosa, a veces lenta y espesa pero que logró su cometido: captar oyentes. Los cuales ciertamente se radicalizaron tres años más tardes con la llegada de Forever (2017), un disco que sostuvo la mezcolanza de géneros exacerbando el tándem lento/agresivo. Cabe mencionar que ambos discos poseían un elemento de crudeza y falta de pulcritud que continuaba siendo llamativo e interesante, aspecto que en su más reciente entrega, Underneath, ha desaparecido. Para bien o para mal Code orange ha cambiado, probablemente para nunca más regresar. 

Muchas cosas han mutado para este cuarto disco. En lo estético vemos una portada en un estilo diferente a las anteriores y también la duración del trabajo se ha extendido llegando casi a los cincuenta minutos. Sin embargo, los cambios no han sido solo de forma sino también de fondo, donde la sobre producción (a cargo de Nick Raskulinecz) ha adoptado un rol relevante entregándole una vuelta de tuerca al sonido de la banda, el cual se ha llenado de efectismos, sacrificando oscuridad por la búsqueda de impacto. 

Hay inversiones en este álbum y esperanzas de sacarle dinero al proyecto, lo cual se evidencia al ver el video de ‘Swallowing the rabbit whole’, más aún tras oír el tema. Y es que la canción en si es sencilla pero son los efectos, sampleos por millón o filtros vocales que saturan los guturales lo que finalmente acaba por entregar el peso, asunto que se intensificará con 'In fear', mucho más industrial y maquinal que la primera pero también saturada hasta el cansancio con efectos, los cuales incluyen unos muteos bruscos que aparecen y realmente no se entiende que pintan acá (o más bien que aportan). Este estilo a la hora de arreglas las canciones con parones que interrumpen una y otra vez volverá a aparecer en la genérica 'You and you alone', en 'Who I am', que abre melódicamente con Reba Myers cantando limpio (en una atmósfera algo Deftones) para luego ir levantando vuelo con los guturales de Jami Morgan, o la desesperante e innecesaria 'Cold.metal.place'. En este sentido, si el objetivo del experimento era exasperar al oyente, vaya que lo logran, al punto de que terminas agradeciendo la llegada de una canción como 'Sulfur surrounding', que sin ser ninguna maravilla al menos logra fluir, así como también funcionará 'Autumn and carbine' más adelante.  

La ya mencionada extensión del disco habla también de que lo han querido meter todo, lo cual provoca que el álbum sea irregular, que pase de temas violentos a otros que se construyen sobre una melodía muy nítida, perdiendo cohesión. Esto se vuelve patente en toda la recta final, aquí sonará una pasada bastante agresiva con 'Erasure scan' + 'Last ones left' o la olvidable 'Back inside the glass', cuyo factor común continuará siendo la saturación vocal, filtros, quiebres bruscos y la constante sensación de querer sonar violentos mediante un sonido maquinal (muy Nine inch nails a ratos) pero que abusa absolutamente de los recursos "de estudio", para cerrar (¡al fin!) con  'A silver' + 'Underneath', que nadan sobre olas suaves para en sus cierres incorporar efectos más dinámicos. 

Se agradece el que Code orange se desmarque del hardcore tradicional y hayan intentado diversificar su sonido, en este sentido la sensación que deja Underneath es la de estar frente al disco con el que evidentemente han buscado dar su salto definitivo a la fama. De aquí seguramente no se moverán en un largo rato, es de esperar por tanto que en un siguiente trabajo logren sonar menos artificiales...

6 / 10
Bueno, cumple.

martes, 7 de abril de 2020

Dua Lipa: Future Nostalgia (2020)

“El plagio del plagio de la temporada...”

Hay quienes dicen que todo en la música ya ha sido escrito por lo que no queda más que repetirse el plato una y otra vez. En lo personal acotaría ese argumento, ya que el mundo del metal aún sigue sorprendiendo y reinventándose en varias de sus múltiples aristas siendo más bien el universo pop el que no paga por creatividad y ha preferido durante estos últimos veinte años premiar el constante plagio a sonidos de décadas atrás. Y es que aquello que comenzó en su momento con artistas como Kylie Minogue (Fever, 2001)Gwen Stefani (Love.Angel.Music.Baby, 2004), Madonna (Confessions on a dance floor, 2005),  o Justin Timberlake (FutureSex / LoveSounds, 2006) acabó en pocos años en transformarse en una tendencia definitiva, al punto de llegar a la década 2010-20 con una serie de artistas imitando a la copia de la copia (Bruno Mars, el ejemplo más a mano). En esa linea es que el segundo álbum de Dua lipa llega a nosotros. Y es que estamos frente al enésimo refrito de la temporada, un disco que vuelve a mirar hacia atrás, que se inspira en viejas glorias del pop ochentero, adorna este sonido con elementos modernillos y se sienta a esperar los elogios, los cuales ciertamente no han tardado en llegar.  ¿Y da para tanto? No, no da. Sin embargo, en la comparación con el éxito de turno de Shakira o Bad Bunny, bienvenido sea este disco sencillo, de buen ritmo, con momentos contagiosos (otros no tanto) y que, al menos, se percibe honesto y concordante con lo que fue el álbum debut de la inglesa.

Sin ir muy lejos, la partida del disco con ‘Future nostalgia’ (la canción) me trajo de inmediato el recuerdo del Justin Timberlake de quince años atrás (el del ya mencionado Future sex / Love sounds). Un bajo marcado, aires funk y luego una Dua lipa aportando lo suyo, que la mujer canta (vaya que se agradece aquello) y posee un semblante que varias otras se querrían. Este regalará momentazos más adelante en ‘Don’t start now’, que prácticamente calca la fórmula utilizada por Maroon 5 en algunos de sus éxitos (otros que son copia de la copia de la copia de la copia) o la dinámica ‘Physical’, dos hitazos inmediatos que desde ya se van al playlist de lo mejor que habremos oído este año.

Más adelante el disco insistirá sobre la pista de baile con una seguidilla de canciones agradables pero que siempre apuestan sobre seguro, 'Levitating', por ejemplo, presenta una melodía en la estrofa que realmente tenemos la sensación de haberla oído decenas de veces (a mi se me ha venido 'Don diablo' de Miguel Bosé a la cabeza, a ese punto), 'Cool' + 'Pretty please' son medios tiempos que no molestan mientras que 'Hallucinate' volverá a acelerar el asunto enmarcándose como otro de los buenos momentos del disco. 

En la recta final tal parece que las ideas derechamente se acabaron pues aparecerá el uso descarado de ideas de otros, ya sin disimulo sampleando 'Your woman', el viejo #OneHitWonder noventero de unos olvidados White Town o usando el bajo de 'New sensation' de los australianos INXS, mientras que el cierre llegará con 'Good in bed' (que se lanza al piano + aplausos, nuevamente muy a la Maroon 5) y 'Boys will be boys', dos canciones que bajan bruscamente las revoluciones y nada tienen que ver con todo lo que antes había sonado.

En definitiva, el segundo disco de Dua lipa se sostiene en la linea de lo que muchos/as otros/as antes han abordado: múltiples productores (la lista es interminable, realmente) metiendo mano a un disco que rememora viejas glorias del pop. Seguramente triunfará, más de algún grammy obtendrá pero difícilmente trascenderá.

6,5 / 10
Cumple y algo más...

lunes, 6 de abril de 2020

Cattle Decapitation : 'Bring back the plague'


Unos meses atrás comenté acá en el sitio el último álbum de Cattle decapitation, Death atlas, disco que la banda continúa promocionando y bueno, se han aprovechado de la contingencia y los caóticos tiempos de Covid19 para grabar un video casero bastante simpático para 'Bring back the plague' , el cual merece de nuestra atención. 

Me encanta como los metaleros actuales son capaces de reírse incluso de si mismos, como hace acá Travis Ryan lanzando guturales en pijama con sus tiernas pantuflas mientras contempla la locura colectiva en su notebook, además de una batería que se toca en el aire o guitarristas enmascarados. Sencillamente imperdible. 


sábado, 4 de abril de 2020

Morrissey : I Am Not A Dog On A Chain (2020)

"Paso adelante de un único en su especie..."

El dilema de separar la obra del artista. Y es que ya vendría siendo hora de que el mundo reconociese, por más desatinado o desafortunado que en ocasiones sea el personaje, que Morrissey lleva un largo rato regalando obras siempre por sobre la media. Sin ir muy lejos, desde su regreso en 2004 con el fantástico You are the quarry hemos tenido otras obras de alto nivel como Ringleader of the tormentors (2006), World peace is none of your business (2014) o su más reciente Low in high-school (2017) y algunas que estuvieron simplemente "bien" como  Years of refusal (2009)el caso es que sea como sea, el inglés lleva quince años de factura impecable, lo cual es bastante decir para un artista que va por su cuarta década de existencia como artista y creador. 

Este 2020 no va a ser la excepción con I am not a dog on a chain, donde Morrissey ha sido capaz no solo de sostener el nivel sino que lo ha llevado un peldaño más arriba incorporando elementos a su sonido, ganando frescura e identidad. Esta sensación de preveía de cierta forma con el primer adelanto que conocimos del álbum un par de meses atrás, me refiero a 'Bobby, don't you think they know?', un tema exquisito en sus texturas, que gana demasiado con la participación en plan soul de Thelma Houston en voces, además de incorporar arreglos de saxo y teclados en su estructura (que se acerca a los seis minutos de extensión, como varias más del álbum). Toda una aventura musical que vaya que se agradece. Ahora, con el disco entre nosotros podremos apreciar también otras canciones de carácter exploratorio, como la sensacional partida a cargo de 'Jim jim falls' (una oda al hacer más y hablar menos) + 'Love is on its way out' (donde ruega por amor antes de que este acabe por desaparecer... ¡tan Morrissey!), más adelante en las trompetas y teclados de 'Darling, I hug a pillow' (aquí vuelve a rogar por "amor físico") o en esa cabalgata electrónica en plan Depeche mode que entrega 'Once I saw the river clean'.  

En otra arista del álbum oiremos al Morrissey de siempre, melódico y directo en toda la pasada por 'I am not dog on a chain' (que en su tono desafiante recuerda la melodía de ' How can anybody possibly knows how I feel' del You are the quarry) , 'What kind of people live in these houses' o 'Knockabout world' (donde se felicita a si mismo por sobrevivir a este mundo que no le perdona una), o entregando tonos solemnes en toda la teatral recta final compuesta por 'The truth about Ruth' o 'The secret of music' y 'My hurling days are gone'.

Si el atrevimiento hubiese alcanzado para todo el disco quizás estaríamos hablando de uno de los álbumes del año, no ha sido así y "solamente" hemos tenido medio disco aventurado y otra mitad más tradicional (aunque enorme en lo suyo), dejándonos así Morrissey una nueva joya única en su especie que confirma el momentazo que continúa viviendo. Bendito sea por aquello...

8 / 10
Excelente



Otras reseñas de Morrissey:
2017: Low in high school
2014: World peace is none of your business