jueves, 28 de septiembre de 2023

Fires In The Distance: Air Not Meant For Us (2023)

 "Pantanos lúgubres y una profunda melancolía..."

Hay álbumes que uno lamenta con el corazón que no lleguen a un mayor número de personas y este es uno de ellos. Y es que no ha sido nada fácil la tarea que Fires in the distance han asumido, expresada de manera sólida tres años atrás en su debut y mediante Air not meant for us, un segundo trabajo en donde los norteamericanos insisten sobre un sonido pesado, cercano al doom metal pero que saben combinar en sus estructuras con pasajes melódicos particularmente delicados y rebosantes de una sensibilidad a flor de piel, esto realizado con una elegancia de que sorprende dada la poca experiencia de la banda. 

En este sentido, los estadounidenses han decidido sostener ciertos aspectos respecto al debut. Han mantenido el que sean tan solo seis piezas las que compongan el disco, entendiendo muy bien el que para este tipo de sonido "menos es más", apostando más bien a la contundencia individual de cada canción, aunque cabe mencionar el que como global esta vez se han extendido diez minutos más en el total, llegando casi a los cincuenta de duración. En ese camino, el álbum transita por ideas bastante regulares, digamos, esas características y pesadas olas de guitarras propias del doom, riffs que avanzan a paso lento mediados por el registro oscuro y gutural de Craig Breitsprecher, pero que cuentan con la singularidad de romper en algún momento entre arreglos de piano, generando así momentos de profunda nostalgia y melancolía.  

Lo mencionado se expresa con total claridad en un tema como 'Harbingers', cuatro minutos de oscuridad al que le seguirán otros seis que oscilarán entre momentos al piano, un retome de la rudeza mediante un glorioso doble pedal e incluso un solo de guitarra floydiano hacia el cierre, esto en un ir y venir que llega casi a los once minutos y se encuentra armado de manera magistral. Ciertamente, y esto podría verse como el único "defecto" con que cuenta el álbum, prácticamente todo lo demás que suena apelará a la misma fórmula, tanto cosas como 'Wisdom of the falling leaves' + 'Crumbling pillards of a tranquil mind' como la recta final con 'Psalm of the merciless' + 'Idiophatic despair' exponen un tipo de canción bastante similar, intercalando oscuridad, fuerza con pasajes marcadamente emocionales, siendo solamente 'Adrift, beneath the listless waves' la excepción a la regla, un instrumental que llega inteligentemente en el nudo del álbum como para matizar un tanto el asunto, y se vaya que suma. 

Fires in the distance se anotan con uno de los buenos discos que nos habrá dejado 2023, y si bien no son demasiado los matices respecto al debut, la propuesta sigue sonando fresca, mezclando pantanos lúgubres con una profunda melancolía, peso en el sonido y arreglos delicados marcados por la emoción. Una experiencia digna de vivirla. Y ojo que los tipos llevan dos álbumes de altísimo nivel a la fecha, por lo que habrá que ver hacia por donde van los tiros en el futuro, que la vara está altísima. 

¿Canciones? 'Harbingers', 'Crumbling pillards of a tranquil mind' y 'Adrift, beneath the listless waves'.

8,5 / 10
¡Excelente!

viernes, 22 de septiembre de 2023

Godflesh: Purge (2023)

 "Un viaje en el tiempo..."

Para bien y para mal, oír el más reciente álbum de Godflesh es sentirte en otra época, es viajar en el tiempo unas dos a tres décadas atrás. Y es que fieles a lo suyo, el dúo inglés liderado por Justin Broadrick (que acá vuelve a componerlo todo) insiste en sostener la bandera del más primitivo metal industrial, uno que ayudaron a construir desde sus cimientos a fines de los años ochenta, pese a que el crédito se lo acabaron llevando otros (Ministry o Nine inch nails básicamente). En palabras de ellos mismos, un álbum como Purge se encuentra emparentado con su joya noventera Pure (1992), disco que el año pasado cumplió treinta años de existencia, los cuales fueron celebrados con gira + lanzamiento oficial de un álbum en vivo. Y bastante de ello efectivamente hay en los cuarenta y tres minutos que componen Purge, ese sonido oscuro, duro, golpeado, de estructuras repetitivas y guitarras punzantes está presente a lo largo de un trabajo que no se anda con medias tintas y se propone de comienzo a fin el internarnos en atmósferas que oscilan entre la rabia, el dolor y el pesimismo.  

Desde un comienzo entonces, mediante el tridente armado por 'Nero', 'Land lord' y 'Army of non', Godflesh se lanzan con fuerza a verdadero un loop industrial, ese sonido que da vueltas y vueltas utilizando riffs hipnóticos que se replican sobre alguna base programada mientras la voz de Broadrick reitera un concepto una y otra vez. Sin ir muy lejos algo como 'Lazarus leper' repetirá un depresivo "The same / No sense / Nothing makes sense" durante seis minutos haciendo gala de un notable manejo de los ambientes, siendo 'Permission' o 'The father' dos pasadas que rompen de alguna forma la línea monocorde del álbum, la primera por acercarse más a la electrónica mientras que la segunda por hacer uso de voces limpias en lugar de los clásicos gritos desesperados del vocalista.

En la recta final el disco irá muy, muy abajo en cuanto a las emociones, sumergiéndose en un pozo lúgubre y gutural en 'Mythology of self' para luego cerrar en total oscuridad con los ocho fascinantes, tristes y melancólicos minutos de 'You are the judge the jury and the executioner', finalizando así un álbum tremendamente franco, a momentos desgarrado y que responde unicamente a los parámetros alternativos que Godflesh ha defendido durante toda su carrera. Lo dicho, que para bien y para mal, sin ningún afán por "sonar modernos" ni mucho menos vanguardistas, siguen siendo ellos mismos. Se les oye muy conscientes de que ellos ya hicieron lo suyo, pero vaya que se les necesita...

¿Canciones? 'Nero', 'Land lord' y Mythology of self'.

7,8 / 10
¡Muy bueno!

miércoles, 20 de septiembre de 2023

Jeromes Dream: The Gray In Between (2023)

 "Recuperan parte de su esencia.."

Tras presentarse por allá por comienzos de siglo con un bicho raro de proporciones como Seeing means more than safety (2000), un álbum de tan solo catorce minutos de duración compuesto por piezas caóticas que rondaban el minuto, seguido de su símil Presents (2001), los norteamericanos de Jeromes dream decidieron dejarlo. Cosa curiosa eso si: para sorpresa de varios, regresaron veinte años más tarde convertidos en prácticamente otra banda. Su tercer trabajo LP (2019) fue algo que se acercó bastante a lo que tradicionalmente conocemos como "un álbum", es decir: un conjunto de canciones que rondaban los dos minutos, conformando un total que superaba los treinta y que individualmente contaban con una estructura relativamente reconocible. El problema con dicho disco estuvo en que la banda renunciaba a prácticamente todo lo que les caracterizó en sus inicios, y aquel sonido que abrazaban tampoco sonaba convincente. Fuera de la duración de las canciones, Jeromes dream regresaban con interpretaciones limpias (y planas) en todo sentido, sin gritos ni emocionalidad. Todo demasiado controlado para una banda que alguna vez fue solo caos, por lo que la decepción fue enorme y la recepción fría. 

Todo parece indicar que los tipos han aprendido la lección por lo que cuatro años más tarde regresan con un The gray in between, un trabajo que parece ir en búsqueda (en fondo más que en forma) de la esencia que empapó los primeros trabajos de la agrupación, aunque ojo, tampoco recurriendo al auto plagio porque acá no encontramos el completo caos ni la vanguardia estructural que proponía Seeing means more than safety, si no más bien una recuperación del screamo con un Jeff Smith que retoma los gritos desaforados y alaridos en las interpretaciones, esto en el contexto de canciones de dos minutos bastante golpeadas, emocionales y explosivas. De esta manera, durante un poco menos de media hora Jeromes dream entregan un continuo donde cuesta diferenciar momentos y mucho sentido no tiene destacar canciones en particular pues todo responde a un estado bastante regular, acelerado y dramático. 

Hay pequeñas cosillas que escapan a la norma, como los pasajes melódicos que expresa algo como 'Pines on the hill', el tema más extenso del disco (3:59) y donde se nota la influencia de Jack Shirley en la producción (es quien ha estado tras todos los discos de Deafheaven) o las estrofas sostenidas por el bajo de 'AAEEAA', sin embargo, son solo pequeños momentos para un álbum cuyo objetivo está centrado en expresar un desate emocional por sobre cualquier tecnicismo, algo que también se ve reflejado en como suena el disco, sucio, rústico y ruidoso (a mi la producción no me ha gustado, hay que decirlo). 

El principal mérito que encuentra The gray in between es el lograr recuperar cierta esencia de la banda y mejorar desde ahí la experiencia respecto a lo que fue el antecesor, pero tampoco es que acá se proponga algo demasiado atractivo o alentador. Mejoran respecto a si mismos, ni más ni menos. 

¿Canciones? Lo dicho, no tiene sentido destacar alguna en particular.

6,5/ 10
Cumple y algo más...

viernes, 15 de septiembre de 2023

Outer Heaven: Infinite Psychic Depths (2023)

 "Señales de crecimiento..."

A día de hoy, en el mundo de la música extrema hay demasiado donde escoger y deleitarse, de ahí que el debut de Outer heaven cinco años atrás con Realms of eternal decay (2018) no llamase demasiado la atención. Aquel fue un trabajo correcto que hacía gala de un death metal bastante oscuro y directo (diez breves canciones en media hora), aunque también de manual por lo que había que ver si para un segundo álbum entregaban el esperable "más de lo mismo" o daban un salto hacia algo más interesante. En dicho sentido, el que se hayan tomado un tiempo considerable para una nueva entrega habla de cierta consciencia por parte de la banda en tener que mostrar algún avance, lo cual efectivamente se corrobora en Infinite psychic depths, tanto en términos de extensión como diversidad. 

En efecto, en el segundo álbum de Outer heaven encontramos once canciones pero varias de ellas sobrepasan los cinco o incluso seis minutos de duración, llegando como conjunto a los cuarenta y cinco. Desde ahí, ya tenemos propuesta. Luego, lo musical apunta a un death más acelerado que trabaja por lo general estructuras en velocidad, dejando de lado esos tiempos lentos y pesados que poblaron buena parte del debut. No dejarán de sonar cosas bastante clásicas acá, como esa frenética partida con 'Soul remnants' (la voz de Austin Haines... un manjar, sobre todo en esas estrofas finales), 'Fragmented suspension', 'Drained of life' o  'Liquified mind', donde la banda jugará constantemente con los tiempos pero manteniendo siempre el pie puesto en el acelerador y entre fraseos que muestran claras influencias de leyendas como Cannibal corpse o Deicide

Sin embargo, el paso adelante en Infinite psychic depths está en esos momentos donde la banda deja espacio a jugar más con su sonido, ocurre por ejemplo en 'Pillars of dust', tres minutos que proponen un melódico groove que coquetea con aceleraciones más caóticas e incluso incorpora exclamaciones limpias a medio tema que corren por parte de J.R Hayes (Pig destroyer). Todo un freakerío. En el nudo del disco aparecerá un tema bastante tradicional como 'Unspeakable aura' pero que en sus dos minutos finales sabrá incorporar unos coros femeninos generando oscuras atmósferas mientras que 'Rotting stone / D.M.T' hará lo propio cerrando con un pasaje instrumental. 

Ciertamente con 2/3 del disco ya concretado y las cartas sobre la mesa, en la recta final el álbum se dedicará a cumplir haciendo gala de ese metal áspero y putrefacto que la banda tan bien sabe desarrollar, cerrando así un segundo trabajo que muestra señales de crecimiento respecto al debut y sitúa a Outer heaven como una propuesta a seguir teniendo en cuenta. Brutalidad y visceralidad en el sonido les sobra, técnica ni hablar, solo falta ver hacia donde irán llevando esto.

¿Canciones? 'Pillars of dust' y 'Rotting stone / D.M.T'

7,5 /10
¡Muy bueno!

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Incantation: Unholy Deification (2023)

 "Fórmula consolidada..."

Voy a realizar una pasada por algo del metal que ha visto luz en estos meses, así que agárrense...

Comenzando con Incantation y su álbum número trece, una máquina death bien pulida, oscura y podrida que se niega dignamente a entregar sus banderas. En su camino, fue en la pasada por Dirges of elysium (2014) + Profane nexus (2017) cuando la banda dio el paso hacia una producción algo más "limpia" y un sonido que se alejaba un tanto del death caótico y putrefacto de sus primeras dos décadas para bajar un tanto los tiempos, volviendo levemente más accesible su sonido sin sacrificar jamás identidad. Sect of vile divinities (2020) confirmó dicha fórmula encontrando un equilibrio notable, el cual vuelven a corroborar en Unholy deification, una nueva dosis de oscuridad por parte de una banda que no juega a las medias tintas con su propuesta. 

Como dato curioso, Unholy deification (con portada a cargo del mítico Eliran Kantor) puede revisarse de dos maneras, ya sea en el orden que musicalmente se propone o siguiendo los números en romano que se muestran en los títulos, esto para comprender mejor el concepto del álbum, ligado totalmente al ocultismo en esta ocasión (les dejó acá el playlist que armé por si alguien quiere oír de esta forma el álbum). Se entiende, sin embargo, el que hayan privilegiado lo musical por sobre el concepto pues siguiendo la lista de la segunda manera serían varios temas lentos los que se oirían en la primera parte del álbum, volviéndolo algo difícil de seguir. En lugar de esto la banda ha optado por armar un conjunto que abre prácticamente no regalando tregua al oyente, apostando por la efectividad, para luego ir dejando momentos a marcadas bajadas de revoluciones. 

De esta forma, abren con todo mediante el tridente armado por 'Offerings (The swarm) IV', 'Concordat (The pact) I', que es todo un hitazo con esos quiebres bastante reconocibles, y 'Chalice (Vessel consanguineous) VIII', construyendo unos minutos iniciales que apuestan por la brutalidad del sonido  aunque en el camino irán regalando respiros. Más adelante el álbum continuará esta senda, ya sea en la breve 'Invocation (Chthonic merge) X' o 'Megaron (Sunken chamber) VI', deteniendo el paso en contados momentos, acercándose al doom metal con secciones densas y espesas en  'Homunculus (Spirit made flesh) IX' (una fascinante joyita del disco, de lo más interesante de este con sus atmósferas) + 'Altar (Unify in carnage) V', o derechamente yendo abajo en los tiempos en cosas como 'Convulse (Words of power) III' o 'Circle (Eye of ascension) VII'.

De esta forma, en su más reciente disco Incantation tienden a repetir la fórmula de su antecesor, entendiendo perfectamente donde juegan hoy en día y sosteniendo a tope el estatus de banda leyenda que son, manteniendo quizás un perfil más bajo respecto a pares como Cannibal Corpse o Morbid angel, pero no menos meritorio. 

¿Canciones?  'Concordat (The pact) I' y 'Homunculus (Spirit made flesh) IX'.

8 / 10
Excelente.

lunes, 11 de septiembre de 2023

Soen: Memorial (2023)

 "Estancamiento que asusta..."

Mirado a distancia, Lykaia (2017) fue el álbum con que Soen comenzaron a dar pasos en serio en búsqueda de una identidad, demasiado marcada por el sonido de Tool en sus primeros dos álbumes. El rock de la banda, que comenzó a mostrar cosas de Opeth (el más suave evidentemente) o Steven Wilson en el marco de un sonido con marcadamente más melódico, encontró luego en la excelente pasada por Lotus (2019) + Imperial (2021) ese reconocimiento mediático y popular siempre necesario como para avanzar con mayor confianza. En ese camino, sin embargo, un álbum como Memorial huele por primera vez en su carrera a estancamiento, uno que incluso asusta. Y es que dicho en simple: para un disco continuista ya teníamos a Imperial y quizás lo que esperábamos para un sexto álbum de la banda era que se tomasen algo más de tiempo con el fin de entregar un trabajo que efectivamente los situase en otra liga. A diferencia de esto la banda ha optado por no dejar que el plato se enfríe y empujar el carro con un "más de lo mismo" descarado. El objetivo es uno solo: mantener la base de fans y así poder seguir en gira. ¿Válido? Absolutamente. ¿Pobre en materia de resultados? También.

La extensión de los álbumes de Soen viene dando señales respecto a por donde van los tiros para la banda. En el caso de Memorial hablamos de diez canciones en cuarenta minutos de música, es decir, cuatro minutos por canción, menos que los cinco que promediaba Imperial y los seis de Lotus. ¿Es que necesariamente canciones más largas implican mayor calidad? No, para nada, pero el fenómeno si te habla de piezas con menos vueltas y por ende, también predecibles. Hay casos patéticos en esta lista, sobre todo en la segunda mitad del álbum, inundada por cosas sosas a más no poder como 'Memorial' (la canción) o 'Incendiary', a la que ni siquiera su simpático trabajo de batería y exquisita producción alcanza a salvar del letargo. Antes de estas habrá sonado una seguidilla que constantemente quiere pero no puede, o derechamente no quiere. A destacar lo que hacen en 'Violence' , en las guitarras de 'Fortress' o casi en el cierre con 'Icon', los únicos momentos del disco donde se huele algo de mal rollo, sin embargo todo lo demás estará embalsamado por una ausencia de riesgo que espanta. 

'Sincere' cuenta con una partida muy similar al 'The grugde' de Tool (aunque evidentemente sin todo lo demás que engrandeció a los de Maynard James Keenan) pero prontamente se volverá un tema dramáticamente meloso y poco agraciado, lo mismo que el pop descarado de 'Unbreakable' o baladas forzadas en el álbum de tanto en tanto como 'Hollowed (Elisa)' o 'Tragedian', cual de las dos más flojas.

La sensación tras oír Memorial es que Soen han tocado techo, no en 2023 sino que cinco años atrás. La incógnita por tanto es verificar si desde ahora se transforman en una banda de rock/pop que replica este tipo de cosas, apuntándole de vez en cuando, o intentan ir por más haciéndose cargo de las expectativas que alguna vez generaron. 

¿Canciones? 'Violence', 'Fortress' y 'Icon'.

6/10
Bueno, cumple.


Otras reseñas de Soen:

viernes, 8 de septiembre de 2023

Kataklysm: Goliath (2023)

 "Lugares comunes..."

Ocho años atrás escribí acá respecto a Of ghost and gods (2015) de los canadienses Kataklysm y mi sensación fue la de estar ante un álbum plano, monótono y que planteaba bastante poca novedad respecto a lo que venían haciendo en discos anteriores. Mi desmotivación con el trabajo llegó al punto de que los siguientes Meditations (2018) + Unconquered (2020) ni siquiera los escuché demasiado, de hecho, no fueron reseñados acá en el blog. En ese intertanto, sin embargo, fue que supe de Ex Deo, el proyecto alternativo de Maurizio Iacono, y grata sorpresa me llevé con el experimento histórico/sinfónico de The thirteen years of Nero (2021), por lo que ante la noticia de la publicación de Goliath decidí volver a Kataklysm, con la esperanza de encontrar algo más de apertura en su sonido... cosa que lamentablemente no ha ocurrido.

Siendo claros, Goliath (de notable portada, hay que decirlo) no es en absoluto un mal disco, este contiene todos los elementos que vienen caracterizando el sonido de Kataklysm durante los últimos quince a veinte años, es decir, ese machaque incesante que se evidencia en una canción como 'Die as a king' (donde la batería suena más maquinal/industrial que nunca), 'The redeemer' o 'From the land of the living to the land of the dead', además riffs de peso marcados por las siete cuerdas de Jean Fracois Dagenais (quien también ha hecho acá de productor) en 'Goliath' (la canción) o 'Dark wings of deception', esta última la única que escapa de la norma general del disco, ralentizando los tiempos para ir acelerando cuando el tema lo pide y trazando un camino interesante en cuanto a atmósferas. Ojalá el trabajo hubiese ido más en esta dirección.  

El problema aparece, sin embargo, cuando hilamos un poco más fino. Canciones como 'Bringer of vengeance' o 'Combustion' no están mal pero echan mano a un groove metal bastante tradicional (similar a lo que suena en cualquier disco de Soulfly, por ejemplo) al punto de que podrías intercambiar el riff de una con otra sin alterarlas demasiado, lo cual habla de una falta de identidad preocupante. De igual forma, la recta final del disco, al quedarse sin ideas, acaba recurriendo a los mismos lugares comunes una y otra vez, por lo que la sensación de haberlo oído todo al quinto o sexto tema es potente. 

Lo dicho entonces, Goliath está lejos de ser un desastre, acá hay metal de peso y convincentes ejecuciones, sin embargo, la falta de ambición o herramientas por parte de Kataklysm es evidente. Los canadienses lucen estancados en un sonido que vienen repitiendo desde hace demasiados discos por lo que más allá de dos o tres canciones nos dejan sin excusas para escuchar demasiado sus álbumes. 

¿Canciones? 'Dark wings of deception'. 

5/10
Nada muy especial.


Otras reseñas de Maurizio Iacono
2021: The thirteen years of Nero (Ex Deo)
2015: Of ghost and gods (Kataklysm) 

miércoles, 6 de septiembre de 2023

U.D.O: Touchdown (2023)

 "Entregado a un sonido..."

Este hombre no para. Ya sea a cargo de U.D.O o mediante el reciente álbum de versiones que publicó en 2022, el alemán Udo Dirkschneider se las ha arreglado durante la última década para mantener a tope una actividad prácticamente incesante, al punto de venir entregando una publicación por año desde 2020 a la fecha. Funcionar de esta manera tiene, sin embargo, sus consecuencias, la principal guarda relación con una incapacidad para salir de una determinada zona de confort, en este caso ese característico heavy metal al que el alemán le ha sido fiel incluso desde sus tiempos en Accept. En este camino tuvimos pasada inspirada en aquel Rev-Raptor (2011) seguido de Steelhammer (2013) y deberíamos remontarnos luego a la excelente jugada sinfónica de We are one (2020) para mencionar un siguiente punto realmente alto en la carrera del vocalista. El resto ha sido enrular el rulo en base a álbumes más o menos correctos que no disgustan aunque tampoco impactan. Ahora, en esa línea Touchdown se muestra como un nuevo eslabón a destacar en la trayectoria del pequeño alemán, otro excelente de heavy que lo muestra particularmente iluminado, lo cual no deja de impactar considerando lo prolífica que ha sido su discografía.

Para su álbum número diecinueve Udo vuelve a trabajar con su hijo Sven en batería aunque suma al notable Peter Baltes (otro histórico de Accept), elementos que sin duda han aportado un toque innegable de frescura a la alineación, lo cual se traduce en un sonido que apela a los recursos de siempre pero ejecutados con tal buen tino que jamás en sus más de cincuenta minutos de duración alcanzan a cansar, incluso yendo de menos a más en medida que avanzan los minutos. 

Nos encontramos acá entonces con esa clásica cabalgata rock con tintes épicos en cosas como 'Fight for the right' (simpático el segmento de Mozart que han incluido) , 'Forever free' o 'Heroes of freedom', aceleraciones afiladas en 'Isolation man', 'Sad man's show' o 'Touchdown', momentos altamente melódicos en 'The double dealer's club' además de bajadas de tiempos en 'The flood' o 'Punchline', conformando así un disco que se deja oír sin problema alguno, que muestra a un vocalista empapado de lo que hace y en plenas facultades a la hora de entregar un trabajo, por sobre todo, honesto. En la lista, las guitarras de algo como 'The betrayer' (la mejor de todas para quien escribe) vendrían a ser de lo más innovador que suena en el álbum, pero ciertamente no hay quejas respecto al resto gracias al nivel regular que muestra en el canción a canción, fuera de una producción exquisita que muestra un sonido limpio y equilibrado.

El tiempo pasa y no perdona por lo que frente al dilema de detenerte a buscar mayor inspiración o simplemente disfrutar el momento, el alemán Udo Dirkschneider claramente ha optado por lo segundo. El resultado es una discografía robusta que ronda los treinta y cinco años de existencia donde prácticamente no encontramos disco malo, aunque tampoco señales de evolución. Touchdown es otro (gran) disco que cumple con los estándares del artista, es decir: un vocalista completamente entregado a un sonido, una portada simplona y feísima (las sanas costumbres se conservan) y un set de canciones potentes e interpretadas con cariño. ¿Se podría pedir algo más?.

¿Canciones? 'The betrayer', 'Touchdown' y 'Heroes of freedom'.  

7,8 /10
¡Muy bueno!


Otras reseñas de Udo:

domingo, 3 de septiembre de 2023

The Hives: The Death Of Randy Fitzsimmons (2023)

 "En su más pura esencia..."

Tras cinco álbumes de estudio, once años atrás la carrera de los suecos The hives pareció quedar estancada. Las razones son fáciles de asumir: aquella escena de rock garage que ayudaron a forjar a comienzos de siglo de pronto había quedado completamente en off side. Varios de sus pares daban coletazos de ahogado (Franz Ferdinand), otros quedaban en tierra de nadie (The strokes) y algunos derechamente habían dejado de existir (The white stripes). La banda de pronto quedó con poco y nada que decir tras un álbum como Lex hives (2012) por lo que la pausa resultó inevitable. El caso es que una década ha pasado desde ya, tiempo suficiente como para acumular un puñado de gratas canciones y volver a la carga, que es lo que han hecho en The death of Randy Fitzsimmons, entregándonos lo que sabemos pueden dar, sin medias tintas ni adornos, media hora de guitarras que van al hueso. Ni más ni menos.

Dinámicas frenéticas y aceleradas serán por tanto las que abundan en este nuevo disco de los suecos, regalando singles efectivos que rinden auto homenaje a sus mejores años, como 'Bogus operandi', la ramonesca 'Smoke & mirrors', 'Rigor mortis radio' o la sólida 'Two kinds of trouble', canciones donde la banda apelará a los distintos argumentos que han abundado en su carrera, entiéndase coros a varias voces, aplausos que llevan el ritmo o ese sonido sucio de guitarras tan característico. El problema (?) es que bastante de esto también lo podíamos oír en lo que fue Lex hives, por lo que cabe la legítima duda respecto a si el disco efectivamente responda a un ansia por entregar algo genuino o es una mera excusa para poder salir de gira (válido de todas formas, si de algo hay que vivir).

En el cierre del disco, entre el completo frenesí de cosas como 'The bomb' o 'Step out of the way' sonarán los teclados de algo como 'What did I ever do to you?', marcando el único momento en que el trabajo efectivamente apunta a salir del corral. ¿Insinuación respecto a por donde podrían ir los tiros en un futuro trabajo? (el título del álbum realiza referencia a la muerte de su ficticio principal compositor). El tiempo dirá. Por ahora nos quedamos con este correcto álbum que trae de vuelta a The hives en su más pura esencia, sin novedades ni sorpresas pero con un conjunto tremendamente efectivo.

¿Canciones? 'Bogus operandi', 'Rigor mortis radio' y 'What did I ever do to you?'

6,8 / 10
Cumple y algo más...