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miércoles, 2 de octubre de 2024

20 Años De... Slipknot: Vol 3 - The Subliminal Verses (2004)

 "Intento fallido..."

El siempre complejo tercer disco. Tras dos batacazos como fueron el debut de 1999 y el enorme Iowa (2001), había que ver por donde Slipknot trazaban líneas. ¿Más de lo mismo? ¿Reinvención? ¿Una pasada algo más comercial? ¿Un poco de todo? Lo cierto es que era complejo insistir en el salvajismo del sonido expuesto en 1999/2001 sin repetir el plato con descaro, pero por otro lado la banda necesitaba de alguna forma volver a impactar el mercado (al cual ya habían entrado de lleno, digámoslo) y convertirse definitivamente en un "cabeza de cartel" en los festivales. 

¿Cómo lograr esto sin perder su esencia marcada por la ira y violencia del sonido?. El desafío estaba instalado. De ahí la decisión de cambiar de productor, soltar a Ross Robinson para trabajar esta vez con Rick Rubin, esto seguramente en la búsqueda de alguien capaz de sacar a flote facetas del sonido de Slipknot no necesariamente ligadas al nu metal, esto además en el contexto de un género que para 2004 mostraba evidentes señales de agotamiento. En dicho sentido, este Vol 3: The subliminal verses es un álbum absolutamente marcado por su contexto. La banda debía congeniar una búsqueda musical con el espiral auto destructivo que continuaban viviendo sus integrantes en la interna, lo cual volvía particularmente compleja la tarea. Dado lo anterior, acabó siendo una especie de popurrí de momentos. 

Tenemos acá canciones que replican el "modelo Slipknot" de álbumes anteriores, como 'The blister exist', 'Three nil', 'Opium of the people', 'Welcome' o 'Pulse of the maggots' (donde incluso intentan meter un inédito solo de guitarra), todas piezas marcadas por la velocidad y versatilidad de Joey Jordison en batería, la guitarra de Mick Thomson (más grave que lo habitual en este álbum) y, por supuesto, los trabalenguas de Corey Taylor. Estas no están mal pero sinceramente no dan con el punto, fuera de que a todas les pesa el que a estas alturas Slipknot comienza a competir (y a perder) contra si mismos. Dicho en simple: para ir a este tipo de canciones ya está el homónimo + Iowa, por lo que la sensación de que la banda comienza a repetirse y dar vueltas es evidente, y ojo que este fenómeno es uno que acabó perpetuándose en la carrera de la banda con el correr de los años. 

Dichas pasadas directas son amenizadas a lo largo del álbum por pasadas más comerciales de coros reconocibles pero que también meten mano a fórmulas que la banda ya había trabajado. Me refiero a 'Duality' (un refrito de 'Left behing' de Iowa), 'Before I forget' (que emula en su partida el riff genérico de 'Loco' de sus pares generacionales Coal chamber) o 'Vermillion', las dos primeras transformadas a día de hoy en joyas de la corona para la banda (y que en cierto modo salvaron a este disco del completo olvido)A estas se sumarán cosas que definitivamente exploran fuera de la caja, como los momentos acústicos de 'Circle' o 'Vermillion, pt.2', que más allá de si gustan más o menos, lucen completamente fuera de contexto acá, esto a diferencia de la partida del disco a cargo de 'Prelude 3.0', la mejor apertura de un disco en la carrera de Slipknot y una que efectivamente funciona debido a las atmósferas oscuras e inmersivas que propone. Ojalá el disco hubiese tenido más de esto pues es realmente el único momento en donde la banda parece dar con la tecla. Ahora, del cierre con 'The virus of life' + 'Danger-keep away' mejor ni hablar, experimentos completamente olvidables.

A veinte años de distancia, Vol 3: The subliminal verses asoma como el comienzo del fin para Slipknot, digamos, en materia creativa pues sabemos que comercialmente efectivamente lograron transformarse en un cabeza de cartel. El disco metió un par de singles exitosos (que incluso a día de hoy figuran como las canciones más reproducidas de la banda en plataformas de streaming) y gracias a ello quizás hablamos del álbum décadas después, sin embargo, obviando esto, el trabajo fracasó en la tarea de mostrar una reconversión por parte de la banda. No es un desastre pero es poco lo realmente fresco e interesante que dejó y representa un bajón importante respecto a sus antecesores. Algo de terreno recuperarían en el futuro All hope is gone (2008), pero bueno, aquello será materia de futura discusión. En 2028 si es que la vida me acompaña...

¿Canciones? 'Prelude 3.0', 'Duality' y 'Before I forget'.

6/10
Bueno, cumple...


Otras reseñas de Slipknot:

lunes, 30 de septiembre de 2024

25 Años De... Slipknot: Slipknot (1999)

 "Derroche de violencia y frescura..."

Finalizando el Siglo XX el nu metal se había apoderado de la escena comercial, relegando a los viejos estandartes a un lugar completamente secundario al punto de que algunos se vieron en la necesidad de buscar cercanía con las nuevas tendencias para conservar vigencia (Max Cavalera, Ozzy Osbourne o Metallica, claros ejemplos) mientras que otros derechamente debieron replantear su presente para continuar existiendo (Iron maiden, Judas priest). En ese contexto, si hubo un disco que tomó lo mejor de ambos lados fue el debut de Slipknot, conectando el groove de Sepultura (el de Roots, obvio) con la violencia de Pantera, el dramatismo de unos Korn y los coqueteos con el hip hop propios de aquel metal que en aquel 1999 lucía moderno. De esta forma y de la mano de un salvaje Corey Taylor, el debut de los de Iowa es por sobre todo un disco agresivo que coloca a la dinámica cargada de ira por sobre cualquier otra cosa, algo que en su momento llamó la atención pues este sonido que efectivamente les acercaba a un metal más violento y "tradicional" vino a ocupar un vacío que ninguna otra banda de nu metal había podido llenar, quizás System of a down, sin embargo, hay que recordar que para 1999 estos aún no publicaban Toxicity (2001), que fue el disco que los catapultó a la eternidad. Y si a todo lo dicho agregamos el elemento imagen, es decir, esto de los nueve integrantes con overol + máscaras, que decir, el impacto en los adolescentes de aquella época estaba asegurado.

Yendo a la música propiamente tal, el álbum declara intenciones de inmediato mediante '(sic)', con la batería versátil de Joey Jordison aportando salvajismo al sonido, el bajo de Paul Gray oyéndose con claridad (legado de Fieldy de Korn claramente), Corey Taylor vomitando sus trabalenguas que desde ahora se volverían legado propio y la tornamesa a cargo de Sid Wilson, armando un combo directo y efectivo que derrocha una incesante energía. En una línea similar se moverán cosas como 'Eyeless' o 'Surfacing', ambas canciones breves de dos a tres minutos intercaladas de manera inteligente por otras que efectivamente sonaban algo más comerciales con un estrofa/coro plenamente reconocible, como el hitazo 'Wait and bleed', con un Taylor gigante que da muestras de un desplante vocal extraordinario haciendo los guturales y las voces limpias (todo en velocidad), o 'Spit it out', una donde la influencia del Sepultura/Soulfly más groove se hace muy evidente. 

El nudo del disco estará armado por una jugarreta caótica cuasi instrumental como 'Tattered and torn' (demasiado extensa quizás), el interludio 'Frail limb nursety' y la oscura 'Purity', que como dato curioso fue objetada por temas de derechos de autor por lo que la banda decidió sustituirla en una futura edición por 'Me inside'. Ambas (tanto 'Purity' como 'Me inside') cuentan con la particularidad de exponer la clara influencia de Korn en ciertas atmósferas fuera de contar con un Corey Taylor que canta abiertamente limpio en los coros, una idea que en discos futuros se replicaría bastante y que en este mismo aparecerá más adelante en 'No life'

Ya entrando en su recta final el disco pecará donde pecaban gran parte de los álbumes de los noventa: demasiados temas y esa tendencia a que los discos ser extensos. Se retomará por tanto la línea directa y efectiva entre canciones breves como 'Liberate', 'Diluted' u 'Only one', rescatadas estas por la versatilidad de Joey Jordison pero bastante monocordes en general, de hecho, los experimentos 'Prosthetics' o el cierre mediante 'Scissors' suenan como lo más llamativo de toda esta pasada, siendo esta última un cierre impecable (nuevamente con Corey Taylor emulando los gruñidos y quejidos de Jonathan Davis) y la única que se alarga en el disco (supera los siete minutos) pero justificándose gracias a su estructura creciente y desesperante. 

El debut de Slipknot funcionó en 1999 como una descarga de energía a ratos incontenible, matizada con uno que otro guiño comercial más algunos pasajes experimentales dignos de atención. Con un nu metal en pleno auge el álbum representó un baño de frescura, el cual se complementó un par de años más adelante con el brillante Iowa (2001). Evidentemente este fenómeno resultaría a futuro difícil de replicar por lo que con los años la banda entraría en un espiral marcado por la irregularidad, sin embargo, la grandeza de sus primeros años les ha permitido extender una carrera por incluso veinticinco años. Y merecido lo han tenido... 

¿Canciones? '(sic)', 'Wait and bleed', 'Purify' y 'Scissors'.

9/10
Brillante.

sábado, 5 de noviembre de 2022

Slipknot: The End, So Far (2022)

 "Solo intentonas..."

Si hay algo que viene marcando la carrera de Slipknot desde hace rato, es la irregularidad. De un buen tiempo a la fecha sus discos pareciesen ir y venir, a veces cumpliendo (.5 The Gray chapter, 2014) y en ocasiones bajando el nivel dramáticamente (We are not your kind, 2019), lo cierto es que aquellos tiempos en que sorprendieron mediante sus dos primeros álbumes lucen cada vez más lejanos y desde entonces la banda no parece sino unicamente haber administrado el éxito. Si a eso agregamos el que la tragedia se ha ensañado con ellos (Paul Gray, Joey Jordison), que decir, el asunto luce confuso por todos lados. En dicho contexto, The end, so far transmite ganas por dar pasos hacia adelante mediante un conjunto que pretende ser diverso y dar muestras de las diferentes ideas que Corey Taylor tiene en mente para este Slipknot actual, sin embargo, recalco el "pretende", pues verdad sea dicha, el séptimo disco de la banda no llega mucho más allá de las ganas...

De la mano de Joe Barresi en producción, son doce canciones en casi una hora las que nos entregan esta vez y ahí la banda intenta matizar sus canciones típicas con otras más calmas y reflexivas, generando un equilibrio que es agradable, se deja oír... pero no impacta. Dicho en simple, cosas como 'The dying song (Time to sing)' o 'The chapeltown rag' funcionan, las cual no escapan al clásico combo que Slipknot propone, es decir, estrofas violentas seguidas de coros melódicos. En la misma línea 'Have mint' + 'Warrant' continúan dando muestras de una fórmula que a estas alturas luce inagotable, mientras que 'H377' se anota como la mejor del disco al emular de buena forma los inicios de la banda y por cierto, ser la única TODO el álbum que realmente conecta con la ira. 

La otra cara de The end, so far se compone por canciones de una vibra mucho más baja, relatos de Corey Taylor que van en busca de atmósferas oscuras y emocionales, el problema es que por lo general no logra su objetivo, quedando a medio camino en temas extensos como 'Aderall' o 'Medicine for the dead', que apuestan a ser ejes dentro del disco pero no hacen sino evidenciar el estar compuestas con demasiado cerebro y muy poco corazón. Dicho en simple: no hay desgarro acá, simplemente no te crees el drama que se supone quieren transmitir. Algo similar ocurre en 'Yen', que se deja oír pero jamás te golpea, y también en 'Acidic' (aunque de esta rescato el solo, que aporta y funciona). Y del resto, poco que decir, 'Heirloom' es Stone sour por donde se mire y los diez minutos finales con 'De Sade' + 'Finale' son absoluto tedio y relleno, cerrando así un disco que claramente muestra lo mejor que tiene en su primera mitad para luego desgranarse dramáticamente entre intentonas que no parecen ir hacia algún lado.

Se aprecian las ganas de Corey Taylor y compañía por sacar del estancamiento a Slipknot pero ciertamente no lo logran. The end, so far si por (pocos) momentos funciona es cuando recurre a los temas marca de la casa pues cuando intentan salir de la zona de confort no hacen si no evidenciar una falta de talento enorme (digámoslo como es) para saber encontrar la intensidad necesaria que requieren este tipo de canciones. Como sea, otro intento fallido. Y ya van... 

¿Canciones?  'The chapeltown rag' y 'H377'.

5/10
Nada muy especial...


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lunes, 4 de octubre de 2021

20 Años De... Slipknot : IOWA (2001)

 "Descarga de furia incontestable..."

Si existió una banda capaz de interpretar a la perfección la vibra nu metal a fines de los noventa, esa fue Slipknot con su debut de 1999, un disco que golpeó la mesa dentro del génerorabioso en sus formas y fondo, un disco de sonido violento y que supo alejarse de cosas más comerciales y melosas que estaban sonando por ese entonces (ejem... Linkin park, Papa Roach, Limp bizkit). Dicho en simple: el álbum debut de Slipknot efectivamente sonaba y olía a metal. Y en esta misma línea, para su segundo álbum la banda se propone distanciarse más aún de los referente comerciales, y a esa tarea se entregan con Ross Robinson nuevamente en la producción, quien entendía bien por donde iba esta movida pues venía de producir a Sepultura (Roots de 1996), el debut de Soulfly, los dos primeros discos de Korn y a los mismos Limp bizkit. Toman entonces una primera sabia decisión respecto al sonido de la banda: prácticamente suprimen la tornamesa (salvo uno que otro pasaje) y se centran en su arista más agresiva, canalizando además con esto un aspecto no menor a considerar: el que la banda internamente vivía su peor momento. Y es que tras el éxito del debut, los integrantes de Slipknot pasaban por su momento más auto destructivo y caótico, con un abuso severo de alcohol y drogas, lo cual confabuló en la génesis de un álbum intenso, violento pero que definitivamente catapultó a la agrupación directo a otra categoría.

En dicha línea, la descarga de energía que el álbum propone es inmediata, marcada por un machaque incesante por parte de un Joey Jordison extraordinario en batería (ya en el debut había sonado impresionante) y un Corey Taylor furioso en las vocales, manejando el cambio de registro de manera magistral, abriendo en completo descontrol en cosas como 'People = shit', 'Disasterpiece' (una donde se acercan al groove de Soulfly) o 'Everything ends', todas dispuestas a no dejar títere con cabeza, pero entregándose también a las melodías en las notables 'My plague' o 'The heretic anthem'. Lo cierto es que el álbum en su primera mitad es un continuo que funciona perfecto, una descarga dispuesta a volarte el cerebro canción tras canción y donde todo fluye. 

Tal como hicieron en el debut, en IOWA abren el álbum con una introducción que anticipa el desate y a medio álbum instalan otra pausa en 'Gently' (tema donde aparece la tornamesa), pero a partir de aquí se disparará una cara b que nuevamente se centrará en la agresividad del sonido, partiendo por 'Left behind', donde juegan de manera maravillosa con la dualidad limpio/gutural en la vocales, creando un neo clásico incontestable, a la cual le seguirá una directa y efectiva 'The shape'  y luego una pasada que conecta con los inicios de la banda, 'I am hated' (que suena bastante al debut de 1999) + 'Skin ticket', seis minutos en donde la banda ralentiza su sonido y suenan más Korn que nunca, incluso con Corey Taylor disfrazándose de Jonathan Davis en los lamentos. Aparece acá quizás el único defecto que se le puede achacar a IOWA, y que lo priva ciertamente de ser una obra maestra, y es que el disco debió terminar ahí, en 'Skin ticket', sobre todo considerando el que era el tema más extenso del álbum y que exploraba atmósferas diferentes a todo lo anterior. No se entiende que tras esta retomen con dos canciones directas como 'New abortion' y 'Metabolic', y menos ese cierre de quince minutos a cargo del tema homónimo, un freakerío totalmente innecesario. 

Con todo, a veinte años de su publicación IOWA de Slipknot aparece, junto a White pony de Deftones (que si es un 10/10), como el álbum mejor logrado que nos dejó la (breve) historia del nu metal. Una descarga de ira como pocas y que sentó precedente para una banda que a partir de 2001 se transformó en un referente del metal contemporáneo. Habrá quienes afirmarán el que jamás Slipknot logró volver a sonar de esta forma ni superar este nivel (cambiaron a Ross Robinson por el sobre valorado Rick Rubin, craso error), y probablemente tengan razón, sin embargo, da igual, el infierno ya estaba ganado...

¿Canciones? 'People = shit', 'My plague', 'Left behind', 'Everything ends'.

9/10
Brillante.


Otras reseñas de Slipknot:

sábado, 17 de octubre de 2020

Corey Taylor: CMFT (2020)

 "Palos de ciego..."

El que Corey Taylor intente escapar del sonido de su banda madre me resulta un ejercicio perfectamente comprensible, mal que mal, todos cambiamos, existen otras inquietudes musicales y algo no menor en el caso de los vocalistas: las gargantas se desgastan. Por tanto, ya sea por motivación personal o forzosa, se entiende el que Taylor lleve un buen tiempo intentando probar caminos fuera de Slipknot. En esta búsqueda, el hombre tanteó terreno durante dos décadas junto a Stone sour aunque el proyecto nunca pareció tomarse tan en serio como en 2012/13, años donde el vocalista volcó todas sus fuerzas en los ambiciosos House of gold & bones (1 y 2), tras el cual (dada la tibia recepción recibida) acabó derivando en ese callejón sin salida titulado Hydrograd (2017), luego, al ya haber agotado los cartuchos con Slipknot tanto en .5 The Gray chapter (2014) como en We are not your kind (2019), no quedaba otra que recurrir al viejo recurso del álbum en solitario. En este sentido, él sabrá si sus recientes declaraciones afirmando que este es el álbum que más ha disfrutado grabar desde el debut de Slipknot son ciertas o algo que simplemente "hay que decir", pero sea como sea, el problema de todo este ir y venir es que la jugada para este 2020 luce tremendamente forzada, y aquello se transmite en los casi cincuenta minutos de CMFT (Corey mother fucker Taylor, ok...), un álbum confuso de comienzo a fin y que definitivamente no funciona en ninguno de sus sentidos. 

Y es que repito, independiente de que los álbumes de Stone sour hayan funcionado (que no lo hicieron), al menos lucían honestos. CMFT no es el caso, un disco que dispara hacia todos lados para acabar siendo nada. Que abre en plan rock & roll con una dinámica 'HWY 666' que desemboca en el single 'Black eyes blue', en una pasada que sin ser demasiado cumple con al menos sonar contagiosa. Rápidamente, sin embargo, el álbum adoptará un tono country que lo empantanará por completo, y no por la exploración sino porque todo suena vacío y completamente intrascendente, canciones como 'Samantha's gone', 'Meine lux', 'Halfway down' se suceden y nada pasa, luego una balada como 'Silverfish' que suena dramáticamente correcta. Y así, rock inofensivo y poco inspirado en un álbum donde los ingredientes parecen estar bien puestos, la producción acompaña y vocalmente Taylor cubre de sobra cada nota pero el conjunto carece de lo más importante: magia. Y eso que aún no llegamos a 'CMFT must be stopped', donde pareciese que el vocalista intenta tributar a los peores Limp Bizkit

Poco resta acotar frente a un disco que no hace sino confirmar que por más agotado que pueda sonar Slipknot tras todos estos años, ahí es donde mejor hemos oído a Corey Taylor. Veinte años intentando demostrar que es más que el niño molesto tras una máscara y lo cierto es que cada vez le va peor...

viernes, 16 de agosto de 2019

Slipknot: We Are Not Your Kínd (2019)

“Dramáticamente estancados...”

Lo mencionaba cinco años atrás frente a la edición de .5: The Gray chapter: para Slipknot el estancamiento llegó demasiado pronto. Sin ir más lejos, exceptuando los dos primeros álbumes de la banda, el resto de su discografía ha seguido una tendencia predecible, oscilando entre momentos a veces mas/a veces menos agresivos pero siempre respondiendo a patrones dispuestos a mantener a la fanaticada satisfecha. El caso es que con We are not your kind, sexto álbum de los norteamericanos, el asunto dispara a donde mismo quizás con la excepción de ciertos pasajes que a lo largo del disco entregan momentos experimentales (digamos, para lo que es Slipknot) con resultados tan extraños como fallidos.

Sin ir más lejos el álbum abre, tras una intro gospel que se hace algo eterna, de manera directa con una serie de golpes que apuntan al mentón. Ahí ‘Unsainted’ o ‘Critical darling’ funcionan gracias al mix vocal marca de la casa que suele trabajar Corey Taylor mezclando sus (ya) clásicos trabalenguas en las estrofas con coros melódicos/pegajosos, pero de igual forma otras como ‘Birth of the cruel’ o ‘Nero forte’ no dejan absolutamente nada en el recuerdo y simplemente transcurren sin pena ni gloria. Entre todas estas sonará un puente semi instrumental de un minuto titulado ‘Death because of you’ la cual anticipará cierta intencionalidad con que cuenta este disco, la de bajar cada cierto tiempo las revoluciones entregando pasadas más íntimas y exploratorias. En esa línea es que entrando en el nudo del disco aparece ‘A liar’s funeral’, una pesada y oscura pieza que sin estar del todo mal se entrampa en las propias limitantes de Slipknot, una banda que no logra/no sabe generar alzas de intensidad en su música por lo que únicamente deja correr el sonido sin encontrar ningún momento que emocione verdaderamente.

Como era de esperar, tras una lenta debe venir el headbanging, por lo que ‘Red flag’ abrirá la segunda parte del álbum pero nos la adelantamos, aquí no hay nada nuevo, sin embargo, quien diría que lo peor estaría por llegar. Y es que la banda intercala durante toda esta pasada temas rápidos y monótonos (‘Orphan’, otra que bien baila) con otros dramáticamente mal logrados. Ahí ‘Spiders’ + ‘My pain’ no se entiende que pretenden con más de quince minutos flojísimos y repetitivos, en un intento por entregar momentos lúgubres pero cuyas atmosféricas definitivamente no han sabido trabajar.

A estas alturas el cierre ya da igual, queremos que el disco acabe, por lo que ‘Not long for this world’ + ‘Solway firth’ son un mero trámite. La primera es una balada (si, otra más) mientras que la segunda ametralla con su velocidad (es la mejor del disco por cierto) intentando hacer olvidar lo vivido previamente pero no, que no es posible. 

We are not your kind se matricula como el peor disco en la carrera de unos Slipknot que por más que disco a disco cambien sus simpáticas máscaras desde hace mucho no pasan de ser una caricatura de si mismos y esta vez han entregad un álbum que deambula entre lugares comunes poco convincentes y una serie de temas densos que lejos de emocionar entregan tedio sobre tedio. 


4 / 10
Malo.



Otras reseñas de Slipknot:

lunes, 10 de julio de 2017

Stone Sour: Hydrograd (2017)

"Funciona pero no hay sorpresas..."

Entre matrimonio y amante se ha estado moviendo Corey Taylor durante la última década. Y es que cuando todo pareció indicar que la llama de Slipknot se había consumido por completo (digamos, pasando 2008), el destacado vocalista decidió volcar sus energías sobre su proyecto de hard rock melódico, es decir, Stone Sour. En ese contexto que llegaron a nosotros los volúmenes 1 & 2 de House of gold and bones (en 2012 y 2013 respectivamente), los cuales entregaron uno que otro momento agradable pero siendo francos, más allá de poder disfrutar del tremendo desplante vocal de Taylor, el asunto no llego. El caso es que tras cuatro años de silencio vuelve Stone sour , precedido (¡era que no!) de una serie de declaraciones en donde el buen Corey aseguraba estaríamos frente a su mejor álbum desde el debut de Slipknot , lo cual, evidentemente no ha ocurrido...

Tiene sus momentos este Hydrograd, sin embargo, continúa pecando en su falta de sorpresa. Stone sour es Corey Taylor deambulando constantemente en el agresivo/melódico, enmarcando su música en estructuras tradicionales (estrofa/puente/coro), y de ahí no sale. Funcionan los aires a Metallica con que cuenta 'Taipei person /Allah tea', la oscuridad de 'Knievel has landed' o 'Hydrograd' (la canción), probablemente mi favorita álbum, pero entrando en el cuarto o quinto tema la verdad es que el álbum se entrampa en un rock & roll predescible y que pese a su diversidad (se suceden temas muy veloces como 'Fabuless' con medios tiempos agradables como 'The witness trees'), la sensación que tengo todo el tiempo es la de estar frente a un disco trabajado en un laboratorio. Sobre todo en la segunda mitad, donde abunda el relleno. 

El sexto álbum de Stone sour no está mal, probablemente mejora la experiencia respecto a sus antecesores y logra dejarnos tres o cuatro canciones destacadas más un puñado de correctas melodías, lo dicho, en términos individuales superar a cualquiera de los dos anteriores discos de la banda pero en el global continúa sin sostenerse completamente, eso además de reiterar lugares comunes una y otra y otra y otra vez...

6,5 / 10
Cumple y algo más...


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sábado, 1 de noviembre de 2014

Slipknot: .5: The Gray Chapter (2014)

Regreso a la altura de las exigencias.

Ocho años de silencio no es poca cosa, sobretodo para una banda de tan poco tiraje como fue Slipknot. Digámoslo: el "concepto" se agotó demasiado pronto. A diferencia de bandas como Deftones o Korn, a Slipknot no se le dio con facilidad el paso desde el numetal a lo que fuese (algo similar ocurrió con System of a down), de hecho, cuando tuvieron que demostrar que podían evolucionar e ir más allá de las buenas sensaciones dejadas por sus dos primeros álbumes, apareció el estancamiento, materializado en el discreto All hope is gone (2008). Tan así fue el asunto que Corey Taylor (voz y cerebro de la banda) decidió cambiar de rumbo y durante estos años lo hemos visto abocado a sus labores dentro de Stone sour (tres buenos discos han nacido desde entonces). A la crisis creativa se sumó en 2010 el lamentable fallecimiento de Paul Gray, lo cual llevó a muchos a dar por desintegrada a la agrupación, sin embargo, luego de un buen tiempo, aquel doloroso suceso acabó entregando a Taylor y compañía fuerzas suficientes como para retornar al estudio y grabar su quinto álbum, .5: The Gray chapter.

Era de esperar por tanto el que nos encontraríamos con un trabajo muy emocional y así ha sido, los tres minutos iniciales a cargo del monólogo "XIX" hablan inmediato de aquello. Posteriormente vemos por donde van los tiros en lo que a música respecta, un sonido muy directo, agresivo y que trae de regreso al Slipknot de álbumes como IOWA (2002) o Vol 3: The subliminal verses (2004). No hay sorpresas en ese sentido aunque todo fluye sin problemas. En ese sentido el álbum se hace fácil de disfrutar gracias a su versatilidad, pasa de la violencia de "Sarcastrophe" a los cambios de velocidad en "AOV", suena con mucho peso en "The devil in I", encuentra agradables fluctuaciones melódicas en "Killpop" para volver a recuperar dinámica en "Skeptic". Posteriormente, en el nudo del álbum se vive el mejor momento de este, el golpeteo incesante de "Lech" seguido por la oscuridad de "Goodbye" (para mi, el mejor tema del disco) acaban por convencer de que .5: The Gray chapter, sin ser un álbum deslumbrante cumple de sobra frente a las expectativas. 

Con el objetivo cumplido la recta final del álbum solamente redunda dentro de un sonido que a estas alturas posee sello propio, pero aún así nos encontramos con momentazos de primer nivel, es el caso de la golpeada "Custer" o la agresiva "Negative one". Entre estas sonarán "The one that kill the least" y el cierre del álbum a cargo de "If rain is what you want", dos que tienden a recordar un tanto el sonido melódico y oscuro del proyecto paralelo de Corey Taylor,  Stone Sour. Por cierto, es imposible comentar este álbum sin realizar mención a la destacada labor del vocalista, quien pasa de gritos guturales a interpretaciones más limpias sin problema alguno, entregando con esto un notable resultado. 

El quinto álbum de Slipknot no sorprende pero si cumple de sobra. No hay sorpresa ya que todo lo que acá se trabaja ya lo habíamos oído en el pasado de la banda, sin embargo me atrevería a afirmar que nunca lo habíamos recibido de manera tan compacta. El disco funciona de comienzo a fin, jamás agota y encuentra varios momentos de excelencia. ¿Tendremos más Slipknot en un futuro cercano? ¿Tendremos que esperar otros seis años o esto definitivamente llega hasta acá? La incógnita queda en el aire, ahora, .5:The Gray chapter, como álbum de despedida reconozcamos que funcionaría bastante bien...

7 / 10
Muy bueno.

martes, 26 de agosto de 2014

Adelantos: Slipknot


En lo personal no espero demasiado del nuevo álbum de Slipknot, quienes tras seis años de silencio regresarán a las pistas este 21 de octubre con el que será su quinto álbum: .5: The grey chapter. No es que me parezcan una mala banda pero si los he percibido siempre algo sobre valorados, pese a que tanto Iowa (2002) como Vol 3: subliminal verses (2004) deben ser dos de los buenos discos que nos dejó la pasada década. 

Es probable que Vol 3: subliminal verses sea el álbum más interesante en la carrera de Slipknot, el que más sorpresas nos entregó y que mirado a distancia conecta bastante bien con el sonido que Corey Taylor trabajaría más adelante en su proyecto Stone sour. Ojalá este nuevo álbum apostase un poco por ahí y no jugase tan a la segura, sin embargo, los adelantos no parecen sorprender demasiado. Ahora, lo que seguro si tendremos será un álbum con una potente carga emocional ya que será el primero que la banda ha grabado tras el lamentable fallecimiento hace unos años de Paul Gray, bajista de la agrupación. 

Habrá que esperar unas cuantas semanas para que el disco viva entre nosotros y por mientras darle play a "The negative one" y "The devil in I" , los dos adelantos que hasta hoy conocemos...



viernes, 3 de mayo de 2013

Stone Sour - House of gold and bones (Part 2) (2013)



Una vez asumido el hecho de que Slipknot no volvería por ahora a las pistas, Corey Taylor abandonó las medias tintas con Stone sour y se lanzó de lleno al proyecto. En 2012 vivimos el lanzamiento de la primera parte de House of gold and bones (mi crítica acá) , un disco de rock por sobretodo efectivo, que logró dejar satisfecho el paladar del fan y además generó cierta expectativa en torno a lo que sería la segunda parte de este. Ahora, en la historia de la música hemos tenido muchos discos hermanados, que se yo, un Load/Reload de Metallica , un Achtung Baby/Zooropa de U2 o los recientes Unborn/Undead de Six feet under, por mencionar los primeros que se me vienen a la mente, sin embargo, en la mayoría de estos casos el segundo álbum no estaba pensado originalmente. Esto a diferencia de lo que acá ocurrió, ya que desde un inicio supimos que House of gold and bones era un disco dividido en dos partes. ¿Estrategia comercial o efectivamente un paso adelante en la carrera de la banda? El disco ya está con nosotros por lo que cada cual puede formarse una opinión y esta es la mía: sin estar frente a un mal disco, he quedado con gusto a poco con esta segunda parte. Yo al menos, esperaba algo más. 

Ahora, independiente de mis expectativas, este no es un mal álbum, hay buenas canciones, ganchos melódicos importantes, se aprecia la intención por sonar un poco más agresivos y oscuros en relación a la primera parte, sin embargo, me sobra lo que ya estaba en la primera parte y me faltó algo más de riesgo. La banda sigue apostando a lo seguro en su sonido, el disco suena bien pensado, bien interpretado pero siempre pisando terreno firme. Hay tres o cuatro canciones acá que lograron sonar oscuras y me conquistaron de inmediato, hablo de la partida a cargo de "Red city", la balada "Sadist", la excelente "Gravesand" y "Do me a favor", ojalá hubiese un poco más de aquello en el disco y no tanta sobrecarga de temas comerciales como "Black John", "Stalemate" o "82" (que no son malas canciones pero claramente no sorprenden en nada), ni hablar de la intrascendencia de canciones como "The unncany valley" o "The conflagration", típicos temas de relleno que si no estuviesen en el disco nadie los extrañaría.   

¿Mal disco? En absoluto. El disco en lo suyo es muy bueno y canción por canción se sostiene sin problemas (no es un disco para nada aburrido) pero siento que nuevamente Stone sour vuelve a caer en lo mismo, en la fórmula predecible y que no escapa de los márgenes de lo esperable. Salvo dos o tres canciones todo lo que acá suena responde a una fórmula más que conocida. 

6 / 10 
Bueno , cumple. 


Como siempre se agradecen las visitas y no olvides valorar la crítica o dejar tu comentario acá abajo...

lunes, 12 de noviembre de 2012

Stone Sour: House of gold and bones, part 1 (2012)

"Esta vez va en serio..."


Slipknot está detenido, por lo que Stone Sour ha pasado a ser el proyecto principal de Corey TaylorLa banda que en algún momento representó el lado melódico del vocalista hoy es un espacio en donde el artista busca dar pasos adelante en su carrera. De ahí que House of gold and bones se perciba desde su primer acorde como el álbum más trabajado e interesante de la banda hasta el día de hoy. Y de paso uno que evidentemente busca tomar distancia con el sonido de su banda madre, aportando elementos más cercanos al hard rock y no tanto al metal. 

Pero... ¿es un buen disco? Si. ¿Y suena novedoso? No.

En este álbum nos encontramos con una bien pensada colección de temas. Algunos muy rockeros y potentes ("Gone sovereign", "RU486"), otros gancheros en donde las estructuras y los coros son absolutamente reconocibles ("Absolute Zero", "A rumor of skin""My name is Allen") y algunas baladas más emocionales ("The travelers", "Taciturn"). El ritmo del álbum es agradable, el rock se disfruta y me parece que nadie en su sano juicio podría afirmar el estar frente a un mal disco. Sin embargo, más allá de ser un trabajo efectivo y diverso, House of gold and bones no descubre nada nuevo, de hecho! este año yo escuché un disco de muy similar estilo y que en lo personal disfruté más, me refiero al regreso de Prong con Carved into stone (su crítica acá). 

Buen disco este de Stone sour, un álbum que deja la puerta abierta para que Taylor se decida a ir un poco más allá de lo correcto, esperaremos por aquello.

6,5 / 10
Cumple y algo más...