domingo, 8 de febrero de 2015

30 Años De ... Tears For Fears: Songs From The Big Chair (1984)

"Perfecto punto de equilibrio..."

Dentro de la historia de la música, en cada década pasada encontraremos a cuatro o cinco bandas que destacaron por sobre el resto, los más grandes digámoslo, sin embargo bajo ellos existió una extensa segunda linea de batalla que no será recordada con idénticos honores pero cuyos méritos tampoco eran poca cosa. Tears for fears entran ahí para mi, Roland Orzabal y Curt Smith eran química y oro puro. Es realmente una lástima que los egos hayan podido más y el dúo como tal solo editase tres álbumes, no desecho en absoluto eso si la etapa noventera con Roland Orzabal en solitario llevando la marca (Elemental y Raoul and the kings of Spain me parecen dos discos fantásticos que espero en algún momento recordar) pero si creo que acá había pasta para algo más grande, algo que finalmente nunca se llegó a dar. De lo bueno poco eso si, y con Tears for fears el asunto se dio de esa manera, tres discos en diez años pero cada uno con su particular encanto, aunque en el suma/resta Songs from the big chair lleva ventaja gracias a la potente colección de singles con que contó.

The hurting (1983), el álbum debut de la banda, conectó con todo lo que estaba en boga por aquellos años, un potente trabajo de teclados y constantes invitaciones a la pista de baile, muy en la linea de lo que también realizaban otras bandas por aquel entonces (Depeche mode, por ejemplo). Para el segundo álbum, y contra toda lógica, el dúo decide ampliar el abanico de influencias y con esto aciertan de lleno. Nos encontramos así con un disco que apuesta fuerte por la diversidad, que mantiene esa producción característica de los años ochentas pero al mismo tiempo entrega especial importancia a las guitarras e incluso realiza uno que otro guiño al rock progresivo en sus estructuras. Ahora, pese a los múltiples caminos que recorre, Songs from the big chair nunca deja de ser un gran disco de pop y aquello me parece un tremendo logro. 

La diversidad mencionada se expresa con absoluta claridad en los primeros tres temas del disco. La partida la da "Shout", un clásico instantáneo que da continuidad al sonido que la banda desarrollo en el debut, acá el dúo encuentra un coro de tono marcial imposible de olvidar, lo repiten innumerables veces sobre teclados encontrando poco a poco distintas explosiones a lo largo del tema. Le siguen los seis inquietos minutos de "The working hour", los cuales dan muestras de que estos tipos andaban en busca de más y "Everybody wants to rule the world", pop magnífico dispuesto a comerse a las masas. El álbum avanza con la dinámica "Mothers talk", la cual retoma los teclados y el sonido de la década mientras que "I believe" es una sensible balada que se desarrolla sobre un piano. Entrando en la recta final suenan "Broken" y "Head over heels", la primera es un fantástico instrumental en donde Tears for fears juegan a ser Genesis mientras que en la segunda el dúo encuentra nuevamente un coro sensacional e intenso, y de paso la que probablemente es la mejor canción en la carrera de la banda (junto con "Sowing the seeds of love"). El cierre llega con "Listen", siete minutos en donde vuelven a lanzarse sobre la exploración de ambientes, jugando con percusiones, guitarras y voces.  

Un año antes habían debutado con un buen disco pero que carecía de identidad, cinco años más tarde perderían los papeles al tratar de hacerse los interesantes con The seeds of love (1989), un álbum demasiado serio y completamente excesivo. El punto de equilibrio preciso se dio en 1984 con este Songs from the big chair, un trabajo interesante, dinámico, exploratorio pero al mismo tiempo amable con el auditor. Uno de los excelentes álbumes de pop que aquella década nos dejó. 

      9/10
Brillante.

1 comentario:

  1. Uno siempre fue más de Men At Work y Madness. Pero qué grandes eran estos tíos.

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