viernes, 7 de febrero de 2020

20 Años De... Makiza: Aerolíneas Makiza (1999, Chile)

“Vanguardia valiente y pura...”

El pasado 15 de noviembre de 2019 el mundo presenciaba el desarrollo de un estallido social ocurrido en Chile. En las calles la gente decidió mostrar su descontento frente al modelo político y económico imperante en el país desde hace casi cuarenta años. Resulta paradójico constatar que exactamente veinte años atrás, un 15 de noviembre de 1999, en el contexto de un país que ostentaba cifras macros que hablaban de un sostenido crecimiento global, un grupo de jóvenes chilenos hijos de exiliados políticos lanzaba al mercado un trabajo que anticipaba claramente ese descontento que en silencio comenzaba a incubarse. Si, veinte años atrás un álbum de hip hop nacional, probablemente el disco chileno más valiente y desafiante de las últimas décadas, se adelantaba a los tiempos mediante un afilado discurso que apuntaba directo a los círculos de poder tocando temas que hoy en pleno Siglo XXI suenan actuales y contingentes pero que veinte años atrás eran absoluta vanguardia.

De esta forma nos encontramos frente a un álbum cuyo concepto es el viaje, y en este habrá espacio tanto para que los protagonistas expresen un sentir personal como para ejercer una crítica política colectiva, generando así un conjunto muy emocional y por sobretodo tremendamente honesto que además en lo musical se verá complementado por una serie de notables referencias, las cuales van desde 'Plástico' (el clásico de Rubén Blades), la preciosa 'The only thing I could wish for' de Angela Bofill hasta Light my fire’ de Shirley Bassey (por cierto, si no conocen estas canciones háganse un favor y disfrútenlas, que son puro manjar).

Hablando de las canciones propiamente tal, los fuegos abrirán con Seo2 (Cristian Bórquez) + Anita (Ana Tijoux) presentándose en ‘Versos al viento’ para rápidamente mostrar credenciales en ‘La chupaya 99’, construyendo una fascinante charla que culmina en aquel inolvidable “Yo no tengo nada que envidiar a los de allá / Vamos Chile no se rinde por la chupaya...” interpretado por Ana Tijoux, quien logra elevar el tema melódicamente a otra dimensión (aspecto que ella sabría explotar años más tarde en su carrera en solitario). Desde aquí en adelante el disco se mostrará inquieto, Seo2 será absoluto protagonista en ‘A propósito de coincidencias’ o ‘In loco parentis’ (donde aborda el tema del abandono y su sueño de tener una familia) mientras que Anita se tomará el escenario en ‘Un día cualquiera’, pero cuando ambos conectan es donde el disco llega a sus más altas cotas, destacan ahí enorme reflexión de quien ha vivido afuera en ‘La rosa de los vientos’ (“Y si he nacido afuera, estoy orgullosa / Y si tengo sangre indígena, mejor, porque es hermosa”), la descarnada crítica política de ‘El paro’ (“Si la masa no piensa iré contra la corriente ...”) o el alegato feminista de ‘Tu luz + su luz’ (“Mujer nunca supliques ni mendigues un cariño...”). Cabe mencionar el que la cara A del álbum no tiene desperdicio, sin embargo, pasando el nudo de este se visualizarán algunos problemas...


El primero de ellos guarda relación con un elemento que desde ya anticipaba los conflictos que la banda tendría que enfrentar: cuando Ana Tijoux es relegada a un segundo plano el disco pierde. Y no es que canciones como ‘La saga’ (“Dime quien fue Hitler? Dime quien fue Franco? / Dos hijos de puta que querían el mundo en blanco... ”), ‘La vida es como un sueño’ o ‘La misión’ sean malas de plano, pero si se perciben como temas cualquiera de hip hop. Es Anita quien aporta el necesario matiz y cada vez que ella aparece el álbum vuelve a volar. ¿Un ejemplo? ‘Esencia de vida’, que logra a medio disco traernos de regreso cuando este ya se había vuelto realmente pesado. Cabe mencionar el que Ana Tijoux se presentaba ante nosotros en ese entonces como “Anita”, un diminutivo que delata muchos asuntos a la vez, el sesgo de género existente en la sociedad y música (sobretodo en el hip hop, un estilo "de hombres") pero también el bajo perfil que la artista deseaba mantener en aquel entonces, lo cual evidentemente se contrapuso con la realidad pues era ella quien acabaría acaparando las portadas y entrevistas de la banda. La lucha de egos al interior de Makiza era evidente, y la música también hablaba de aquello.

Otro problema con que carga a cuestas el disco es su extensión. Son 72 minutos de música los que aquí se nos presentan, con una primera mitad enorme pero una segunda que redunda bastante y deja la sensación de que pusieron todo lo que tenían, quizás demasiado. Ahí ‘Alquimia’ funciona gracias a sus arreglos, fuera de ser el único en todo el disco que aborda una temática de pareja, pero tanto ‘Gigolo’ ,‘Vidas entrelazadas’ como ‘Con elegancia’ no están a la altura en cuanto a letras ni música dejándonos así un disco desbalanceado.

En definitiva, Aerolíneas Makiza resultó ser en su momento un bombazo de álbum y por aquello quedaría marcado para la posteridad. En el detalle aparecerían elementos a mejorar que lamentablemente no vieron continuidad tras la pronta ruptura del cuarteto, pero bueno, de lo bueno poco afirma el refrán y al menos un muy grato consuelo que este proyecto nos dejó fue la carrera en solitario de Ana Tijoux, donde la artista ha sabido dar rienda a suelta a su creatividad y personalidad, la cual vimos nacer veinte años atrás en este histórico álbum. 

7,8 / 10
Excelente. 

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