martes, 30 de junio de 2020

Lamb Of God: Lamb Of God (2020)

"Cómoda furia..."

Todo parece indicar que tras más de dos décadas en el cuerpo y ocho álbumes publicados como Lamb of god (ya que antes la banda lanzó dos álbumes siendo Burn the priest) los norteamericanos liderados por Randy Blythe no tienen intención alguna de darle una vuelta a su sonido, al menos no por ahora. Tampoco es que haya quejas al respecto, a estas alturas la banda posee un metal consolidado marcado por ese groove que por momentos los emparenta bastante con Pantera y ciertamente cuando una fórmula funciona resulta ilógico el pensar en modificarla, salvo que tengas algo mejor que presentar. El caso es que ya son varios discos en donde el sonido de Lamb of god se ha vuelto genérico, pasando por el sólido Wrath (2009), luego Resolution (2012), siendo VII: Sturm und druns (2015) lo más reciente que habíamos oído de ellos, un álbum veloz, furioso y excelente en lo suyo. Cinco años han transcurrido, período donde la banda sufrió la partida de su baterista fundador Chris Adler (sustituido por un joven Art Cruz), asunto que supongo los llevó a imaginar esta nueva entrega como un álbum homónimo, digamos, un disco dispuesto a definir el actual sonido de la agrupación. 

Lo curioso es que, para bien y para mal, Lamb of god (el álbum) suena como siempre. Desde la partida en 'Memento mori' nos encontramos con riffs duros, la batería con sus redobles jugando un rol preponderante y un coro potentes en donde Blythe cumple de sobra en un recordable "Wake up! Wake up! Wake up!". Todo marca de la casa, ameno y reconocible. Durante el primer tramo del álbum por tanto se sucederán lugares comunes de la banda con piezas como 'Checkmate' o 'Gears' (¡cuanto Phil Anselmo hay en estas vocalizaciones!) que recurren a estructuras típicas (estrofa/coro un par de veces + quiebre + coros finales) que seguro dejarán satisfechos a sus fans. Se extraña, sin embargo, algo de la frescura en el sonido que la banda lució en su anterior trabajo, la cual recién aparece con fuerza en 'Resurrection man', que con esas punzantes guitarras tan Sepultura y sus vueltas estructurales se transforma en la pieza más atractiva del disco por paliza. 

Posteriormente, en la recta final el disco retomará la fuerza del sonido clásico de Lamb of god aunque inevitablemente dejará la sensación de que todo esto ya lo hemos oído antes en su misma discografía, cerrando así un disco que si bien cumple suena a pérdida de novedad en muchos sentidos. En palabras simples: si quiero escuchar un gran disco de Lamb of god, representativo de su sonido, yo iría a buscar alguno anterior. Simple y claro.

6/10
Bueno, cumple.



Otras reseñas de Lamb of god:

sábado, 27 de junio de 2020

Woods : Strange To Explain (2020)

"A contra corriente..."

A tan solo seis años del lanzamiento del mejor álbum de su carrera y uno de los grandes discos que nos habrá dejado la pasada década (me refiero obviamente al sensacional With light and with love de 2014) los norteamericanos de Woods vuelven con la responsabilidad de consolidar definitivamente su propuesta, la cual quedó relegada a un segundo plano tras el cómodo City sun eater in the river of light (2016), un álbum que si bien pagó el costo de suceder a un trabajo brillante también pecó en cuando a falta de garra y riesgo. Tampoco da para decir que durante estos recientes años, los tuvimos tanto en 2017 como 2018 entregando pinceladas de su sonido en proyectos de carácter más alternativo, sin embargo, Strange to explain es su regreso formal en plan larga duración. Así lo ha entendido la agrupación por lo que en estos casi cincuenta minutos de música han intentado re conectar con sus raíces y atmósferas melódicas características, no sin antes dejar claro que las ansias exploratorias se mantienen ahí, intactas. 

En general Strange to explain es un álbum inquieto en cuanto a ambiciones pero tranquilo en materia de sonido y que claramente funciona a contra corriente de lo que la industria de la música hoy pide. Un disco que lejos de lanzarse sobre melodías directas y adictivas apuesta por ambientes calmos que se cuecen lentamente, con una producción que en lugar de potenciar percusiones o sonar explosiva está marcada por la sencillez y arreglos electro acústicos que suelen estar enlazados con dulces incursiones de teclados. Sin ir más lejos, el tridente inicial habla bastante bien del diverso cóctel musical que el álbum propondrá, con un loop melódico introductorio como 'Next to you to see' que dará paso a los oníricos seis minutos de 'Where do you go when you dream', con esos exquisitos dos minutos finales que son un regalo y ojalá se hubiesen extendido por más, para posteriormente abordar directamente lo melódico y las guitarras acústicas en 'Before they pass by'. 

Más adelante el disco continuará oscilando en materia de atmósferas, en 'Can't get out' o 'Fell so hard' apostando por la dinámica, en la preciosa 'Strange to explain', en la esperanzadora 'Light of day' o en la sencillamente hermosa 'Be there still' regalando emociones mientras que en las instrumentales 'The void', 'Weekend wind' o en 'Just to fall asleep', que destaca por sus notables acordes acústicos en guitarra española, dando muestras de total libertad creativa. 

Con este nuevo disco Woods han sido capaces de entregar un álbum en su linea: reflexivo, exploratorio y emocional. No cabe duda de que Strange to explain está destinado a ser una de esas obras que seguramente muy pocas personas querrán sentarse a disfrutar. Da igual, que estos tipos juegan en su propia liga. Aunque el mundo no se entere...

8/10
Excelente.


Otras reseñas de Woods:
2016: City sun eater in the river of light
2014: With light and with love

martes, 23 de junio de 2020

Vivo Recomendado: Inti Illimani (Santiago de Chile, 2002)


En tiempos de pandemia quiero recomendar este pedazo de concierto realizado por los históricos Inti Illimani un 13 de diciembre de 2002 en Santiago de Chile, en el marco de promoción del excelente Lugares comunes (disco que esta noche fue interpretado completo). Esta presentación fuera de ser un concierto realmente hermoso resulta especial en varios sentidos. En primer lugar por el contexto de la banda, la cual había sufrido años atrás la partida de Horacio Salinas y José Seves (miembros importantes en la historia de la agrupación) e inicia tanto con el lanzamiento de Lugares comunes como con este recital un nuevo ciclo, y también por la participación de personajes emblemáticos de la música chilena como Max Berrú (quien participó en Inti Illimani hasta 1997) y Patricio Manns

El repertorio escogido para esta noche está muy bien estructurado y cuenta con las siguientes fases:
Inicio dinámico: Tarantella / Un son para Portinarí / Polo doliente / Sensemayá, canto para matar una culebra / San juanito / El tinku
Promoción Lugares comunes: Sobre tu playa / A la caza del ñandú/ El surco / Salmo de la rosa verdadera 
Homenaje a Victor Jara y Violeta Parra: La partida / Arriba quemando el sol (con Max Berrú en el escenario)
Promoción Lugares comunes: Mañana quizás / Q'apac chunchu / Tu no te irás / Malagueña
Sección histórica: Danza di Calaluna / Cándidos
Participación de Patricio Manns: Los amantes del camino de Taverney / Llegó Volando
Promoción Lugares comunes: Vino del mar / Caro nino 
Cierre dinámico: Mi chiquita / Carnaval / Samba landó / La fiesta de San Benito

La formación está increíble, con Jorge y Marcelo Coulón + Horacio Durán como ejes centrales, Juan Flores adoptando protagonismo en diversos momentos y (en ese entonces) unos jóvenes Efren Viera, Christian González y Manuel Meriño. En definitiva, un conciertazo enorme y que siempre valdrá la pena recordar por parte de una de las bandas más importantes en la historia de la música chilena y latinoamericana.

sábado, 20 de junio de 2020

25 Años De... Alanis Morissette: Jagged Little Pill (1995)

"Fenómeno histórico..."

Ojalá me equivoque pero creo es altamente probable que gran parte de los y las menores de treinta no tengan idea de quien es Alanis Morissette. No les culpo, mal que mal la carrera de la canadiense fue diluyéndose con los años, y en tiempos donde la radio fórmula acabó por desaparecer, cada uno de sus álbumes terminó por ser menos trascendente que el anterior. Su último disco fue un más que correcto Havoc and bright lights (2012) del que pocos se enteraron, pero para mencionar alguna canción de la vocalista que efectivamente haya tenido repercusión debemos ir diez años más atrás, a los tiempos de Under rug swept (2002) y a temas como 'Hands clean' o 'Precious illusions'. Ciertamente la carrera de Alanis acabó perdiendo fuerzas de manera inusitada, y puede que la razón de esto haya estado en la presión que con la que siempre debió convivir a causa del éxito y el fenómeno histórico que significó Jagged little pill, disco que la catapultó bruscamente a  la cima con tan sólo veintiún años de edad.

Respecto a esto último cabe el contextualizar el lanzamiento. Sabido es que la primera mitad de la década de los 90s fue un período marcado por la oscuridad pero también que para 1995 el masculino fenómeno grunge ya daba sus últimos coletazos, sin embargo, espacio para mujeres casi no existía dentro de la escena. Vocalistas e interpretes femeninas habían, más mujeres que compusieran y cantaran respecto a lo que les diese la gana, pocas. De ahí la relevancia de una canción como 'You oughta know', la cual se dio a conocer un 7 de julio de 1995, impactando de inmediato en el público a causa de la ira que transmitía tanto su sonido como la interpretación de una joven y desconocida Alanis Morissette. En materia de arreglos la canción es dura, con marcadas guitarras y una recta final endemoniada (a mencionar la participación de Dave Navarro y Flea, en ese entonces ambos miembros de Red hot chili peppers). También impacta el mal rollo del tema, una canción que vomita ira a partir del despecho (Alanis la escribió con 19 años edad) y que lanza líneas explícitas del tipo "¿Es ella pervertida como yo? ¿Irá ahí abajo en el cine?" o aquel mítico "¿Piensas en mi cuando te la coges?". Enorme, ¿no? 

    
Y si bien 'You oughta know' abrió el camino, la canción estuvo lejos de ser un one hit wonder. Con el interés instalado ya sobre el álbum el mundo pudo comprobar que este poseía un potencial enorme, no por nada este contó con seis sencillos promocionales, los cuales se encuentran repartidos a lo largo de casi cincuenta minutos. En este sentido, un primer aspecto que llama la atención en Jagged little pill es lo equilibradas que suenan sus caras A y B (no olvidemos que el álbum aparece en años donde el formato cassette aún se encontraba plenamente vigente), intercalando temas crudos con otros más dulces pero con un claro elemento común: la intensidad.

De esta forma, el trabajo se muestra en todo momento introspectivo y personal, en un disco donde la artista no teme en exponerse. Musicalmente la guitarra eléctrica y la oscuridad serán protagonistas en la ya mencionada 'You oughta know' pero también en la apertura a cargo de la soberbia 'All I really want', una intensa declaración de principios por parte de una joven Alanis que entre exquisitas fluctuaciones vocales expresa la necesidad de encontrar calma y paciencia en su vida, de igual forma destaca la excelente 'Right through you' sitúa a la revancha como eje central o la enorme 'Forgiven', donde explora su relación con el catolicismo y la fe. 

En una arista más amena, y que por razones comerciales fue la que se mostró del álbum, aparecen la hermosa 'Head over feet' (seguramente la mejor canción de amor en toda la carrera de Alanis y una de las baladas notables que nos dejó aquella década), medios tiempos como 'Hand in my pocket', 'You learn' o la increíble e histórica 'Ironic', un clásico de clásicos que a estas alturas no necesita descripción, además de baladas acústicas como 'Perfect' o 'Mary Jane'. El disco es tan potente en materia individual que cuando llegamos a la recta final a cargo de 'Not the doctor' + 'Wake up' inevitablemente sentimos que lo mejor ha pasado, siendo estas excelentes canciones, lo cual habla del carácter del album y un nivel suficiente como para hacer historia. 

Pese a lo mencionado, en su momento la crítica se ensañó con Alanis Morissette. Acusada de ser un fenómeno liviano la artista tuvo que lidiar con el peso de ser una compositora mujer inmersa en una industria tremendamente machista, presión que la artista resintió en sus posteriores álbumes, todos ambiciosos y, por sobretodo, adultos (quizás demasiado). La importancia de Jagged little pill, sin embargo, en materia de género no fue menor, el disco acabó por abrir puertas a una serie de solistas femeninas que en los siguientes años azotaron la escena (tras ella vinieron Fiona Apple, Meredith Brooks, Joan Osbourne, Paula Cole, Natalie Imbruglia, Jewel, Dido y tantas más) mientras que en cuanto a números el álbum figura como el 13° más vendido de la historia y el cuarto si hablamos solo de voces femeninas (superado por Whitney houston, Fleetwood mac y Shania Twain), todo un fenómeno que equilibró cantidad y calidad en proporciones equivalentes. Un neo clásico en toda regla. 

8,5/10
¡Excelente!

miércoles, 17 de junio de 2020

Triangulo De Amor Bizarro : Triángulo De Amor Bizarro (2020)

"Arte puro y duro..."

De regreso una de las esperanzas de la escena alternativa española. Me refiero a Triángulo de amor bizarro, quienes en este 2020 vuelven con un quinto álbum de estudio de la mano de un sonido a estas alturas ya patentado y del que todo parece no pretender salir, aunque si expandirlo hacia nuevas dimensiones. Lo de la banda son las guitarras, el post punk y producciones que tienden a colocar a la instrumentación por sobre todo, aspecto que en esta ocasión se ha exacerbado al límite. En este sentido, este nuevo álbum homónimo instala un muro infranqueable que de entrada impacta al auditor (y donde si no estás familiarizado con el sonido de la banda seguro querrás escapar al minuto), sin embargo, la invitación es a quedarse, que hay magia en la propuesta, dispuesta para quien esté dispuesto a escarbar un tanto más.

Doce canciones en cuarenta y dos minutos (en realidad diez más dos interludios breves) componen esta entrega, acá se alternarán piezas agresivas y rabiosas con otras algo más dulces, las primeras estarán interpretadas por un furioso Rodrigo Caamaño mientras que en las segundas Isabel Cea tomará las riendas. El factor común serán siempre los murallones de ruido y los aires punkoides, en ocasiones el asunto se desbordará, la instrumentalización rozará la histeria y Caamaño vociferará como si se acabase el mundo, encontrando potentes momentos en la apertura a cargo de la industrial 'Ruptura' (más honesta imposible con esa voz robótica y distorsionada que exclama un furibundo "¡No quiero nada de ti!") o bastante más adentro en el disco en 'Calígula 2025', una descarga de rock rabioso disparada literalmente "a tu puta cara". En otros momentos el asunto irá algo más contenido, como en 'Vigilantes del espejo', una buena canción pop electro acústica muy The Cure y con dedicatoria de amor a un cuarentón incluida ("Déjalo todo y ven conmigo/ Déjate llevar una noche más/ Déjalo el trabajo y a los niños...") o 'Canción de la fama', dos temas marcados por la velocidad e igual de directas aunque menos estridentes. 


El complemento llegará con las interpretaciones de Isabel Cea, habitualmente en canciones más centradas en las atmósferas etéreas como 'Fukushima' (que en sus estrofas me ha traído a Sigur ros a la cabeza), en los murallones de sonido que cubren por completo canciones bastante tiernas como 'Asmr para ti' ("Porque tú lo fuiste todo / Cuando lo demás es nada / Por eso vives para siempre...") o 'No eres tú' (de lo poco que suena a ratos desnudo en el disco) y en las aceleraciones cargadas a las guitarras de 'Acosadores' o 'Folia de las apariciones'. Cuando Isabel interpreta, claro, resulta inevitable sentir que la producción acaba por comerse a las melodías e incluso lamentamos no poder subir el volumen a canciones tan evidentemente buenas a causa de ese exceso de ruido. 

Nunca Triángulo de amor bizarro ha sido una banda de sonido limpio, sin embargo, jamás sonaron tan sucios como acá. Las canciones están, la propuesta potente y osada también. La dualidad que se vive con ambos vocalistas ayuda, luego la producción es un "lo tomas o lo dejas", la banda lo sabe y apuesta por ello, como debe ser el arte: puro y duro. 

7 / 10
Muy bueno.

domingo, 14 de junio de 2020

Bunbury: Posible (2020)

"Profundo, atrevido y pesimista..."

Hay quienes se han sorprendido un tanto con el tono reflexivo y pesimista que marca el más reciente álbum de Enrique Bunbury. No deberían. Desde siempre la carrera del compositor español ha estado marcada por confesiones intimas, personales y existenciales, las cuales ciertamente se han intensificado en los años más recientes. De esta forma en Palosanto (2013) llegaron canciones fatalistas como 'Salvavidas' ("Todo lo que necesito hoy quítamelo / Y déjame seguir atrapado en este bote navegando a la deriva y sin timón..."), en el MTV Unplugged (2015) el artista decidió declarar principios mediante las profundas 'Ahora', 'Dos clavos a mis alas' o 'El boxeador' mientras que en Expectativas (2017) pudimos verlo algo más incisivo frente al poder político ('La ceremonia de la confusión', 'Bandeja de plata' o 'Parecemos tontos'). Las temáticas lúgubres por tanto, siempre han estado ahí, sin embargo, los arreglos esta vez han marcado una clara diferencia, intensificando las atmósferas y logrando que el álbum se perciba aún más intenso.  

Y es que lejos de su zona de confort, Posible se anota como uno de los discos más oscuros (junto a Las consecuencias, 2010) y atrevidos (junto al extraordinario Radical sonora, 1997) en la carrera de Enrique Bunbury, un álbum en donde el vocalista ha trabajado su sonido con herramientas que incluso ha admitido le causaron más de un dolor de cabeza al no saber manejarlas adecuadamente. Pero así lo quería Enrique, la idea era aprender, crecer y encontrarse con un trabajo que escapase intencionadamente de lo analógico y el formato de banda de rock, lanzándose de lleno a los sintetizadores y baterías electrónicas, con contados momentos en donde la guitarra adopta protagonismo. 

En esa linea el disco conectará con momentos notables, como en 'Cualquiera en su sano juicio (se habría vuelto loco por ti)', una partida enorme y elegante (muy en la línea del Depeche mode más reciente, el de Spirit) donde un piano comenzará marcando el tiempo para que luego los teclados vayan aumentando la intensidad. Más adelante la sutileza volverá a funcionar en 'Mis posibilidades (Interestellar)' o 'Mariachi sin cabeza' ("Equivocado pero convencido / Inquilino de una soledad devastadora..."), mientras que los momentos más dinámicos del disco llegarán con ''Hombre de acción' (lo más parecido a un single tradicional que contiene el disco) o 'Las palabras', el único tema del álbum donde se un redoble clásico de batería adopta protagonismo.

Los puntos más altos llegarán cuando este vaya más adentro en lo personal, como ocurre en la arrogante 'Arte de vanguardia', que toma prestado el saxofón de 'Early to bed' de los olvidados Morphine, y el increíble cierre a cargo de 'Indeciso o no' ("Cuando ya no sabes navegar a que puerto / Da igual a que lado sople hoy el viento...") + 'Los términos de mi rendición' ("Se que el romper de una ola no puede explicar todo el mar..."), que acaba el disco con un solo de guitarra que si se alargaba un minuto más no nos quejábamos. 

El disco carece de canciones contagiosas, de ganchos comercialmente atractivos y apuesta más bien por la intimidad y profundidad del sonido, pero nadie podría criticarle algo a un álbum trabajado con tal nivel de transparencia. En 2013 escribí en la reseña de Palosanto el que extrañaba los tiempos más osados de Bunbury, pues bien, he aquí el disco que muchos llevábamos demasiados años esperando. De lo mejor que ha grabado en su carrera...

8,8 /10
¡Excelente!


Otras reseñas de Bunbury:

jueves, 11 de junio de 2020

20 Años De... Iron Maiden : Brave New World (2000)

"Reencuentro histórico..."

Hay momentos especiales en la vida, y escribir respecto a este álbum vaya que en lo personal lo es... ¡Vamos allá!

Diferencias creativas terminaron por distanciar a Bruce Dickinson de Iron maiden en 1993, lo cual durante aquella década derivó en la construcción de caminos paralelos por parte de ambos lados. En aquella ruta claramente el vocalista acabó mejor parado al haber sido capaz de desarrollar una carrera que fue de menos a más y que incluyó desde álbumes exploratorios algo incomprendidos (Skunkworks, 1996) hasta otros de corte más clásico y que generaron excelentes resultados (Accident of birth, 1997 o The chemical wedding, 1998). Mientras tanto Iron maiden, con un cuestionado y poco aceptado Blaze Bayley en voces, publicó The X factor (1995) y Virtual XI (1998), dos álbumes con tintes progresivos que mirados a la luz del tiempo han dejado la sensación de que con Bruce al frente habrían funcionado mejor en todo sentido. De esta forma el fin de siglo planteaba la siguiente disonancia: Bruce Dickinson se encontraba en un excelente momento creativo pero no contaba con arrastre suficiente como para llenar grandes estadios, por su parte Iron maiden contaba con un nombre y prestigio pero en materia artística había perdido varios cuerpos durante los últimos años (más aún si consideramos el confuso contexto que vivía el heavy metal en aquellos años, un género de capa caída claramente). Ambas partes se necesitaban, lo cual acabó provocando un acercamiento entre Steve Harris y Bruce, más posterior acuerdo donde el vocalista exigía mayor participación en materia de composición musical además de regresar a la banda junto a Adrian Smith, su compañero en guitarras durante los últimos años y quien también había abandonado a Iron maiden años atrás (en 1990 para ser más exactos).  

De esta forma, la re incorporación de Bruce Dickinson + Adrian Smith se hizo efectiva en 1999 mediante una gira de "grandes éxitos" en donde la banda  (ahora convertida en un sexteto, con tres guitarristas) durante tres meses recorrió EEUU y Europa calentando motores con su nueva formación. 


Tras esto, rapidamente Steve Harris (amo y señor en Iron maiden, se sabe) decidió partir al estudio a grabar el que sería el duodécimo álbum de la banda: Brave new world, diez canciones que en sesenta y seis minutos resumen de manera fantástica todo el intenso proceso anteriormente mencionado. Para esta labor contrató a Kevin Shirley en producción, todo un acierto ya que este no solo fue capaz de exponer todo el potencial sonoro de esta nueva formación (solo por mencionar un punto: ¡que maravilla como suena la batería en este disco!) sino que además generó un producto que luce tremendamente maduro pese al poco tiempo en que se trabajó. Un dato: el álbum se grabó con todos los integrantes tocando juntos en el estudio, de ahí la consistencia del sonido. Todo mérito de un Shirley que no por nada acompañó a la banda en cada uno de sus posteriores trabajos.

En este sentido, todas las canciones que componen Brave new world suenan impecables y trabajadas al detalle, sin ripios ni aspectos que reprochar. Los recursos instrumentales están aprovechados al máximo y la voz de Bruce Dickinson, quizás ya no tan agresiva como una década atrás, transmite calidez y soltura en cada interpretación. En materia creativa, dado que el vocalista se venía apenas re incorporando, el álbum esta compuesto por canciones que provenían de la era Blaze, y que traían la épica de dicho período, como también otras en donde Bruce Dickinson participó en la composición. De esta forma, Brave new world equilibra piezas muy directas que apuntan a la médula heavy metal como 'The wicker man', 'The mercenary' o 'The fallen angel' con otras que extienden un poco más las estructuras para entregar mayor protagonismo a los juegos de guitarras, como 'Ghost of the navigator', 'Brave new world' u 'Out of the silent planet'.



Otra sección del disco estará cargada a la emocionalidad, ahí 'Blood blothers' y 'Dream of mirrors' (ambas vienen de la era Virtual XI y responden al patrón de canciones como la mítica 'The clansman') aportaran una sensibilidad necesaria en el trabajo, mientras que en una arista más progresiva (y que la banda intentaría desarrollar con mayor énfasis años más tarde en trabajos como A matter of life and death) sonarán las enormes 'Nomad' o 'The thin line between love and hate', dos canciones colosales que se extienden casi por diez minutos cada una.

A Brave new world se le podrá criticar el que no aportó demasiados elementos sorpresivos o novedosos al sonido tradicional de la banda (años después Iron maiden intentaría re inventar su rueda en el mencionado A matter of life and death o en el reciente The book of souls), sin embargo, cabe mencionar que sea como sea, nunca los ingleses volvieron a sonar en este nivel de equilibrio y contundencia. Finalmente el álbum quedará grabado en la historia con letras doradas como el fantástico reencuentro de Bruce Dickinson con unos Iron maiden dispuestos a seguir abriendo caminos.

8,5 / 10
¡Excelente!


Otras reseñas de Iron Maiden:
2015: The book of souls
2010: The final frontier

lunes, 8 de junio de 2020

Hayley Williams: Petals For Armor (2020)

"Grata sorpresa..."

(Demasiados) Años le tomó a Hayley Williams encontrar confianza suficiente como para debutar con música propia, digamos, fuera de su círculo de confianza en Paramore. Sus inseguridades incluso se evidenciaron durante el proceso que rodeó la gestación, grabación y publicación de Petals for armor, un trabajo donde la vocalista estadounidense decidió asesorarse en producción por Taylor York (guitarrista de su banda) y que además conocimos a goteos, primero mediante cinco canciones publicadas febrero, luego otras cinco en marzo para finalmente en mayo haber recibido el trabajo completo, un compendio de quince canciones que pretende resumir el momento emocional que la vocalista viene viviendo desde hace unos cuantos años (con divorcio y tratamiento por depresión incluido), además del abanico de influencias musicales que rondan por su cabeza. En este sentido Petals for armor luce de buena forma gracias a su honestidad y a causa de las ganas de explotar que la vocalista muestra, alejándose bastante del sonido que tradicionalmente trabajó junto a Paramore, incluso de su álbum más "moderno" (After laughing, 2017). 

Dentro de los aspectos positivos con que cuenta el disco cabe mencionar su diversidad y el trabajo tras su sonido, con un bajo que funciona como absoluto protagonista en cada una de las canciones que acá suenan. Muchas de estas apuestan por el minimalismo, sosteniéndose basicamente en el bajo + batería + sutiles guitarras y dejando que la voz de Hayley encuentre su punto exacto. Ahí destacan  'Simmer' , la increíblemente delicada 'Leave it alone', una explosiva 'Sudden desire', 'My friend' o 'Roses/Lotus/Violet/Iris', mientras que en una arista que apuntará a la pista de baile, coqueteando con el synth pop, aparecerán 'Over yet', 'Sugar on the rim' o 'Watch me while I bloom', tres de los momentos más altos que regala el álbum. 

Habrán temas algo más clichés, marcados por las baterías y medios tiempos, como 'Cinnamon' (ni idea si será intencionado o no, pero el tema recuerda muchísimo a la gran St.Vincent), 'Dead horse' (la única del disco que suena bastante a Paramore) o 'Pure love' (con un coro pop bastante adolescente y efectivo), y otros que definitivamente aportan poco al conjunto, como 'Creepin', 'Taken' o el cierre 'Crystal clear', dejando en el aire la idea de que el haber entregado un disco con todo lo que había no fue la mejor decisión. A veces menos es más. 

Petals for armor sorprende gratamente gracias a lo fresco que suena, cuenta con una producción exquisita que sin sonar ostentosa es capaz de entregar protagonismo tanto a la instrumentación como a la voz de Hayley Williams y en materia lírica da cuentas del momento catalizador que la vocalista necesitaba para seguir adelante, sin embargo, las direcciones con que el disco cuenta son tantas que este a ratos pierde conexión, fuera de entregar un puñado que derechamente aporta poco. La sensación que queda es la de estar frente al despertar de una autora que de pulir sus ideas podría llegar más lejos aún, materia prima hay.

7,5 / 10
¡Muy bueno! 
 

viernes, 5 de junio de 2020

Lady Gaga: Chromatica (2020)

"Sin complicaciones..."

Tras un evidente intento creativo por desmarcarse de sus inicios y dar un salto cualitativo en su carrera, que incluyó una colaboración con Tony Bennett, un arriesgado álbum como Joanne (2016) y la participación en la banda sonora de A star is born (2018), tal parece que Lady Gaga ha decidido detenerse a tomar aire y dar en el gusto a sus fans, quienes llevaban una década clamando por un regreso a la pista de baile. De esta forma llega a nosotros Chromatica, el quinto álbum de la artista (si dejamos fuera las colaboraciones), un trabajo que en 43 minutos de duración suelta una seguidilla de canciones sencillas e inmediatas, donde cada una de ellas deja en el aire la sensación de que la vocalista, para bien y para mal, no ha querido complicarse la existencia, jugando en su terreno con temas que no superan los tres minutos de duración y no ambicionan nada más allá del hacerte pasar un buen rato. ¿Y lo logra? A momentos, si.

Hay asuntos que funcionan en Chromatica, como la idea de los tercios, por ejemplo, con interludios instrumentales ('Chromatica I, II y III') que anteceden de buena forma los que suponen ser los momentos más altos del disco. Algunos de ellos andan muy bien, me refiero a la partida a cargo de 'Alice' + 'Stupid love' (tremendo single, por cierto, y donde encontraremos el que debe ser el coro + melodía más recordable en todo el álbum) o esa segunda parte que abre con la robótica '911' (donde se le escapa un nuevo plagio a Madonna al recordar sutilmente a 'Hard Candy'), eso además de canciones como 'Fun tonight', 'Free woman' o 'Enigma', donde Gaga vuela alto en material vocal pese a que las estructuras y arreglos siempre acaban pidiendo algo más (una lástima el que se siga conformando con canciones de dos a tres minutos que no entreguen algo más allá de un coro contagioso). Algo similar ocurrirá con las colaboraciones con que cuenta el disco, algunas de ellas cumplen pero no acaban de cuajar adecuadamente, como 'Sine from above' junto a Elton John (¿qué clase de cierre es ese?) o 'Sour candy' con Blackpink, mientras que 'Rain on me' (feat. Ariana Grande) es lejos la más baja de todas sonando más conformista que nunca.

En otra arista del álbum aparecerán canciones que cuyo único fin parece ser el alargar la duración del álbum mediante lugares comunes dentro del pop actual, como 'Replay' o '1000 doves', absolutamente olvidables todas, así como el cierre a cargo de 'Babylon', cuyo único atractivo reside el volver a referenciar a Madonna (¡por enésima vez!) tanto en sus estrofas ('Angel') como en el coro ('Vogue'), cerrando así un disco de momentos, que apuesta a la segura y entrega a su gente lo que querían escuchar: un buen y contagioso disco de pop. Sin embargo, hilando más fino el conjunto deja la sensación de que el álbum es más producción y efectismo que canciones realmente notables. 

6,9 / 10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Lady Gaga:

miércoles, 3 de junio de 2020

Vivo Recomendado: Duran Duran (Argentina, 2017)


Paseando por YouTube en tiempos de pandemia me he encontrado con esta joya. Se trata de la presentación de Duran Duran en el Festival Lollapalooza versión 2017, en Buenos Aires/Argentina. Si bien en su momento recuerdo haber visto el show que la banda dio en Santiago/Chile y también he visto extractos de la presentación en Brasil, ninguno de los mencionados se acerca a lo que en Argentina ocurrió. En primer lugar por el ambiente, pese a ser un concierto que se desarrolla en plena tarde, la gente está prendida desde el primer segundo, y segundo por el nivel extraordinario de la banda, con un Simon Le Bon que a sus casi 60 años es capaz de interpretar todo con una efectividad y potencia que impresiona.

El repertorio como es lógico está cargado a las glorias de los ingleses, aunque de todas maneras hubo espacio para canciones recientes como 'Last night in the city' o 'Pressure off', del Paper gods (2015). A destacar el bonito y atinado homenaje realizado a Bowie en 'Planet earth', a la cual han añadido un extracto de 'Space oddity' o el momentazo rock que se vive en 'White lines'. Como sea, un verdadero conciertazo para una banda a la cual el paso de los años parece no afectar. 

Set: The wild boys / Hungry like a wolf / A view to kill / Last night in the city / Come undone / Notorious / Pressure off / Planet earth (+ Space oddity) /Ordinary world / I don't want your love / White lines / (Reach up fot the) Sunrise (+ New moon on monday) / Girls on film / Save a prayer / Rio 

Mientras esperamos un nuevo álbum de Duran duran, cosas como estas ayudan a amenizar la espera...