miércoles, 31 de enero de 2024

23 Discos Para 2023.

Pues lo dicho, cerremos 2023 con los álbumes que en lo personal más disfruté. Antes eso si, algunas menciones honrosas para los 8/10 del año, es decir, discos excelentes que no alcanzaron a entrar en el Top final. Me refiero a : Ahab: 'The coral tombs', In flames: 'Foregone', Foo fighters: 'Here we are ', Incantation: 'Unholy deification' y Mon Laferte: Autopoiética.

Ahora si, 23 álbumes para 2023:

23. Pj Harvey: 'I inside the old year dying' 
"La vocalista no encuentra (o derechamente no busca) momentos particularmente emocionantes en este álbum si no más bien explora atmósferas densas, oscuras y enigmáticas, sumergiéndonos en un pozo donde jamás teme el moverse bajo sus propios términos, consolidando su estatus de artista con mayúsculas."

22. Alex Andwandter: 'El diablo en el cuerpo'
"Abraza la canción pop con enorme talento y tino melódico. Encuentra ese equilibrio tan difícil de hallar entre algo que suena ligero pero es profundo a la vez, para esto mete mano a un cóctel exquisito de influencias y se hace acompañar de una serie de artistas que esbozan pincelazos en ciertas canciones."

21. Slowdive : 'Everything is alive'
"¿Quién necesita crecer cuando se muestra tamaño nivel de maestría a la hora de construir atmósferas? Capturan de manera precisa una emoción, llevándola a un sonido a momentos incluso angustiante."
Reseña acá

20. Marduk: 'Memento mori'
"Trae de regreso al Marduk más desenfadado y brutal, uno que no oíamos desde hace bastante..."
Reseña acá

19. Peter Gabriel: 'i/o'
"En contra juega el que no reinventa nada y recurre a sus trucos habituales, a favor lo hermoso del resultado, la oda a la belleza que representan las canciones que presenta, sin desperdicio y donde cada una revela una magia particular."
Reseña acá

18. Caroline Polachek: 'Desire, I want to turn into you'
" A favor está la ambición que muestra la artista y lo consistente que en general suena, pese a abordar una electrónica desnuda y que en contadas ocasiones se desata. Durante todo el álbum este pareciese tiene algo que decir, una propuesta en cuanto a arreglos y mensaje, lo cual viniendo del mundo del pop no es poco..."
Reseña acá

17. Riverside: 'ID.Entity'
"No es fácil impactar en esto del progresivo, que ya se ha hecho bastante y sin duda cuesta innovar. Ahí, Riverside han sabido entregar un álbum sólido, que efectivamente sabe mirar hacia atrás pero sabiendo sonar a presente. Hay mucha emotividad y fuerza en ID.Entity"

16. Róisín Murphy: 'Hit parade'
"Desarrolla una electrónica bastante orgánica que conecta con el funk, el R&B y el house pero que en ningún momento se esfuerza por agradar respondiendo unicamente a las inquietudes de ambos artistas."

15. Squid: 'O monolith'
"Un álbum que efectivamente funciona en la línea del debut (que era lo esperado) pero dándose el gusto de correr bastante los límites en términos de rupturismo y experimentación."

14. Cattle Decapitation: 'Terrasite'
"Continúan abordando la bestialidad de su sonido en el enlace con uno que otro pasaje melódico"

13. Suicide Silence: 'Remember... you must die'
"Lo mejor que los norteamericanos han parido en su carrera, situándose incluso por encima de sus dos primeros álbumes, que pueden haber sido "la novedad" (mérito tienen, no lo vamos a desconocer acá) pero jamás sonaron tan poderosamente diversos como acá si ocurre."

12. Tsjuder: 'Helvegr'
"Marcado por la suciedad y velocidad del sonido, aunque con suficientes matices atmosféricos como para seguir mostrándose interesantes pese al paso de los años."

11. Overkill: 'Scorched'
"Con un nivel técnico que no muestra ripio alguno, compitiendo unicamente contra si mismos entre álbumes que se esfuerzan en dar muestras de un thrash característico, incombustible, afilado y que desborda energía."

10. Tesseract: 'War of being'
"Complejizando las estructuras entre canciones intrincadas pero sin perderse en la técnica, manteniendo siempre presente ese elemento particularmente sensible en sus canciones."

9. Fires in the distance: 'Aint not meant for us'
"Saben combinar en sus estructuras con pasajes melódicos particularmente delicados y rebosantes de una sensibilidad a flor de piel, esto realizado con una elegancia de que sorprende dada la poca experiencia de la banda. "

8. Sufjan Stevens: 'Javelin'
"Su veta folk más íntima, sin embargo, el álbum regala momentos que continúan dando muestras de una búsqueda constante por parte del artista. "

7. Cadaver : 'The age of the offended'
"Un disco que baja un tanto la velocidad respecto al antecesor y apuesta por una mayor diversidad (incluye más canciones, alargando la experiencia en diez minutos), apoyándose para esto en la conocida versatilidad en batería y una producción tremendamente atinada."

6. Avenged Sevenfold: 'Life is but a dream...'
"Han optado por desatar el caos, yendo y viniendo constantemente, tomando elementos de acá y allá, metiendo todo en el plato en un afán desconcertante dispuesto a dividir aguas."

5. Panopticon: 'The rime of memory'
"El talento de Austin Lunn reside en la capacidad de abstraernos del presente, sacarnos durante algo más de una hora de nuestro caos e internarnos en el suyo, llevarnos a su mundo, desatado y completamente libre. "

4. Haken: 'Fauna'
"Con estos ingleses, el amor por el progresivo siempre ha sido columna vertebral en sus trabajos, extremadamente técnicos todos, sin embargo, se reconoce en ellos (y he ahí el mérito) la intención de entregar un sonido vivo, que no caiga en estructuras intrincadas pero frías"

3. Horrendous: 'Ontologycal mysterium'
"Efectivamente entrega esas dosis de velocidad y filo que cualquier álbum de death requiere pero que lejos de estancarse ahí va por más, muchísimo más, incorporando elementos melódicos, momentos instrumentales, arreglos singulares, cambios estructurales y, por cierto, un nivel técnico que suena prolijo en cuanto a ejecución pese a jugársela por una producción no tan limpia como suele ser la del progresivo. "

2. Enslaved: "Heimdal'
"Entendieron durante estos años que se estaban volviendo algo fríos y cerebrales, que necesitaban traer de regreso la emoción y oscuridad a su sonido"

DISCO DEL AÑO:

1. Sigur Rós: 'Átta'
"Los islandeses nos invitan a abandonar la vorágine diaria, ese ritmo infernal que nos acosa tanto en el cotidiano (trabajo, familia, amigos) como a nivel tecnológico, léase, la cultura de lo inmediato, el "lo miro y lo olvido", donde todo dura lo que tarda un dedo en cruzar una pantalla. Muy por el contrario, nos proponen un álbum que no funcionará jamás como música de fondo mientras realizas alguna tarea, acá el desafío es abrazar la música como instrumento de belleza y lanzarse a conectar con el sonido, algo que suena obvio pero que realmente se realiza muy poco a día de hoy. "

Y ya. Que venga 2024 con las maravillas que tenga que traer...

domingo, 28 de enero de 2024

Earthside: Let The Truth Speak (2023)

"Sobre pensado..."

En el mundo del progresivo moderno hay bandas para dar y regalar, de alto nivel la gran mayoría. En aquel espectro, los ingleses de Earthside ilusionaron en 2015 mediante A dream in static y había que ver si con un segundo álbum confirmaban sensaciones o se quedaban unicamente en el impacto del debut. Conscientes seguramente del desafío es que se tomaron nada más ni nada menos que ocho años para regresar, resumiendo su momento en diez piezas que rondan los ochenta minutos de duración y en medio de colaboraciones varias (cada canción tiene una participación de algún invitado diferente). Por todo esto, el plato a simple vista luce bastante condimentado y realizando el viaje que nos proponen esto ciertamente se confirma, Let the truth speak entrega al fan del género lo que quiere oír en un disco de metal progresivo, es decir, peso, ejecuciones técnicas impecables + momentos emocionales inmersos en estructuras que van y vienen constantemente, sin embargo, esto enmarcado en un importante problema: el sobre cargo es demasiado por lo que el álbum te suelta constantemente. 

Me explico, acá todo está (demasiado) en su lugar, desde el instrumental 'But what if we're wrong' dispuesto a a abrir el disco notamos que el asunto está bien pensado y en cuanto a ejecuciones ni hablar, con una estructura que va del rock a la calma y da muestras de una producción exquisita. ¿Dónde está el problema entonces? Pues en que la banda se excede. Cada canción funciona como un mundo, instalándose el rock y el peso de las guitarras en 'We who lament' o yendo hacia la calma en 'Tyranny', sin embargo, las canciones acaban dando tantas vueltas sobre si mismas que entre que marean y agotan. Nadie puede negar eso si que algo como 'Watching the earth sink' (once minutos que figuran como lo más espectacular dentro de un disco que de por si es todo un espectáculo) entrega un trayecto instrumental sólido como roca, pero incluso esta estira su minutaje un par de minutos por sobre lo necesario (ese parón entre el minuto 7 y 10, previo al desate final, ¡es demasiado largo!) generando una sensación de cansancio que se complica aún más cuando constatamos que tras esta aun quedan cinco canciones más, todas densas, todas extensas. 

Let the truth speak en ningún caso es un mal disco, un álbum que a cualquier amante del metal progresivo debería caer en gracia, incluso generar admiración a causa de su impecable ejecución técnica y búsqueda constante de la emoción, sin embargo, transmite la sensación de estar sobre pensado, de ser demasiado cerebral, lo cual impide que uno desee volver a vivir la experiencia completa, porque de solo pensarlo... agota. A veces menos es más.

¿Canciones? 'But what if we're wrong' y 'Watching the earth sink'

7,5 / 10
¡Muy bueno!

jueves, 25 de enero de 2024

Till Lindenmann: Zunge (2023)

"Buena excusa para mostrar frescura..."

Ya sea junto a su banda madre o colaborando con Peter Tägtgren, el alemán Till Lindemann se las viene arreglando desde hace al menos una década para mantenerse inquieto. Su ritmo no para, yendo desde el escenario al estudio constantemente, aunque claro, tanto movimiento evidentemente acaba por mermar la diversidad de los resultados. Tampoco es que esto parezca importarle, finalmente todos entendemos que lo que el alemán necesita es material para mantenerse en gira y este álbum parece más que nunca una (buena) excusa para aquello.

Nos entrega así una colección de canciones que son "dos cucharadas y a la papa", es decir, temas directos que hacen uso del tradicional sonido que el alemán desarrolla esté en el proyecto que esté, jugando con el peso constantemente mediante una producción impecable que saca partido a las explosiones de guitarras, como hace en la interesante y dramática partida a cargo de 'Zunge' (la canción), más adelante en 'Übers meer' o en 'Du hast kein herz', incorporando elementos electrónicos de vez en cuando, con aceleraciones muy a la Rammstein en 'Sport frei' o 'Altes fleisch', e incluso entregando algún pasaje acústico en 'Tanzlehrerin'. De esta forma, todo luce muy cómodo y controlado aunque por lo mismo bastante disfrutable, el clásico más de lo mismo que no molesta en absoluto. 

Siendo claros, varias de estas canciones podrían haber sido material para Rammstein y con el aporte del resto de sus compañeros quizás habrían llegado más lejos. Un ejemplo claro de lo que menciono es una canción como 'Nass', que con sus guitarras secas entrega los pasajes más intensos en todo el álbum, sin embargo, en la recta final el vocalista evidentemente no sabe como cerrar el asunto o llevarlo a otra dimensión, dejándonos una pequeña joya pero que claramente tenía potencial para llegar más lejos. Donde si parece encontrar el punto es en 'Alles für die kinder', equilibrando electrónica y peso a la perfección, también dejándonos la sensación de que cuando Lindemann se decide a explorar encuentra buenas cosas. Ojalá el disco hubiese tenido más de estos juegos.

Como sea, verdad sea dicha, Zunge no tiene canción mala. Se extrañan mayores alzas de intensidad y en varios pasajes pareciese que Till se conformase con encontrar un buen coro, pero el conjunto cumple de sobra y no desentona en absoluto ante el más reciente trabajo de Rammstein (Zeit, 2022). 

¿Canciones? 'Zunge' , 'Sport frei',  'Nass' y 'Alles für die kinder'.

7 / 10
Muy bueno.


Otras reseñas de Till Lindemann:
2022: Zeit (Rammstein)
2019: Rammstein (Rammstein)

lunes, 22 de enero de 2024

20 Años De... Marilyn Manson: The Golden Age Of Grotesque (2003)

 "Irreverente y provocador..."

Fueron años gloriosos, que duda cabe, éramos felices y no lo sabíamos. Tras la brillante pasada por Antichrist superstar (1996) + Mechanical animals (1998) llegó el político, agresivo e increíble Hollywood (in the shadow of the valley of death) (2000), es decir, en tan sólo cinco años Marilyn Manson había publicado sus tres obras más impactantes y colosales. Vaya proeza y desate creativo. De toda esta vorágine la banda salía, sin embargo, trastocada. Twiggy Ramírez, fiel compañero de Manson hasta ese entonces abandona el proyecto (marcando el primero de muchos cambios de formación que vendrían) por lo que el vocalista decide reclutar a Tim Sköld (proveniente de la agrupación industrial/electrónica KMFDM), todo un acierto pues el sueco no solo se hace cargo del bajo si no que aporta en la producción del que sería el quinto álbum de la banda, aportando aire y una notable vía de salida al momento conflictivo que Brian Warner vivía, tanto en lo artístico como personal. Lo interesante es que The golden age of grotesque es un álbum diferente, que nuevamente (y ya van...) transforma el proyecto en otra cosa, esta vez en algo más distendido, dejando de lado la crítica social, la política y religión para abordar temáticas mundanas ligadas al placer, el erotismo, lo vulgar y obsceno, esto en contexto de canciones bastante directas aunque por lo general violentas en sus formas.

Musicalmente el disco encuentra a la banda con su mejor formación a la fecha, esto es: John 5 en guitarras, Ginger Fish en batería,  Madonna Wayne Gacy en teclados, el mencionado Tim Sköld y Manson, es decir, un manjar. Mientras que en lo formal el álbum suma trece canciones (sin contar las breves intro + outro) dando muestras de un Marilyn Manson más cercano que nunca a la electrónica aunque sin dejar jamás de lado los aspectos más agresivos e industriales de la banda, quienes no descubren nada, eso hay que decirlo, y más bien emulan el sonido electro pop industrial que Rob Zombie ya había desarrollado cinco años antes en Hellbilly deluxe (1998), por ejemplo. Sin embargo, el mérito está en a este sonido haberle añadido un sello propio, acercando el experimento al metal e incorporando aquellas temáticas que a Manson le obsesionaban por entonces. El resultado es fantástico y envolvente, simple también pues acá encontramos varias de las canciones estructuralmente más sencillas en lo que va de carrera de Manson, temas que no se complican y van al hueso rápidamente, con un énfasis puesto fuertemente en los coros (todos gancheros). 

Dentro de los coqueteos electrónicos más interesantes está la apertura con 'This is the new shit', el arranque erótico de '(S)aint', haciendo ese inolvidable juego en el puente con la palabra "FUCK" (y que toma prestado el sonido y estructura de 'Living dead girl' del mencionado Rob Zombie) , la sexy 'Ka-boom ka-boom' o los seis minutos de 'Para-noir', una verdadera oda al sexo como método de evasión al dolor. En una línea más juguetona y divertida aparecerá la poderosa 'mOBSCENE' (con una evidente referencia al 'Be aggresive' de Faith no more, en un homenaje que roza el plagio), las percusiones de 'Doll-dagga buzz-buzz-ziggety-zagg' o la cabaretera 'The golden age of grotesque' (la canción), mientras que en una línea más directa, cargada al metal y que entrega los sonidos más duros del álbum encontraremos cosas como 'Use your fist and not your mouth', 'Better of two evils', la notable 'The bright young things' o la adictiva 'Vodevil', con uno de los coros más fascinantes en todo el disco. 

Siendo justos con la obra de Marilyn Manson, no se ajusta a la verdad el mencionar este trabajo como "lo último de calidad" que compuso. La tentación de caer en frases grandilocuentes como aquella está, sin embargo, ya llegará el momento (en 2027 espero, si es que la vida me lo permite) de escribir respecto a Eat me, drink me (2007), un álbum que dio muestras de que aún en total confusión, Manson siempre se las arregló para entregar pinceladas de su talento. Como sea, si hay algo con lo que se puede ser categórico a veinte años de distancia y es que The golden age of grotesque representa el último álbum del Marilyn Manson más cercano al metal agresivo y contundente (nunca más volvió a cantar como acá hace, eso es un hecho), un álbum prácticamente sin ripios, con una propuesta estética y sonora novedosa (en comparación consigo mismo), su último trabajo verdaderamente irreverente y provocador.

¿Canciones? 'mOBSCENE', '(S)aint' y 'Vodevil'.

9/10
Brillante.

sábado, 20 de enero de 2024

25 Años De... Marilyn Manson : Mechanical Animals (1998)

"Sexy y elegante, pero no menos rabioso..."

No deja de impactar el lento pero sostenido desarme que acabó viviendo Marilyn Manson tras su período 1996- 2000. Consumido por el personaje auto destructivo, Brian Warner claramente no supo gestionar su explosivo éxito noventero y acabó desenvolviéndose entre un constante ir y venir, en ocasiones recurriendo a lugares comunes (The high end of low, 2009) y a veces buscando la re invención (The pale emperor, 2015). Siendo justos, cabe mencionar que el hombre no ha grabado ningún desastre a día de hoy, es decir, tomas cualquiera de sus álbumes de los últimos veinte años y el más básico (¿Born villain?) por lo bajo cumple, sin embargo, tampoco ha sido capaz de acercarse siquiera a sus momentos más gloriosos e inspirados, siendo aquel 1998 con Mechanical animals uno de ellos. 

Probablemente sean dos los elementos que enaltecen este tercer trabajo de la banda (hasta ese entonces Brian Warner aún no consumía el proyecto por completo), el primero es obvio, su nivel y propuesta, pero el segundo guarda relación con el contexto que rodeó su grabación, digamos, desde donde venía Marilyn Manson y esto es el colosal Antichrist superstar (1996), aquella obra maestra que acabó por cambiarlo todo para el vocalista y desde el que evidentemente no era cosa fácil continuar. La genialidad del paso radica por tanto en la capacidad de Warner para no competir consigo mismo, y en lugar de lanzar un "anticristo parte 2" decide sacudirse y transformar su momento, disfrazarse de una especie de David Bowie moderno y girando tanto en lo estético, musical como en lo temático. 

El resultado es fascinante, para Mechanical animals el artista decide crear a dos personajes conceptuales, Alpha y Omega, el primero no es si no el artista post Antichrist superstar y que por ende vive la resaca del éxito, mientras que el segundo es un alienígena de carácter andrógino que en la tierra es corrompido a causa de las adicciones. De esta forma, las canciones para cada personaje aparecen aleatoriamente a lo largo del álbum (son siete para cada uno), construyendo así un conjunto teatral de comienzo a fin (exagerado incluso a momentos), pero repleto de atmósferas y crípticos mensajes, digamos, la fotografía de un artista que vivía su más brillante momento y lograba (al menos por ahora) reinventarse en el éxito.

Sin ir muy lejos, lejos de la estridencia de discos anteriores, el álbum abre realizando un giro hacia el glam y la elegancia en 'Great big white world', con la que Manson sube un peldaño en términos de estilo y da muestras del nivel creativo que podía ostentar en ese entonces, esto mediante un sonido que pone énfasis en el tándem guitarra/teclados pero entrega importante protagonismo al mensaje que se entrega, en este caso criticando al orden mundial contemporáneo ("No conecto con tu mundo / Nada sana ni crece / Porque es un gran mundo blanco / Y estamos drenando nuestros colores..."). Algo similar ocurrirá en el sólido single 'The dope show' (carta de presentación comercial del álbum en aquel entonces), que incluye reflexiones respecto a la fama y éxito dentro de la industria ("Te aman cuando estás en las portadas / Cuando no estás aman a otro...") en el contexto de un sonido sexy y sinuoso, algo completamente inédito hasta ahora ahora en la banda. 

Posteriormente, en la intensa 'Mechanical animals' (la canción) oiremos por primera vez a Manson interpretando desde el despecho abordando una ruptura sentimental ("Eras automática y vacía como la "o" en Dios..."), mientras que los guiños a un rock industrial más duro aparecerán en 'Rock is dead', sonido que el disco volverá a retomar más adelante en canciones como 'Posthuman', 'I want to disappear' o 'New model No. 15', aunque con resultados algo menores. 

Los momentos más íntimos y donde las atmósferas coquetearán con la psicodelia llegarán en el nudo del álbum en la soberbia pasada por 'Disassociative' + 'The speed of pain', en ambas con Manson acercándose a un sonido desnudo y reflexivo, en la primera metiendo mano a la electrónica como fondo ("No puedo salir de acá / No quiero explotar en miedo / Un astronauta muerto en el espacio..." - afirma en esta) y en la segunda realizando el homenaje más claro a Bowie yendo a la guitarra acústica (haciendo por cierto modo su propia 'Space oddity'). En esa línea, otra pasada tremendamente interesante desde lo musical aparecerá más adelante en 'User frienly' seguida de 'Fundamentally loathsome', con referencias sexuales y cierta cadencia en el sonido que anticipaba desde ya lo que se desarrollaría en extenso cinco años más tarde en un álbum como The golden age of grotesque (2003), así como casi cerrando el disco en 'The last day on earth', dueña de un sonido inmersivo nuevamente inaudito en la carrera de Marilyn Manson.

Mucho más directa resultará la declaración de principios 'I don't like the drugs (but the drugs like me)' abriendo la recta final y nuevamente tirando de líneas tan duras como pesimistas ("Tu y yo estamos listos para caer / Criados para ser estúpidos, educados para ser absolutamente nada...") mientras realiza confesiones respecto a su consumo, el cual comenzaba en la intimidad a hacer mella en la vida de Brian Warner ("Hay un huevo en nuestra alma que llenamos con drogas / Y  nos sentimos bien"), asunto que volverá a tocar en la fantástica balada 'Coma white' ("Una píldora que te vuelve insensible / Que te vuelve tonto / Que te vuelve cualquier otro / Pero ninguna droga en este mundo te salvará de ti mismo..."), cerrando así un álbum franco y descarnado desde lo lírico, diverso y atrevido desde lo musical. 

El carácter auto destructivo de Marilyn Manson acabó por arruinar en cierto modo el legado de su obra. Con los años el vocalista se transformaría en una penosa caricatura de si mismo, sin embargo, en la historia siempre quedará su década de gloria, marcada a fuego por dos álbumes como Antichrist superstar y Mechanical animals, absolutamente brillantes ambos e increíblemente disímiles entre sí. En 1998 Manson necesitaba escapar del metal industrial de sus inicios (marcado por la presencia de Trent Reznor, digámoslo), de ahí el giro hacia un álbum lleno de glamour, sexy pero no por esto menos rabioso. Una joya histórica e inolvidable.

10/10
Obra maestra.

jueves, 18 de enero de 2024

Tesseract: War Of Being (2023)

 "Dramatismo, tensión y catarsis..."

En la escena metal actual nos encontramos con una serie de bandas jóvenes dispuestas a desarrollar un metal progresivo con aires djent y marcados tintes emocionales, siendo Tesseract una de ellas. Para su quinto álbum se han tomado una pausa inédita de cinco años (pandemia incluida), lo cual ha derivado en un trabajo que sostiene la línea del antecesor Sonder (2018) con el importante detalle de que esta vez han intentado llevar la experiencia un paso más allá, complejizando las estructuras entre canciones intrincadas pero sin perderse en la técnica, manteniendo siempre presente ese elemento particularmente sensible en sus canciones, cada una siendo un mundo en si misma con idas y vueltas llenas de dramatismo, tensión y momentos catárticos. Puede que lo anterior sea un tope importante para quien se enfrente al álbum pues estamos ante un trabajo que requiere inmersión y complicidad por parte del oyente (de hecho, se recomienda oír con un buen equipo de sonido o audífonos), pero bueno, no vamos a culpar al artista por esto, que Tesseract han hecho el trabajo y somos nosotros quienes debemos saber valorarlo. 

El álbum abrirá con 'Natural disaster' y la propuesta se desenfunda de inmediato. Los primeros segundos son de peso (con esa producción moderna que "contiene" a las guitarras eso si) y desde ahí la estructura irá armando climas de tensión y desate con el sonido. Mucho más cerebral se percibirá algo como 'Echoes' mientras que los seis minutos de 'The grey' volverán a girar hacia la arista más dura de la banda, con un Daniel Tompkins que desde ya comienza a mostrar credenciales con su trabajo vocal, yendo arriba y abajo a placer, algo que se confirmará más adelante en la increíble 'Legion', una verdadera exhibición en cuanto a interpretación y dramatismo, aunque si es la que más les acerca a lo que han realizado con maestría otras bandas del estilo, como los noruegos Leprous, por ejemplo. 

En la segunda parte del álbum encontraremos temas como 'Tender' o 'Sirens', dos que tienden a redundar sobre las atmósferas y funcionan casi como puentes para cosas más complejas, como los once minutos de 'War of being' (el gran coloso del álbum claramente) o 'Burden', la joya oculta del álbum gracias a su entramado electrónico y exquisita producción (es un verdadero deleite para el oído el como se entrelazan los instrumentos en la mezcla), una además donde la banda sabe ir aumentando la temperatura e intensidad a placer y se luce en aquello. 

Para el cierre los nueve minutos de 'Sacrifice', notables nuevamente, y la sensación de estar ante uno de los grandes discos que nos habrá dejado 2023. Tesseract han potenciado su fórmula progresiva/dramática y la han sabido llevar a tope. A momentos pareciese ser que el plato está siendo demasiado empalagoso (siendo este su único defecto), lo cual también presenta un desafío no menor a futuro, el clásico: ¿Y ahora qué? ¿Simplificar los caminos? ¿Ir en búsqueda de coros más memorables y recordables (como han intentado hacer sus pares Haken, por ejemplo)? El tiempo dirá, por ahora, es obligación disfrutar su presente. 

¿Canciones? 'Legion', 'War of being' y 'Burden'. 

8,5 / 10
¡Excelente!

lunes, 15 de enero de 2024

Peter Gabriel : i/o (2023)

 "Oda a la belleza..."

A muchos se nos aceleró el corazón en 2016 cuando un single como 'I'm amazing' vio la luz. ¿Es qué finalmente llegaría tras casi dos décadas el sucesor para Up (2002)? Sin embargo, falsa alarma. El tema formó parte de una colección de b-sides por lo que nuevamente debimos resignarnos, llegando con los años incluso a temer que el ansiado regreso de Peter Gabriel no llegaría y deberíamos conformarnos con sus discos de versiones sinfónicas y/o compilaciones varias. Finalmente, y cuando nadie lo esperaba, en 2023 comenzaron las buenas noticias: canciones que sistemáticamente durante el año fueron publicándose (una por mes, en cada luna llena) y armando lo que finalmente se transformó en i/o, doce canciones que en poco más de una hora configuran el regreso formal del genio inglés. ¡Al fin! Vuelve además en concordancia con lo que es, sin olvidar su obsesión por el buen sonido y la experiencia completa que engloba su propuesta, entregándonos el disco en dos versiones (bright/dark), ambas con sutiles diferencias en la producción. 

En cuanto a lo estrictamente musical, i/o funciona como una respuesta respecto a lo que fue el Up, como una carta que ha tardado tiempo en llegar pero que al fin ha arribado a su destino. En esta ocasión Peter Gabriel de manera evidente ha intentado atenuar su tendencia a las atmósferas oscuras que acabaron inundando aquel trabajo de 2002. En ese sentido, i/o debe ser su disco más accesible desde aquel glorioso So (1986), y me salto intencionalmente a Us (1992), que maquilló su oscuridad mediante un temazo pop como 'Steam' pero verdad sea dicha, fue también un álbum de difícil acceso en su propuesta. Pues bien, aquello es lo que Peter ha intentado matizar en su más reciente álbum, alternando de manera estricta piezas alegres y optimistas con otras íntimas y lúgubres, entregándonos un disco de dos caras bastante marcadas pero que se entrelazan en total perfección. 

De ahí que abra con algo como 'Panopticom', cristalina y pulcra en su apertura entre cuerdas y electrónica subterránea, mecánica en su relato y explosiva en sus coros, un hitazo de proporciones dispuesto a mostrar credenciales de inmediato. Le seguirá una juguetona 'The court', marcada por esa línea que va cortando el tema de tanto en tanto ("...and the court will rise while the pillars are fall") y desde acá, el ir y venir mencionado. Se sucederán una serie de temas esperanzadores como 'i/o', donde Peter reflexiona humildemente respecto a nuestra conexión con la naturaleza declarándose "parte de todo", la fiesta que representan tanto 'Road to joy' (con participación de Brian Eno) como 'Olive tree', o una tierna 'This is home' (con énfasis en las percusiones). Se le oye feliz a Peter en estas y aquello emociona, de ahí que el contraste con cosas más delicadas funcione, yendo abajo al piano en 'Praying for time' o 'So much', a la electrónica minimalista en 'Four kind of horses' (pequeña gran joya del disco, una pieza que desborda en emoción) o 'Love can heal', y cerrando en total calma con 'And still' + 'Live and let die'. Varias de estas se extenderán por sobre los seis minutos pero lo dicho, que Peter no ha querido cometer el mismo error de Up, donde le quedaron muchos temas largos y pesados seguidos, entonces ha querido matizar con cosas más breves y derechamente alegres. 

El tiempo sabrá situar este i/o en el lugar que corresponde, que ahora cuesta ser objetivo con la emoción en los dedos. En contra juega el que no reinventa nada y recurre a sus trucos habituales, a favor lo hermoso del resultado, la oda a la belleza que representan cada una de las canciones que Peter Gabriel presenta, sin desperdicio y donde cada una revela una magia particular. Bendito sea...

¿Canciones? 'Panopticom', 'Four kind of horses', 'Road to joy'. 

8,2 / 10
Excelente.

viernes, 12 de enero de 2024

Myrkur: Spine (2023)

 "Solo insinuaciones..."

Seguir pegándole a la danesa Amalie Bruun (a.k.a Myrkur) por su abandono del metal a estas alturas del partido me parece un completo sin sentido. Sobre todo considerando el que apenas en su segundo álbum (Mareridt, 2017) la mujer giró con fuerza hacia su arista más folk/pagana, es decir, rápidamente se sinceró y asumió que difícilmente la música extrema sería lo suyo, línea que acentuó posteriormente en Folkesange (2020), cuya reseña injustamente pasé por alto acá en mi querido blog, y confirma en este nuevo Spine, quizás con el matiz de que esta vez explora aristas un tanto más diversas, insistiendo en su veta más atmosférica pero confrontándola con pasadas cargadas a lo melódico e incluso alguna incursión en los sintetizadores. El resultado no deja de ser interesante, sin embargo, a la hora de llevar todos los ingredientes a cocción hay algo que no funciona bien, dejándonos un plato algo amargo como resultado.

Me explico. En Spine encontramos, por sobre todo, diversidad y prueba de esto es su partida, donde dispara hacia distintos lares. Tras una intro dispuesta a situarte en medio del bosque sonará 'Like humans', que es el single claro del álbum, casi cinco minutos que oscilan entre la oscuridad de las estrofas y un coro tremendamente popero. No es un mal tema pero cuenta con un claro problema: la producción. Y es que en el afán de darle realce a la dulce voz de Amalie (la cual carece de potencia, por lo que necesita de "ayudas" para sobresalir) han puesto a la banda totalmente detrás, restándole fuerza a las guitarras y dejando lo que podría haber sido una canción colosal en algo que se cuece todo el tiempo a fuego lento, insinuando una explosión que no llega de manera adecuada. Ejemplo de lo que menciono es el blast beat que meten en la recta final (tras el 3:45), el cual luce completamente fuera de lugar (si vas a darle poder a la batería, ¡dáselo en serio!), incluso estorbando más que aportando. Este fenómeno tenderá a repetirse en distintos momentos del disco, por lo que una canción como 'Mothlike' cuando abraza el synth pop funciona de maravillas pero en cuanto aparece el "peso" (esta vez a los dos minutos, donde Amalie incluso mete unos growls por ahí) nuevamente se entorpece el trámite. Es evidente que la artista ha intentado jugar con ese contraste entre una voz cristalina altisonante con  arreglos "no simétricos", algo que nuevamente intentará conjugar más adelante en 'Valkyriernes sang', por ejemplo, pero claramente no le ha encontrado el punto al asunto. Yo culpo a la producción. 

Por todo esto, cuando la vocalista se asume una especie de Enya moderna en una canción como 'My blood is gold', es cuando mejor suena. Lo mismo en el cierre del álbum con 'Menneskebarn'. La voz de Amalie Brunn es bonita y clara por lo que sin guitarras ni batería y solo con un piano + violines luce como corresponde y todo parece cuajar. De todas maneras, también algo mejor le irá con 'Spine' (la canción) o en 'Blazing sky', gracias a que los tiempos van más lentos, lo cual ayuda a poder conectar con las olas de guitarras que se van soltando. 

La experiencia que Myrkur entrega no deja de contar con momentos atractivos, la paleta que la artista presenta posee múltiples colores y eso se agradece, sin embargo, las buenas intenciones no han contado acá con manos capaces de darle realce y vida al conjunto. Spine es un álbum que insinúa momentos pero rara vez los encuentra como corresponde. 

¿Canciones? 'Like humans' y 'My blood is gold'.

6/10
Bueno, cumple...

Otras reseñas de Myrkur:
2017: Mareridt

martes, 9 de enero de 2024

Panopticon: The Rime Of Memory (2023)

"Desatado y completamente libre..." 

En ocasiones incluso la oscuridad o lo inhóspito puede volverse nuestra zona de confort, que es lo que de cierta forma se percibe tras cada nuevo álbum de Panopticon, el proyecto en solitario del brillante Austin Lunn. Con diez álbumes bajo el brazo sus trazos atmosféricos lucen en cierto modo ya conocidos, le oímos cómodo en ese vaivén que oscila desde un folk dispuesto a situarnos mentalmente en medio de la tranquilidad del más solitario bosque hasta un black metal completamente desatado y lleno de ira. Todo esto se vuelve a expresar en un álbum como The rime of memory, sin ese exquisito factor sorpresa que si estuvo presente en varios de sus álbumes anteriores aunque no por esto con menores resultados. Dicho en simple: sabemos a lo que vamos con Panopticon pero la experiencia sigue siendo satisfactoria, aunque insisto, siempre teniendo claro en donde nos metemos. 

Sin ir demasiado lejos, los veinte minutos iniciales armados por una breve introducción seguida de 'Winter's ghost' por si solos entregan un completísimo panorama de esto que menciono. La secuencia abre con un pasaje extenso acústico y calmo que romperá en black desaforado, generando un ida y vuelta impactante y glorioso, un viaje extenso que no funciona como "música de fondo" mientras cocinas o realizas otra tarea, si no más bien demanda una vivencia completa por parte del auditor, algo a completa contra corriente de lo que vivimos hoy como sociedad claro está. Y es que... ¿quién tiene tiempo hoy para sumergirse en un álbum de setenta y cinco minutos? Sin embargo, el talento de Lunn reside precisamente en dicha capacidad, la de abstraernos del presente, sacarnos durante algo más de una hora de nuestro caos e internarnos en el suyo, llevarnos a su mundo, desatado y completamente libre. 

De esto mismo hablará una canción como 'Cedar skeletons', con claras referencias al espíritu destructivo del ser humano (particularmente con el medio ambiente), una que a diferencia de su antecesora desde un comienzo abrazará un sonido estridente, acelerado y oscuro, marcado por un metal ruidoso donde los alaridos de Lunn apenas se oyen (menos se entienden, incluso leyendo la letra cuesta seguirle) y la estructura se mueve siempre en torno al mencionado caos. Como dato curioso a mencionar está que el tema cuenta con una pesimista y cruda sección en español ("Nuestra patética existencia agrega demasiado peso / Lo que alguna vez fue sagrado ahora no tiene verdades / Nuestra residencia temporal causando daño permanente/ El corazón de la tierra se desangra, solo quedan esqueletos...") vocalizada por un tal Víctor Sánchez (a partir del 4:33). Luego, en una línea similar se moverán los nueve minutos de 'An autumm storm', otra que nos dejará completamente exhaustos debido a que no saca jamás el pie del acelerador. Es la primera también que peca donde Lunn suele pecar: el exceso. 

La experiencia que Austin Lunn propone es desafiante, que duda cabe, llevamos casi cincuenta minutos de música y aún nos queda un tercio del recorrido, el cual se encuentra dividido en dos piezas extensas, 'Enduring the snow drought' que regala pasajes algo más melódicos respecto a las anteriores (una vez más con un quiebre a medio tema) siendo otra que también se vuelve bastante pesada (disculpen la obviedad) hacia su recta final, no así 'The blue against the white', que abrirá con delicadeza para luego ir desatando los trazos black más que interesantes.

Siendo claros, Austin Lunn sigue tocado y aún excediéndose en el minutaje es capaz de entregar álbumes que se encuentran por sobre gran parte de lo que hoy llega a nosotros. Tanto en términos creativos como en cuanto a ejecución. The rime of memory no es un álbum perfecto, en su recta final insiste tanto sobre conceptos sonoros ya antes tratados que inevitablemente redunda, con diez a quince minutos menos hablaríamos de una obra maestra y disco del año, no ha sido así y nos ha dejado "solamente" un disco brillante. Ahora, finalmente, ¿Quién es uno para cuestionar al artista? Que haga lo que quiera, es un regalo tenerlo junto a nosotros. 

¿Canciones? 'Winter's ghost', 'Cedar skeletons' y 'The blue against the white'.

8,8 / 10
¡Excelente!


domingo, 7 de enero de 2024

Christina Rosenvinge: Los Versos Sáficos (2023)

"Tomando aire..."

Mirado a distancia, el camino y la madurez compositiva de Christina Rosenvinge fue construyéndose paso a paso, álbum tras álbum, primero abandonando el sonido adolescente que empapó sus años noventa para dar paso a la mujer sexual, adulta, erótica y desatada en álbumes como Tu labio superior (2008) + La joven dolores (2011), y luego lanzándose a temáticas y sonidos más complejos, exploratorios y oscuros, tanto en Lo nuestro (2015) como en el notable Un hombre rubio (2018). Cinco años han pasado desde este, tiempo en donde la española decidió embarcarse en una serie de proyectos fuera de la música, ligados al teatro principalmente, y de uno de estos (la obra SAFO, enfocada en la mítica poetisa griega Safo de Lesbos) es el que ha acabado por desembocar en su nuevo álbum, treinta minutos de música que adaptan y musicalizan los poemas de Safo, y que curiosamente no parecen ser la continuación lógica que esperábamos tras Un hombre rubio si no más bien una especie de "estación de paso", un álbum donde oímos a una Christina completamente libre (¡era que no!) pero sin el filo o desate que caracterizó a cualquiera de sus dos antecesores. Esto no transforma a Los versos sáficos en un mal álbum, ni por asomo, pero si uno que transmite por lo general sencillez entre canciones no superan los dos a tres minutos de duración y por lo general abrazarán sonidos que antes le hemos oído a la española. 

Abrirá a lo grande eso si mediante un tridente impecable, primero con la preciosa 'Ligera como el aire', donde la vocalista flota sobre un piano con una interpretación tan sutil como inmersiva, para luego pasar a cosillas más pop en 'Poema de la pasión', con el que debe ser el coro más reconocible en todo el disco (ese "Siento que muero de amor...") y a la guitarra acústica de 'Canción de boda', yendo hacia un sonido más folclórico junto a su compatriota María Arnal. De igual forma, ya más avanzados en el álbum encontraremos cosas completamente de manual como 'Hoy duermo sola', 'La manzana' o 'Pajarita', todas ellas moviéndose en una zona de confort conocida de la artista. 

Habrán momentos eso si (que se agradecen) en que el disco se internará en terrenos más áridos y exploratorios, ahí tendremos los sintetizadores de 'Himno a afrodita', los guitarreos y vocalizaciones al límite de 'Fragmentos' o ese genial, oscuro y dinámico cierre que entrega en 'Contra la épica', una que con su beat parece ser realmente de otro álbum (ojalá a futuro fuese por acá, que esta línea parece abrir un camino que seduce). 

A estas alturas, cualquier cosa que haga Christina Rosenvinge logra sonar interesante, incluso cuando la vocalista pareciese trabajar a fuego lento como en este caso, centrándose en lo lírico y dejando lo musical en piloto automático, su propuesta funciona y regala momentos que cautivan. Las canciones que componen a Los versos sáficos parecen un respiro, como quien sale a tomar aire para enfrentar lo que tenga que venir, pero aún así, siempre tienen algo relevante que decir, lo cual es notable.

¿Canciones? 'Ligera como el aire', 'Poema de la pasión' y 'Contra la épica'.

7 /10
Muy bueno.


Otras reseñas de Christina Rosenvinge:

jueves, 4 de enero de 2024

Olivia Rodrigo: Guts (2023)

"Fenómeno del momento..." 

En una línea que oscila entre el punk pop estilo Avril Lavigne y baladas melosas/dolorosas, Olivia Rodrigo llega con su segundo álbum y la misión de asentar una determinada identidad. Como es de esperar cuando hablamos de un producto pre fabricado (digamos las cosas como son), sumado a su juventud, resulta lógico que la norteamericana aborde temáticas de sobra conocidas (desamor principalmente) y musicalmente no explore demasiado fuera de la caja, sin embargo, en dicho contexto un álbum como Guts sorprende gratamente. Primero gracias a uno que otro momento osado y segundo, porque marca diferencias positivas respecto al debut de dos años atrás.

El álbum es liviano en genera, con canciones por lo general de tono infantil/adolescente, algunas que aportan dinámica inquieta cargada a las guitarras como 'All-american bitch', 'Ballad of a schooledgirl', 'Get him back!' o 'Love is embarrising', y otras que apuntan a la balada, ya sea a cuerdas ('Lacy') o sobre el piano ('Logical', 'The grudge'). También encontraremos momentos modernillos en 'Making the bed' aunque los verdaderos highlights del disco aparecerán en el comienzo del álbum cuando la vocalista se sumerja en el rol de bad bitch en cosas como 'Bad idea right?' o la excelente 'Vampire', con seguridad los dos momentos más intensos del disco, los únicos además que se acercan a algo REALMENTE visceral y que dan luces del personaje que Olivia Rodrigo puede decida explotar a futuro. 

Guts en general suena de manual pero no es un mal disco en absoluto, tiene sus cosillas divertidas y hay un tono irreverente que convence, fuera de estar bien compuesto (dicho en simple: cualquier canción del conjunto podría ser un single y funcionar relativamente bien), aunque claro, transmite siempre la sensación de ser un fenómeno del momento más que algo dispuesto a perdurar. El tiempo dirá de todas formas, la chica tiene apenas veinte años y una vida para explorar...

¿Canciones? 'Bad idea right?' , 'Vampire' y 'Making the bed'

6,8 / 10
Cumple y algo más...

martes, 2 de enero de 2024

Resumen Blog 2023 + 10 Grandes Canciones + Playlist


Llegó la hora de ver como anduvieron mis números en este 2023...

¡Lo primero! El global: publiqué 106 entradas durante el año. ¡Cada vez menos! Está muy ocupada la vida. En 2022 fueron 108, 120 en 2021 y 118 en 2020. 

De esas 106 entradas:
12 fueron reseñas de aniversario, 8 a reseñas de 2022, 4 reseñas de conciertos y 80 fueron discos del año, uno más respecto a 2022. 

¿Cómo anduve en términos de género? Mantengo mi tendencia. De los 101 discos reseñados (entre álbumes 2023, 2022 y aniversarios),18 correspondieron a voces femeninas, es decir, un 17%. Algo más respecto a 2022 (15%), 2021 (16%) y 2020 (17%). 

¿Y en términos de procedencia? La mayor parte de los discos de los que escribo suelen venir desde los Estados Unidos y este año no ha sido la excepción (un 47% , aumentando la cifra respecto al 40% de 2022), mientras que escribí de menos artistas ingleses este (22%, versus el 29% de 2022). Saliendo del duopolio, Noruega y Suecia fueron lugares desde donde más escribí (5 discos de cada país), mientras que comenté 3 discos de Irlanda y Canadá, 2 de Australia, Alemania, Chile, México y España, y un disco proveniente de Francia, Islandia, Polonia y Finlandia. 

Y para cerrar, las diez canciones que más me tocaron la fibra durante 2023. 

#10. Noel Gallagher : 'Easy now'
Lo que es respirar melodías. Increíble...


#9. Peter Gabriel: 'Panopticom'
Absoluta y completamente de otra época. Brillante es poco.


#8. Ihsahn : 'Pilgrimage to oblivion' 
Metal sinfónico que muestra credenciales. Enorme.


#7. Riverside: 'Friend or foe?'
Música de nivel para las masas de la que poco y nadie se entera. En otra época habría sido un hitazo. 

 

#6. Haken: 'Lovebite'
Cuando el metal progresivo y el pop se cruzan. Genial


#5. Depeche mode: 'Before we drown'
Memento mori nos dejó varios temazos. Varias de ellas están en mi Top 50 pero el manjar de atmósfera que regala esta, supera todo. Hermoso.


#4. Peter Gabriel : 'Four kind of horses'
Hace mucho una canción no me llevaba a las lágrimas. Se repite el plano Peter en este conteo pero vaya que lo merece. Bendito seas...


#3. Sugur Rós: 'Klettur'
Han vuelto en gloria y majestad. Vaya maravilla de canción y disco nos han dejado.


#2. Lana del Rey : 'A & W'
Obra maestra de canción. Se deja la vida en cada línea pero además musicalmente es atrevida, vanguardista y valiente. Casi ocho minutos gigantes.


#1. Alex Anwandter: 'Ahora somos dos'
La de Lana debió ser número uno quizás. Pero tengo debilidad por el pop de contenido. Si a eso agregamos una historia de amor tan preciosa como dolorosa en su relato, que decir, canción del año para mi.


No fueron solo diez, sin embargo, las canciones que gocé durante 2023, por lo que acá dejo el playlist completo no sin antes agradecer a todos y todas quienes pasan por acá. La idea es siempre compartir sensaciones y emociones. Si en algo ayudo con eso, por pagado me doy. Gracias.