lunes, 30 de septiembre de 2024

25 Años De... Slipknot: Slipknot (1999)

 "Derroche de violencia y frescura..."

Finalizando el Siglo XX el nu metal se había apoderado de la escena comercial, relegando a los viejos estandartes a un lugar completamente secundario al punto de que algunos se vieron en la necesidad de buscar cercanía con las nuevas tendencias para conservar vigencia (Max Cavalera, Ozzy Osbourne o Metallica, claros ejemplos) mientras que otros derechamente debieron replantear su presente para continuar existiendo (Iron maiden, Judas priest). En ese contexto, si hubo un disco que tomó lo mejor de ambos lados fue el debut de Slipknot, conectando el groove de Sepultura (el de Roots, obvio) con la violencia de Pantera, el dramatismo de unos Korn y los coqueteos con el hip hop propios de aquel metal que en aquel 1999 lucía moderno. De esta forma y de la mano de un salvaje Corey Taylor, el debut de los de Iowa es por sobre todo un disco agresivo que coloca a la dinámica cargada de ira por sobre cualquier otra cosa, algo que en su momento llamó la atención pues este sonido que efectivamente les acercaba a un metal más violento y "tradicional" vino a ocupar un vacío que ninguna otra banda de nu metal había podido llenar, quizás System of a down, sin embargo, hay que recordar que para 1999 estos aún no publicaban Toxicity (2001), que fue el disco que los catapultó a la eternidad. Y si a todo lo dicho agregamos el elemento imagen, es decir, esto de los nueve integrantes con overol + máscaras, que decir, el impacto en los adolescentes de aquella época estaba asegurado.

Yendo a la música propiamente tal, el álbum declara intenciones de inmediato mediante '(sic)', con la batería versátil de Joey Jordison aportando salvajismo al sonido, el bajo de Paul Gray oyéndose con claridad (legado de Fieldy de Korn claramente), Corey Taylor vomitando sus trabalenguas que desde ahora se volverían legado propio y la tornamesa a cargo de Sid Wilson, armando un combo directo y efectivo que derrocha una incesante energía. En una línea similar se moverán cosas como 'Eyeless' o 'Surfacing', ambas canciones breves de dos a tres minutos intercaladas de manera inteligente por otras que efectivamente sonaban algo más comerciales con un estrofa/coro plenamente reconocible, como el hitazo 'Wait and bleed', con un Taylor gigante que da muestras de un desplante vocal extraordinario haciendo los guturales y las voces limpias (todo en velocidad), o 'Spit it out', una donde la influencia del Sepultura/Soulfly más groove se hace muy evidente. 

El nudo del disco estará armado por una jugarreta caótica cuasi instrumental como 'Tattered and torn' (demasiado extensa quizás), el interludio 'Frail limb nursety' y la oscura 'Purity', que como dato curioso fue objetada por temas de derechos de autor por lo que la banda decidió sustituirla en una futura edición por 'Me inside'. Ambas (tanto 'Purity' como 'Me inside') cuentan con la particularidad de exponer la clara influencia de Korn en ciertas atmósferas fuera de contar con un Corey Taylor que canta abiertamente limpio en los coros, una idea que en discos futuros se replicaría bastante y que en este mismo aparecerá más adelante en 'No life'

Ya entrando en su recta final el disco pecará donde pecaban gran parte de los álbumes de los noventa: demasiados temas y esa tendencia a que los discos ser extensos. Se retomará por tanto la línea directa y efectiva entre canciones breves como 'Liberate', 'Diluted' u 'Only one', rescatadas estas por la versatilidad de Joey Jordison pero bastante monocordes en general, de hecho, los experimentos 'Prosthetics' o el cierre mediante 'Scissors' suenan como lo más llamativo de toda esta pasada, siendo esta última un cierre impecable (nuevamente con Corey Taylor emulando los gruñidos y quejidos de Jonathan Davis) y la única que se alarga en el disco (supera los siete minutos) pero justificándose gracias a su estructura creciente y desesperante. 

El debut de Slipknot funcionó en 1999 como una descarga de energía a ratos incontenible, matizada con uno que otro guiño comercial más algunos pasajes experimentales dignos de atención. Con un nu metal en pleno auge el álbum representó un baño de frescura, el cual se complementó un par de años más adelante con el brillante Iowa (2001). Evidentemente este fenómeno resultaría a futuro difícil de replicar por lo que con los años la banda entraría en un espiral marcado por la irregularidad, sin embargo, la grandeza de sus primeros años les ha permitido extender una carrera por incluso veinticinco años. Y merecido lo han tenido... 

¿Canciones? '(sic)', 'Wait and bleed', 'Purify' y 'Scissors'.

9/10
Brillante.

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