sábado, 27 de febrero de 2021

Hayley Williams : Flowers For Vases / Descansos (2021)

"Honesto desangre..."

La cuarentena ha hecho lo suyo con miles, y particularmente en el mundo de la música no fueron pocos los álbumes que surgieron exclusivamente a partir del cambio de rumbo forzado que muchos/as artistas debieron vivir. En dicho contexto, Hayley Williams se ha sumado a la lista con el que viene a ser su segundo disco en solitario pero que llega sorpresivamente a tan solo un año del debut, aquel interesante y diverso Petals for armor (2020)

Sin embargo, dándole play al trabajo, lo primero que llama la atención es la distancia musical que este toma respecto a su inmediato antecesor, dicho en simple: Flowers for vases / descansos (vaya título eh?) no puede ni debe entenderse como una continuación lógica del debut si no más bien como un necesario paréntesis por parte de una artista que en medio de una crisis necesitaba sacarse todo de encima. Nos encontramos así frente a uno de esos trabajos honestos y desgarrados de comienzo a fin, esos que tantos artistas han vomitado en algún momento de su carrera, aunque claro, llama la atención lo pronto que este ha llegado para Hayley. Pero bueno, que los malos momentos no suelen pedir permiso...

Por tanto, a diferencia de lo desarrollado en Petals for armor, donde la vocalista se paseó entre sintetizadores, pop, rock y baladas, en Flowers for vases /descansos nos encontramos con un álbum que funciona en dirección totalmente opuesta, es decir, cuarenta y dos minutos de música dispuestos a exteriorizar un momento particularmente duro sin adornos y donde ha salido lo que ha salido. Esto se aprecia de inmediato cuando la vocalista únicamente acompañada de una guitarra abre el asunto con 'First thing to go', encarando el desamor de plano ("Y estoy asustada de perder lo que queda de ti...") para luego conectar a la batería + bajo mediante la elegante 'My limb'. El tono desnudo y minimalista será preponderante durante el trabajo, insistiendo sobre temáticas relacionadas con el abandono en 'Asystole' o 'Trigger' ("La verdad es que siempre quise a alguien que me quisiese / Alguien con quien contar y que no me decepcionase...") , fantaseando en 'Over those hills' ("Tomo mis pastillas cada día y noche / Cuando despiertas, ¿me desearás alguna vez a tu lado...?") o exponiéndose de plano en 'Good grief' ("No existe tal cosa como el buen dolor / No he comido en tres semanas ...") , y así, el disco tema a tema se danza entre sutiles melodías y crudas líneas, lastimeras en muchas ocasiones.

Inevitablemente el disco se vuelve algo monotemático (vamos, que no sale nunca de la temática de ruptura y temor al abandono) durante su recorrido entre tanta balada acústica donde el foco está puesto básicamente en las letras, ahí el paso por 'Wait on' (muy folk a la Taylor Swift) + 'KYRH' + 'Inordinary' seguramente acabará de sacar a los oyentes casuales y serán pocos quienes logren llegar con verdadero interés a la recta final, la cual ciertamente acabará por internarse en un pantano emocional del que el disco jamás logra salir. 

Flowers for vases /descansos es el disco que Hayley Williams necesitaba publicar en 2021 y no hay más. No conecta con su antecesor y tampoco entrega nada demasiado memorable más allá del honesto y franco desangre de una artista que continúa tanteando camino. Algo más de edición y trabajo de producción podría haber potenciado el resultado pero lo dicho, que eso no era lo que Hayley necesitaba. El clásico disco "para fanáticos".

¿Canciones? 'Trigger' , 'My limb', 'Good grief'.

5,5 / 10
Nada muy especial. 


Otras reseñas de Hayley Williams:
2020: Petals for armor

domingo, 21 de febrero de 2021

Asphyx: Necroceros (2021)

 "Death puro y duro..."

Existen momentos en la vida en que no buscas complicaciones, donde necesitas personas, películas y música directa, cuya única propuesta sea el llevarte a pasar un buen rato. Esto es lo que vienen entregando desde hace al menos una década los holandeses de Asphyx, quienes tras regresar en 2008 han sabido, pese a la acomodación de integrantes (cambiaron bajo en 2010 y batería en 2014), entregar una discografía firme donde a estas alturas va por la décima entrega. Necroceros sucede así a tres álbumes fenomenales como Death... the brutal way (2009), Deathhammer (2012) y Incoming death (2016), pero aún así logra situarse a un gran nivel en base a una fórmula que no pretende reinventar la rueda sino más bien dar muestras del buen rato que estos (ya) veteranos del death metal continúan pasando juntos.

Y es que los cincuenta minutos de Necroceros desprenden ese amor por el género que tanto se agradece, lo cual se aprecia de inmediato en la partida que da 'The sole cure is death', con un groove exquisito que no necesita más de diez segundos para tenerte a sus pies para luego acelerar a fondo (0:52), volverte loco y acabar bajando bruscamente las revoluciones hacia el cierre (2:12), en una estructura demencial dispuesta a dejarte pidiendo por más. Y lo logran. Posteriormente 'Molten black earth' sonará igual de demoledora en su machaque incesante (hermoso como aceleran en el 1:58 para nuevamente sumergirte en la vorágine), cuya fórmula la repetirán tanto en 'Mount skull' como 'Knights templar stand' (ir del peso y la calma al frenesí) mientras que en el nudo del álbum sonarán los casi ocho minutos de 'Three years of famine', sin lugar a dudas la pieza más ambiciosa del disco y donde la formación suelta momentos más emocionales de este, con pasadas a varias guitarras e incluso instantes acústicos.  

La cara B del disco abrirá trayéndote de regreso bruscamente gracias a la velocidad y vértigo de 'Botox implosion', sin embargo, acá es donde aparece la belleza de Necroceros, pues con la partida ya ganada, en lugar de continuar apostando a la segura con temas cortos y directos te regalan algo como 'In blazing oceans', que es pura emoción. Bravo por ellos. Finalmente, 'The nameless elite' + 'Yield or die' traerán de regreso la cabalgata para cerrar definitivamente con 'Necroceros' (la canción), mucho más lenta, pesada, épica y brutal.

Vaya pedazo de disco nos han entregado Asphyx, un manjar para quienes gustan de un metal que no se anda con rodeos. Los holandeses han ido una vez más directo a la médula pero que no por esto apuestan por fórmulas simples sino que se las ingenian para aún sonar contundentes, afilados y plenamente vigentes. 

¿Canciones? 'The sole cure is death','Three years of famine' y 'In blazing oceans'.

8 /10
Excelente.

jueves, 18 de febrero de 2021

Accept : To Mean To Die (2021)

"No hay quejas. Tampoco sorpresas..."

Tras el segundo aliento entregado por la incorporación de Mark Tornillo a las filas, lo cual ha derivado en la publicación de (con este) cinco álbumes, los alemanes de Accept continúan cimentando su leyenda en base a lo que mejor saben hacer: afilado heavy metal. En este sentido, no hay quejas respecto a esta nueva entrega, aunque tampoco sorpresas. Desde los primeros acordes de 'Zombie apocalypse' la banda contrataca con fiereza haciendo gala de una excelente producción, un sonido de manual que rinde culto a si mismo y a otras leyendas, sumado a un Tornillo que efectivamente en las voces vuelve a estar a la altura. Lo mencionado eso si, es inevitable el recuerdo de Judas priest (el de 'Painkiller' en este caso) en la mencionada apertura del álbum, aunque sin el mal rollo que los ingleses fueron capaces de impregnar en aquella obra maestra de 1990. Y de ahí en adelante la verdad es que el asunto no moverá demasiado la brújula, apostando en ocasiones por la velocidad ('Too mean to die', 'No ones master'), a simpáticos juegos sinfónicos de guitarras ('Symphony of pain'), baladas rock ('The bet is yet to come'), a veces por el medio tiempo ('Overnight sensation', otra muy muy estándar) y en otras por la épica ('The undertaker', de lo más atractivo del trabajo), entregando así un álbum en general correcto, que sin duda dejará satisfecho a los fans del género y la banda pero que en lo personal no me ha entregado nada que no haya escuchado de mejor forma, tanto en términos de credibilidad como interpretación, por otras bandas (y ya no hablo solo de Judas priest sino también de Saxon, por ejemplo) e incluso por ellos mismos durante esta pasada década.

Las comparaciones son odiosas, pero en plena conciencia de que esta formación de Accept goza en todo sentido de muchísima mejor forma que la de U.D.O, en cada trabajo del pequeño Dirkchneider continuo encontrando mayores señales de creatividad y riesgo. Las cosas por su nombre...

¿Canciones? 'The undertaker', 'Symphony of pain', 'The best is yet to come'.

6,5 /10
Cumple y algo más...

lunes, 15 de febrero de 2021

Foo Fighters : Medicine At Midnight (2021)

 "Nueva búsqueda fallida..."

Bastante agua ha pasado bajo el puente entre el notable debut de 1995 y este reciente Medicine at midnight. Veinticinco años en donde Foo fighters a paso lento supieron encontrar espacio y nombre dentro de la industria, primero en un tono muy juguetón/liviano con álbumes (notables en lo suyo) como The colour and the shape (1997) y There is nothing left to lose (1999), luego haciéndose grandes y tomándose más en serio mediante la dupla One by one (2002) + In your honor (2005). Tras esta pasada claramente Dave Grohl sintió que podía ir por más, insinuándolo primero en Echoes, silence, patience & grace (2009) y luego dando el salto comercial definitivo con Wasting light (2011). Mirado a una década de distancia, aquel álbum definitivamente marcó un antes/después para la banda, quienes desde entonces han intentado romper sus límites y fórmulas aunque, verdad sea dicha, los resultados no les han acompañado: Sonic highways (2014) no pasó de ser un experimento fallido y si Concrete and gold (2017) obtuvo mejor recepción fue únicamente gracias a la presencia de dos o tres canciones potentes/gancheras ('Run', tremendo single) en su lista. El caso es que con Medicine at midnight una vez más han intentado dar el salto, y bueno, regalándonos así el nuevo "quiero pero no puedo" de Foo fighters. Y ya van...

Nueve canciones en treinta y seis minutos nos entregan en esta ocasión en un álbum en general dinámico pero falto de esa chispa necesaria que permita creerles el cuento. Dicho en simple: las intenciones vuelven a estar, más no las canciones. Esto se aprecia de inmediato en el rock de 'Making on a fire' o más adelante en 'Cloudpotter', que sin estar del todo mal, se quedan a medio camino entre el gancho y la exploración (en Chile diríamos: "ni chicha ni limoná"). De igual forma, cuando en 'Medicine at midnight' (la canción) las guitarras pretenden tener algo de sabor (en algo que suena similar a lo que Josh Homme intentó realizar en Villains de Queens of the stone age) acaban por ir a ninguna parte, en 'Shame shame' derechamente aburren al repetir la misma estructura una y otra vez hasta la saciedad mientras que en 'Holding poison' (con bonito tributo en sus primeros veinte segundos a 'T.N.T' de ACDC) entregan una canción bastante simplona (aunque entretenida) donde lo único realmente destacado llega en su recta final (a partir del 2:57) cuando se desatan las guitarras, aunque con el maldito problema de siempre: enciendes la canción, la elevas durante un minuto para volver a donde mismo y cerrar con el coro.  

Cabe mencionar que si el disco funciona en dos contados momentos estos son donde Foo fighters hacen lo que saben hacer: recurrir a la fórmula, ya sea en formato AOR (a.k.a "rock adulto") en 'Waiting on a war' o lanzándose al rock desatado en 'No son of mine', pero en todos los momentos donde han intentado ir más allá han sucumbido, evidenciando una vez más el que por más que lo sigan intentando, vestirse de otras ropas no les queda bien. 

Foo fighters siempre lucieron por haber encontrado un exquisito equilibrio entre canciones gancheras/frescas/joviales/contagiosas ('Monkey wrench', Learn to fly', 'Breakout', 'The pretender', 'Run'), y desde ahí un pequeño radio les permitió en ocasiones ir hacia la crudeza ('One by one', 'In your honor') y en otras a la madurez ('Everlong', 'Best of you', 'Times like these'), pero eso. Estaría bueno que alguien se lo explique a Dave.

¿Canciones? 'Waiting for a war' ... y nada más.

viernes, 12 de febrero de 2021

25 Años De... Foo Fighters : Foo Fighters (1995)

"Histórica sorpresa..."

A propósito de lo nuevo de Foo fighters (cuya reseña se viene evidentemente) me pareció adecuado realizar una referencia previa al que fue el álbum debut de la banda, compuesto e interpretado en su totalidad por Dave Grohl, quien armó la banda posteriormente a haber grabado el álbum. Demás está decir por tanto el que el disco, en su momento y hoy mirado a distancia, representa un completo éxito para Grohl, quien no solo encuentra en la música un escape que le ayuda a sobreponerse a la muerte Kurt Cobain, sino que también logra dar puntapié inicial a una carrera que con el tiempo lograría llegar muchísimo más alto de lo que cualquiera habría esperado en ese entonces y de paso le ha entregado un nombre en la industria. Sin ir muy lejos, le disguste a quien le disguste, a día de hoy Foo fighters debe ser (junto a Muse) la última de las mega bandas de estadios que existen (y existirán).  

¿Y con que nos encontramos en el debut homónimo de Foo fighters? Con doce canciones que en poco más de cuarenta minutos dan muestras de un rock desaforado y que hasta cierto punto responde a lo esperado, digamos, algo que conectase con lo trabajado por el baterista junto a Nirvana, aunque con esa mirada melódica que precisamente aportaba el matiz. Porque si, que es imposible no oír hitazos tales como 'This is a call' o la enorme 'I'll stick around' y no imaginar/alucinar con lo que podrían haber sido estas canciones con Kurt Cobain en las voces en un imaginario próximo álbum de Nirvana, sin embargo, lo que Dave Grohl realiza en este disco es tan pero tan notable que pese a todo (sobre todo a lo inmediato que estaba el recuerdo de Cobain en la mente de todos) logra que las canciones vuelen con alas propias. O sea, ese "¡I don't owe you anything...!" que Grohl se marca en 'I'll stick around' es la primera prueba fehaciente de que el proyecto tenía potencial real. Para más remate, tras las dos mencionadas el disco regala a la vuelta de la esquina algo tan juguetón y meloso como 'Big me' (video para el recuerdo además), que te descoloca y maravilla por completo. 

Con los singles evidentes ya mostrados el disco continuará paseándose por una serie de canciones marcadas por las guitarras y la dinámica contagiosa. Habrán algunas como 'Alone + easy target' que conectarán de manera evidente con el rock alternativo/sucio que desarrolló Nirvana a comienzos de los años noventa mientras que otras como 'Good grief' (una gema escondida del álbum que a día de hoy me continúa poniendo la piel de gallina) anticiparán el potencial que Dave Grohl tenía a la hora de trabajar melodías que caminaban al límite entre el pop y el rock duro. La Cara A del disco cierra de manera impecable con el rock de 'Floaty', que es cruda pero experimenta con atmósferas algo más etéreas, en otra pequeña maravilla que da muestras del espíritu inquieto del un Grohl que no limitaría la propuesta a ser un mero guiño nostálgico a su ex banda. 


Si un defecto hubiese que encontrarle (por buscar algo) al debut de Foo fighters este sería el que durante su segunda mitad (sin estar mal) el asunto pierde algo de efectividad y encuentra momentos menos inspirados respecto a los veinticinco minutos iniciales del álbum (que no tienen punto medianamente bajo). Doce canciones son demasiado cuando no todo el material es de primera, pero bueno, sabido es que los discos en esa época solían pensarse para el formato cassette, con seis y seis canciones por lado. El caso es que con 'Weenie Beenie' el trabajo se abalanza sobre un sonido más duro, visceral y agresivo (algo que también se intentará en 'Wattershed') mientras que en 'Oh, George' retomará momentos marcadamente melódicos, en 'For all the cows' se desatará la experimentación entre arreglos jazz que reventarán en rock mientras que en 'X-static' + 'Exhausted' (espectacular ese jam session final con dos minutos que son un verdadero manjar) colocarán el énfasis en las atmósferas generadas por murallones de sucias guitarras.  

Pasarían años (y varios discos) para que el mundo le entregase a Dave Grohl méritos propios, sin embargo, nobleza obliga el reconocer que lo logrado en 1995 fue enorme, cuarenta y cuatro minutos en donde el músico vomitó todo lo que tenía y debatió entre sonidos que conectaban efectivamente con Nirvana (y todo aquello que sonaba en la onda alternativa a comienzos de década) pero también supo mirar con talento hacia adelante. Posteriormente Grohl armaría efectivamente la banda y afinaría la propuesta mediante The colour and the shape (1997), pero el debut de Foo fighters debe anotarse con letras doradas entre lo más brillante que fue parido en aquel fecundo e inolvidable período 1994/95/96. 

¿Canciones? 'I'll stick around', 'Good grief', 'Floaty' 

8,5 / 10
¡Excelente!


Otras reseñas de Foo fighters:

miércoles, 10 de febrero de 2021

Soen: Imperial (2021)

 "Confirman una sólida fórmula..."

Tras haber quemado una primera etapa marcada por la influencia de Tool en el sonido, en 2019 llegó el salto cualitativo para Soen mediante la publicación del sólido Lotus y tras este a los suecos no les quedaba otra que confirmar la fórmula. Y eso han hecho. A tan solo dos años del mencionado, en Imperial la banda no hace sino desarrollar con especial talento un estilo que a estas alturas comienza a sonar a marca registrada, con canciones que abren entre riffs milimétricos para luego dar paso a estructuras particularmente melódicas, donde los estrofa/coro suenan bastante reconocibles y las interpretaciones gozan de una emocionalidad muy presente. 

A destacar el que Soen saben muy bien lo que se traen entre manos y no desean agotar, de ahí que no alarguen el asunto innecesariamente y lo limiten únicamente a ocho piezas (lo cual se agradece, con las típicas once o doce lo arruinaban). Ahí, abren de manera dinámica mediante el tridente 'Lumerian' + 'Deceiver' + 'Monarch' , para recién tras casi veinte minutos arremeter con la balada 'Illusion', donde las guitarras floydianas aparecen y hacen lo suyo (exquisito el minuto que regalan tras el 2:45 ). En el nudo del álbum 'Antagonist' emerge como uno de los puntos altos de este, recuperando el filo de las guitarras aunque siempre con un respeto enorme respecto a las melodías, que son siempre protagonistas, para luego en la recta final desarrollar los momentos más desatados del álbum, primero con 'Modesty', esa joya escondida que todo disco necesita para acabar de convencer y donde Soen encuentran su versión más dramática, luego desenfundando su arista más dura y metal en 'Dissident' para cerrar todo en la absolutamente emocional 'Fortune'.

Imperial es un buen viaje, cuarenta minutos donde todo parece estar cocinado al minuto preciso sin dejar espacio alguno al azar. Ahí la principal virtud que la banda presenta es la de saber desarrollar a la perfección el sonido que desean mostrar, un rock donde las guitarras son protagonistas pero el eje está puesto en lo melódico. Como crítica puede aparecer el que la banda parece a ratos (sobre todo en la primera mitad del álbum) trabajar con manual en mano, y esa falta de sorpresa (que si emerge en la recta final) por momentos se vuelve demasiado evidente. Con todo, con su quinto álbum los suecos vuelven a confirmarse como una realidad en el metal actual y se anotan con el primer gran disco de 2021.

¿Canciones? 'Illusion', 'Antagonist', 'Modesty'.

8 / 10
Excelente.


Otras reseñas de Soen:

domingo, 7 de febrero de 2021

Weezer: Ok Human (2021)

"Componer en el encierro..."

La pandemia ha hecho lo suyo con nosotros, y en el mundo de la música vaya que ha interferido los planes de muchos. Esto a propósito de un disco como Ok human, álbum pensado, compuesto y grabado en período de encierro y que ciertamente no se encontraba en los planes de nadie un año atrás, pero ha llegado. En este, durante treinta minutos nos encontramos a Rivers Cuomo regalando una serie de reflexiones que giran en torno a lo que ha sido su vida durante este período, con el añadido de que en esta ocasión ha decidido arreglar sus canciones en Abbey Road junto a una serie de instrumentos de cuerda + vientos, entregando un aire barroco al conjunto, lo cual lo desmarca respecto a sus antecesores. Ahora, por más que edulcoren el producto, esto continúa siendo Weezer y aquel sello característico se valora, porque quienes les conocemos sabemos que podemos esperar de la banda y que no. El título ya dice mucho (una evidente referencia a la obra maestra de Radiohead publicada en 1997) y habla de que ni ellos mismos continúan tomándose demasiado en serio, realizando referencia a un álbum enorme mediante un conjunto de canciones cortas, sencillas y que aborda reflexiones cotidianas. 

El humor se expresa de inmediato en 'All my favorite songs', apertura del álbum donde Rivers se ríe de sus contradicciones ("Me gustan las fiestas pero no voy / Entonces me siento mal cuando me quedo en casa / Porque necesito un amigo para salir a caminar / Pero disfruto la distancia cuando alguien habla...") para luego referirse en 'Aloo Gobi' a como encerrado ha acabado extrañando aquellas rutinas que habitualmente lo hartaban, hablar de sus audiciones online de libros en 'Grapes of wrath' (en referencia a una novela de 1939), de sus escapes frente al piano en 'Playing my piano' o de como los números (estatura, coeficiente intelectual o búsqueda de likes) continúan estratificándonos en 'Numbers'. Todo esto se narra como es costumbre en un tono muy ameno, melódico, fácil de seguir y arreglado además de manera cuidada entre instrumentos no habituales de oír en canciones de Weezer, ahí cabe destacar que el disco fluye en general sin problemas y encuentra puntos melódicos altos en canciones como 'Dead roses', 'Here comes the rain' o 'Le brea tar pits', enmarcados en una recta final de buen nivel.

Para este 2021 se esperaba la prometida vuelta a las guitarras de Weezer mediante el lanzamiento Van Weezer (el cual verá finalmente la luz en mayo) pero la pandemia acabó por provocar el nacimiento de este conjunto de canciones cortas, bonitas y bien arregladas que sin volarte la cabeza (tampoco se lo proponen) cumplen con lo suyo. Ojo que se supone este será el primero de cuatro lanzamientos de la banda por lo que material de la banda tendremos de sobra en estos años...

¿Canciones? 'All my favorite songs', 'Dead roses', 'Here comes the rain'.

jueves, 4 de febrero de 2021

Steven Wilson : The Future Bites (2021)

 "Exploración sin desate..."

Se percibía en el ambiente la idea de que To the bone (2017) representó por momentos para Steven Wilson un tanteo de terreno, principalmente en canciones como 'Permanating' o 'Song of I', las cuales coquetearon con melodías y arreglos que se alejaban de su zona habitual de confort. No debería sorprender por tanto el que en una siguiente entrega el inglés haya deseado ir más allá y tensionar el asunto al límite. En ese sentido, se agradece la valentía que el compositor ha mostrado durante estos cuarenta minutos que acaba de entregar pero con el mismo énfasis cabe mencionar que ha fallado estrepitosamente en su aventura. Y es que lejos de funcionar, la sensación que deja Steven Wilson en The future bites es la de haberse internado en terrenos que no le son propios y el no haber encontrado jamás el punto. Así de simple. 

Nos entrega ocho canciones en este 2021 (no vamos a contar el minuto introductorio 'Unself') que, salvo pequeñas excepciones a la regla, no acaban por encontrar destino y se pierden en la búsqueda. 'Self', la apertura del álbum, es un claro ejemplo de algo que se insinúa potente entre batería + bajo + voces femeninas, explotando en un coro con mucho sabor pero que no es más que eso, el quiebre (1:52 - 2:10) es la nada misma y luego cerramos con el coro en un coitus interruptus evidente. Más adelante el fenómeno se volverá a repetir, 'King ghost' está bien pero se queda en la mera exploración, 'Eminent sleaze' destaca por sus guitarrazos y esa insinuación constante pero que no pasa de ahí, jamás se desata, mientras que canciones como 'Man of the people' o el cierre 'Count of unease' sin estar mal, no impactan. En esa línea, los diez minutos de 'Personal shopper' es lo único del álbum que realmente deja esa sensación de haber llegado como corresponde a un punto y desarrollarse ahí sin problemas. 

Para finalizar, el disco también incluye una que otra concesión a los fans, con momentos en donde Wilson aborda canciones más típicas en su repertorio, como la balada '12 things I forgot' o el rock de 'Follower', otra que bebe bastante de lo trabajado unos años atrás en To the bone.  En definitiva, duele escribirlo pero cuando mejor The future bites suena es cuando Steven Wilson ha vuelto al redil de su antecesor. Donde ha intentado ir más allá ha fallado, no ha encontrado las canciones, la inspiración, llámenlo como quieran, pero ha entregado un conjunto que explora y suena interesante (¡claro que si!) pero sin un desate adecuado. 

Y no pasa nada, que hablamos del que debe ser el más grande de los genios de las últimas dos décadas... pero los genios también se pierden. 

¿Canciones? 'Follower', '12 things I forgot', 'Personal shopper'.

 6 /10
Bueno, cumple.



Otras reseñas de Steven Wilson:

lunes, 1 de febrero de 2021

Nervosa: Perpetual Chaos (2021)

"El filo se conserva ..."
 
Abrimos 2021... 
Quienes pensaron que tras la partida de Fernanda Lira (voz + bajo) y Luana Dametto (batería) la historia de Nervosa llegaría hasta acá, erraron. Vaya sorpresa nos ha dado Prika Amaral al decidir continuar con el proyecto, para lo cual ha reunido (cual supergrupo) en voces a la española Diva Satánica, en batería a la griega Eleni Nota y en bajo a la connotada italiana Mia W. Wallace (quien vive con esto un verdadero revival tras haber sido sorpresivamente despedida de Abbath en 2019), con quienes se encerró durante 2020 a grabar el cuarto álbum de la agrupación, que vive entre nosotros desde hace unos días. La banda deja de ser un trío por tanto y si bien su origen se encuentra en Brasil, ahora es un combo multi nacional, pero el filo se conserva.

En el contexto mencionado, era de esperar el que la guitarrista concentrase todas sus fuerzas en entregar un álbum energizante y que diera muestras del nivel de la nueva formación, y así ha hecho. Perpetual chaos es un trabajo de thrash metal bien ejecutado y furioso, pero digámoslo, también de manual. A destacar la producción, mucho más clara y donde la instrumentación puede disfrutarse de mejor manera en comparación a álbumes anteriores (¡como luce ese bombo!), también la labor de Diva Satánica matizando sus vocalizaciones entre chillidos + guturales de gran forma y ciertamente las canciones, que están bien y donde cada cual podrá tener sus favoritas. A destacar ahí cuando se van al death en la excelente 'Guided by evil', la cabalgata que proponen en 'People of the abyss' o cuando bajan los tiempos en 'Perpetual chaos' (muy bien ahí, ojalá el disco hubiese tenido más de esto), sin embargo, más allá de lo disfrutable que pueden ser todas las canciones y lo bien ejecutadas que están, suenan bastante genéricas y no aportan nada novedoso en lo estructural, al punto de que entrando y pasando por el nudo del disco, cuando suenan cosas como 'Genocidal command' + 'Kings of domination' + 'Time to fight', ya el asunto se vuelve bastante monótono por lo que poco a poco vamos perdiendo interés, lo cual resulta lamentable considerando que en el cierre aparecen cosas bastante buenas como 'Rebel soul', una brutalidad de canción donde colabora Erik Ak de Flotsam and jetsam.

Nadie podría alegar por el nivel que Perpetual chaos ostenta. El disco está bien. Hay furia en cada línea, velocidad, hambre y ganas de entregar un producto contundente, el problema es lo genérico que suena y lo monótono que por momentos se vuelve, donde incluso trece canciones parecen ser demasiadas. La sensación global es positiva aunque deja un gusto a poco, es de esperar que la formación logre consolidarse y el paso no quede únicamente en la anécdota. 

¿Canciones? 'Guided by evil', 'Perpetual chaos', 'Rebel soul'.

6,5 / 10
Cumple y algo más...