miércoles, 5 de febrero de 2014

20 Años De... Silvio Rodriguez // Rodríguez


Hoy comienzo a ponerme al día con un eterno. Uno de esos a quienes cuesta abordar debido a la riqueza de su discografía. Me aprovecharé entonces de este "20 años de..." para comenzar a escribir acerca de uno de los más grandes compositores que ha visto America Latina en su historia. Así de fuerte y claro.  

No se puede hablar de Rodriguez (el álbum), sin contextualizarlo. Era el inicio de los 90's, años especiales para Cuba y también para Silvio, quien durante la década anterior había intentado alejarse un tanto de sus inicios como trovador incorporando múltiples instrumentos a su música. En aquella linea exploratoria fueron concebidos álbumes como Tríptico (1984), Causas y azares (1986)  y ¡Oh, Melancolía! (1988) . Sin embargo, por alguna razón (el sabrá) el cambio de década provoca en el compositor la necesidad de volver a lo básico, decide entonces entregarnos  una magnífica e íntima trilogía cuyos únicos protagonistas son el autor y su guitarra. En 1992 se conoció una primera entrega titulada simplemente Silvio (una obra maestra a la que algún día me referiré) y el segundo capítulo resultó ser este fascinante Rodriguez.

En este álbum podemos disfrutar de un Silvio Rodríguez bastante más distendido que en su anterior obra. Las reflexiones por supuesto que siempre están, en "El problema" nos recuerda que la dificultad sigue estando en algo tan básico como el "sembrar amor", en "Flores nocturnas" encara la contingencia cubana hablando del turismo y la prostitución, mientras que la conciencia social aparecerá en "Canción de navidad", encontrando con ella uno de los momentos más emocionantes del álbum. Sin embargo, el disco también abordará tonos mucho menos densos, como es el caso de la juguetonas "Escaramujo" , "Ando como hormiguita" o "Desnuda y con sombrilla" (muy eróticas estas dos últimas además) y complementará con reflexiones personales en "Casiopea", "Debo" y "Tocando fondo"

El cierre del álbum al día de hoy me sigue pareciendo el punto bajo de este, "Del sueño a la poesía" y "La vida" sin ser malos temas siento que son demasiado planas por lo que los últimos diez minutos de música son algo fríos y no están a la altura de lo que venía sonando. 

Quizás Rodríguez no sea un álbum tan completo como su antecesor Silvio, tiene uno que otro punto bajo y aquello le resta, sin embargo el disco posee la virtud de mantener en buen pie al creador, lo muestra abarcando diversas temáticas y encontrando varios momentos brillantes. Aún quedaba mucha década para Silvio Rodríguez, la tercera entrega de esta trilogía (un fantástico Dominguez editado en 1996) vendría a confirmar el momentazo creativo que el artista vivía pero aquello será motivo de alguna futura reseña...


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