viernes, 28 de octubre de 2022

Suede : Autofiction (2022)

 "Se dejan la vida..."

Tras Bloodsports (2013), ese regreso más que satisfactorio (canciones como 'Barriers' o 'It starts and ends with you' aún me sigue pareciendo que entran sin problemas en lo mejor de su repertorio), llegó para Suede el momento de justificar realmente su regreso, digamos, desde un punto de vista creativo. Aquello fue saldado por completo en la pasada por Night thoughts (2018) + The blue hour (2018), dos álbumes que mostraron una faceta muchísimo más dramática, adulta y sinfónica por parte de la banda, pero que claro, seguro resultaron difíciles de aceptar por parte de una fanaticada ansiosa por sonidos más poperos e inmediatos. Por ende, el giro que han buscado dar en este 2022 podía anticiparse en un fondo, aunque sorprende en la forma. Y es que en un disco como Autofiction lejos de emular los tiempos más populares de la banda, va por sobre una línea bastante menos glam, mucho más cruda, post punk, con canciones potentes, contundentes y que se encuentran puestas al servicio de mensajes que hablan desde la experiencia.

Para esta labor han vuelto a trabajar con Ed Buller en producción (compañero de toda la vida, y alguien que también ha colaborado con White lies en algunos de sus recientes álbumes), quien le ha subido los decibeles al sonido para que los instrumentos suenen a todo lo que dan, en la búsqueda de un sonido más cercano. El resultado de esta apuesta se resume en las once canciones que componen Autofiction, once temas en donde percibimos a una banda particularmente resuelta en cuanto a intenciones, entre canciones por lo general cortas (dos a tres minutos) donde la batería ha adoptado particular protagonismo (estupendo el bombo en 'The boy on the stage' ,'15 again' o 'Black ice'), las guitarras punzantes apuntan más bien al riff efectivo ('She still leads on me', en una clara dedicatoria a la madre de Brett) y el bajo encuentra su momento ('Shadow self'). También encontraremos en el álbum uno que otro guiño al glam rock ('The only way I can love you'), bajadas mediante personales baladas ('Drive myself home', 'What am I without you'), canciones que pondrán sus fichas en la fuerza del sonido ('Personality disorder') y otras que apostarán por la épica y el desgarro ('Turn off your brain and yell'), todo amenizado por una banda en su punto y un Brett Anderson que no ha temido en ir límite de sus capacidades, con 55 años que se hacen sentir en su garganta. 

Tras sus cuarenta y cinco minutos de duración, el principal mérito que transmite Autofiction es la (notable) sensación de que aún tras treinta años de carrera, Suede tienen algo personal que decir y que lo comunican en comunión con las ansias de no repetirse, dejándose la vida en ello. Verles así, con una actitud tan tremendamente punk no puede si no emocionar. No son solo nostalgia, son presente y encuentran en su noveno álbum uno de los puntos más altos en su carrera. Benditos sean por ello.

¿Canciones? 'She still leads on me', The boy on the stage' ,'15 again' .

8,5 / 10
¡Excelente!

martes, 25 de octubre de 2022

Foals: Life Is Yours (2022)

 "Invitación a respirar y despeinarse..."

No vamos a descubrir hoy el alza de nivel que fue encontrando Foals durante los 2010's, llegando a un momento cumbre en la pasada por aquel explosivo What went down (2015) seguido de un contundente Everything not saved will be lost, part 1 (2019). Lo cierto es que los de Yannis Philippakis parecen funcionar hagan lo que hagan, ya sea jugando con las atmósferas oscuras, un rock alternativo marcado por punzantes guitarras o metiendo teclados en su sonido. Llegó la pandemia, sin embargo, y también la partida de un integrante (Edwin Congreave un año atrás), por lo que el ahora trío enfrentaba el desafío de re armarse y ver desde donde retomar carrera. Ahí, Life is yours se percibe como un álbum de transición, un disco fácil, light, que no se complica en intenciones e invita durante toda su duración a despejarse un rato, a despeinarse y lanzarse a la pista de baile, como quien decide despeinarse un viernes en la noche yendo a la disco...

Once canciones componen por tanto el disco y en todas Foals se olvidan de la estridencia de sus antecesores, también de la profundidad, entregando un conjunto ameno de llevar donde la dinámica es protagonista. Aquello funcionará en toda la partida, cuando cosas como 'Life is yours' (la canción) pero sobre todo 'Wake me up' + '2 am' + '2001' busquen el impacto mediante una lógica bailable que nos retrae a las guitarras de fines de los años setenta y comienzo de los ochenta, con evidentes guiños funkeros/disco a artistas tipo Prince o Chic. Ahora, lo interesante acá es que por más que Foals miren hacia otros lugares buscando inspiración y renovación, siguen sonando a ellos mismos, continúan expresando una identidad marcada a fuego en canciones como 'Looking high' o 'Under the radar', que son la prueba palpable de lo grande que es esta banda. Y si, que en 'Flutter' o 'Crest of the wave' no nos dicen demasiado pero de todas formas lo perdonamos considerando los desatados diez minutos finales que se viven en 'The sound' + 'Wild green'

Es cierto, para ser un disco liviano no han podido encontrar hits o canciones particularmente recordables (quizás en '2001' es cuando más se acercaron), pero es que para eso tendrían que disfrazarse de otra cosa. Con su séptimo disco Foals nos invitan a vivir el momento, dejar que todo fluya y pasárnosla bien, pero sin ellos olvidarse de quienes son. El tiempo dirá si se asentarán acá o únicamente han querido salir a tomar aire, por lo pronto, el disco sin deslumbrar, se disfruta. Siguen siendo una de las bandas más interesantes y creativas de los últimos quince años, aunque el mundo no se entere...

¿Canciones? 'Wake me up', '2 am' y '2001'.

7/10
Muy bueno.


sábado, 22 de octubre de 2022

Muse: Will Of The People (2022)

"Un chiste que cada vez suena peor..."

Algo se perdió en el camino, no cabe duda. Entre la audacia de Origin of symmetry (2001) y el equilibrio rock/pop de Absolution (2004) + Black holes and revelation (2006) algo se desvaneció en la ruta. Aún así, pese a la displicencia de álbumes como The resistance (2009) o The 2nd law (2012), ambos discos contaron con momentos suficientes como para hacernos creer que aquello solo era un paréntesis, una salida a tomar aire, pero que el talento permanecía ahí escondido en algún lugar y este regresaría en algún momento. No fue así, sin embargo. Tres discos ya van desde entonces, marcando una larga y cada vez más decepcionante década para Muse, al punto de que hoy un disco como Will of the people realmente nos resulta indiferente, y es que hay tanta buena música sonando que perder el tiempo con algo así ni siquiera merece la pena...

Will of the people es un chiste y Matt Bellamy lo declara de entrada, con un tema homónimo que emula el 'The beautiful people' de Marilyn Manson pero en versión juguetona. No funciona, no genera gancho, tampoco gracia. Y desde ahí, cositas que se centran en los teclados como 'Compliance', la clásica partida a piano + posterior imitación a Queen en 'Liberation' además de algún guiño a las guitarras en 'Won't stand down' (que ilusiona en el subidón de su coro pero acaba por resultar totalmente inofensiva). En esa seguidilla intrascendente, la balada 'Ghost (How can I move on)' fuera de sonar cliché a más no poder, parece estar compuesta en una tarde cualquiera por un Bellamy que no sabemos si busca reírse de nosotros o realmente cree que emociona (¡que alguien le diga la verdad por favor!). Al menos 'You make me feel like it's halloween' se gradúa como lo más ridículo que han compuesto en su carrera, pero en un buen sentido, pues en esta si les quiero dar un punto: te causan gracia. Vamos, que si sacan un video haciendo alguna coreografía va a ser muy divertido. 

Curiosamente, en la recta final (el álbum es muy corto, lo cual se agradece) llegará lo único rescatable de este, primero con el rock de 'Kill or be killed', que revive los buenos (y lejanos) tiempos de Absolution (2004), luego las atmósferas entre teclados de 'Verona' y dos cosas que cumplen como 'Euphoria' + 'We are fucking fucked'No deja de ser curioso el fenómeno: cuando Muse se disponen a rellenar el álbum con canciones random encuentran sus mejores momentos, pero no cuando realmente se proponen generar impacto, en una clara señal de lo extraviados que están. 

Quizás si el disco hubiese ido más en la línea de las cuatro últimas, mejores sensaciones habrían dejado, lo cierto es que se han dejado el tiempo entre temas faltos de garra, que como chiste tampoco funcionan y que en materia de arreglos proponen cero. Nos la han dejado muy fácil: estamos ante lo más mediocre han publicado hasta ahora (y mira que la vara estaba abajo) y lo peor es que sabemos que podrían caer aún más. Los Coldplay del rock de guitarras, que duda cabe. 

¿Canciones? 'Kill or be killed' y 'Verona'.

4/10
Malo.


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2018: Simulation theory

martes, 18 de octubre de 2022

Bloodbath : Survival Of The Sickest (2022)

 "(Demasiado) correcto..."

Con Nick Holmes viviendo un gran momento junto a Paradise lost cabía la duda respecto a que tan necesario podría resultar un nuevo álbum del proyecto Bloodbath, sobre todo considerando los antecedentes, dos discos que exudaron mal rollo y oscuridad (con elementos que incluso rozaron el black) como fueron Gran morbid funeral (2014) y The arrow of Satan is drawn (2018), desde donde era realmente complicado subir el nivel. Quizás por esto mismo es que Survival of the sickest va por otro camino, uno que abraza un death bastante old school (basta ver la portada), mucho más directo y visceral. Ahí, resulta complicado no sentirse a gusto con el álbum, más si gustas del metal de corte clásico, sin embargo, donde residen las mayores virtudes del disco es donde también peca, pues la falta de sorpresa se hace sentir, situándolo algo por debajo respecto a sus antecesores.

Se suceden de esta forma una serie de canciones que apuntan sin asco directo a la médula, 'Zombie inferno', Malignant maggot therapy', 'Carved' o 'Born infernal', todas están bien, son veloces y están ejecutadas con enorme precisión (Jonas Renkse y Anders Nystrom, de Kakatonia, están geniales), sin embargo, hay que decir que por momentos lucen en exceso de manual, habiendo canciones (en la recta final, por ejemplo) que incluso acaban derechamente sobrando. De ahí que se agradezca tanto la aparición de la leyenda Mark Greenway en 'Putrefying corpse', acelerando el trámite y regalando frescura con su garganta, así como la guitarra de Marc Grewe (Morgoth) en 'To die', la baja de revoluciones en 'Dead parade' y sobre todo en ese cierre majestuoso y espeso que se marcan con 'No god before me' (¡más cosas como está por favor!), en momentos que ayudan a llevar mejor un trámite que funciona pero en su recta final luce algo monótono. 

Había algo que venía caracterizando a Bloodbath en su etapa post Mikael Akerfeldt, y es que el proyecto lograba esconder su carácter de supergrupo y parecía tener vida propia. Aquello es lo que esta vez ha quedado algo al debe, Survival of the sickest es un buen y (demasiado) correcto álbum de death metal pero por primera vez en una década desprende la sensación de no ser más que un gusto que se han dado sus integrantes, un buen rato que se han pasado juntos, lo cual no es que esté mal pero si deja gusto a poco considerando el que la banda venía proponiendo cosas más interesantes, las cuales acá aparecen solo a cuenta gotas.

¿Canciones? 'Putrefying corpse', 'Carved' , 'To die' y 'No god before me'.

6,9 / 10
Cumple y algo más...


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sábado, 15 de octubre de 2022

Machine Head: Of Kingdom And Crown (2022)

 "Fresco y coherente..."

Ha corrido bastante agua bajo el puente durante estos años, y mirado a distancia es claro que tras The blackening (2007) la carrera de Machine head se desbarrancó dramáticamente en clara caída libre. En su momento disculpamos las carencias de Into the locust (2011) pues este se sintió como una necesaria pausa para tomar aire, respirar y reencontrar ideas, el problema es que estas no aparecieron en Bloodstone & diamonds (2014) y menos en el horroroso e infantil Catharsis (2018). En quince años por tanto, Robb Flynn no supo re encausar el camino de la banda, repitiéndose una y otra vez al punto de perder prácticamente todo el crédito obtenido, llegando incluso a la disolución de la banda (guitarra y bajo fueron reemplazados en 2018 por integrantes de turno). Desde ahí, un disco como Of kingdom and crown sabe bien y en cierto modo deja buenas sensaciones en el ambiente al corregir el camino de su antecesor, mostrar una que otra idea fresca y, por sobre todo, coherencia. 

Pero vayamos a la música. El álbum abre con todo, desenfundando diez ambiciosos minutos en 'Slaughter the martyr', con esas intros emocionales y limpias que tanto le gustan a Flynn para luego dar paso a una estructura violenta y desenfadada que evidentemente busca conectar con The blackening, el eterno referente para Machine head, aunque también con momentos melódicos en el puente/coro. Posteriormente el manual hará lo suyo y este siempre indica que si el álbum inició con un tema extenso, tras este debe venir uno inmediato y directo, en este caso son dos, 'Choke on the ashes of your hate' + 'Become the firestorm', dos golpes que van directo al mentón y digámoslo, funcionan maravillosamente bien, lo cual sabe a gloria viniendo de una banda que desde hace mucho no era capaz de darse dos pases seguidos. 

En adelante la banda jugará con el ir y venir, ralentizando los tiempos y yendo con descaro hacia lo melódico en  'My hands are empty' (con unos "Ooooh Ooooh Ooooh" totalmente pensados para el directo) + 'Unhallowed' (me quedo con la primera, eso si, la segunda me parece un verdadero tedio), y también en plan balada en 'No gods, no masters' para luego subir los decibeles en cosas como 'Kill thy enemies', 'Bloodshot' o 'Rotten', entregando un mix que saca cosas de aquí, de allá, con miradas al thrash, obviamente al groove y al nu metal de sus inicios, generando un resultado que en general cumple de sobra, que se deja oír más allá de que un par de canciones acaben sobrando, aunque con una pregunta que cae de cajón: ¿es realmente bueno este álbum o es que la vara estaba demasiado abajo? El tiempo seguramente se encargará de entregar la respuesta, por ahora, al menos nos conformamos con el poder disfrutar de un disco cohesionado y de un nivel que no le oíamos de corrido a la banda desde hace al menos quince años. 

¿Canciones? 'Choke on the ashes of your hate' y 'Become the firestorm'.

7/10
Muy bueno.


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jueves, 13 de octubre de 2022

Kula Shaker: 1st Congregation Church Of Eternal Love (And Free Hugs) (2022)

 "Sólido y coherente. Así si ..."

Respecto a Kula shaker, más allá de que álbumes como Peasants, pigs and astronauts (1999) o Strangefolk (2006) tuvieron sus cosas, lo cierto es que Crispian Mills jamás pudo sacarse de encima el peso del exitoso debut de 1996. Y tan patética resultó la situación que a veinte años de aquel álbum llegó algo tan forzadamente nostálgico como K2.0, un disco que desde el título declaró falta de ideas, generando poco y nada de impacto en aquel 2016 (y si, que una canción como 'Infinite sun' estuvo bien, pero poco más). Por todo esto, 1st Congregation Church Of Eternal Love (And Free Hugs) llega a nosotros en medio de, literalmente, el anonimato de la agrupación, sin embargo, tal parece que en dicho escenario cuesta arriba algo acabó por funcionar a nivel creativo en el seno de la banda, al punto de que nos acaban de entregar un trabajo que se enmarca dentro de lo más sólido y coherente que han publicado en su irregular carrera. 

El sexto álbum de Kula shaker juega con el concepto religioso en una especie de misa cristiana dirigida por el mismísimo Crispian Mills y amenizada por una serie de canciones capaces de sostenerse tanto en lo individual como colectivo. Y si, que el tiempo no pasa en vano, por lo que el vocalista luce (y se le oye) algo quebrado, su voz ha perdido potencia, lo cual ha mermado de cierta forma la garra del sonido Kula Shaker, siendo aquel elemento es el que probablemente más extrañemos en sus recientes trabajos. Ya no hay más 'Knight on the town'/'Grateful when you're dead' o idas de olla estilo 'Govinda'/'Mystical machine gun' en los discos de la banda, sin embargo, pese a dichas limitantes las canciones están, con un nivel que no les oíamos desde hace bastante.  

De esta forma, a lo largo del álbum (que es doble, llegando a los sesenta minutos de duración) encontramos un grato equilibrio, entre momentos de rock contundente y otros más reflexivos. 'Whatever it is (I'm againts it)' funciona como apertura, con el característico tándem teclados + guitarra (so Deep Purple) que se hace presente también en 'Hometown' (con guiño a la clásica 'Lazy' en el 2:30), en la soberbia '108 ways to leave your narcissist' (de vibra sesentera y siendo de lo poco del álbum donde las guitarras se desatan) o 'Don't forsake me' (quizás el ejemplo más claro de lo justito que va Mills de voz en este disco, haciendo simplemente lo que puede pero dejando el tema a medio quemar). De igual forma los sonidos espirituales/personales aparecerán en las excelentes 'Burning down', 'Love in separation' o en la psicodélica 'After the fall, Pt.1' (que nos deja con gusto a poco dada su breve extensión), mientras que en 'Gingerbread man' o 'Where have all the brave knights gone' girarán hacia un rock light más melódico.   

Mención aparte merece la recta final del álbum, que lejos de dedicarse meramente a rellenar con temas insustanciales encuentra los dos momentos más profundos y desatados en el trabajo, primero con 'The once and future king' (que es un exquisito mix entre 'Five years' de David Bowie y 'Eclipse' de Pink floyd, y cuyo solo nos deja pidiendo por más) y luego con los más de seis minutos de 'After the fall, Pt 2 & 3', dejándonos así un álbum pensado y cuidado al detalle, que muestra efectivamente a Kula shaker entregando su mejor trabajo en largos largos años. Ni idea si habrá sido la falta de presión o el ya no tener nada que perder, el caso es que este presente si se encuentra a la altura del sub valorado legado de los ingleses. Así si...

¿Canciones? '108 ways to leave your narcissist' , After the fall, Pt.1', 2 & 3' y 'The once and future king'.

7,5 /10
¡Muy bueno!


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martes, 11 de octubre de 2022

Ozzy Osbourne: Patient Number 9 (2022)

"Amigos al rescate..."

Considerando el contexto, no es demasiado lo que se podía esperar de un nuevo álbum de Ozzy Osbourne, a lo sumo, que supiera mejor respecto al amargo trago que significó aquel deslavado Ordinary man. Es evidente que el aporte del mítico vocalista a la historia de la música ha quedado muy atrás en la historia y lo suyo viene siendo desde hace un largo rato el sostenerse en base al personaje y discos que lucen más bien como caprichos. En Patient number 9 se ha dado uno más, sin embargo, esta vez algo hay que darle: el álbum con todos sus defectos al menos cumple en su cometido de funcionar mejor que su antecesor. ¿Las razones? Simple, las colaboraciones esta vez han cuajado mejor. 

En su álbum número trece, Ozzy se ha apoyado en una serie de amigos que han logrado aportarle dinámica a un trabajo que sin ellos claramente habría expuesto los usuales defectos de los álbumes de Osbourne. Esto se evidencia desde un comienzo, con 'Patient number 9' (la canción), un trámite que mejora unicamente cuando Jeff Beck se hace presente metiéndole sentimiento al tema (6:00 en adelante), también en la rockera 'Parasite' con Zakk Wylde (quien más adelante también rescatará a la sosa 'Mr. Darkness' y a la espesa 'Nothing feels right') o la absolutamente Sabbath 'No escape from now', junto al incombustible Tony Iommi. El resto cumplirá, momentos bonitos se viven en 'A thousand shades' y encontramos oscuridad efectivamente en 'One of those days' (aunque Eric Clapton se siente algo contenido), pero en general el álbum se conforma con cumplir entre canciones de manual, un Ozzy filtrado hasta decir basta y estructuras que huelen más bien a excusas que pretenden justificar el lucimiento de los guitarristas que acá participan. 

Así, los sesenta y un minutos de Patient number 9 se vuelven demasiado (las tres últimas suenan completamente innecesarias) en un disco que está lejos de ser un desastre pero que tampoco llega mucho más allá del dejarse oír. Pero no pasa nada, que siempre tendremos ahí a 13 de Black Sabbath como la verdadera despedida de nivel para este grande de la historia, fuera de poder recurrir a aquellas viejas glorias setenteras y ochenteras que lo encumbraron como uno de los grandes de la historia del heavy.

¿Canciones? 'Parasite', 'A thousand shades'. 

5/10
Nada muy especial...


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miércoles, 5 de octubre de 2022

Megadeth: The Sick, The Dying... And The Dead! (2022)

 "Más que lo esperado sin llegar demasiado lejos..."

Y bueno, caía de cajón el cerrar este mini ciclo dedicado a Megadeth con su más reciente álbum, uno que llega además en un contexto especial, con Dave Mustaine recuperándose de un cáncer de garganta, exclamando con fuerza que acá está y seguirá en esto mientras las fuerzas se lo permitan. En ese sentido, The sick, the dying... and the dead! (título completamente ad hoc) se percibe inevitablemente como un regalo para quienes respetan a la histórica banda y por que no decirlo, a la música misma. La salud de Dave, sin embargo, no es el único elemento que ha rondado en el aire durante la grabación de este álbum, también estaba la idea de consolidar la más reciente formación de Megadeth, ahora con Kiko Loureiro en guitarra, Dirk Verbeuren en batería y James LoMenzo reemplazando al despedido David Ellefson en bajo, y ver si con estos siguiendo las directrices de Mustaine el asunto podía mejorar tras una seguidilla de álbumes que mucho más allá de dejar satisfecho a algún fan no llegaron. ¿Y con qué nos hemos encontrado esta vez? Con un trabajo directo (quizás demasiado), que no, no intenta emular los inicios ochenteros de la agrupación pero si persigue la intención de contagiar en base a su afilada dinámica. 

Y es que si bien el disco se anticipó con cosas como 'We'll be back' y 'Night stalkers', dos canciones demoledoras en su trámite (sobre todo la primera) y que efectivamente recuerdan a los tiempos más gloriosos de Megadeth, estás no dejan de ser una excepción a la regla, una que se complementa con una serie de temas gancheros (o que pretenden serlo), todas veloces, donde cada cual encontrará su favorita pero también deberá reconocer que "algo falta", que ese equilibrio impecable que la banda logró durante sus primeros quince años, entre un thrash metal punzante y melodías gloriosas, acá no aparece. Y tampoco pasa nada eh? Que no le vamos a pedir a una gloria como Dave Mustaine que venga a reinventar la rueda tras cuarenta años de carrera y un legado a estas alturas incontestable, pero las cosas como son: The sick, the dying... and the dead! está bien, es más de lo que quizás habríamos esperado pero tampoco se acerca a sus más altas cotas, y solo quizás logra competir codo a codo (por debajo claramente) con un Endgame (2009), que ha sido lo mejorcito que la banda acabó por publicar pasado el año 2000, y también con el más reciente Dystopia (2016), que mal no estuvo.

A destacar esas cositas bien armadas que se disfrutan en 'Dogs of Chernobyl', principalmente ese duelo de guitarras que se propone en la recta final (pasando el 4:00), o la energía de 'Life in hell', exquisita esta y además de las pocas, por no decir la única, donde Dave logra subir el registro llevándolo incluso sobre sus actuales capacidades, pero la verdad es que entrando en el nudo el disco tiende a entramparse entre temas bastante obvios que solo comen minutos como la rocanrolera 'Junkie' o 'Killing time' y en la segunda parte el álbum es poco lo que propone, siendo 'Soldier on!' y la mencionada 'We'll be back' (me atrevería a decir que la única en TODO el disco donde la magia aparece) de lo poco que cuenta con mal rollo suficiente como para seguir ahí, dejándonos un álbum que efectivamente entrega la mejor forma posible del Megadeth actual pero eso, no demasiado más.

¿Canciones? 'Life in hell', 'We'll be back' y 'Night stalkers'.

6,9 / 10
Cumple y algo más...


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sábado, 1 de octubre de 2022

25 Años De... Megadeth: Cryptic Writings (1997)

"Accesible y de nivel.." 

A estas alturas del partido no es secreto para nadie el cuanto influyó en la carrera de Dave Mustaine su temprano despido de Metallica, encontrando desde entonces luces y sombras en la carrera del vocalista. Por una parte, fue aquella frustración la que le permitió encontrar fortaleza suficiente (rabia también) como para desarrollar los primeros álbumes de Megadeth, hallando un momento cumbre claramente en Rust in peace (1990), pero también cabe mencionar que de aquel momento traumático Mustaine no pudo separarse en largo tiempo, al punto de inevitablemente siempre verse persiguiendo la obra de sus ex compañeros. De ahí que cuando estos giraron hacia sonidos más accesibles durante los noventa, Megadeth también hizo lo propio, siendo Crypting writings el ejemplo más palpable de esta búsqueda. 

Siendo claros, el de 1997 es por lejos el disco comercialmente más accesible en la carrera de los norteamericanos, dando continuación a un camino iniciado en la pasada Countdown to extinction (1992)Youthanasia (1994) pero que acá va en la búsqueda de canciones aún más reconocibles, que colocan a las armonías por sobre la velocidad, aspecto que se palpa desde la partida a cargo de 'Trust', perfecta carta de presentación que da muestras de un trabajo cuidadísimo en materia de arreglos donde cada integrante luce y tiene su momento (inolvidable ese Nick Menza redoblando en el inicio), pero sobre todo en 'Almost honest' (donde esta vez es el bajo de Dave Ellefson el que se muestra), una canción claramente pensada para ser single. A estas se sumarán más adelante cosas muy melódicas como 'I'll get even', 'A secret place' o 'Use the man', donde se sumergen en sonidos acústicos, las cuales se compensarán con canciones donde nos recuerdan el que aún pueden acelerar y sacar músculo, como ocurre en 'The disintegrators' y en toda esa pasada final 'She-wolf' (el dúo Mustaine/Friedman es puro rock and roll aquí), 'Vortex' y 'FFF' , muy Kill'em all esta, hay que decirlo. 

También, en una arista oscura y algo experimental que anticiparía los caminos que la banda retomaría en el siguiente Risk (1999), llegarán cosas como 'Mastermind' o 'Sin', cerrando así un álbum diverso, marcado por momentos accesibles y otros marca de la casa pero donde cada canción da muestras de una banda ganosa y (aún) fresca, a lo cual suma la producción a cargo de Dann Huff, quien supo equilibrar el sonido entregando momentos para que esta formación estelar pudiese mostrarse en plena comodidad, en Cryptic writings hay juegos vocales, duelos de guitarras, un bajo siempre presente y una batería que aporta trucos, lo cual se agradece. Para algunos el álbum será recordado como el fin de una era para Megadeth (sin ir muy lejos, Nick Menza ya no estaría en el siguiente), para otros el comienzo del fin, como sea, el álbum cuenta con méritos suficientes para se revisitado con cariño. Siendo un disco con una mirada comercial, acá hay cosas de mucho nivel.

¿Canciones? 'Trust', 'Use the man' y 'She-wolf'.