"Dolor y desolación, en lucha con la esperanza..."
Digámoslo en simple: hasta 1989 todo había sido crecer para los de Robert Smith, sin embargo, llegaba el cambio de década y había que sobrevivir. De aquello por tanto va un álbum como Wish, una especie de (genial) compendio de todo aquello que había hecho grande a The cure hasta ese entonces, de hecho, hilando fino no es descabellado afirmar que el álbum es un Kiss me, kiss me, kiss me (1987) llevado (positivamente) al extremo, es decir, un disco diverso que explotaba diferentes inquietudes musicales, algunas muy propias del Robert Smith más oscuro y melancólico pero otras luminosas y, digámoslo, comerciales, casi como si de una lucha entre dos almas se tratase.
En Wish conviven por tanto varios mini álbumes con el mérito de que esto no se transforma en un defecto, principalmente gracias al nivel de las canciones. De hecho, el trabajo abre con los casi siete minutos de 'Open', un tema arriesgado que es puro shoegaze, marcado por guitarras envolventes y platillos explosivos, una verdadera joya, sin embargo, desde acá el disco transitará diferentes caminos. Y así como el mencionado Kiss me, kiss me, kiss me instaló hitazos tipo 'Why Can't I be you?', 'Just like heaven' o 'Hot hot hot!!!', que fueron islas en medio de un álbum para nada comercial, acá sucede algo similar con cosas muy dulces como 'High' o la eterna 'Friday I'm in love', también 'Wendy time' (que no fue single pero tenía pinta para), la electro acústica 'Doing the unstuck' y la dolorosa 'A letter to Elise', una que confronta de manera increíble el querer/necesitar alejarse de una relación ("No me puedo quedar como ayer tratando de actuar de la manera en que lo hacíamos...") con los afanes auto destructivos propios de la depresión ("Pensé que esta vez podría mantener mis promesas / Pero dejé el sueño ir y las promesas romper..."), pero todo inmerso en melodía y arreglos cercanos, incluso tiernos considerando el drama que se está narrando.
Finalmente, las joyas de la corona aparecen en la segunda línea (como en todo gran álbum debe ocurrir), cuando 'From the edge of the green deep sea' te sumerge en un mar de guitarras y dolor, no temiendo llevar el tema hasta donde este lo necesite (son casi ocho minutos), algo que por cierto se repite a lo largo del álbum, con intros instrumentales extensas y varias canciones que superan los seis minutos, también con las aceleraciones que propone una dinámica e hiperquinética 'Cut' para finalmente cerrar con la enorme y colosal 'End', que cierra de manera majestuosa el álbum tal como había comenzado, entre muros de guitarras.
Wish atrapa a los ingleses en un claro momento de gracia, de particular inspiración, entregándonos sesenta y cinco minutos que no tienen desperdicio, con momentos cargados de dolor + desolación y otros curiosamente esperanzadores, como si Robert Smith luchase entre el amor y la depresión, temiendo por no sumergirse en la segunda. De hecho, algo de eso también quisieron replicar en siguiente Wild mood swings (otro álbum de almas divididas), aunque con resultados menos logrados (para muchos exageraron el positivismo). La jugada en Wish les sale bien porque el disco encuentra profundidad en el sonido así como grandes, muy grandes canciones. Un disco incontestable, un neo clásico que a treinta años de distancia sigue encumbrado muy en lo alto de la historia. ¿El último álbum brillante en la carrera de The cure? Pues si...
¿Canciones? Todas, pero en lo más alto: 'From the edge of the green deep sea', 'A letter to Elise', 'Friday I'm in love' y 'Cut'.
Brillante.
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