jueves, 2 de octubre de 2025

35 Años De... Judas Priest: Painkiller (1990)

Antes que todo, un anticipo: quiero que este octubre de 2025 sea un mes dedicado al metal acá en el blog. De comienzo a fin. Y me parece no puede haber mejor disco para comenzar que este, un verdadero histórico del género...

Abramos haciendo algo de historia. Los años ochenta fueron una década de masificación y consolidación para Judas priest, quienes tras el éxito de British steel (1980) supieron encajar una pasada gloriosa mediante Screaming for vengeance (1982) + Defenders of the faith (1984). No es nada fácil reinventarse en el éxito, sin embargo, por lo que tras estos los ingleses dieron pasos erráticos, primero coqueteando con sonidos descaradamente comerciales en Turbo (1986) para luego intentar recuperar fuerzas con el potente Ram it down (1988), disco que decantó hacia sonidos más duros, encaminado hacia afiladas guitarras y un Rob Halford pletórico en cuanto a interpretaciones vocales exigentes, ahí quedan 'Ram it down' (la canción), 'Heavy metal' o la fantástica 'Blood red skies' como pruebas de lo dicho. 

Ram it down estuvo (muy) bien pero existía aún un pequeño gran detalle: salvo contados momentos, la banda seguía sonando a heavy metal ochentero y para una siguiente jugada necesitaban correr el cerco, a lo cual se sumó la renuncia al proyecto de Tom Allen (quien produjo todos sus discos previos entre 1980 y 1988) y el baterista Dave Holland, quienes comunicaron para 1989 que por diversas razones no seguirían trabajando con la banda. Digamos que todo se confabuló para la existencia de un álbum tan brutal como Painkiller, esta vez con Chris Tsangarides en producción (quien había trabajado como ingeniero para ellos en Sad wings of destiny) y el debut en batería de un joven Scott Travis. Finalmente con todo dispuesto, quien diría que la banda acabaría por parir no solo su trabajo más duro a la fecha si no que toda una obra maestra del metal, un conjunto sin ripio alguno que supo conjugar fiereza con emocionalidad como pocas veces se ha visto.  

Painkiller es todo aciertos, comenzando por la duración: solo nueve canciones + una breve intro. ¿Para qué más? Conscientes seguramente del nivel de material que tenían en sus manos no quisieron arruinarlo con relleno insustancial (como si ocurrió en Ram it down) y más bien entregarnos un puñetazo directo al cerebro. Y para muestra, la absolutamente increíble apertura con 'Painkiller' (la canción), seis minutos que muestran a toda la banda completamente desquiciada en su metro cuadrado, construyendo una estructura que avanza a la velocidad que la batería de Scott Travis propone, con un Halford extraordinario y las guitarras de Glenn Tipton + K.K Downing regalando una serie de duelos sencillamente impresionantes. Que decir, mejor comienzo imposible. 


Habiendo declarado intenciones, en adelante el álbum se debatirá entre canciones que son un desborde de energía pero centran su poderío en el trabajo melódico, como 'Hell patrol', 'All guns blazing' o la increíble 'Night crawler' (¡bendito seas Rob!) y otras en donde el asunto volverá a desatarse privilegiando la velocidad ante todo pero aportando un elemento de oscuridad y violencia en el sonido, algo inaudito en Judas priest hasta 1990, ahí tienes 'Leather rebel' o 'Metal meltdown' como ejemplos (Scott Travis está gigante en ambas) . Ya en la recta final del álbum tanto 'Between the hammer & the anvil' como 'One shot of glory' aparecen como dos temas algo más genéricos y que se limitan a cerrar el álbum de manera contundente, aunque entre estas aparecerá la singular y emocional 'A touch of evil', un tema sensacional que oscila entre los toques vampirescos y una atmósfera sexy que la banda sabe reproducir de manera genial recurriendo a los teclados. 

No deja de ser curioso que habiendo llegado tan alto tras casi veinte años de carrera (lo cual vuelve aún más meritorio un disco como Painkiller) la banda haya abruptamente se haya disuelto. Cuenta la leyenda que Rob Halford comenzó a desarrollar nuevas inquietudes musicales (desarrolladas posteriormente en el proyecto Fight a partir de 1993), asunto poco aceptado por el resto de la banda, lo que terminó provocando el inevitable quiebre. Sin embargo, en la historia había quedado ya tallada en piedra está increíble jugada, motivo de eterna admiración dentro del mundo del metal. 

¿Canciones? 'Painkiller', 'Hell patrol', 'Night crawler' y 'A touch of evil'.

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