viernes, 21 de febrero de 2020

20 Años De... The Smashing Pumpkins: Machina / The Machines Of God (2000)

"Contundencia incomprendida..."

Seamos francos: muy vanguardista habrá sido el fantástico Adore (1998) pero en términos comerciales el disco representó un absoluto y total fracaso para la banda. Vender hoy un millón de copias de tu disco no es una mala cifra pero en 1998 si lo fue, más considerando que venían de vender dieciséis millones alrededor del mundo con Mellon collie and infinite sadness (¡siendo este un disco doble!). Dicho en simple: lo que vendió Adore fue meramente gracias al nombre, al eco de su antecesor y a las expectativas que estaban depositadas en el lanzamiento, pero la promoción del álbum fue tímida por parte de una productora que no terminó nunca de creer en el proyecto (se sabe que tras los videos ‘Ava adore’ y ‘Perfect’ estaba inicialmente la idea de lanzar dos promocionales más pero que aquello finalmente quedó en nada) y las caída abrupta en las ventas acabaron por restar crédito a Billy Corgan frente a su sello discográfico. De ahí que en 1999 cuando este propusiese la idea de volver a realizar un álbum conceptual doble la respuesta fuese negativa. La banda debía centrarse en grabar un álbum “normal”, que vendiese y recuperase terreno en lo comercial. A esta relación de desconfianza con la productora se sumaría un clima enrarecido en la interna, el baterista Jimmy Chamberlin regresaba a la formación (y desde entonces se mantendría fiel a Corgan en cuanto proyecto este decidiese llevar adelante) tras su alejamiento en 1996 a causa de un proceso de desintoxicación pero D’arcy Wretzky (bajista histórica de los pumpkins) abandonaba en pleno proceso de grabación por lo que Corgan debía acudir de manera excepcional a Melissa Auf Der Maur (entonces bajista de Hole) quien ayudaría a terminar el proceso y acabaría acompañándolos en la gira. En definitiva, todo confuso, enredado y complicado en términos relacionales. El final de la banda de cierto modo se comenzaba a anticipar y todo parecía presagiar el que podría ser un desastre de álbum, sin embargo, no fue así...

Un 29 de febrero de 2000 Machina/ The machines of god (desde ahora simplemente Machina) veía la luz. Un disco de nivel que en su global cuenta con suficiente diversidad como para brillar con luces propias y en lo individual encuentra momentos enormes dignos del talento de un Corgan que volvía a dar muestras de su labor compositiva. En este sentido un primer aspecto a destacar es que Machina recupera a la guitarra como protagonista en el sonido pumpkins pero también el que el disco viene con una propuesta sonora curiosa, cargada a las murallas de sonido. De esta forma, en la gran mayoría de sus canciones el disco propone una saturación en las guitarras que entrega un efecto de suciedad y contundencia bastante singular para el auditor. El disco por tanto se encuentra lejos de ser una "vuelta a lo básico" sino más bien continúa el proceso exploratorio que se inició con la grabación de Adore (de hecho varias canciones de este álbum "maduran" en cierto modo el sonido de su antecesor) solo que esta vez recuperando el rock, dejando absolutamente de lado la electrónica para volver al complemento guitarra + batería  elemento esencial en el sonido.  

De esta forma, la primera parte del álbum concentrará varios de los momentos más contundentes que la banda habrá entregado en su carrera. Instantes donde se conjuga la fuerza y pasión de la interpretación ('The everlasting gaze' o 'Stand inside your love') con un sonido envolvente ( 'Raindrops + sunshower'y marcado por la emocionalidad ('I of the mourning', una canción enorme que estaba destinada a hacer historia pero que la productora incomprensiblemente decidió no lanzarla). 




La guitarra volverá a lucir más adelante inmersa en la producción mencionada anteriormente, ahí los murallones se volverán evidentes en 'Heavy metal machine' o 'The imploding voice', momentos que se verán complementados por la pantanosa oscuridad de 'Glass and the ghost of children' o 'Blue skies bring tears', con esta última bebiendo aún de la melancolía de Adore aunque llevando el sonido hacia otro nivel, algo que también ocurrirá en la singular 'The sacred and profane''This time' o en el enorme lamento que es 'The crying tree of mercury'

Entre estas aparecerá también la melodía exigida por la productora, canciones limpias que no responden al concepto sonoro que el disco en general propone pero que de todas formas ayudan a alivianar un tanto la densidad de este. Ahí sobra claramente 'Try, try, try' (incluida evidentemente por el sello que necesitaba una canción que pudiese sonar en las radios) pero en la recta final canciones como 'Wound', 'With every light' y 'Age of innocence' aparecerán como algunas de las más hermosas que haya compuesto Corgan (y vaya que el hombre ha escrito temas lindos). 

En definitiva, pese a ser un trabajo que recuperaba las guitarras y fuerza de Smashing pumpkins, la osada apuesta sonora y los constantes afanes exploratorios de Corgan acabaron por (nuevamente) desembocar en un proyecto poco comprendido por las masas. Machina obtuvo resultados comerciales peores aún que los obtenidos por Adore, lo cual sumado a las divergencias internas (el ego de Corgan era imposible cupiese en un proyecto colectivo), acabo por desembocar en el fin de la banda. Meses más tarde Billy Corgan publicaría la noticia y junto con esto regalaría todo el material que el sello no aceptó como parte del proyecto original que él pretendía lanzar (en un compilado llamado Machina II / The friends and enemies of modern music), donde pudimos verificar que afuera quedaron varios temas de rock duro ('Glass', 'Dross' 'Sould power'), canciones que llevaban al extremo el murallón de sonido ('Saturnine', 'Speed kills', 'Real love') y otras tantas piezas preciosas que el gran público nunca llegó a disfrutar ('Slow down'). 

Material para un gran disco doble había pero siempre nos quedaremos con la duda respecto a como habría resultado aquello. En 2015 sonó fuerte el rumor de que el disco sería lanzado en formato doble como originalmente se pensó pero aún seguimos esperando. De todas maneras Machina/The machines of god sigue ahí, un disco imcomprendido y sub valorado que quedará en el recuerdo como la despedida de los pumpkins como alguna vez los conocimos, en plenas facultades...


8 / 10
¡Excelente!
  


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