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miércoles, 25 de diciembre de 2024

40 Años De... Charly García: Piano Bar (1984)

 "En plenas facultades creativas..."

Hora de comenzar a ponerse al día con esta leyenda. Corresponde...

A los más jóvenes habría que explicarles que ese ancianito que ven hoy en 2024 sentado en silla de ruedas y que parece un pedazo de cartón, alguna vez fue un artista colosal, capaz no solo de haber publicado un puñado de discos increíbles si no que directamente cambiar la historia del rock latinoamericano.

Hay que ir cuarenta años atrás eso si para encontrar los momentos más fascinantes en la carrera de Charly García, tiempos donde el argentino dio muestras de encontrarse muy por sobre la comprensión de los mortales (no fueron pocos quienes lo criticaban por "haberse vendido") y decidió avanzar representando la absoluta vanguardia, encarnando a un verdadero monstruo de la música capaz incluso de iluminar al resto (la lista de artistas que despegaron bajo el ala de Charly es inmensa). A modo de muestra está lo que había logrado apenas un año atrás con Clics modernos (1983) y esa capacidad para equilibrar el pop extremadamente liviano de 'Nos siguen pegando abajo' + 'No me dejan salir' con cosas tan hermosas y delicadas como 'No soy un extraño', 'Los dinosaurios' u 'Ojos de video tape'. García sonaba como un artista multifacético y extraordinario, algo que confirmaría un año más tarde mediante este Piano bar, álbum que inevitablemente se encuentra hermanado con su antecesor pese a contar con elementos suficientes como para tener vida propia. 

En efecto, cierta estructura de Clics modernos acá se replica, digamos, esa búsqueda del equilibrio antes mencionado, sin embargo, en Piano bar el asunto apunta a una mayor profundidad, incluso en sus momentos más "divertidos". En estos Charly apostará por menos baile y más guitarras, como es el caso de la sólida y golpeada partida a cargo de 'Demoliendo hoteles', marcada por esas frases tan históricas como monumentales ("Yo que crecí con Videla / Yo que nací sin poder / Yo que luché por la libertad pero nunca la pude tener...") o la rockera 'Cerca de la revolución' (otro hitazo eterno), siendo 'Rap del exilio' el único tema en todo el disco que carga su sonido hacia el funk e invita al movimiento y donde se ríe un poco de su desconexión con los medios de la época ("Tenía un sólido futuro artístico y me comí el bajón / Yo tenía tres libros y una foto del Ché / Ahora tengo mil años y muy poco que hacer...").

 

El resto apuntará más bien a facetas íntimas del artista, donde los teclados (a cargo de Fito Páez) son protagonistas, ya sea en medios tiempos como 'Promesas sobre el bidet' + 'Raros peinados nuevos' o elevando su sonido a otra dimensión en la maravillosa 'Piano bar', gran joya de este álbum gracias a su particular sensibilidad y esa estructura inquieta que muestra todo el tiempo. La solemnidad del sonido aparecerá en 'No te animás a despegar' (dedicada en ese entonces a Fabiana Cantilo, sin embargo, resulta paradójico que con los años la canción terminase hablando de sí mismo) para luego elevar el viaje mediante la dinámica 'No se va a llamar mi amor' seguida de la melódica y amigable (aunque algo repetitiva) 'Tuve tu amor', estas dos siendo influencia evidente para la posterior carrera en solitario de Fito.

El disco cerrará con la colaboración entre Charly y Luis Alberto Spinetta titulada 'Total interferencia' (se cuenta que estos dos tenían toda la intención de concretar un álbum, lo cual lamentablemente no se dio), una que García dudó hasta último momento si incorporar o no en la lista definitiva (la leyenda cuenta que Páez le convenció) y que funciona como una pequeña gran joya marcada por sus exquisitas atmósferas y crudas reflexiones ("Pienso que estamos como el amor que se echa a perder / Violamos todo lo que amamos / Para vivir..."), finalizando así un trabajo que en la odiosa comparación con Clics modernos queda un tanto abajo (hay momentos que se hacen algo pesados y la segunda línea no es tan potente como en el mencionado) pero que supo mostrar a un artista en plenas facultades creativas, lo cual no es poco para un músico que llevaba haciendo historia al menos una década. Finalmente este disco sería sustento para el notable Parte de la religión (1987) y bueno, la entrada a ese callejón sin salida que acabaría desembocando en el proceso auto destructivo que vivió una década más tarde...

¿Canciones? 'Demoliendo hoteles', 'Piano bar' y 'Cerca de la revolución'. 

8,8 / 10
¡Excelente!


Otras reseñas de Charly García:

sábado, 6 de septiembre de 2014

Gustavo Cerati (1959 - 2014)


Creo que muchos teníamos claro que al músico lo habíamos perdido cuatro años atrás. Sabíamos que Gustavo Cerati, el creador, había dejado de existir y nunca más volvería a entregarnos su arte. Sin embargo, estaba la esperanza de que la persona, el ser humano, el padre  e hijo volviese de alguna manera, la que fuese, a vivir de manera consciente. Aunque fuese por un tiempo corto el cual le permitiese compartir un poco más junto a sus hijos y a quienes amaba. Lamentablemente no ha sido así, Gustavo Cerati se ha ido definitivamente luego de una larga agonía de cuatro años. Eso si, su genialidad se queda con nosotros, su espíritu inquieto y valiente, ese que tantas veces nos emocionó se transforma hoy en leyenda. 

La mayoría ha recordado en estos días su obra más popular junto a Soda Stereo. "Persiana americana", "Trátame suavemente", "En la ciudad de la furia", "Signos" y tantos otros himnos que marcaron la adolescencia de miles. Yo en cambio quisiese hoy destacar mi periodo favorito de Gustavo Cerati, ese que se desarrolló entre los años 1990 y 1996. Años donde lo que el hombre tocó lo convirtió en oro. Junto a Soda Stereo trabajó ese enorme álbum titulado Dynamo (1992), Sueño Stereo (1995) y el inolvidable Unplugged Confort y música para volar (1996). También durante esos años inició su carrera en solitario con un disco fantástico: Amor amarillo, mi obra favorita de Gustavo Cerati. Un disco arriesgado, potente, sensible  y que encontraba a Gustavo viviendo un momento único, personal y artístico. Amor amarillo fue sin duda el trabajo que le dio fuerzas a Cerati para que unos cuantos años más tarde dejase Soda Stereo y se embarcase en una irregular pero siempre honesta carrera en solitario. 

De la promoción de Amor amarillo, por allá por 1993, se extrae esta presentación que en lo personal me encanta. Suenan acá "Cabeza de medusa", "Amor amarillo" (mi canción favorita de la vida de Gustavo), "Lisa", "Pulsar", "Av. Alcorta", esa excelente versión de "Bajan" (de Luis Alberto Spinetta),"Entre caníbales " (de Soda)  y "A merced", además de una serie de entrevistas en donde el hombre habla acerca del momento que por entonces vivía. Para un fanático de Gustavo, estos cincuenta minutos son manjar.

Y sería, la vida sigue, se fue un grande y ya se irán otros. Su música y entrega se queda aquí, entre quienes aún tenemos el placer de vivir.    

sábado, 14 de diciembre de 2013

Fito Paez : Dreaming Rosario (2013)

De vuelta al presente

Tras el grato bálsamo de nostalgia que simbolizó la edición de El sacrificio a mediados de 2013, un disco como Dreaming Rosario vendría a ser el enfrentamiento con la cruda realidad, con el presente de un tipo que viene cargando irregularidad desde hace bastante. Ahora, seamos justos: no todo lo que ha realizado Fito Paez en estos últimos 10 años ha estado mal, el problema es que lo destacable viene siendo cada vez menos (una que otra canción por disco) y lamentablemente ha llegado para Fito ese momento en que cada nuevo disco parece un trámite más que una propuesta.

Y bueno, Dreaming Rosario no parece ser la excepción a la regla. El álbum se compone de diez temas que van por donde siempre, mucha balada, el piano, algunos instrumentales y realmente muy poco que rescatar. Habrá quienes defiendan al disco indicando que este solo es un álbum que Fito editó "rapidamente" con objetivos benéficos (las ganancias irán en ayuda de los damnificados de Rosario que vivieron una dramática explosión en agosto pasado), sin embargo, el trabajo deja en evidencia el que a Paez ya ni los experimentos le están resultando.

Dentro de los 35 minutos de música que acá se entregan solo me ha parecido interesante el piano instrumental "Ennio en mi" (con una clara referencia a "Adios" de Gustavo Cerati) , ciertas progresiones que aparecen en "Marietta" y el subidón que pega la recta final de "Las aguas del mar". Del resto poco y nada que mencionar. La monotonía melódica de "Mira quien vino" , de "El niño alado, la sirena y el marinero" o "Amor es locura" llega a espantar y el homenaje a Luis Alberto Spinetta en "La vida sin Luis" me sigue sonando demasiado cursi y trivial.  En definitiva, Dreaming Rosario es un puñado de canciones que aporta poco o nada a la discografía de Fito Paez y que conviene efectivamente tomarlo  como un disco editado "a la rápida". 

Ahora, con respecto a 2013 queda una patita aún que revisar con respecto a Fito, me refiero a Yo te amo, lanzado hace muy poquito y que se supone es el disco que originalmente el cantautor tenía pensado para este año. Ya se vendrá en tan solo unos días ...  

4 / 10
Malo.



RESEÑAS ANTERIORES FITO PAEZ:

sábado, 7 de diciembre de 2013

Fito Paez : El Sacrificio (2013)

Bálsamo de (grata) nostalgia

Para este 2013 Fito Paez habló de tres discos y cumplió. Los iré revisando uno a uno, comenzando por este fascinante compilado de caras b que el trasandino decidió regalar a quienes asistiesen al concierto de cierre de la gira "20 años de El amor después del amor". El sacrificio consta de 10 oscuras canciones compuestas entre 1989 y 2012 que no fueron incluidas en los álbumes oficiales del cantautor en sus respectivos momentos pero que no por esto funcionan como meros descartes. De hecho, digámoslo con claridad: gran parte de este puñado de temas podría perfectamente haberse colado en álbumes como Tercer mundo (1990), El amor después del amor (1992), Circo beat (1994) o Abre (1999) y vaya que las habríamos disfrutado.

Lo entretenido en el paseo por El sacrificio es lograr descifrar a que etapa pertenece cada tema (el álbum en ese sentido es manjar para fanáticos), aunque solamente dándole una cuidadosa oída al registro vocal de Paez y a los arreglos que poseen las canciones creo que podemos sacar más de alguna conclusión al respecto. Lo mejor del álbum está claramente en la primera mitad, ahí suenan las atrevidas referencias religiosas de "El sacrificio" (¿Abre?) , el desgarrado relato de una ruptura que es "Esto podría haber sido una canción" (¿El amor después del amor?),  la  personal crítica social de "Guerra de luz" (¿Circo beat?), las referencias a Luis Alberto Spinetta en el bajo y teclado de "Mouchette" (¿Naturaleza sangre?) y la inquieta furia de "El fantasma canibal" (¿Abre otra vez?).

Ahora, la segunda mitad del álbum no se muestra tan diversa como la primera por lo que el disco se empantana a ratos. "No la chingues buey" es un relato vengativo que como freakerio resulta simpático, "El mal vino y la luz" e "Inglaterra" conectan bastante con la etapa más reciente de Fito, la más predecible y monótona, por lo que las revoluciones bajan bruscamente mientras que el íntimo final a cargo de una susurrada "El dolor" y la interesante narrativa de "La puta diabla" mejoran un tanto el asunto. Cierra de esta manera una singular compilación que en el global me parece que deja un saldo positivo y que pese a contener temas de distintas épocas logra conectar sin dificultad gracias al tono de oscuridad que ronda durante todo el trabajo.

¿Qué me gustó de El sacrificio? Básicamente el volver a oír a ese Fito Paez inquieto y hambriento, el cual incluso en momentos en que vomita un mal rollo logra sonar honesto y creativo. ¿Que no me gustó de El sacrificio? Recordar que es una compilación llena de temas de 15 e incluso 20 años atrás...

7 / 10
Muy bueno !

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Illya Kuryaki & the Valderramas - Chances (2012)

Illya Kuryaki and the Valderramas
Chances
2012

"¡The funk is back motherfucker!". Aquella linea, la primera que se oye al darle play a este disco, me parece que resume absolutamente a la perfección lo que contiene el regreso del duo argentino Illya Kuryaki and the Valderramas, quienes tras 10 años de ausencia decidieron traer de vuelta la arrogancia y la actitud que siempre los caracterizó. Vuelven con Chances, el álbum más funk que han lanzado hasta el día de hoy, acá la invitación al baile y letras cargadas de sexualidad son común denominador en los 14 temas que componen el disco. Ahora, toda gran banda no se conforma con simplemente explotar una fórmula (el camino más fácil de todos claro está) y acá los Illya Kuryaki hacen gala de aquello fusionando una serie de estilos dentro de su sonido. Mucho rock y guitarras por momentos, algo de hip hop en otros y en general un sonido diverso que se pasea por distintas estaciones musicales.

La partida del disco, con canciones como "Helicoptero" , "Ula ula", "Chica" o "Safari espiritual" es puro funk a la Prince, es decir, baile, guitarras y sensualidad todo el rato. Mientras que más adelante aparecerán influencias reggae en "Soy música" o el hip hop de "Madafaka" (con participación especial de los mexicanos Molotov). El mejor momento del disco se vive en la pausa que llega con la tripleta "Celebración" , "Amor" y "Aguila amarilla", esta última es una emocionante y sentida pieza dedicada al gran Luis Alberto Spinetta, padre de uno de los integrantes de Illya Kuryaki y quien falleción en medio del proceso de creación del álbum.

Muy buen regreso. Un disco que se disfruta de comienzo a fin. Un álbum inquieto, creativo, que musicalmente se nota bien pensado y trabajado, un álbum sincero e irreverente que por lo general divierte aunque deja espacio a la emoción. En definitiva un disco que contiene los elementos que en lo personal le exijo a una banda que decide regresar.

3.5 / 5
Muy bueno



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