viernes, 31 de julio de 2020

Jarv Is... : Beyond The Pale (2020)

"Lejos de todo convencionalismo..."

Lejos de los focos y el poético pop de sus años en PulpJarvis Cocker hoy se encuentra en otra fase, una que pretende tomar distancia respecto a todo lo realizado con anterioridad. Cabe recordar que tras el fin de su banda madre tuvimos al inglés tanteando terreno sobre aguas que le eran familiares, tanto en Jarvis (2005) como en Further complications (2009) lo oímos abordando arreglos y estructuras amenas y hasta cierto punto predecibles, sin embargo, estos diez años han llevado al artista hacia otro lugar, uno más íntimo y arisco con el auditor pero rico en materia de exploración. El aviso llegó en 2017 cuando lo oímos dándole letra y voz al piano del canadiense Chilly Gonzales en un alternativo Room 29, álbum que de cierta forma hablaba del giro que Jarvis Cocker ha querido dar a su carrera. Ese mismo año se creó el proyecto Jarv Is... , cuyo propósito era el de crear música en vivo en plan jam sessions, con canciones que fuesen interpretadas y desarrolladas ante diversas audiencias durante todos estos años, trabajo que finalmente ha sido pulido en estudio para ver la luz en este 2020, siete canciones que se extienden por cuarenta minutos de duración y donde cada pieza involucra un mundo, una aventura musical particular. 

Sin ir muy lejos, el disco abrirá en un tono de crooner total con 'Save the whale', donde el vocalista sitúa su íntimo relato en un primer plano y se disfraza de Leonard Cohen susurrando una reflexión sobre una base rítmica y sutiles violines, algo que se volverá a explorar más adelante en una canción como 'Swanky modes', aunque esta vez sobre un piano. Luego, el ambiente subirá de tono rapidamente cuando un riff acústico anticipe los cuestionamientos de Jarvis en 'Must I evolve?'"¿Debo evolucionar? ¿Debo crecer? ¿Debo cambiar? ¿Debo madurar?..." se preguntará constantemente mientras acelera la interpretación, frenando pasados los cuatro minutos para luego volver a encender los motores lentamente, en un ejercicio que durante siete minutos habla de la libertad que el artista ostenta por estos tiempos. Y bueno, el resultado es enorme.

En la pasada por 'Am I missing something?' reconoceremos por primera vez al vocalista de Pulp cuando este coquetee con ese pop teatral tan característico de su ex banda, añadiendo incluso un sutil guiño a 'I spy' (una vieja gloria del clásico Different class de 1995), mientras que en 'House music all night long' (lo más parecido a un single que contiene el álbum) danzará con mucha elegancia sobre teclados. Ya iniciando la recta fina, Jarvis volverá a re inventarse en la oscura 'Sometimes I am the pharoah', que suena sucia con ese registro vocal algo saturado pero poco a poco irá encontrando un camino que conducirá hacia la absoluta calma para luego desatarse en la pista de baile, regalando otro de los momentos enormes con que cuenta el disco. Finalmente, 'Children of the echo' cerrará con casi siete minutos de enorme osadía en materia estructural, 

Beyond the pale representa la canalización creativa de un artista que evidentemente desea romper convencionalismos y dar muestras del lugar donde actualmente se encuentra. Para esto se ha armado de un conjunto de músicos que han sido capaces de potenciar su obra, entregando así su mejor producto desde aquel lejano e inmenso This is hardcore (1998) de Pulp

7,5 /10
¡Muy bueno!

lunes, 27 de julio de 2020

Adelanto: Vuelve Doves


No deja de ser noticia, aunque el mundo no se entere. Tras once años de silencio la banda británica Doves ha decidido regresar. Los ingleses debutaron en 2000 con Lost souls, un muy buen álbum de tono acústico y oscuro (muy oscuro), al que me parece le jugó en contra el haber coincidido con el éxito de Parachutes de Coldplay (otro disco triste pero que al ser comercial acabó por devorar todo). De todas formas Lost souls es un álbum que recomiendo oír y recuperar pues considero que injustamente quedó en el olvido. Tampoco ayudó el hecho de que rapidamente Doves se quedara sin fuerzas, perdiéndose entre discos en exceso densos que no lograron generar demasiado interés en la audiencia. Su último registro fue Kingdom of rust (2009), tras el cual decidieron darse un descanso, el cual ha terminado en este 2020 pues para el próximo 11 de septiembre está fijada la publicación de The universal want, su quinto álbum. 

Mientras esperamos, seguimos disfrutando de 'Prisoners' y 'Carousels', adelantos que ilusionan bastante con un retorno en plena forma ...


domingo, 26 de julio de 2020

Bush : The Kingdom (2020)

"Motivación por sostener una identidad..."

Desde sus inicios Bush fue una banda desfasada. Su primer álbum llegó en 1994, cuando la oscuridad del llamado grunge comenzaba a decaer. Con todo, discos como Sixteen stone (1994) o Razorblade suitcase (1996) alcanzaron algo de repercusión pero claro, inevitablemente la banda se ganó el estigma de haber sido la respuesta comercial inglesa a lo que estaba sonando en los Estados unidos desde comienzos de década. El caso es que, al llegar tarde a la fiesta, con el auge del nu metal el proyecto se quedó con poco que decir y llegó a su fin entrando al nuevo siglo. Sin embargo, cuando se dio el revival noventero cercano a 2010 (y agrupaciones como No doubt, Garbage, Stone temple pilots y tantas más decidieron volver) Gavin Rossdale no quiso quedarse abajo por lo que decidió armar una banda (ya sin sus compañeros originales) y así traer a Bush de regreso. Desde entonces, el compositor ha editado tres álbumes, todos en una línea cercana al rock alternativo pero que más allá de las intenciones no supieron llegar por lo que demasiadas expectativas no habían en torno a este nuevo trabajo. Quizás por todo esto es que The kingdom sabe bien y sin ser una maravilla, al menos logra entregarnos una bocanada de nostalgia y frescura, inmersa en puñado de canciones bastante disfrutables y que se enmarcan como lo mejor que Rossdale ha entregado durante la última década. 

Lo que Bush ha recuperado en The kingdom es principalmente la fuerza de su sonido. Y si bien el disco abre en una linea muy comercial con 'Flowers on a grave', una canción que intenta con descaro generar un gancho con el auditor a partir de su reconocible estructura (y lo consigue), rápidamente este se lanzará sobre un sonido mucho más oscuro marcado por riffs pesados como ocurre a la vuelta de la esquina en 'The kingdom' (la canción) o en la densa pasada por 'Blood hunter' + 'Quicksand', canciones que cuentan con una energía tremenda que ya se la quisiesen algunos de sus pares en la actualidad (¿alo, Pearl jam?). De igual forma 'Ghosts in the machine' , 'Bullet holes' o 'Send in the clowns' se sostendrán sobre el bajo y coros explosivos mientras que 'Undone' apuesta por la desnudez de un Gavin Rossdale que interpreta solo acompañado de su guitarra, aportando el momento sensible del trabajo. 

Y si, que el disco se queda sin fuerzas en su recta final por lo que las últimas tres o cuatro aportan poco y nada al conjunto pero, con todo, está muy bien The kingdom, un disco que provoca ganas de oírlo en vivo, con muchas canciones que uno quisiese disfrutar en una futura gira de la banda, lo cual evidencia frescura y un trabajo que ha aportado a la discografía de Bush. No reinventan nada pero transmiten motivación por sostener un sonido e identidad. 

7 / 10
Muy bueno.

miércoles, 22 de julio de 2020

Car Seat Headrest: Making A Door Less Open (2020)

"Explorando el camino hacia ligas mayores..."

Es poco común que un artista retome un viejo trabajo personal y decida re grabarlo para así entregarle una nueva mirada. Aquello fue lo que Will Toledo intentó hacer en 2018 con Twin fantasy, álbum originalmente lanzado en 2011 de manera independiente, en la idea de que este merecía una revisión. El resultado fue notable, sin embargo, lejos de establecerse en su zona de confort, ese mismo espíritu inquieto y perfeccionista ha invitado nuevamente al compositor a patear la mesa con Making a door less open, un trabajo que marca distancia respecto a cualquier cosa realizada previamente por el norteamericano y con el cual ha decidido dar un salto cualitativo en materia de arreglos en busca de nuevas musas, y porque no decirlo, también nuevas audiencias. 

Ha sido valiente Toledo, no solo en materia de arreglos y estructuras sino también en cuanto a temáticas, yendo incluso contra las expectativas de sus propios fans pues Making a door less open, lejos de lanzarse hacia la sentimentalidad de sus antecesores goza de una vibra muy diferente donde el único enlace reconocible respecto a lo realizado en el pasado es el grave registro del vocalista. Ahora, en lo musical el álbum es una verdadera locura, una mixtura de elementos y direcciones donde el elemento central es la aventura, al punto de que el disco cuenta con versiones diferentes para cada formato: hay una lista para el CD, otra para el vinilo y otra para el streaming, difiriendo estas tanto en el orden de las canciones como en sus tomas para las mismas canciones. Acá hoy me referiré principalmente a la versión de streaming.

Ahí nos encontramos frente a un disco que se caracteriza por su diversidad y osadía a la hora de enfrentar cada canción, con momentos medidos y otros totalmente desatados, momentos que privilegian la contundencia del sonido y otros el desenfreno. Habrán pasajes en donde las baterías electrónicas adoptan protagonismo en la búsqueda de dinámicas contundentes y adictivas, como ocurre en la increíble 'Weighlifters', una canción fantástica (se va directo al playlist de las grandes canciones de 2020) que abre el disco de manera fresca e iluminada entre redobles y guitarras que generan un ambiente potente que contrasta contrasta absolutamente con el minimalismo al que apuesta 'Can´t cool me down', donde Toledo interpreta sobre un beat marcado que incorpora oleajes de otros elementos para luego volver a la desnudez del coro + bajo en una canción cuyo único defecto es extenderse un minuto más de lo necesario. Más adelante, en una arista electrónica más caótica y frenética sonarán 'Hymn - Remix' (cuya versión "normal" viene en el vinilo) o 'Famous', que son absoluta desestructura y de paso los momentos que más cuesta seguir en el álbum. 

Existirán otros momentos, sin embargo, donde el disco explorará el formato de banda de rock como ocurrirá en la cruda 'Hollywood', una canción que se sostiene en la potencia del riff de guitarra y donde oímos el registro punk y desgarrado del baterista de la banda Andrew Katz, o en 'Life worth missing', que sobre una batería irá construyendo una melodía ascendente que va en la búsqueda de cada vez mayor intensidad. El contraste llegará, nuevamente, con 'Martin', por lejos la canción más melosa del trabajo  y la única del disco que podría funcionar como sencillo promocional pese a que incluso en dicho formato cuenta con una vuelta de tuerca interesante en su estructura, y una pieza totalmente acústica de minuto y medio como 'What's with your lately', interpretado por Ethan Ives, guitarrista de la banda. 


El fascinante ir y venir del disco, esas increíbles ansias de abordarlo todo en cuanto a arreglos se refiere, se plasma con claridad en las dos versiones que contiene el disco (en la versión streaming) de 'Deadlines', una primera ('Hostile') que apuesta por un rock marcado por el bajo + guitarras y otra ('Thoughtful') que se lanza hacia la electrónica con un beat inicial que recuerda incluso a The human league para luego desembocar en caminos propios. El ejercicio de trabajar una misma canción desde dos enfoques tan disimiles entre si (en el vinilo además viene una tercera versión), obteniendo resultados así de notables en ambos casos, es el ejemplo más evidente de hasta donde el proyecto ha sido capaz de llegar esta vez.

Will Toledo ha mencionado que a la hora de encarar este nuevo álbum sus fuerzas estuvieron puestas en alejarse de lo trabajado previamente pero también concentrarse en las canciones por sobre el concepto, es decir, entregar a cada pieza una energía propia capaz de sostenerla por si sola. Así ha sido. Making a door less open se percibe como un ejercicio creativo fascinante, enriquecedor y desafiante, un esfuerzo por darle una vuelta al sonido de la banda tanto en materia de arreglos como estructuras, lo cual pese a aquellos momentos en donde se sacrifica la cohesión del trabajo, no puede sino aplaudirse. 
  
8 / 10
Excelente.


Otras reseñas de Car seat headrest:

viernes, 17 de julio de 2020

20 Años De... Deftones: White Pony (2000)

"Diferencia abismal respecto a su generación..."

A la hora de mirar la historia de la música de los últimos treinta años, digamos post Nevermind de Nirvana (el disco que indudablemente cambió todo), hay álbumes que aparecen como claves. White pony de Deftones es uno de ellos. Cabe recordar que los de Sacramento ya habían impactado la escena gracias a la dupla Adrenaline (que en septiembre cumple 25 años de existencia, seguro que habrá reseña de aniversario por acá) + Around the fur (1997), los cuales dejaron singles como 'Bored', 'My own summer´ o la extraordinaria 'Be quiet and drive (Far away)' en las mentes de los adolescentes de aquellos años, sin embargo, digámoslo claro: para fines de siglo Deftones no dejaba de ser "otra banda más" en la movida nu metal, una muy especial eso si, dueña de un sonido agresivo, afilado, atrevido y con claros momentos emocionales, pero una banda más al fin y al cabo.  Y bueno, el disco que llegó para cambiar aquello, que distanció a Deftones de todos sus pares generacionales fue White pony, su tercer y consagratorio trabajo. En este, todos los elementos que se habían insinuado en sus antecesores florecen y se elevan a su máxima potencia mediante un conjunto de once canciones que funcionan como un continuo perfecto dejando esa exquisita sensación de que acá "nada sobra ni falta". 

De esta forma White pony, título que realiza una evidente referencia a la cocaína, sostiene lo que funcionaba en su anterior trabajo, ese tándem emocional/agresivo tan característico de canciones como 'Lhabia', 'Mascara' o 'Around the fur', pero complementa con jugadas más experimentales y centradas en atmósferas tan oscuras como íntimas, con líricas marcadas por la desfachatez + referencias sexuales por montón y una sensibilidad que desborda el sonido del disco en todo momento. Para esta tarea, la labor de Chino Moreno resulta esencial, quien en 2000 ha perdido parte de su registro más "metal" por lo que recurre a una serie de trucos y oscilaciones vocales para interpretar, los cuales acabarán por dividir aguas entre quienes no soportan su manera de cantar y quienes lo adorarán por el resto de su carrera. 

El álbum abrirá con todo. Un afilado riff + redobles y entra 'Feiticeira', de sonido por momentos asfixiante, con un Moreno que juega a contramano de los arreglos, vocalizando melodías mientras suenan punzantes guitarras (Stephen Carpenter está enorme en todo el álbum) y marcada batería. La jugada resulta fascinante y se volverá a visitar más adelante en canciones como 'Street carp' o 'Knife prty', con una banda que maneja los contrastes de su sonido a placer. En otra arista, una más más agresiva y que conectará con sus inicios en Adrenaline, sonarán 'Elite' o 'Korea', mientras que existirán otros momentos en que el disco se sumergirá por completo en la oscuridad de su sonido, ahí el medio tiempo 'Rx Queen' destaca con luces propias y ni hablar de 'Change (in the house of flies)', una pieza increíble, un verdadero pantano sonoro que explota todo lo que Deftones ya había insinuado años atrás en 'Be quiet and drive (far away)' pero llevándolo a una nueva dimensión, con una letra que reflexiona en torno a una relación tóxica y lo que implica haber anulado a una pareja en el desarrollo de esta ("Te he visto cambiar / Ahora te sientes tan viva / Como si nunca hubieses tenido alas...").


Por si todo lo anterior fuese poco, el disco cuenta con algunos pasajes donde la banda experimenta con las atmósferas, como ocurre con la exquisitamente erótica 'Digital bath', que en palabras de Chino fue el tema que convenció a la banda de estar grabando algo realmente bueno, o en la fantástica 'Passenger', dura y golpeada en su sonido, con una notable e histórica participación de Maynard James Keenan en vocales. Finalmente, el álbum cerrará sus caras A y B con parones muy singulares, primero con la desnuda balada acústica/electrónica 'Teenager' y luego con 'Pink maggit', que tras unos minutos de absoluta tranquilidad acabará entre explosiones múltiples. 

Párrafo aparte merece la historia de 'Back to school', una canción que Deftones tuvo que entregar a partir de una petición expresa por parte del sello discográfico, el cual al no encontrar singles inmediatos en el disco solicitó a la banda la grabación de una canción más comercial. Luego, tras el éxito obtenido, 'Back to school' fue incorporada como apertura de White pony en ciertas ediciones (sin ir muy lejos, en Spotify aparece como "tema 1") pese a no tener absolutamente nada que ver con el álbum, desenfocando incluso la promoción de este (existió gente que se alejó del disco a causa de esta canción), al punto de que Chino Moreno a día de hoy continúa refiriéndose a ella como "un error".

El resto, sin embargo, las otras once, resultan ser una experiencia fascinante de comienzo a fin. A veinte años de su publicación White pony continúa siendo referente en materia musical contemporánea, un trabajo perfecto, producido de manera impecable por Terry Date (quien antes había trabajado con Pantera y Soundgarden, además de los mismos Deftones, claro) y desde donde debió re orientar su carrera para futuro. Un neo clásico absoluto. 

10 / 10
Obra Maestra.


Otras reseñas de Deftones:

martes, 14 de julio de 2020

Carly Rae Jepsen: Dedicated (2019)

"Una oda al buen pop..."

¿Qué hago acá escribiendo respecto a un disco publicado un año atrás? Pues simple: Carly Rae Jepsen ha publicado en este 2020 un nuevo álbum titulado Dedicated Side B, y si bien quise escribir respecto a este, me parece que por un mínimo de coherencia se hace necesario hablar respecto a su hermano mayor, Dedicated (2019), un álbum de pop que no comenté en su momento pese a los méritos con que contaba. Pero ahora vamos...

Carly Rae Jepsen es una artista que tras una década de carrera continúa luchando contra el one hit wonder. Recordada por su adolescente éxito 'Call me maybe', la canadiense publicó posteriormente un sólido Emotion (2015), disco con el que precisamente intentó escapar de la sombra provocada por la mencionada canción y entregar un trabajo redondo que no se sostuviese únicamente por uno o dos singles (los cuales estaban, de hecho 'I really like you' tuvo sus 15 minutos). El resultado fue notable, Emotion fue un álbum de excelente nivel individual y que sin lugar a dudas mereció más reconocimiento del que obtuvo. En este sentido el álbum y su figura me recuerdan un poco al fenómeno de Marina & the diamonds (hoy solo Marina), quien también en 2015 lanzó Froot, un álbum de pop notable y del que poca gente se enteró.

Con Emotion, además, Carly Rae Jepsen se anotó en la lista de vocalistas que han decidido rendir culto al pop femenino ochentero sin asco (y benditas sean por aquello), asunto que con su sucesor, Dedicated, se ha confirmado. De esta forma, nuevamente nos encontramos frente a un álbum trabajado al detalle y donde cada canción apuesta a tener su magia, dicho en simple: un disco sin rellenos. La producción es excelente además, con un bajo totalmente presente en cada canción (elemento sonoro que siempre habla de un disco compuesto con amor por el sonido), lo cual se aprecia desde la partida en plan medio tiempo de 'Juliet' y también en 'No drug like you', donde la vocalista abre al desnudo para en el coro dar paso a la instrumentación pop que es un manjar. Los momentos más altos del trabajo llegarán eso si con el single 'Now that I found you' o la exquisita 'Want you in my room', la mejor del disco sin ninguna duda con ese adictivo uso de baterías electrónicas. 

De aquí en adelante, sin embargo, el disco no bajará el nivel entregando una sucesión de canciones que se disfrutan sin problema, jugando abajo en las revoluciones en 'Everything he needs', 'Too much' o 'The sound', donde la vocalista interpreta sobre secuencias que solo marcan el tiempo, y subiendo las pulsaciones en 'Happy not knowing' o 'Feels right', destacando siempre por el cuidado instrumental de cada canción, lo cual se aprecia en, por ejemplo, 'I'll be your girl', aparentemente una canción menor en el álbum pero que goza de una contundencia ejemplar.  

Todo parece indicar que Carly Rae Jepsen se quedará bajo el buque observando como Taylor Swift o Dua Lipa gozan (injustamente) de mayor atención y crédito en el mundo del pop. Quizás no debería obsesionarse con aquello y continuar en lo suyo, regalándonos álbumes de pop tan adictivos como Dedicated, al cual llego (injustamente también) un año tarde pero con el que al menos hoy me he puesto al día. Correspondía.

7,5 / 10
¡Muy bueno!

sábado, 11 de julio de 2020

Protest The Hero: Palimpsest (2020)

"Jugándose la vida en cada nota..."

Debuto aquí en el blog con Protest the hero, estos canadienses que vienen generando mixturas desde hace casi quince años entre el metalcore y el progresivo, siendo capaces (al menos durante su primera década) de triunfar en ambas latitudes. Técnicos y furiosos en dosis equivalentes, llegan hoy con su quinto álbum de estudio (sexto si consideramos los 35 minutos de Pacific myth entregados en 2016), aunque en un momento muy particular de su carrera. En ese sentido el título es revelador, un Palimpsesto es un documento que se re escribe pero aún presenta huellas del texto original, metáfora perfectamente aplicable al presente de Protest the hero, quienes acabaron pagando el costo de sus intensos primeros años, primero sufriendo en 2013-14 la partida de dos de sus miembros fundadores, después quedándose sin sello (el EP de 2016 lo lanzaron vía Bandcamp) y luego con los problemas vocales experimentados por Rody Walker, quien debió incluso someterse a cirugía y a un especial cuidado durante estos años. Todo esto obligó a la formación a re plantearse su presente tanto en términos compositivos como estilísticos, aspectos que quedan reflejados en este nuevo álbum, que claramente debería marcar el inicio de una nueva era para la banda.

Revisando el álbum, lo primero a mencionar es que en términos temáticos Palimpsest es un verdadero manjar. El disco es tremendamente político, repleto de canciones que no se dejan nada en el tintero y se enfocan principalmente en la historia de los Estados Unidos de inicios del Siglo XX (particularmente el período entre 1900 y 1940) aunque también lanzando directos dardos a su presente. Sin ir más lejos el disco abre con 'Migrant mother', una canción que aborda lo que significó para miles de personas pobres la Crisis del 29', enfocándose particularmente en el caso de Florence Owens Thompson, madre de siete hijos y que fue retratada por Dorothea Lange en 1936 en la mítica fotografía "Madre migrante". El tema de la Gran Depresión volverá a ser tratado en 'The fireside' mientras que otros personajes también serán abordados en 'The canary' , dedicada a la memoria de Amelia Earhart (la mítica aviadora), 'Gardenias', que relata la historia de la actriz Peg Entwistle, tristemente célebre por haberse suicidado a los 24 años de edad lanzándose desde el cartel de Hollywood, 'Soliloquy' y 'Reverie', que realizan menciones a George Nelson y John Dillinger, dos ladrones de bancos y asesinos que se volvieron noticia en la década del 30'. También el álbum entregará espacio a hechos históricos como la Gran inundación de Melaza de 1921 que mató a 21 personas en 'All hands' o la quema del dirigible Hindenburg en 'From the sky', como también agudizará el discurso político en 'Little snakes', que apunta directo a las cabezas (literalmente, ya que habla del Monumento Rushmore) de George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln al argumentar que a partir de ellos se construyó una historia de genocidio en los EEUU, y 'Rivet', la cual busca cerrar el disco en un tono optimista que pretende diferenciar entre el orgullo por los logros del país y el nacionalismo tóxico, realizando varias referencias al "Let's make America great again". Lo dicho por tanto, que en términos líricos el disco no puede ser más interesante, aspecto que enriquece enormemente la revisión de este.

En términos musicales el disco contiene diez canciones + tres interludios instrumentales, ahí, en los 52 minutos de álbum la banda continúa sonando tan técnica como siempre, sin embargo, el sonido esta vez no es tan frenético (o digamos, no todo el tiempo), dejando espacio para el acompañamiento de teclados y particularmente para ciertos respiros en coros reconocibles y melódicos, como ocurre de manera muy evidente en 'The canary' o 'Little snakes', o en cierres que buscan entregar otro aire a las canciones, como en el minuto final de 'From the sky'


Ahora, el álbum no cabe duda tiene como absoluto protagonista a Rody Walker, quien claramente ha sentido la presión de demostrar su estado vocal exigiéndose al máximo en cada una de las canciones e incluso en varias yendo más allá de lo necesario. Hay experimentos vocales en donde el resultado funciona, como ocurre en 'All hands', donde  de la nada aparece una estrofa gutural que pese a lucir algo forzada se disfruta, pero el trabalenguas que Walker intenta vomitar en 'The fireside' luce totalmente fuera de lugar y expone innecesariamente el "quiero pero ya no puedo" del vocalista, lo mismo en 'Soliloquy', donde intercala guturales con agudos de manera muy divertida pero entregando algo que todos sabemos en vivo jamás podrá lograr. De igual forma esas últimas líneas de 'From the sky' suben más allá de lo necesario mientras que en el cierre de 'Little skanes' o en 'Gardenias' definitivamente se dejará la vida. El resultado en todos estos casos es brutal y versátil, pero también lucen exagerados, con un Walker que evidentemente se ha tomado (demasiado) personal el asunto e intenta llegar a todos los rincones posibles, mermando a veces las interpretaciones. 

El giro para Protest the hero es inevitable. Que nadie puede vociferar como este hombre lo ha hecho por tantos años sin sufrir un daño. Habrá que ver si la banda adopta una dirección similar a la tomada por Leprous (que vivió un síntoma similar con su vocalista) o decide explorar otras latitudes. Con Palimpsest, sin embargo, no hay quejas, un disco ambicioso, que explota la contundencia del sonido de la banda, de gran producción y ejecución, tremendamente interesante en los textos y donde cada miembro de la banda ha interpretado como si se le fuese la vida en ello. De los grandes discos que habremos oído en este 2020.

8,5 / 10
¡Excelente!

martes, 7 de julio de 2020

25 Años De... Björk : Post (1995)

En memoria de mi primo Piero. 

"Vanguardia pop..."

Hay artistas que debutan muy pero muy arriba, Björk fue una de aquellas. La islandesa rompió los esquemas con sus dos primeros álbumes, fascinantes ambos y dueños de una identidad impresionante. En ese sentido tanto Debut (1993) como Post (1995) pueden entenderse, pese a sus particularidades, como un paso en una misma dirección, esto a diferencia de su tercer disco Homogenic (1997), una obra maestra de la que ya tocará escribir y que marcó un quiebre creativo importante respecto a sus antecesores. Hoy, sin embargo, estoy acá para escribir respecto a Post, el segundo disco de una artista que en tan solo dos años fue capaz de dictar cátedra respecto a lo que se podía lograr en el mundo del pop y que en 1995 logró mejorar la oferta respecto a lo entregado dos años atrás, y vaya que la tenía complicada...

En este sentido un primer aspecto a mencionar respecto a Post es que este, en la comparación con Debut logra presentar un conjunto (aún) más diverso pero tremendamente efectivo a la vez. Son once canciones las que componen el disco y que entregan una experiencia exquisita que se extiende por cuarenta y dos minutos, un trabajo que suena compacto, que se puede oír de comienzo a fin sin saltarse un solo tema y donde cada uno de ellos brilla con luces propias. Sin ir muy lejos, basta oír la primera mitad del álbum para que tu cabeza explote con el cóctel propuesto, acá encontramos secciones industriales y oscuras en el singlazo 'Army of me' o la extraordinaria 'Enjoy', pasajes más cargados a la electrónica en 'Hyperballad' (que si me preguntan, debió cerrar el álbum y no sonar en segundo lugar) o 'Modern things', que de cierta manera anticipa un tanto los caminos exploratorios e introspectivos que la artista tomaría en el posterior Homogenic, un refrito en tono retro de 'It's oh so quiet' de Betty Hunton (una vieja canción de 1951 pero que Björk hace totalmente propia con su versión) y un pasaje íntimo como 'You've been flirting again' donde la artista vocaliza únicamente sobre arreglos de violines. El disco es todo contundencia, talento puro y rebosante que incluso a veinticinco años de distancia sigue emocionando como si fuese el primer disco. Porque si, Post es un disco que, por si fuese poco, ha sobrevivido muy bien al paso del tiempo gracias a su vanguardista producción.

En la cara B del trabajo continuará navegando por distintos sonidos, con una singular 'Isobel' que apostará por la grandilocuencia entre orquestas y tribales, un bicho  experimental raro difícil de clasificar como 'I miss you', mientras que canciones como 'Possibly maybe', 'Cover me' o 'Headphones' desde diferentes esquinas sonoras abordarán tranquilas atmósferas que más adelante en su carrera Björk acabaría por profundizar. 

Al disco se le podrían colocar dos "peros", digamos... por buscarle algo, el primero se encuentra en estos últimos temas mencionados que contrastan demasiado respecto al resto del conjunto al lanzarse a experimentar en un disco que hasta su recta final era eminentemente pop y el segundo es que el álbum, para bien y para mal, tantea todo pero jamás se queda quieto. De hecho, el posterior Homogenic si centraría sus esfuerzos en una búsqueda particular con un genial resultado. 

Post fue un trabajo tan inmenso que marcó completamente la vida de Björk, a quien el éxito le vino encima con tremendas consecuencias personales, las cuales fueron desde desequilibrios emocionales profundos (con episodios de violencia incluido) hasta intentos de asesinato por parte de un obsesivo fan. Todo esto marcaría un antes/después en materia musical, quien hasta el día de hoy jamás ha vuelto a grabar un álbum de pop. En el recuerdo y la historia quedará por tanto este disco que en su momento llegó para marcar pauta al mundo.

9/10
Brillante. 


Otras reseñas de Björk:

sábado, 4 de julio de 2020

Norah Jones : Pick Me Up Off The Floor (2020)

"Elegancia y detalles que marcan diferencia..."

En completa calma y silencio, como viene siendo desde hace un buen rato, ha llegado a nosotros el octavo álbum de Norah Jones. Artista que no cabe duda ha tenido que convivir durante toda su carrera con el cara y sello que implica el haber metido veinte años atrás canciones como 'Come away with me', 'Don't know why' o 'Sunrise' en el inconsciente colectivo para luego rápidamente haber quedado relegada al cajón del olvido por gran parte del planeta. También no es menos cierto que parte importante de este fenómeno se debe a las direcciones que la misma Norah ha decidido tomar, caminos bastante alejados de fórmulas inmediatas y donde la única excepción a la regla estuvo en la edición del exquisito Little broken hearts (2012), de los grandes discos que nos dejó la década pasada y uno que sin duda mereció mayor reconocimiento. Sin embargo, la generalidad de los trabajos de la compositora han ido en otra dirección, una que se mantiene fiel a la mixtura entre el blues y el jazz tan características de la artista. En esta linea, tras luego de un álbum muy purista como Day breaks (2016) y otro más cargado a delicadas baladas como Begin again (2019) no deja de sorprender el que tan pronto Norah Jones esté de regreso con un disco del nivel de Pick me up off the floor, compuesto y producido prácticamente en su totalidad (salvo dos canciones) por la vocalista, y un verdadero manjar para quienes venimos siguiéndola.

En materia temática la Norah Jones una vez más circula en torno a las pérdidas, la soledad y melancolía, entregando así un álbum de tonalidades oscuras pero que se encuentra muy lejos de perderse en si mismo, principalmente gracias a los inspirados arreglos con que cuenta, que están muy lejos de apostar por lo obvio. De esta forma, Pick me up off the floor funciona como un disco precioso de comienzo a fin, donde cada canción aporta un matiz en lo musical. Un álbum en donde los detalles marcan la diferencia. 

Abrirá susurrando en la delicada 'How I weep' para pronto pasar a 'Flame twin', una pieza más golpeada con un piano como protagonista, ahí donde el registro vocal de Norah no puede llegar si lo hará la música, asunto que vuelve a darse en la excelente 'Heartbroken, day after'. Muy personal sonará 'Hurts to be alone', donde habla de la necesidad de crecer en medio de la soledad, sin embargo, uno de los puntos más altos del disco llegará en el nudo de este gracias a la enorme 'Say no more', con ese sincero relato que oscila entre la decepción y resignación ("No digas más / Todas las mentiras se lavarán en la orilla / Quédate conmigo / Yo fingiré que eres todo lo que necesito..."), con un piano que se suelta a media canción encontrando momentos de intensidad. 

Mucho más blusera sonará la pasada por una profética 'This life' ("Esta vida como la conocemos ha terminado...", que fue escrita antes del confinamiento y la pandemia) + 'To live' mientras que 'I'm alive' revitalizará el álbum con sus coqueteos folk (se nota la participación en letras y producción de Jeff Tweedy de Wilco). Finalmente la recta final soltará los temas más espesos del trabajo, 'Were you watching?' + 'Stumble on my way' , aunque estos conectarán con el cierre definitivo en tono acústico de 'Heaven above' (la segunda colaboración de Jeff Tweedy en el álbum), que destaca por sus delicados arreglos de cuerdas + piano.  

De esta forma Norah Jones se ha vuelto a anotar con un álbum fabuloso, rico en matices y arreglos, un trabajo que funciona a contra corriente de lo que la vida nos pide hoy en día, un álbum para escuchar, disfrutar en calma y apreciar al detalle. Bendita sea por eso. 

8 / 10
Excelente.


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