"Domesticando el caos..."
Desde un comienzo acá encontramos por tanto esa mezcolanza característica de este músico, un continuo en donde aparecerán momentos operísticos que se enlazan con pasajes orquestales, corales y explosiones cargadas a las guitarras. 'Daemoni´+ 'Headbutt' son dos claros ejemplos de lo mencionado, lo mismo casi en el cierre con 'Pure disproportionate black and white nihilism', todas canciones donde Igorrr va construyendo su red desde la calma para en algún momento meter sus alaridos guturales y cierto grado de violencia en el sonido. Sin embargo, donde realmente se aprecia el crecimiento del artista respecto a lo que hacía diez o quince años atrás, es en canciones como 'Limbo', 'Blasbeat falafel' o 'Ancient sun' (estas dos mirando hacia sonidos de oriente), que son pasajes prácticamente instrumentales donde el viaje fluye de manera continua, donde el caos estructural ha sido dejado de lado para entregar un sonido que fluye orgánicamente.
En el nudo del disco eso si encontraremos pasajes algo más dicotómicos, como cuando en 'ADHD' todo sea jueguito electrónico (en un claro guiño a sus inicios) mientras que en la pasada por '2020' + 'Mustard mucous' (junto a Anthrax en esta) + 'Infestis' se lanzará en picada hacia el metal, armando así un Amen que parece ser bastante representativo tanto de las múltiples influencias del instrumentista como de su crecimiento. Quien busque acá canciones tradicionales claramente no las encontrará, lo de Igorrr es vanguardia pura, lo viene siendo desde sus inicios y no parece tener intención de recular. Ahora, lo que sí, es que acá es cuando más "domesticado" lo hemos oído.
¿Canciones? 'Limbo', 'Blasbeat falafel' y 'Infestis'.

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