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martes, 14 de julio de 2020

Carly Rae Jepsen: Dedicated (2019)

"Una oda al buen pop..."

¿Qué hago acá escribiendo respecto a un disco publicado un año atrás? Pues simple: Carly Rae Jepsen ha publicado en este 2020 un nuevo álbum titulado Dedicated Side B, y si bien quise escribir respecto a este, me parece que por un mínimo de coherencia se hace necesario hablar respecto a su hermano mayor, Dedicated (2019), un álbum de pop que no comenté en su momento pese a los méritos con que contaba. Pero ahora vamos...

Carly Rae Jepsen es una artista que tras una década de carrera continúa luchando contra el one hit wonder. Recordada por su adolescente éxito 'Call me maybe', la canadiense publicó posteriormente un sólido Emotion (2015), disco con el que precisamente intentó escapar de la sombra provocada por la mencionada canción y entregar un trabajo redondo que no se sostuviese únicamente por uno o dos singles (los cuales estaban, de hecho 'I really like you' tuvo sus 15 minutos). El resultado fue notable, Emotion fue un álbum de excelente nivel individual y que sin lugar a dudas mereció más reconocimiento del que obtuvo. En este sentido el álbum y su figura me recuerdan un poco al fenómeno de Marina & the diamonds (hoy solo Marina), quien también en 2015 lanzó Froot, un álbum de pop notable y del que poca gente se enteró.

Con Emotion, además, Carly Rae Jepsen se anotó en la lista de vocalistas que han decidido rendir culto al pop femenino ochentero sin asco (y benditas sean por aquello), asunto que con su sucesor, Dedicated, se ha confirmado. De esta forma, nuevamente nos encontramos frente a un álbum trabajado al detalle y donde cada canción apuesta a tener su magia, dicho en simple: un disco sin rellenos. La producción es excelente además, con un bajo totalmente presente en cada canción (elemento sonoro que siempre habla de un disco compuesto con amor por el sonido), lo cual se aprecia desde la partida en plan medio tiempo de 'Juliet' y también en 'No drug like you', donde la vocalista abre al desnudo para en el coro dar paso a la instrumentación pop que es un manjar. Los momentos más altos del trabajo llegarán eso si con el single 'Now that I found you' o la exquisita 'Want you in my room', la mejor del disco sin ninguna duda con ese adictivo uso de baterías electrónicas. 

De aquí en adelante, sin embargo, el disco no bajará el nivel entregando una sucesión de canciones que se disfrutan sin problema, jugando abajo en las revoluciones en 'Everything he needs', 'Too much' o 'The sound', donde la vocalista interpreta sobre secuencias que solo marcan el tiempo, y subiendo las pulsaciones en 'Happy not knowing' o 'Feels right', destacando siempre por el cuidado instrumental de cada canción, lo cual se aprecia en, por ejemplo, 'I'll be your girl', aparentemente una canción menor en el álbum pero que goza de una contundencia ejemplar.  

Todo parece indicar que Carly Rae Jepsen se quedará bajo el buque observando como Taylor Swift o Dua Lipa gozan (injustamente) de mayor atención y crédito en el mundo del pop. Quizás no debería obsesionarse con aquello y continuar en lo suyo, regalándonos álbumes de pop tan adictivos como Dedicated, al cual llego (injustamente también) un año tarde pero con el que al menos hoy me he puesto al día. Correspondía.

7,5 / 10
¡Muy bueno!

viernes, 24 de enero de 2020

Unfathomable Ruination: Enraged & Unbound (2019)

“Extremo, técnico y diverso...”

A estas alturas del partido componer música extrema debe resultar una tarea realmente jodida. ¡Y es que ya se ha hecho tanto! Y la competencia es férrea. Por esto mismo, álbumes como el que hoy paso a comentar realmente dan para sacar aplausos. Porque soberbios discos de death técnico marcados por interpretaciones bestiales se encuentran con facilidad hoy en el mercado, pero álbumes que coloquen un énfasis bien pensado en la diversificación no es tan común, porque digámoslo: Enraged & unbound es un trabajo de metal extremo que en materia de ejecución resulta imposible encontrar un reparo, es decir, si lo que estás buscando es brutalidad en el sonido, acá la vas a encontrar, sin embargo, los londinenses de Unfathomable ruination se han esforzado por entregar un trabajo exquisito en matices y ahí radica su principal mérito. De esta forma nos encontramos frente a nueve piezas que en poco más de cuarenta minutos entregan un metal moderno, veloz, de técnica depurada pero por sobretodo... cercano.

Abre, sin ir más lejos, con los seis minutos de ‘An obsidian perception’, una bestialidad de canción que es capaz de ir mutando sobre la marcha aunque sin entregar respiro, esto a diferencia de otras piezas que sonarán más adelante que se mostrarán veloces pero capaces de transformarse y modificar su intensidad de manera notable, como es el caso de ‘Enraged & unbound’ (la canción), ‘Codebreaker’, la espectacular ‘Maniacal desillusion’(ojo al cierre lento y pesadísimo que propone) o el fantástico cierre a cargo de ‘Protoplasmic imprisonment’. En una arista aún más cambiante aparecerá ‘Defy the architect’, una de mis favoritas con esa entrada en ascenso que desembocará en un riff que guiará hacia los notables guturales de un furibundo Ben Wright (que por cierto, está impresionante en todo el maldito álbum) y en una estructura realmente demencial, así como en el nudo del disco disfrutaremos de ‘A prophetic compulsion’, otra muestra de diversificación importante con una apertura instrumental que irá encontrando cambios caóticos en su camino. 

En definitiva, el tercer álbum de Unfathomable ruination es una espectacular muestra de hasta donde el metal actual puede ser capaz de llegar. Un disco ejecutado con una precisión técnica impresionante pero que al mismo tiempo es capaz de sonar cercano y diverso. Difícil agregar más adjetivos, sencillamente impresionante. 

8,5 / 10
Brillante. 


martes, 14 de enero de 2020

Angel Olsen: All Mirrors (2019)

“Ambicioso dramatismo...”

Venía claramente en ascenso pero tocaba dar el salto, escapar de la comodidad y enfrentarse a un reto mayor, que es lo que precisamente Angel Olsen ha llevado adelante en All mirrors. En su cuarto álbum la norteamericana ha abandonado la soledad de su habitación para dejarse asesorar y entregarse de lleno al dramatismo y la emocionalidad, incluso corriendo el riesgo de exagerar en el camino. Y es que si sus anteriores álbumes estuvieron marcados por ese constante vaivén entre lo íntimo y lo intenso, con Olsen vocalizando muchas veces únicamente sobre una guitarra eléctrica, esta vez la cantautora ha decidido dar un giro en 180 grados y entregar absoluto protagonismo a la generación de ambientes, complementado su música con enormes arreglos orquestales y un constante uso de sintetizadores. En este sentido, All mirrors no es un disco fácil de abordar. No hay acá temas inmediatos ni coros particularmente recordables sino más bien un trabajo marcado por una producción que ha colocado intencionalmente a la instrumentación muy por sobre el registro de la vocalista, lo cual vuelve tarea compleja el disfrutar del disco en unas primeras vueltas, y no será tras varias pasadas cuando los temas comiencen a aparecer.

Ahí, destacarán los seis fantásticos minutos de ‘Lark’, con sus constantes explosiones de ira, la sobrecarga de arreglos que entrega ‘All mirrors’ (la canción), el exquisito paso a paso entre bajo, teclados y violines que proponen canciones como ‘New love cassette’ o ‘What it is’, la dolorosa interpretación e instrumentación de ‘Tonight’ , la dinámica ‘Summer’, donde el legado de Kate Bush (una vez más) aparece como una referencia obligada, y ese precioso cierre que nos lleva de vuelta a los años 60’s en ‘Chance’, sin embargo, más allá de una u otra canción en particular All mirrors emerge evidentemente como un todo, un conjunto absolutamente coherente aunque igualmente a ratos espeso y difícil de seguir si lo que buscas es música inmediata.

El cuarto disco de Angel Olsen apostó por marcar diferencias respecto a sus antecesores y vaya que lo ha conseguido. Interpretaciones marcadas por el dolor y la pasión donde la artista aborda el desamor pero celebrando al mismo tiempo el ser capaz de encontrarse consigo misma. Un sonido muy retro, barroco, angustiante y dramático pero bien logrado. Un evidente paso hacia adelante por parte de una de las voces femeninas más interesantes del momento. Aunque el mundo no se entere...

8 / 10
¡Excelente!


Otras reseñas de Angel Olsen:

domingo, 12 de enero de 2020

El Cuarteto De Nos: Jueves (2019)

Para mi amigo Rubén Darío. Porque aún hay locos compañero...

Voy a debutar acá en mi querido blog con esta singular banda uruguaya que, créanlo o no, cuenta con ya 35 años de historia pero que vino a conocer la fama a una edad bastante avanzada. De hecho, revisando su discografía podríamos establecer un claro antes/después con el disco Raro (2006), álbum que abrió nuevos caminos para ellos tanto en términos creativos como en cuanto a producción y de paso fue capaz de entregarles un segundo aire. Y es que si bien el énfasis del Cuarteto de Nos siempre ha estado puesto en sus letras, álbumes como Bipolar (2009), Porfiado (2012) o Habla tu espejo (2014) dieron muestras de una diversidad importante, paseándose por un interesante abanico musical en el canción a canción (para muestra, canciones de pop realmente brillantes como ‘El hijo de Hernández’, ‘Cuando sea grande’ o la extraordinaria ‘No llora’).

Posteriormente tuvimos Apocalipsis zombi (2017) y la sensación de una fórmula totalmente asentada, con canciones de tres minutos, sencillas y de coros explosivos/contagiosos. Esa misma línea es la que sostiene Jueves, un álbum correcto del Cuarteto de Nos aunque también irregular, que repite la receta de su antecesor casi con calco (nuevamente son pocas canciones, solo nueve, que rondan la media hora de duración), conteniendo buenas dosis de esa mística clásica de la banda que se pasea sonriendo por la crítica social pero dejando al mismo tiempo cierto sabor a poco a causa de lo falta de cohesión con que carga a ratos el disco.

Este abre en plan cumbia con ‘Mario neta’, donde se meten directo con el consumismo (“Estamos queriendo humo y humo nos están vendiendo / Y como estamos durmiendo el alma nos están robando...”) acelerando en el puente/coro entre guitarras y conectando de manera impecable con la juguetona `Punta cana’, que engancha de inmediato a causa de su melodía circense aunque desde ya da muestras del primer tropiezo del disco: ¡qué mal la acaban!, vamos, que el tema pedía algo mejor en su minuto final. Mucho más seria sonará la pasada por ‘Anónimo’ que funciona pese a lo predecible de su estructura, mientras que el mejor momento del trabajo llegará con la fuerza de ‘Hombre con alas’ y la folclórica ‘Tiburones en el bosque’.

La recta final del disco comenzará a asomarse con la curiosa ‘Que empiece el juego’, empapada en auto tune en su singular coro, seguida de la divertida y explosiva ‘Llegó papá’, aunque esta no conecta en absoluto con la reflexión que plantea ‘Contrapunto para humano y computadora’, con seguridad el tema más complejo del álbum en lo lírico y musical pero que se percibe totalmente aislada en el cierre, el cual llegará definitivamente con ‘Fallaste Nostradamus’, una que huele a relleno en cada uno de sus segundos...

No podríamos afirmar que Jueves es un mal disco. No. Pero si que sabe a poco. Un álbum corto pero que en su afán de tener “de todo un poco” acaba siendo irregular. Individualmente hay dos o tres canciones de altura (‘Hombre con alas’, ‘Tiburones en el bosque`), de igual forma otras tantas que no encuentran su lugar en el disco (‘Llegó papá’ o ‘Contrapunto...’) y unas tantas que derechamente podrían haber dado más de si (‘Punta cana’, ‘Que empiece el juego’). Tal como en 2017 el Cuarteto de Nos vuelve a cumplir pero no vuela tan alto como si hizo entre 2009 y 2014, el período dorado de su época adulta.  

6,9 / 10
Cumple y algo más...

miércoles, 8 de enero de 2020

Chelsea Wolfe: Birth of Violence (2019)

“Cazadora insaciable...”

Si bien durante su incesante carrera (desde 2011 tenemos disco de ella cada dos años) la estadounidense Chelsea Wolfe ha ido dando pasos hacia terrenos cada vez más oscuros, coqueteando incluso en algunos álbumes con el metal, sus raíces se encuentran en el folk. Y es ahí a donde ha decidido regresar con su sexto álbum, a la intimidad del acústico, aunque con una salvedad no menor: el camino recorrido se hace notar. Lejos de ser una simple “vuelta a las raíces”, Birth of violence se enarbola como un álbum sensible pero complejo de oír, un disco duro, oscuro, doloroso incluso, además de musicalmente estar trabajado al detalle de la mano de su eterno colaborador Ben Chisholm en la producción.

Voces femeninas comento bastantes acá en mi blog, sin embargo, cabe mencionar que a las mujeres aún les sigue costando el escapar de las temáticas de pareja. Pues bien, he acá una que lo ha hecho, y bravo por eso. Tampoco es que les haga el quite (vamos, que el romance es parte de la vida) y ahí tenemos el lúgubre relato de un final en ‘American darkness’ o la acústica ‘Birth of violence’ (la canción), sin embargo, el disco será capaz de ir muchísimo más allá. Abrirá, de hecho, con una reflexión personal enorme en ‘The mother road’ (“Supongo necesito algo que me rompa / Supongo necesito algo que me sacuda”), que entre violines y tambores desde ya instala la vara muy arriba en términos de intensidad, declarará principios en la excelente ‘Deranged for rock & roll’ (que ruega por una versión full band rock) o conmoverá hasta la médula en la pasada (muy PJ Harvey por cierto) por ‘Be all things’ (suena hermosa aquí) + ‘Erde’ (“Lloramos juntas / La mujer es el origen”)  +  ‘When anger turns to honey’ (“En momentos como este puedo entenderte / El dolor es el conector / Te tratan como una presa / Pero eres una cazadora...”).  El disco vive sus mejores momentos durante su nudo y desde ahí continuará su viaje entre la cadencia, melancolía y referencias constantes a la muerte o la guerra (“No puedes combatir armas con armas / Todos pereceremos de ese modo”, reza en ‘Little grave’). 

Birth of violence es Chelsea Wolfe reconectando con el folk y la intimidad de manera notable. Una parada necesaria para respirar, mirarse a si misma y así poder continuar. Uno de los buenos discos que nos habrá dejado 2019, aunque pocos se enteren...

7,5 / 10
¡Excelente!

domingo, 5 de enero de 2020

Kadavar: For The Dead Travel Fast (2019)

“Por amor al arte...”

Que la tarea de Kadavar es cuesta arriba, aquello no es secreto. Y es que sinceremos el asunto: ¿quién en pleno 2020 querría escuchar un álbum de hard rock tan marcadamente retro? Sin embargo, pese a esa inevitable sensación de ser una banda que en cualquier momento patinará, lo de los alemanes no deja de ser meritorio: disco cada dos años desde 2012-13 y por lo general saliendo bien parados en lo suyo, esa fórmula setentera cargada de peso y psicodelia, la cual con For the dead travel fast ha vuelto a aparecer aunque no sin antes marcar ciertas diferencias respecto a su antecesor, aquel sólido Rough times (2017). Y es que si el mencionado funcionó al ser un disco directo, de golpes efectivos en el tema a tema, esta vez los alemanes han optado por trabajar en otra dirección, una más cargada hacia tétricos ambientes, donde las guitarras y estructuras se coordinan en función de las atmósferas que se han buscado generar, temas más extensos con un mal rollo evidente pero escapando de las fórmulas inmediatas. 

El disco entrará en calor lentamente por tanto, mediante una intro de dos minutos que desembocará en los guitarrazos de ‘The devil’s master’, un relato oscuro y lúgubre que revela su magia (como todo el álbum de hecho) tras varias pasadas. Le seguirá ‘Evil forces’, que claramente busca entregarle velocidad al álbum pero olvídense de estructuras tradicionales, aquí el asunto disparará hacia cualquier lado sorprendiendo al auditor. De igual forma la pasada por ‘Children of the night’ + ‘Dancing with the dead’ entregará los diez minutos más psicodélicos de este, con un trabajo instrumental exquisito, marcado por sus atinadas pausas, aceleraciones y solos de guitarras llenos de sentido. 

La cara B del disco dará continuidad a la misma tendencia, con temas veloces y cargados de fuerza como ‘Poison’ o ‘Demons in my mind’ pero que darán muestra de un ir y venir cambiante y lleno de dinámica para finalmente comenzar a cerrar el asunto con la oscuridad de ‘Saturnales’, un relato desnudo que se sostiene únicamente sobre una guitarra, y los casi ocho minutos de ‘Long forgotten song’, claramente la pieza más densa del disco y con la que Kadavar han querido darle cierta solemnidad al final del álbum.

For the dead travel fast no es ni será un disco sencillo de digerir. Su sonido está marcado por el peso y estructuras cambiantes, además, salvo pequeños momentos, no está pensado para enganchar a la primera con el oyente. Sin embargo, es también un trabajo fantástico y preciso, el mejor en la carrera de los alemanes, sólo nueve canciones para dar muestras del momento importante que vive la banda, donde los alemanes continúan haciendo lo que aman, siguiendo su propio ritmo pero dando pasos adelante dentro de sus esquemas. 

7,8 / 8
¡Excelente!


Otras reseñas de Kadavar
2017: Rough times 
2013: Abra Kadavar 

jueves, 2 de enero de 2020

Shura : Forevher (2019)

“Ni tan pop ni tan exploratorio...”

Seducido por la irresistible ‘Religión (u can lay hands on me)’ fue que llegué a este disco, el segundo en la carrera de Alexandra Lilah Denton (a.k.a ...Shura). Una canción que aborda de exquisita forma una relación actual, a distancia (“We've been talking on the telephone for hours at night ...”), entre dos mujeres (“Oh, girl, don't stop, please you can lay your hands on me”) que viajarán para conocerse y ver hasta donde podría lo suyo llegar (It could be LA, it could be heaven / If you're an angel, can I be your God?”),  y con suficiente gancho como para ir por más El caso es que me he encontrado con un álbum que oscila por temáticas similares, aunque musicalmente baja bastante las revoluciones y más bien es de esos discos que se cuecen lentamente. 

En este sentido, la primera parte del álbum concentrará los momentos más atractivos de este, haciendo uso de un synth pop controlado pero suficiente, marcado por melodías sinuosas pero de coros reconocibles. Ahí una empapada en auto tune `Side effects’ o la delicada ‘The stage’ abordarán el ansiado encuentro de la pareja mientras que ‘BKLYNLDN’ se moverá entre la fantasía y la realidad  (This isn't love, oh this is an emergency / Keep thinking of that picture that you sent to me”). Posteriormente el disco tenderá a entramparse en su lentitud, volviendo espesa la pasada por ‘Tommy’ (por más interesante que resulte la historia que relata) o ‘Princess Leia’ (pesadísima). Un tanto más contagiosa resultará la recta final, destacando la romántica ‘Skyline, be mine’, que además es la única en todo el disco que con sus arreglos de guitarra se atreve a ir un poco más allá de lo evidente. Ojalá este sea un camino a seguir por la artista a futuro. 

Forevher es un grato disco de amor y encuentro, musicalmente cumple y posee momentos de alto nivel aunque tiende a quedarse en tierra de nadie durante largos pasajes. Ni tan pop ni tan exploratorio, acá se extraña, sin embargo, para un segundo disco está más que bien. 

6,5 / 10
Cumple y algo más...

domingo, 29 de diciembre de 2019

2019: Mis Discos Favoritos


Esta vez no hablaré de "lo mejor", más bien de aquellos discos que en lo personal más disfruté durante 2019. Una mención honrosa y doce álbumes que me hicieron el año. 

Mención honrosa del año
Dido: "Still on my mind"
"No sabemos cuanto se tomará Dido para una siguiente entrega, sin embargo, mientras sus regresos continúen poseyendo este grado de honestidad y calidad, bienvenido será la cantidad de tiempo que la artista desee tomarse. Por lo pronto, nos quedamos con este regalo para disfrutar un largo rato... aunque el mundo no se entere"

12. Thom Yorke: "Anima"
"Sin la presión de tener que meter melodías reconocibles en sus discos el inglés ha sabido valientemente salirse con la suya, porque donde cinco años atrás nos hizo dudar esta vez ha triunfado absolutamente"

11. Madonna: "Madame X"
"Si cuatro años atrás muchos pensamos que con Rebel heart la vocalista había tocado techo, pues a callar, que las ansias de expresar y reinventarse han podido más..."
Reseña acá

10. Mayhem: "Daemon"
"Ejecutado con precisión técnica y armando un global que no tiene desperdicio, son diez canciones que cuentan con una producción nítida y que logra darle un baño de frescura a Mayhem, y no es que sus álbumes anteriores hubiesen estado mal pero esta bofetada de buen metal suena efectivamente renovadora"

9. Darkthrone: "Dark ages"
"A favor cuenta el que si bien la fórmula es similar, esta ha sido pulida y mejorada para esta ocasión,  y donde su antecesor se volvía algo difícil de seguir acá han sabido incorporar temas veloces y acortar la cantidad de canciones a modo de volver más llevadero el asunto. Nada falta ni sobra en estos 38 minutos de música, lo cual tras treinta años de carrera no es poco decir"
Reseña acá

8. Sharon Van Etten: "Remind me tomorrow"
"Estamos sin ninguna duda frente al mejor álbum en la carrera de Sharon Van Etten, uno que continúa dando muestras de crecimiento y ciertamente la sitúan definitivamente entre las compositoras más talentosas del presente" 

7. Soen: Lotus
"A favor se encuentra la diversidad que muestra, las ejecuciones precisas y la evolución que la banda continúa mostrando disco a disco"

6. Lana del Rey: "Norman fucking Rockwell"
"La sensación que nos deja es la de entregar varias de las mejores canciones ha compuesto en su carrera además de entregar un conjunto que fuera de confirmarla como una artista única en su especie también la muestra madura y dueña de su momento, creativa y clara en cuanto a intenciones"

5. Foals: "Everything not saved will be lost"
"A estas alturas del partido cabe la reflexión: a día de hoy Foals no han sido capaces de entregar un mal disco (ni siquiera del montón) y muy por el contrario, no paran de crecer"

4. Alcest : "Spiritual instinct"
"Una fórmula que ha sabido abrirse camino y frente a la que hoy no queda sino entregarse. Cohesionado de principio a fin, potente y envolvente en sus arreglos, intenso y emotivo en cuanto a interpretaciones, cualquier adjetivo tiende a quedarse corto"

3. Blood Incantation: "Hidden history of the human race"
"Se sitúa por sobre cualquier etiqueta, un disco conceptual, técnico y pensado al detalle pero que fluye de manera tan natural que lejos de agotar confirma a la banda como un absoluto imprescindible dentro de la escena metalera actual"
Reseña acá

2. Devin Townsend: "Empath"
"¿Qué más se puede decir respecto al genio de Townsend? Grandilocuente y dueño de un talento inagotable nos ha vuelto a regalar una maravilla (y ya van...)"
Reseña acá

*Disco del año*

1. Abigail Williams : "Walk beyond the dark"
"Un disco que que impacta desde su cuidada producción (el trabajo suena realmente bien, sobretodo si lo comparamos con anteriores entregas del proyecto) hasta la apertura sonora que ostenta, paseándose a placer por diferentes aristas del mundo del metal y saliendo siempre bien parado"
Reseña acá

Y bueno, muchas gracias a todos/as quienes visitan este humilde rincón que marcha semana a semana contra corriente de las tendencias. No renunciaré a escribir, pese a que no me cierro a la idea de lanzarme a otras plataformas, espero nunca dejar de escribir. 

Bienvenida sea esta nueva década que se nos aproxima. 
Un abrazo.

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Abigail Williams : Walk Beyond The Dark (2019)

“Experiencia y versatilidad que conjugan a la perfección...”

Vaya sorpresas nos deparaba el mundo del metal para esta recta final de 2019. El caso es que cerraremos este año con la reseña del que debe ser uno de los álbumes más sólidos y sorprendentes que nos dejará este fin de década, hablamos de Ken Sorceron y su multifacético proyecto Abigail Williams (que toma el nombre de una de las primeras acusadoras de mujeres durante los Juicios de Salem alrededor del 1600). Y digo multifacético por lo diverso que se ha mostrado el sonido de la banda (a estas alturas un proyecto en solitario) durante sus ya casi quince años de existencia, período donde comenzó abrazando la agresividad y explosión del metalcore para posteriormente acercarse muchísimo a un black bastante purista. Y fue seguramente ese constante ir y venir el que entregó a Sorceron experiencia suficiente como para entregarnos hoy un resultado tan notable como Walk beyond the dark (que además llega a nosotros de la mano de la mejor portada que haya visto en mucho tiempo, al menos durante 2019), un disco que que impacta desde su cuidada producción (el trabajo suena realmente bien, sobretodo si lo comparamos con anteriores entregas del proyecto) hasta la apertura sonora que ostenta, paseándose a placer por diferentes aristas del mundo del metal y saliendo siempre bien parado.

Es así como tras una partida tremendamente oscura, que abre de manera contundente con el murallón de guitarras que propone ‘I will depart’ y se entregará luego a la generación de densas atmósferas en ‘Sun and moon’, el disco muy pronto dará cuenta de su versatilidad, primero con el black directo de ‘Ever so bold’ (la única del álbum que ronda los cuatro minutos) y luego con la fenomenal ‘Black waves’ (una de las canciones del año claramente), que así como su título adelanta irá poco a poco desencadenando oleajes de arreglos que van desde la calma hasta agresivas explosiones, todo muy cercano al metal progresivo, ejecutado de manera brillante. 

‘Into the sleep’ será otra que irá desarrollándose sobre un blast beat constante pero que durante su estructura frenética dejará espacio a magistrales pausas (la batería acá es un manjar) para finalmente iniciar la recta final con otra pieza extraordinaria, ‘Born of nothing’, que durante ocho minutos será capaz de lanzarse a la épica, abriendo entre violines, desenfundando guitarras y oscuridad más adelante para ir cerrando en medio de un tétrico relato. EnormeEl trabajo podría haber cerrado en 45 minutos y nadie podría colocar un pero a semejante obra, sin embargo, aún habrá acá espacio para más. Me refiero a ‘The final failure’, otra pieza realmente increíble que arranca sobre los violines que cerraron a su antecesora para ir sometiendo al auditor a un paseo impresionante qué pasa (por primera y única vez en el álbum) por voces limpias, unos gruñidos  terroríficos y una estructura exquisita, digna de un verdadero genio que en Walk beyond the dark no solo encuentra su mejor obra a la fecha sino que uno de los discos del año. Que este sea mi último disco reseñado durante la presente década no puede sino ser un verdadero honor.  

9,5 / 10
¡Brillante!

martes, 17 de diciembre de 2019

Cattle Decapitation: Death Atlas (2019)

“Huele a decepción...”

Tras dos discos relevantes dentro de lo que fue la música extrema durante la presente década como Monolith of inhumanity (2012) y The anthropocene extinction (2015), sobretodo el primero, que fue el desquiciamiento hecho música, llegaba el complicado momento para Cattle decapitation de confirmar su importante momento, no por nada se tomaron cuatro años de pausa para decidir si replicar con calco la fórmula utilizada en sus antecesores o dar un paso en otra dirección. El resultado de esta reflexión se expresa en los 55 minutos de Death atlas, un álbum que vuelve a meter mano a la extinción humana como temática central pero que en lo musical realiza un giro importante, alejándose de la fórmula grind/death que tan buenos dividendos les entregó en el pasado para dar paso a un metal igual de técnico pero ciertamente menos caótico.

De esta forma en la primera parte del álbum nos encontraremos con un serie de temas que se lanzarán de lleno al blast beat para luego pasar a secciones de riffs pesados y contundentes pero, en el contexto de Cattle decapitation, bastante controlados. ‘The geocide’ + ‘Be still our bleeding hearts’ son claros ejemplos de lo que menciono, con un Travis Ryan que vocalizará de gran forma pasando desde guturales en las estrofas a coros marcados por esa particular voz estilo Pato Donald, que en este disco por cierto aparecerá bastante (quizás demasiado). Mucho más brutal sonará ‘Vulturous’, una que prácticamente no entregará respiro pero que rápidamente volverá a bajar las revoluciones con la pasada por ‘One day closer to the end of the world’ + ‘Bring back the plague’, la primera es death de corte clásico mientras que la segunda alternará violencia con secciones melódicas, sin embargo, más allá de este ir y venir en los tiempos, se extraña el componente grind en el sonido de este Cattle decapitation

Entrando en la recta final del disco el asunto sostendrá esta tendencia y se volverá algo largo y pesado, pasando por temas que cansan en su monotonía, como ‘Finish them’ o ‘With all disrespect’ (que perfectamente se las podrían haber ahorrado y no pasaba nada), y otros que alternarán velocidad y death melódico como ‘Time’s cruel curtain’. Finalmente otro instrumental (son cuatro las secciones “puente” con que cuenta el álbum, también demasiadas) y ‘Death atlas’ (la canción), probablemente de lo mejor que contiene el disco gracias a sus ocho minutos que dan buena cuenta de lo que esta banda es capaz de lograr cuando está plenamente enchufada y no se conforma con el piloto automático.

Era uno de los discos más esperados del año pero entre la pérdida de descontrol y sorpresa, además de un exceso de secciones melódicas canción tras canción, Death atlas ha acabado dejando en el aire la sensación de decepción. No es un mal disco pero si queda muy por debajo de cualquiera de sus antecesores inmediatos. 

6,5 / 10
Cumple, y algo más...




sábado, 14 de diciembre de 2019

Blood Incantation: Hidden History Of The Human Race (2019)

“Por sobre cualquier etiqueta...”

Tras el debut de 2016 rápidamente Blood incantation se transformó en una propuesta a tener en cuenta dentro de la escena underground del metal, principalmente a causa de su carácter de banda inclasificable. Y si, que elementos clásicos del death encontramos en su sonido pero a su vez la agrupación ha sido capaz de explorar otros terrenos, cercanos al progresivo o a la psicodelia, los cuales han empapado a la agrupación norteamericana de singularidad.

Esperábamos con ansias por tanto su segundo álbum, el cual no ha decepcionado, incluso despertando nuestra curiosidad a partir de esa futurista portada, que se contrapone a la estética oscura del debut Starspawn, y da muestras de la confianza que Blood incantation ha adquirido en estos años. Desde lo musical nuevamente nos han entregado un brillante álbum conceptual de pocas piezas, esta vez son solo cuatro las que se extienden por un total de 36 minutos. La primera de ellas desenfunda crudeza y guitarras clásicas, más una batería que no regala segundo de tregua, ‘Slave species of the gods’ es death brutal old school de comienzo a fin. Esto a diferencia de los siete minutos de ‘The Giza power plant’, que si bien abren en medio del caos a los dos minutos la estructura se detendrá bruscamente para adentrarse en una pasada musicalmente exquisita y reflexiva en su tono. Sencillamente sensacional. La Cara B del álbum incluirá una brillante pieza instrumental de carácter espacial como ‘Inner paths (the outer space)’ y los dieciocho minutos finales de (afírmate): ‘Awakening from the dream of existente to the multidimensional nature of our reality (mirror of the soul)’, un tema que abre de una forma pero a los seis minutos se transforma en otra paseándose a placer por cuanto lugar desea, desatando las ansias creativas de una banda que con su segundo álbum no hacen sino demostrar que, contrario a quienes creen que “ya todo está hecho”,  aún se puede crear y crecer dentro de la música extrema. 

Blood incantation se sitúa por sobre cualquier etiqueta en Hidden history of the human race, un disco conceptual, técnico y pensado al detalle pero que fluye de manera tan natural que lejos de agotar confirma a la banda como un absoluto imprescindible dentro de la escena metalera actual.

9 / 10
¡Brillante!


Otras reseñas de Blood incantation:

lunes, 9 de diciembre de 2019

Lindemann : F&M (2019)

“Solo momentos..."

Cuatro años atrás comentaba por acá que el principal problema del disco debut del proyecto Lindemann fue la carencia de identidad. Dicho en simple: esto sonaba a un Rammstein descafeinado, lo cual es bastante decir considerando lo decepcionante que resultó la última entrega de los alemanes. Algo de aquello (algo...) se corrige en este nuevo F&M, logrando por momentos mejorar el resultado respecto al debut, sonando más fresco y libre, lo cual se agradece, aunque ciertos ripios siguen presentes.

Dos problemas le veo a F&M, el primero es que sigue costando reconocer la presencia del mal rollo de Peter Tägtgren en el proyecto (ojalá cantase, de hecho, seguro sería un aporte)  y lo segundo es que el álbum a ratos no tiene claro hacia donde ir, pues a veces apuesta por lo lógico y en otros momentos se desata por completo. Aún así, dentro de lo primero algunas cosas funcionarán. En lo personal he disfrutado con la energía del tridente inicial ‘Steh auf’ + ‘Ich weib es nicht’ + 'Allesfreser', donde pese a lo obvio del sonido (estructuras simples, estrofas lógicas que desembocarán en coros cargados de guitarras) la dupla efectivamente consigue transmitir el que se la están pasando bien. También he disfrutado con ‘Knebel’, que tras dos estrofas en acústico explota para acabar de manera muy melódica, mientras que cuando la dupla se entrega a los teclados y se libera de sus ataduras en 'Frau & mann''Gummi', 'Platz eins' o ‘Mathematik’ efectivamente conseguirán sonar atractivos e interesantes. 

El problema es que a la vuelta de la esquina encontraremos una serie de baladas realmente aburridas, como 'Blut' (donde activan el modo Rammstein descafeinado), la marcial Ach so gern’ (cuya versión rock que viene como bonus en la versión de lujo me ha dejado más que la original), 'Schlaf ein' o 'Wer weib das schon', de las que realmente es poco lo que se puede decir salvo que provocan unas ganas irresistibles por mirar con frecuencia el botón "adelantar".

Entiendo que tanto Till Lindemann como Peter Tägtgren se están pasando un buen rato con este proyecto y que demasiado en serio no se lo han tomado. Visto así, el resultado mejora respecto al debut, sin embargo, el global aún no encuentra fuerza suficiente como para que el proyecto sea tomado realmente en serio...

6,5/ 10
Cumple y algo más...




Otras reseñas de Lindemann:

sábado, 7 de diciembre de 2019

Coldplay: Everyday Life (2019)

“Popurrí de ideas mal acabadas...”

La irregular carrera de Coldplay continúa su camino. Y es que así como van las cosas tal parece que nos iremos “uno y uno” por bastante tiempo, es decir, un disco hiper mega comercial seguido de uno más alternativo, como ha sido la tónica durante esta década. En este sentido, el horrible Mylo Xyloto (2011) fue el álbum que acabó de dividir aguas entre quienes seguíamos con interés a los ingleses, trabajo que encontró continuación años más tarde en el aun peor A head full of dreams (2015), no sin antes haber realizado una sorpresiva parada en el íntimo (y notable) Ghost stories (2014), un “back to the basics” sencillo pero efectivo. Tocaba por tanto, tocaba esta vez un trabajo menos luminoso que llegase para equilibrar la balanza. Y en esa línea se mueve Everyday life, una apuesta musical osada sin lugar a dudas y que trae bajo el brazo un mensaje político centrado en la unidad de las razas, lo cual conecta además con las recientes declaraciones de Chris Martin en relación a no volver a salir de gira mientras estas no sean sustentables para el planeta, pero que falla por una sencilla razón: no emociona. Pese a sus más que evidentes intentos. 

Basta darle play al instrumental ‘Sunrise’ para captar que el asunto viene esta vez en tono dramático, y desde ahí se sucederán una serie de piezas tan diversas como inconexas. Nos encontraremos así con algunas baladas a la Ghost stories como ‘Church’, ‘Daddy’ (la más linda del disco) o ‘Everyday life’ (la canción), jugadas políticas al piano o en acústico con ‘Trouble in town’ , ‘Arabesque’ o ‘Guns’, incursiones gospel en ‘BrokEn’ o ‘When I need a friend’, maquetas que no se entiende que pintan como ‘WOTW / POTP’ , ‘Ekó’ o  ‘بنی آدم’ (si, una canción posee un título en árabe) y jugadas que apuestan a ser single como ‘Orphans’ (que no, que no podían faltar en un disco de Coldplay los “Uh Uuuuh”) o ‘Champion of the world’

El disco evidentemente intenciona bajas pretensiones y promueve la sencillez mediante un conjunto que se aleja del tono bailable de su antecesor, del confeti y los globos, pero falla en lo más importante: las canciones. Cuando durante tantos años has simplificado las fórmulas es esperable que un disco “profundo” te salga mal.Quizás si insisten en este camino puede que en un siguiente registro el asunto cuaje mejor pero por ahora Everyday life se queda en el popurrí de ideas, algunas mal acabadas y otras bonitas.  

5 / 10
Nada muy especial.


Otras reseñas de Coldplay:

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Beck: Hyperspace (2019)

“Hacer lo que quieres y como lo quieres...”

Que cada nuevo lanzamiento de Beck llega a nosotros para demostrarnos que el hombre goza de una envidiable libertad creativa, ya no es novedad. El norteamericano hace lo que quiere y como lo quiere, al punto de haber lanzado una (fantástica) jugarreta pop dos años atrás (Colors, 2017), la cual funcionó como antítesis del bello y profundo Morning phase (2014), que a su vez daba continuidad al melancólico Sea change (2002) que fue sucedido por álbumes tan diversos y exploratorios como Guero (2005), The information (2006) o esa subvalorada joya titulada Modern guilt (2009). Así es Beck, un torbellino, un genio que tras casi treinta años de carrera no pretende detenerse y llega a nosotros con su álbum numero catorce, trabajado (en su mayoría) junto a Pharrel Williams y que cuenta además con la participación de artistas de la talla de Sky Ferreira, entre otros. 

Nos encontramos de esta forma frente a un álbum que ciertamente recula respecto a lo realizado dos años atrás en Colors, baja un par de cambios y si bien vuelve entregar relevante importancia al trabajo de producción (teclados, sintetizadores y baterías electrónicas son protagonistas todo el tiempo), se centra sobre atmósferas de calma, siendo el arranque pop/folk de ‘Saw lightning’ el único en todo el disco que se mueve por arriba en términos anímicos. El resto del álbum apostará por la tranquilidad. Así, tras una nebulosa introducción titulada ‘Hyperlife’ (que más adelante tendrá una respectiva continuación abriendo la cara b del disco, ‘Hyperspace’) se sucederán una serie de temas sencillos y minimalistas que pretenden lograr mucho con poco. Puntos altos en esta búsqueda serán ‘Uneventful days’ (aunque esta deja una sensación de gusto a poco en su cierre), los ambientes espaciales de ‘Chemical’ o la desnuda ‘See through’. En su segunda mitad el disco bajará más las revoluciones mediante ‘Stratosphere’ + ‘Dark places’ pero cargará con cierta irregularidad pues así como ‘Die waiting’ durante la primera parte, en el cierre ‘Star’ o ‘Everlasting nothing’ mucho no nos dicen. 

Hyperspace es un buen disco de Beck, con cuatro o cinco puntos altos (ninguno de ellos se acerca, sin embargo, a sus momentos más gloriosos) y otros tantos que como curiosidad funcionan. El vocalista se mantiene de esta forma en constante movimiento creativo aunque en esta ocasión lo ha hecho mediante una obra de bajas pretensiones. 

6,5 / 10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Beck:

viernes, 29 de noviembre de 2019

Alcest: Spiritual Instinct (2019)

“Brillante ejercicio de crecimiento...”

A estas alturas del partido lo de Alcest ha dejado de ser una sorpresa y lentamente, disco a disco, se ha transformado en una propuesta que asegura identidad y nivel. Y si bien durante sus primeros tres álbumes se apreció un camino ascendente, la sensación de que con Les voyages de l’ame (2012) la banda había tocado techo se instaló en el aire. Así lo entendió Neige, quien en 2014 decidió dar un drástico giro hacia lo melódico en Shelter, un disco muy limpio en su sonido (que a día de hoy me sigue pareciendo hermoso cada vez que vuelvo darle play) pero que por lo mismo fue ampliamente criticado, dividiendo aguas en su momento. Mirado a distancia, sin embargo, aquel fue el trabajo capaz de darle nuevas alas a Alcest, las cuales dos años más tarde vimos madurar en Kodama (2016) y hoy rendir frutos definitivos en este notable Spiritual instinct

Hubo muchos que entendieron el de 2016 como una “vuelta a las raíces” aunque no era tan así. La banda nunca ha dejado de mirar hacia adelante, su sexto álbum se percibe por tanto como un enorme ejercicio de crecimiento, una nueva visita hacia sus inicios, recuperando conexiones con el black aunque empapándolas de una particular emocionalidad y ese (ya) característico sonido envolvente marca de la casa. En ese sentido, más allá de destacar una u otra pieza, Spiritual instinct se percibe como un todo, un continuo que durante cuarenta minutos oscila entre un sonido en general oscuro que apuesta con fuerza por las guitarras y ciertos momentos de sensible calma. 

Abrirá el disco de manera fenomenal con la frenética ‘Les jardins de minuit’, un tema intenso, ruidoso, que no regala pausa y, por cierto, trae de regreso los guturales. En una misma línea se desenvolverá la fantástica ‘Protection’, sin duda la pieza que visita con mayor claridad el blackgaze con esos murallones impenetrables de guitarras. Enorme es poco. La primera y necesaria pausa llegará con ‘Sapphire’, una que irá construyéndose de manera más tradicional en el estrofa/coro para finalmente explotar en su recta final. Es una de las grandes canciones que habremos oído en este 2019. 

La cara b del álbum continuará con los dos temas más espesos de este, aunque también los más interesantes: ‘Lile des morts’ + ‘Le miroir’, casi quince minutos en total donde nuevamente las capas de guitarras acaban comiéndose todo (un pero: en ciertos pasajes de la primera he necesitado oír a un baterista de mejor técnica). Mientras que el cierre llegará con ‘Spitirual Instinct’ (la canción), otra que apostará todo en la creación de atmósferas, en su primera mitad sonando muy limpia para luego ir soltando las guitarras, el peso y a la banda, cerrando así el disco de manera épica. 

Spitirual instinct es Alcest en toda su magnitud. Una fórmula que ha sabido abrirse camino y frente a la que hoy no queda sino entregarse. Cohesionado de principio a fin, potente y envolvente en sus arreglos, intenso y emotivo en cuanto a interpretaciones, cualquier adjetivo tiende a quedarse corto. Candidato directo a disco del año. 

9 / 10
¡Brillante!


Otras reseñas de Alcest
2016: Kodama