"Sexy y elegante, pero no menos rabioso..."
Probablemente sean dos los elementos que enaltecen este tercer trabajo de la banda (hasta ese entonces Brian Warner aún no consumía el proyecto por completo), el primero es obvio, su nivel y propuesta, pero el segundo guarda relación con el contexto que rodeó su grabación, digamos, desde donde venía Marilyn Manson y esto es el colosal Antichrist superstar (1996), aquella obra maestra que acabó por cambiarlo todo para el vocalista y desde el que evidentemente no era cosa fácil continuar. La genialidad del paso radica por tanto en la capacidad de Warner para no competir consigo mismo, y en lugar de lanzar un "anticristo parte 2" decide sacudirse y transformar su momento, disfrazarse de una especie de David Bowie moderno y girando tanto en lo estético, musical como en lo temático.
El resultado es fascinante, para Mechanical animals el artista decide crear a dos personajes conceptuales, Alpha y Omega, el primero no es si no el artista post Antichrist superstar y que por ende vive la resaca del éxito, mientras que el segundo es un alienígena de carácter andrógino que en la tierra es corrompido a causa de las adicciones. De esta forma, las canciones para cada personaje aparecen aleatoriamente a lo largo del álbum (son siete para cada uno), construyendo así un conjunto teatral de comienzo a fin (exagerado incluso a momentos), pero repleto de atmósferas y crípticos mensajes, digamos, la fotografía de un artista que vivía su más brillante momento y lograba (al menos por ahora) reinventarse en el éxito.
Sin ir muy lejos, lejos de la estridencia de discos anteriores, el álbum abre realizando un giro hacia el glam y la elegancia en 'Great big white world', con la que Manson sube un peldaño en términos de estilo y da muestras del nivel creativo que podía ostentar en ese entonces, esto mediante un sonido que pone énfasis en el tándem guitarra/teclados pero entrega importante protagonismo al mensaje que se entrega, en este caso criticando al orden mundial contemporáneo ("No conecto con tu mundo / Nada sana ni crece / Porque es un gran mundo blanco / Y estamos drenando nuestros colores..."). Algo similar ocurrirá en el sólido single 'The dope show' (carta de presentación comercial del álbum en aquel entonces), que incluye reflexiones respecto a la fama y éxito dentro de la industria ("Te aman cuando estás en las portadas / Cuando no estás aman a otro...") en el contexto de un sonido sexy y sinuoso, algo completamente inédito hasta ahora ahora en la banda.
Posteriormente, en la intensa 'Mechanical animals' (la canción) oiremos por primera vez a Manson interpretando desde el despecho abordando una ruptura sentimental ("Eras automática y vacía como la "o" en Dios..."), mientras que los guiños a un rock industrial más duro aparecerán en 'Rock is dead', sonido que el disco volverá a retomar más adelante en canciones como 'Posthuman', 'I want to disappear' o 'New model No. 15', aunque con resultados algo menores.
Los momentos más íntimos y donde las atmósferas coquetearán con la psicodelia llegarán en el nudo del álbum en la soberbia pasada por 'Disassociative' + 'The speed of pain', en ambas con Manson acercándose a un sonido desnudo y reflexivo, en la primera metiendo mano a la electrónica como fondo ("No puedo salir de acá / No quiero explotar en miedo / Un astronauta muerto en el espacio..." - afirma en esta) y en la segunda realizando el homenaje más claro a Bowie yendo a la guitarra acústica (haciendo por cierto modo su propia 'Space oddity'). En esa línea, otra pasada tremendamente interesante desde lo musical aparecerá más adelante en 'User frienly' seguida de 'Fundamentally loathsome', con referencias sexuales y cierta cadencia en el sonido que anticipaba desde ya lo que se desarrollaría en extenso cinco años más tarde en un álbum como The golden age of grotesque (2003), así como casi cerrando el disco en 'The last day on earth', dueña de un sonido inmersivo nuevamente inaudito en la carrera de Marilyn Manson.
Mucho más directa resultará la declaración de principios 'I don't like the drugs (but the drugs like me)' abriendo la recta final y nuevamente tirando de líneas tan duras como pesimistas ("Tu y yo estamos listos para caer / Criados para ser estúpidos, educados para ser absolutamente nada...") mientras realiza confesiones respecto a su consumo, el cual comenzaba en la intimidad a hacer mella en la vida de Brian Warner ("Hay un huevo en nuestra alma que llenamos con drogas / Y nos sentimos bien"), asunto que volverá a tocar en la fantástica balada 'Coma white' ("Una píldora que te vuelve insensible / Que te vuelve tonto / Que te vuelve cualquier otro / Pero ninguna droga en este mundo te salvará de ti mismo..."), cerrando así un álbum franco y descarnado desde lo lírico, diverso y atrevido desde lo musical.
El carácter auto destructivo de Marilyn Manson acabó por arruinar en cierto modo el legado de su obra. Con los años el vocalista se transformaría en una penosa caricatura de si mismo, sin embargo, en la historia siempre quedará su década de gloria, marcada a fuego por dos álbumes como Antichrist superstar y Mechanical animals, absolutamente brillantes ambos e increíblemente disímiles entre sí. En 1998 Manson necesitaba escapar del metal industrial de sus inicios (marcado por la presencia de Trent Reznor, digámoslo), de ahí el giro hacia un álbum lleno de glamour, sexy pero no por esto menos rabioso. Una joya histórica e inolvidable.
Obra maestra.
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