“Hacer lo que quieres y como lo quieres...”
Que cada nuevo lanzamiento de Beck llega a nosotros para demostrarnos que el hombre goza de una envidiable libertad creativa, ya no es novedad. El norteamericano hace lo que quiere y como lo quiere, al punto de haber lanzado una (fantástica) jugarreta pop dos años atrás (Colors, 2017), la cual funcionó como antítesis del bello y profundo Morning phase (2014), que a su vez daba continuidad al melancólico Sea change (2002) que fue sucedido por álbumes tan diversos y exploratorios como Guero (2005), The information (2006) o esa subvalorada joya titulada Modern guilt (2009). Así es Beck, un torbellino, un genio que tras casi treinta años de carrera no pretende detenerse y llega a nosotros con su álbum numero catorce, trabajado (en su mayoría) junto a Pharrel Williams y que cuenta además con la participación de artistas de la talla de Sky Ferreira, entre otros.
Nos encontramos de esta forma frente a un álbum que ciertamente recula respecto a lo realizado dos años atrás en Colors, baja un par de cambios y si bien vuelve entregar relevante importancia al trabajo de producción (teclados, sintetizadores y baterías electrónicas son protagonistas todo el tiempo), se centra sobre atmósferas de calma, siendo el arranque pop/folk de ‘Saw lightning’ el único en todo el disco que se mueve por arriba en términos anímicos. El resto del álbum apostará por la tranquilidad. Así, tras una nebulosa introducción titulada ‘Hyperlife’ (que más adelante tendrá una respectiva continuación abriendo la cara b del disco, ‘Hyperspace’) se sucederán una serie de temas sencillos y minimalistas que pretenden lograr mucho con poco. Puntos altos en esta búsqueda serán ‘Uneventful days’ (aunque esta deja una sensación de gusto a poco en su cierre), los ambientes espaciales de ‘Chemical’ o la desnuda ‘See through’. En su segunda mitad el disco bajará más las revoluciones mediante ‘Stratosphere’ + ‘Dark places’ pero cargará con cierta irregularidad pues así como ‘Die waiting’ durante la primera parte, en el cierre ‘Star’ o ‘Everlasting nothing’ mucho no nos dicen.
Hyperspace es un buen disco de Beck, con cuatro o cinco puntos altos (ninguno de ellos se acerca, sin embargo, a sus momentos más gloriosos) y otros tantos que como curiosidad funcionan. El vocalista se mantiene de esta forma en constante movimiento creativo aunque en esta ocasión lo ha hecho mediante una obra de bajas pretensiones.
6,5 / 10
Cumple y algo más...
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