miércoles, 8 de enero de 2020

Chelsea Wolfe: Birth of Violence (2019)

“Cazadora insaciable...”

Si bien durante su incesante carrera (desde 2011 tenemos disco de ella cada dos años) la estadounidense Chelsea Wolfe ha ido dando pasos hacia terrenos cada vez más oscuros, coqueteando incluso en algunos álbumes con el metal, sus raíces se encuentran en el folk. Y es ahí a donde ha decidido regresar con su sexto álbum, a la intimidad del acústico, aunque con una salvedad no menor: el camino recorrido se hace notar. Lejos de ser una simple “vuelta a las raíces”, Birth of violence se enarbola como un álbum sensible pero complejo de oír, un disco duro, oscuro, doloroso incluso, además de musicalmente estar trabajado al detalle de la mano de su eterno colaborador Ben Chisholm en la producción.

Voces femeninas comento bastantes acá en mi blog, sin embargo, cabe mencionar que a las mujeres aún les sigue costando el escapar de las temáticas de pareja. Pues bien, he acá una que lo ha hecho, y bravo por eso. Tampoco es que les haga el quite (vamos, que el romance es parte de la vida) y ahí tenemos el lúgubre relato de un final en ‘American darkness’ o la acústica ‘Birth of violence’ (la canción), sin embargo, el disco será capaz de ir muchísimo más allá. Abrirá, de hecho, con una reflexión personal enorme en ‘The mother road’ (“Supongo necesito algo que me rompa / Supongo necesito algo que me sacuda”), que entre violines y tambores desde ya instala la vara muy arriba en términos de intensidad, declarará principios en la excelente ‘Deranged for rock & roll’ (que ruega por una versión full band rock) o conmoverá hasta la médula en la pasada (muy PJ Harvey por cierto) por ‘Be all things’ (suena hermosa aquí) + ‘Erde’ (“Lloramos juntas / La mujer es el origen”)  +  ‘When anger turns to honey’ (“En momentos como este puedo entenderte / El dolor es el conector / Te tratan como una presa / Pero eres una cazadora...”).  El disco vive sus mejores momentos durante su nudo y desde ahí continuará su viaje entre la cadencia, melancolía y referencias constantes a la muerte o la guerra (“No puedes combatir armas con armas / Todos pereceremos de ese modo”, reza en ‘Little grave’). 

Birth of violence es Chelsea Wolfe reconectando con el folk y la intimidad de manera notable. Una parada necesaria para respirar, mirarse a si misma y así poder continuar. Uno de los buenos discos que nos habrá dejado 2019, aunque pocos se enteren...

7,5 / 10
¡Excelente!

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