"Paso adelante de un único en su especie..."
El dilema de separar la obra del artista. Y es que ya vendría siendo hora de que el mundo reconociese, por más desatinado o desafortunado que en ocasiones sea el personaje, que Morrissey lleva un largo rato regalando obras siempre por sobre la media. Sin ir muy lejos, desde su regreso en 2004 con el fantástico You are the quarry hemos tenido otras obras de alto nivel como Ringleader of the tormentors (2006), World peace is none of your business (2014) o su más reciente Low in high-school (2017), y algunas que estuvieron simplemente "bien" como Years of refusal (2009), el caso es que sea como sea, el inglés lleva quince años de factura impecable, lo cual es bastante decir para un artista que va por su cuarta década de existencia como artista y creador.
Este 2020 no va a ser la excepción con I am not a dog on a chain, donde Morrissey ha sido capaz no solo de sostener el nivel sino que lo ha llevado un peldaño más arriba incorporando elementos a su sonido, ganando frescura e identidad. Esta sensación de preveía de cierta forma con el primer adelanto que conocimos del álbum un par de meses atrás, me refiero a 'Bobby, don't you think they know?', un tema exquisito en sus texturas, que gana demasiado con la participación en plan soul de Thelma Houston en voces, además de incorporar arreglos de saxo y teclados en su estructura (que se acerca a los seis minutos de extensión, como varias más del álbum). Toda una aventura musical que vaya que se agradece. Ahora, con el disco entre nosotros podremos apreciar también otras canciones de carácter exploratorio, como la sensacional partida a cargo de 'Jim jim falls' (una oda al hacer más y hablar menos) + 'Love is on its way out' (donde ruega por amor antes de que este acabe por desaparecer... ¡tan Morrissey!), más adelante en las trompetas y teclados de 'Darling, I hug a pillow' (aquí vuelve a rogar por "amor físico") o en esa cabalgata electrónica en plan Depeche mode que entrega 'Once I saw the river clean'.
En otra arista del álbum oiremos al Morrissey de siempre, melódico y directo en toda la pasada por 'I am not dog on a chain' (que en su tono desafiante recuerda la melodía de ' How can anybody possibly knows how I feel' del You are the quarry) , 'What kind of people live in these houses' o 'Knockabout world' (donde se felicita a si mismo por sobrevivir a este mundo que no le perdona una), o entregando tonos solemnes en toda la teatral recta final compuesta por 'The truth about Ruth' o 'The secret of music' y 'My hurling days are gone'.
Si el atrevimiento hubiese alcanzado para todo el disco quizás estaríamos hablando de uno de los álbumes del año, no ha sido así y "solamente" hemos tenido medio disco aventurado y otra mitad más tradicional (aunque enorme en lo suyo), dejándonos así Morrissey una nueva joya única en su especie que confirma el momentazo que continúa viviendo. Bendito sea por aquello...
8 / 10
Excelente
Otras reseñas de Morrissey:
2017: Low in high school
2014: World peace is none of your business
No hay comentarios:
Publicar un comentario