miércoles, 15 de abril de 2020

The Strokes: The New Abnormal (2020)

"(Aún) Hay propuesta..."

Mirado en perspectiva, nobleza obliga admitir que los discos de The strokes que siguieron a los históricos Is this it (2001) + Room on fire (2003) han envejecido bastante bien. El problema estuvo quizás en las expectativas y la responsabilidad asignada de ser salvadores de un rock que lentamente se ha ido quedando sin referentes, por lo que álbumes de tan bajas pretensiones como First impressions of earth (2006) o Angles (2011) inevitablemente supieron a poco frente a quienes esperaban oír a una banda dispuesta a comerse al mundo. Sin embargo, ambos discos estuvieron bien cumpliendo en su zona de confort, digamos: canciones gancheras + una que otra pequeña joya + un puñado de relleno. Luego, cuando la banda efectivamente podría haber patinado groseramente al repetir el plato una vez más, llegó a nosotros un experimental Comedown machine (2013), disco que a día de hoy me sigue pareciendo un trabajo atrevido y sexy, de lo interesante que nos habrá dejado la década pasada. El global por tanto habla de que con todos sus altibajos e irregularidades, no resulta exagerado afirmar que a día de hoy The strokes no tiene un mal disco a su haber, además de haber construido una clara identidad en su sonido.

Con su sexto álbum las cosas no serán diferentes. O quizás la única será que esta vez la crítica si ha estado de su lado, pues The new abnormal no ha tardado en reunir elogios por montón. Razones sobran. En primer lugar el álbum se oye tremendamente honesto, te podrá gustar más o menos pero estamos frente a un trabajo que escapa de las fórmulas. En este sentido The strokes nos han obligado a acudir al cliché del "disco maduro", porque si, The new abnormal lejos de emular viejas glorias (que habría sido lo esperable dadas las críticas obtenidas por su antecesor) es un álbum que da muestras del momento musical en que se encuentran Julian Casablancas y compañía. Esta sensación deja una canción como 'At the door', la cual podría haber sido un medio tiempo más en la carrera de la banda, sin embargo, han decidido construirla sobre un sintetizador llevándola a una dimensión completamente diferente respecto a lo que podría haber sido. Otros logros aparecen cuando Casablancas logra conjugar sus agudos (en este disco mejor utilizados que nunca) con afiladas guitarras, como ocurre en 'Eternal summer' o en la dulce 'Selfless' (una lástima que la banda no haya sabido explotar aún más este tema en su recta final), mientras que también funcionan 'The adults are talking', donde la banda saca buen partido al minimalismo de su sonido sonando contenidos pero contundentes a la vez o el intenso cierre que se vive con 'Ode to the mets'

Lo poco que queda de álbum se mueve en la linea de los Strokes de siempre, medios tiempos como 'Brooklyn bridge to chorus' (que en sus coros logra encender adecuadamente) o 'Why are sundays so depressing', ambas deben estar dentro de lo más discreto del disco junto con la dinámica 'Bad decisions', que calca la melodía de los coros de 'Dancing with myself' de Billy Idol ,de hecho, el vocalista aparece en los créditos de composición del tema. 

Le faltan ganchos potentes al álbum, el cual se sostiene más bien gracias a la contundencia del conjunto, y si bien hay dos o tres canciones que no están a la altura, en gran parte del disco la banda se percibe interesante e inspirada. Las vocalizaciones, los sintetizadores, cajas de ritmo y guitarras están en su lugar, hay precisión en el trabajo y un sonido bien logrado que deja la sensación de que valió la pena esperar por esto. The new abnormal trae de regreso a The strokes e ilusiona con un segundo aire para la banda que podría ser realmente grande. 

7 / 10
Muy bueno.


Otras reseñas de The strokes:
2013: Comedown machine

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