Fue en 2004 cuando Morrissey vivió con el notable You are the quarry una especie de revival comercial y un alza en términos de relevancia mediática. El mencionado disco, uno de los mejores de la pasada década y probablemente el mejor álbum en la carrera del inglés, le permitió incluso conectar con una nueva generación de seguidores. Sin embargo, nos nos engañemos: la carrera del inglés desde siempre se ha empapado de tanto talento como de irregularidad. Víctima constante de su ego y torpes declaraciones, el vocalista suele tropezar consigo mismo, de hecho en 2014 decidió pelearse con su sello provocando el que World peace is none of your business fuese retirado del mercado y no contase con promoción alguna, y bueno, este 2017 no ha sido la excepción. Llega a nosotros por tanto con el que debe ser su álbum más político en décadas aunque, como suele ocurrir en sus trabajos, con luces y sombras tanto en lo lírico como musical.
En Low in high school nos encontramos una vez más con aquel Morrissey afilado y astuto, lineas como "enséñale a tus hijos a reconocer y despreciar la publicidad" o "te recomiendo no ver noticias porque estas contribuyen a que te sientas más pequeño y solitario" demuestran que por más que pasen los años el vocalista no parece perder las ganas de ir al choque, pese a que a estas alturas su discurso suene para muchos algo repetitivo y gastado. Y si bien grandes hits no encontraremos en este disco, pese a que 'Spent the day in bed' resulte ser un tema bastante pegajoso, con un coro para el recuerdo y que gana con cada escucha o que 'I wish you lonely' contagie con su ira, buenas canciones hay, sobre todo en su primera mitad, donde la distorsión de 'My love, I'do anything for you' , la absolutamente genial 'Jacky's only happy when she's up on the stage' (si, los títulos eternos a la Smiths siguen presentes), la teatral 'Home is a question mark' o la experimental 'I bury the living', con ese exquisito segmento final en donde Mozz susurra agudos a capella, dan muestras de un sonido crudo que se combina con un sello único y característico que por si solo ya hace que este álbum valga la pena de ser disfrutado.
Hay baches en el camino, sin embargo, y estos aparecen durante todo el segmento final del disco. 'The girl from Tel-Aviv who wouldn't kneel', por ejemplo, representa uno de ellos a causa de arreglos que pretenden ser livianos y divertidos (¡es un cha cha cha!) pero que no conectan en absoluto con el carácter feminista y reivindicativo que representa la letra del tema, mientras que 'When you open your legs', probablemente la peor del álbum, conjuga una repetitiva letra con arreglos que no convencen. 'All the young people must fall in love' es simpática pero de ahí no pasa, y de hecho, en toda esta segunda mitad unicamente es en el cierre donde encontramos elementos que retoman el nivel que en un comienzo el álbum había mostrado. 'Who will protect us from the police?', con referencias directas a Venezuela, atrae nuestra atención gracias al ambiente de oscuridad que genera mientras que en 'Israel', la cual danza elegantemente sobre un desnudo piano, Morrissey encuentra la mejor y más sensible interpretación del álbum.
En Low in high school nos encontramos una vez más con aquel Morrissey afilado y astuto, lineas como "enséñale a tus hijos a reconocer y despreciar la publicidad" o "te recomiendo no ver noticias porque estas contribuyen a que te sientas más pequeño y solitario" demuestran que por más que pasen los años el vocalista no parece perder las ganas de ir al choque, pese a que a estas alturas su discurso suene para muchos algo repetitivo y gastado. Y si bien grandes hits no encontraremos en este disco, pese a que 'Spent the day in bed' resulte ser un tema bastante pegajoso, con un coro para el recuerdo y que gana con cada escucha o que 'I wish you lonely' contagie con su ira, buenas canciones hay, sobre todo en su primera mitad, donde la distorsión de 'My love, I'do anything for you' , la absolutamente genial 'Jacky's only happy when she's up on the stage' (si, los títulos eternos a la Smiths siguen presentes), la teatral 'Home is a question mark' o la experimental 'I bury the living', con ese exquisito segmento final en donde Mozz susurra agudos a capella, dan muestras de un sonido crudo que se combina con un sello único y característico que por si solo ya hace que este álbum valga la pena de ser disfrutado.
Hay baches en el camino, sin embargo, y estos aparecen durante todo el segmento final del disco. 'The girl from Tel-Aviv who wouldn't kneel', por ejemplo, representa uno de ellos a causa de arreglos que pretenden ser livianos y divertidos (¡es un cha cha cha!) pero que no conectan en absoluto con el carácter feminista y reivindicativo que representa la letra del tema, mientras que 'When you open your legs', probablemente la peor del álbum, conjuga una repetitiva letra con arreglos que no convencen. 'All the young people must fall in love' es simpática pero de ahí no pasa, y de hecho, en toda esta segunda mitad unicamente es en el cierre donde encontramos elementos que retoman el nivel que en un comienzo el álbum había mostrado. 'Who will protect us from the police?', con referencias directas a Venezuela, atrae nuestra atención gracias al ambiente de oscuridad que genera mientras que en 'Israel', la cual danza elegantemente sobre un desnudo piano, Morrissey encuentra la mejor y más sensible interpretación del álbum.
Hay que darle al inglés el haber sido capaz durante estas más de dos décadas de construir un legado aparte del ya generado junto a The Smiths, lo ha hecho además siendo siempre fiel a su estilo, deslenguado e inquieto. Musicalmente Low in high school dispara fuerte en términos políticos, e independiente de sus fallos (que los tiene), muestra a un vocalista agresivo e incorrecto, corriendo riesgos todo el tiempo, lo cual ad portas de sus sesenta años me parece digno de aplausos.
7,5 / 10
¡Muy bueno!
Otras reseñas de Morrissey:
No hay comentarios:
Publicar un comentario