La vida va muy rápido, hoy más que nunca. Plagados de estímulos tecnológicos muchas veces no tenemos (o sabemos encontrar) la posibilidad de detenernos a disfrutar del momento o de aquello que se presenta frente a nuestros sentidos. Estas líneas a propósito de Fiona Apple y su quinto disco, que como viene siendo costumbre se ha hecho esperar (ocho años para ser exacto) pero que en tiempos de pandemia + cuarentena viene siendo una excusa perfecta para detener el ritmo y adentrarse en su franco, talentoso, visceral y pomposo universo, lugar donde la estadounidense continúa pariendo el disco que le ha salido de los ovarios, sin temor alguno a como el mundo llegue a tomárselo (portada incluida). Para bien o para mal, cada cual tendrá su veredicto, Fiona Apple se mantiene unicamente fiel a si misma corriendo incluso el riesgo de sonar en apariencia más inaccesible que nunca, como ocurre en Fetch the bolt cutters, un álbum donde la compositora se ha olvidado de las estructuras tradicionales para entregar un trabajo fuertemente centrado en las percusiones y en narraciones que se exclaman sobre marchas golpeadas, dejando algo de lado el piano y la melodía amigable, a diferencia de lo que había ocurrido en su anterior álbum, el notable The idler wheel... (2012), un disco que incluso se dio el gusto de regalar una canción promocionable como 'Every single night', algo que aquí ni siquiera se huele.
Fetch the bolt cutters es por tanto un disco arisco y espeso, que debe su título ("Trae el corta cadenas" sería una interpretación adecuada) a una expresión utilizada por Gillian Anderson en la serie The fall, cuando su personaje encuentra tras una puerta a una mujer que ha sido torturada. La analogía es potente. Ahora, con el título ya decidido y el álbum practicamente terminado Fiona pidió detener las máquinas para grabar una última pieza. Nació así 'Fetch the bolt cutters' (la canción) donde la vocalista aborda directamente la temática que es eje central del trabajo: la liberación. El mensaje es cortar las cadenas de la infancia, de frustradas relaciones o de cuanto yugo se sostenga ("crecí en unos zapatos que ellos me dijeron yo podría llenar / zapatos que no estaban hechos para escalar esa colina / y necesito subir esa colina...", con sutil guiño incluido a la gran Kate Bush) y para esto la canción se apoyará en constantes golpeteos que marcan el tiempo donde Fiona limitará la estructura al recitado de estrofas, una tras otra, añadiendo un coro de vez en cuando (que no será más que una linea que se reitera). Pues bien, esta forma de trabajo se reiterará a lo largo del disco, dejando absolutamente de lado cualquier acercamiento a lo melódico. ¿Es este un aspecto que resta al disco? En absoluto. ¿Qué volverá al disco poco amigable? Totalmente.
En dicha dinámica se lograrán momentos enormes en 'Relay', una canción que vomita todo el resentimiento de quien ha sido vulnerado ("Pero se que si te odio por odiarme entraré en una carrera sin fin..."), abordando el desamor en 'Rack of his' ("Mira ese estante tuyo / Mira esa fila de guitarras alineadas como potras ansiosas..."), sosteniendo en 'Newspaper' una conversación con una mujer violentada por un mismo hombre ("Me pregunto que te estará diciendo respecto a mi / Para asegurarse de que nunca seamos amigas..."), hablando de la depresión en la notable 'Heavy balloon' ("Las personas como nosotros nos ponemos tan aproblemados y perdidos a veces / Que el fondo es el único lugar que podemos encontrar...") o interpretando a varias voces el horrible lamento de 'For her', incluyendo la que debe ser la linea más potente de todo el álbum :
"Me violaste en la misma cama donde nació tu hija"
Y si, que el ejercicio de comprender la profundidad de Fetch the bolt cutters resulta inútil sin adentrarse en las líricas del disco, que ahí reside el poder de este. ¿Y la música? Un puente.
En una sección más amable del álbum aparecerán canciones donde el piano adopta mayor protagonismo o se reconoce cierto atisbo de estructura tradicional, como en la partida a cargo de 'I want you to love me' (lo más cercano a un single que contendrá el disco), con Fiona narrando una búsqueda por encontrar la naturaleza de las cosas mientras se espera al mismo tiempo amar y ser amada, en 'Shameika' con su desordenada aceleración, la enorme 'Cosmonauts' ("Tu y yo seremos una pareja de cosmonautas / Excepto que con mucha más gravedad a cuando partimos...") o el llamado a la sororidad de 'Ladies' ("Hay un vestido en el armario / No lo botes, úsalo, te quedaría bien / Yo no encajaba en él / Nunca fue mio...").
No cabe duda de que Fetch the bolt cutters no se presenta como un disco fácil de agarrar, un álbum compuesto por una artista que no responde a patrón alguno ni a convencionalismos, lo cual en estos tiempos escapa absolutamente de la norma y resulta incluso incómodo. Cuesta asimilar la coherencia cuando la tenemos frente a nosotros, el que una artista hable de libertad y efectivamente se oiga plenamente libre. Pero aquello es oxígeno en nuestros días. Estamos frente al primer gran álbum de esta década.
9 / 10
¡Brillante!
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