domingo, 13 de abril de 2025

Doves: Constellations For The Lonely (2025)

 "Grandes cancioncitas..."

El regreso de Doves tras una década de silencio estuvo más que bien. The universal want (2020) fue un disco que funcionó como un bálsamo para todos aquellos(as) que años atrás disfrutaron de ese rock sensible, sobrio y sutil que desarrollaron referentes como Travis, Coldplay o más adelante Elbow pero que inevitable (e injustamente) con el paso del tiempo fue quedando en un segundo plano que acabó rozando incluso la intrascendencia. El caso es que a cinco años de un álbum que funcionó, lo esperable era un disco de continuidad como este Constellations for the lonely, diez canciones que en cuarenta y cuatro minutos vuelven a desarrollar atmósferas de tranquilidad y paz en medio de arreglos delicados donde las melodías lo son todo.

El disco se pasea por tanto por una serie de medios tiempos marcados por un sonido en general contenido que jamás apunta hacia grandes explosiones si no más bien busca conmover desde sus cuidados arreglos eléctricos. Ocurre en el tridente que abre mediante 'Renegade' + 'Cold dreaming' + 'In the butterfly house', donde la banda da muestras de su talento a la hora de regalar melodías sencillas pero atractivas, mientras que en 'Strange weather' prueban con una primera balada propiamente tal, una que se interna en terrenos más cercanos a la psicodelia y el rock espacial, coqueteando con algo que alguna vez te podría haber entregados una banda como Supergrass, por ejemplo. Ahora, si con esta Doves abrieron una ventana para tantear fuera de su zona de confort, con algo como 'A drop in the ocean' si que definitivamente nos vuelan la cabeza, una canción marcadísima por el bajo y que tanto en términos de actitud, intensidad y arreglos se come solita por completo la discografía de Coldplay de los últimos quince años. 

Habiendo vivido el mejor momento del disco, la Cara B de este retomará lugares comunes, ya sea yendo al piano en 'Last year's man' o en la desnuda 'Orlando' (aunque en esta se entregan espacio para romper la estructura con estridentes intromisiones de teclados), a las juguetonas guitarras eléctricas en 'Stupid schemes' (la más interesante en toda la recta final), en 'Saint Teresa' entregando otra balada completamente acústica, lo mismo que en el cierre a cargo de la delicada 'Southern bell', otro tema notable (y ya van...) donde la banda sabe ir de menos a más en términos de intensidad. 

Hay diferencias entre publicar un disco de continuidad y uno obvio. Doves entienden esto muy bien y nos dejan otro disco soberbio en su camino, un álbum de "grandes cancioncitas" - como me gusta decir. Un trabajo en donde cada pieza funciona como parte de un engranaje, canciones que individualmente están bien pero puestas al servicio del conjunto están mejor aún. La banda confirma así el excelente momento creativo que viven, aunque el mundo no se entere...

¿Canciones? 'A drop in the ocean', 'Stupid schemes' y 'Southern bell'.

8 / 10
Excelente.


Otras reseñas de Doves:

miércoles, 9 de abril de 2025

FKA Twigs: Eusexua (2025)

 "Descubrirse en la vida nocturna..."

Intentando trasladar a la música su experiencia nocturna en raves ilegales de Austria es que Tahliah Debrett Barnett (más conocida como FKA Twigs) llega a nosotros con su cuarto trabajo, es decir, un disco centrado en esa electrónica hipnótica y que en cierto modo abandona el minimalismo de anteriores trabajos para dar paso a un sonido algo más potente. Además, el disco viene de la mano de un desarrollo conceptual al que realiza referencia el título y que ella ha definido como "aquel momento en blanco previo a una gran oleada de inspiración, creatividad o pasión". Todo lo anterior habla por tanto de un trabajo en donde la inglesa ha volcado su ser y que en cierto modo se manifiesta como su álbum más ambicioso y completo a la fecha. 

En dicho sentido, abrir con algo como 'Eusexua' (la canción) es toda una declaración de principios. Un tema efectivamente muy introductorio y con poca pinta de single (pese a haberlo sido, lo cual habla del carácter vanguardista que la artista acá ha pretendido), que abre muy abajo con la emulación de un latido y una electrónica que sutilmente emerge ante una lírica que habla de un despertar personal ("Me pregunto como te sientes / Las palabras no pueden describirlo / Este sentimiento profundo dentro de mi...") para recién entrando en los tres minutos desplegar algo más de energía. Le seguirá una notable 'Girl feels good' que realiza directas referencias a esa vida nocturna que impacta en el auto estima de una mujer ("Cuando la noche se siente joven tu sabes que ella se siente guapa / Cuando una chica se siente bien el mundo gira a su alrededor..."), con sonidos que la acercan con fuerza a un Ray of light de Madonna, digamos, esa electrónica intimista pero con un carácter melódico marcado. Esto a diferencia de algo cosas que sonarán más adelante como 'Perfect stranger', 'Drums of death' o 'Room of fools' (donde habla de cuartos oscuros junto a extraños), donde la vocalista irá directamente hacia algo más agresivo en términos de arreglos apuntando más bien a esa dinámica rave que ha buscado acá desarrollar.

El carácter físico del disco continuará sosteniéndose en la Cara B del álbum, primero en la pasada por 'Sticky' + 'Keep it, hold it' que juega con oscilaciones que van desde la calma al desenfreno, luego en una juguetona 'Childlike things' que trae todos esos aires orientales en sus coros para ir armando una recta final marcada por la sensualidad de 'Striptease' y sexualidad de '24hr dog', donde se interna en temáticas como la sumisión erótica y afectiva empapada en auto tune ("Yo, en formas que te satisfagan / Suavizando mi mente y ayudando a dejar mi poder atrás..."), esto para acabar cerrando en modo balada mediante una sólida 'Wanderlust', quizás el tema donde mejor canta en todo el disco. 

De comienzo a fin Eusexua es un disco cargado de identidad donde las referencias a otros artistas (que las hay) son eso, referencias que jamás se perciben como un plagio (¿Alo, Gaga?). Acá hay vanguardia, oímos a una artista expresar un sentir, transmitir una experiencia ligada a lo que significa no solo sobrevivir en la vida nocturna sino que experimentar el auto conocimiento en ella. "Se siente bien..." - expresa Tahliah en varios momentos del disco, y si, que le creemos plenamente...

¿Canciones? 'Eusexua', 'Girl feels good' y 'Wanderlust'.

8,2 / 10
Excelente.

lunes, 7 de abril de 2025

Steven Wilson: The Overview (2025)

"Viaje reflexivo..."

El genio de Steven Wilson compone obras como quien respira, y lo más increíble es que muchas de ellas van en direcciones opuestas. Incluso confusas. Sin ir muy lejos en estos cinco años lo hemos tenido explorando en aquel fallido The futures bites (2021), retomando lugares comunes junto a Porcupine tree en Closure/Continuation (2022) y expandiendo ideas nuevamente en The harmony codex (2023), todo un viaje lleno de idas y vueltas que no hacen si no confirmar el espíritu inquieto de un artista ansioso por sacar de si todo lo que tiene, asunto que guarda directa relación con su forma de pensar. "En términos de existencia en la tierra, llevamos aquí unos segundos en un día de 24 horas. Y aún así, tratamos al planeta como si fuese nuestro..." - ha afirmado recientemente en entrevistas. "La tecnología moderna nos ha vuelto muy narcisistas. Estamos obsesionados con nosotros mismos..." - también ha agregado. Es por todo esto que seguramente se ha enfocado esta vez en la publicación de un álbum de tono conceptual que cuenta con una mirada reflexiva y existencial, un trabajo compuesto solo por dos piezas, desafío que también se había impuesto para esta ocasión. "Volver a cuando comencé a escuchar música con discos que tenían una canción por cara, como Tubular bells de Mike Oldfield o In a silent way de Miles Davis" - ha contado.

Nos propone entonces el guitarrista un viaje cargado al pop espacial con momentos atmosféricos, algunas narraciones más una que otra fluctuación de intensidad, digamos, un trabajo que lo conecta con su arista más progresiva aunque en ningún caso buscando el lucimiento técnico si no más bien desarrollando texturas suaves que se dejen oír y donde el mensaje críptico del concepto es siempre protagonista. De hecho, salvo un par de breves momentos que aparecen en 'Objects outlive us' (la Cara A del disco, y ciertamente la mejor de las dos) son escasos los pasajes en donde Wilson busca algún tipo de explosión, siendo todo más bien calmo y reflexivo, digamos, un viaje de cuarenta minutos que para bien y para mal no molesta pero tampoco emociona demasiado. 

¿Canciones? No tiene sentido destacar alguna, el disco es un continuo. 

7/10
Muy bueno.

Otras reseñas de Porcupine Tree:

miércoles, 2 de abril de 2025

Lady Gaga: Mayhem (2025)

 "De más a menos..."

Hubo un momento en la carrera de Lady Gaga en que esta se sintió con piso suficiente como para expandir su carrera, llegaron ahí discos como Joanne (2016) o sus colaboraciones con Tony Bennett así como una serie de participaciones en el mundo del cine. Su gente comenzó, sin embargo, a extrañar a esa artista de la que se habían enamorado una década atrás, digamos: el pop, los disfraces, la pista de baile + coreografías. De ahí que la hayamos visto reculando en Chromatica (2020), el cual funcionó como un verdadero tubo de oxigeno para muchos de sus fans y este nuevo Mayhem va también en dicha dirección aunque con un pro y contra: cuenta con mejores canciones aunque al mismo tiempo con una lista más irregular.

Volviendo a 2020, siendo un buen disco, un problema con que contaba Chromatica es que sus canciones eran en exceso simples, jugarretas electrónicas que se sostenían muchas veces en el artificio de los arreglos y no en base a melodías o estructuras contundentes. Dicho en simple: pareció un disco algo hecho a la rápida. Esa sensación Mayhem no la desprende, un disco sólido con un trabajo de producción impecable (la mano de Andrew Watt seguro ha hecho lo suyo) y donde los únicos "peros" que podemos encontrar son la falta de equilibrio entre las dos caras del disco además del exceso de referencias a otros artistas (algunas intencionadas de manera evidente aunque otras rozan el plagio), algo de lo que Gaga por cierto ha abusado a lo largo de toda su carrera y claramente aún le sigue pesando.

Yendo a la lista de canciones, el manual del pop indica que se debe abrir con los singles por lo que tal como ocurrió en sus discos más populares, Mayhem corta la cinta en dicha línea, primero en modo radio fórmula con la fantástica 'Disease' y luego efectivamente rindiendo un homenaje a sus inicios mediante 'Abracadabra', que con su dinamismo y oscuridad se ha transformado ya en un absoluto neoclásico de la vocalista. En adelante el disco será una diversa paleta de colores, destacando lo que logra en 'Perfect celebrity' (donde alcanza la solidez e inspiración que diez años atrás en Joanne no pudo encontrar), en la funkera y juguetona 'Killah' (exquisitos aires a Prince en esta, sobre todo en esa aceleración post 2:25) o en la divertida 'Zombieboy' (con aires a la Gwen Stefani de 'Hollaback girl' en esos momentos de porristas con que abre), que es una de aquellas en donde mejor se plasma su intención por entregar un "pop de banda" que ambiciona algo más allá de simplemente sacarte a bailar, algo similar a lo que ocurre más adelante en 'Lovedrug' solo que con resultados más corrientes.

En la segunda línea del disco es donde aparecen las referencias, que son DEMASIADAS. 'Garden of eden', por ejemplo, es donde más se acerca al rock y claro, si es prácticamente un calco de 'Supermassive black hole' de Muse (que por cierto es una canción que utilizó como base los arreglos de 'Do something' de Britney Spears, así que nobleza obliga el mencionar que todos en esta cadena le deben algo a Britney), además de recordarme en esos "¡So hit the lights! / ¡DJ, hit the lights!" esos coros que Florence and the machine entregaba años atrás en 'Hunger'. En 'Vanish into you' realiza un auto plagio con descaro al rememorar la melodía principal de uno de sus mayores hitazos ('Bad romance'), en la insípida 'How bad do u want me' (¿Gaga rindiendo un homenaje a 1989 de Taylor Swift? Pues si... ) samplea 'Only you' de Yazoo, 'Don't call tonight' es otra que no nos dice mucho más allá del tributo al pop ochentero y la curiosidad de utilizar los teclados de 'The sun always shine on TV' de los noruegos A-ha mientras que en 'The beast' realiza una sutil emulación del teclado (además de la atmósfera) de 'Tonight, tonight, tonight' de Genesis. Los "homenajes" son bastantes por tanto, algo que uno no sabe si agradecer o criticar negativamente, pues si quitamos los guiños... ¿Qué quedaría de varias de estas canciones? Poco y nada sinceramente, sobre todo las de la segunda mitad del álbum. 

Por cierto, de las baladas que cierran el disco mejor no hablemos mucho. 'Blade of grass' es tan genérica como olvidable mientras que la inclusión de 'Die with a smile' junto a Bruno Mars (y que es azúcar a cucharadas) no se justifica bajo ningún punto de vista excepto el comercial. 

Mayhem es un disco que claramente va de más a menos. Concentra lo mejor de si, lo más interesante y potente en sus primera mitad, de hecho: ¿no encontramos acá varias de las mejores canciones que ha compuesto en casi quince años? El problema es que la Cara B del álbum se debate entre canciones de relleno (nada nuevo en casa por cierto, ¿acaso hay algún disco de Gaga al que no le sobren canciones?) y un montón de homenajes que al ser tantos terminan jugando en contra de la valoración del álbum. Dentro de lo positivo están las ambiciones que desprende y una producción contundente, sin embargo, el álbum quiere llegar a tantos lugares que termina enredándose. 

¿Canciones? 'Disease', 'Abracadabra' y 'Perfect celebrity'. 

6,9 /10
(Muy) bueno.


Otras reseñas de Lady Gaga:

domingo, 30 de marzo de 2025

Kidd Voodoo: Satirología, Vol 3 (2025)

 "Dulce y agraz..."

Me dieron ganas de salir de la caja y escribir de un artista de esos que me muestran mis hijos. Particularmente a este Kidd Voodoo no lo había oído jamás pero llegó a mi su colaboración con Los Bunkers (las redes hacen lo suyo) y bueno, me animé con oír el disco. Que pareciese que algo hay acá. ¿Y con qué me he encontrado? Con un joven que responde a las fórmulas clásicas del género, dígase: canciones ultra cortas que se conforman con encontrar un coro, temáticas que oscilan entre el machito campeón en la cama y el gatito tierno/romántico, más algunas curiosas e interesantes colaboraciones que pareciesen sacarlo de su zona de confort y efectivamente elevan el nivel del disco. El resultado es un álbum de dulce y agraz, trece canciones que se debaten entre ser "uno más del montón" y las ganas de romper algún esquema. 

Este ir y venir que menciono es explícito en el comienzo del disco. Y es que si bien la cosa no abre mal con la atmosférica 'El final' en donde el chico va de buena forma a los agudos con un teclado armando el fondo, rápidamente el asunto girará hacia donde el manual dice que debe girar, es decir, a la inmediata 'Dándole, dándole', donde se mete en su rol de chico malo ("Y ella es tóxica / Por eso no' arreglamos / Yo sé que me entiende / Y quiere que la chiche en todo' los países...") haciendo ese típico mix entre un chileno que habla como caribeño ("Yo soy el más cabrón / Tú la más caliente del pary'..."). Ahora, lo dicho, que la falta de ideas musicales acá es muy evidente al punto de que pasando los dos minutos de canción sencillamente no saben que hacer con ella por lo que la cierran bruscamente y de manera incluso vergonzosa. Lo mismo sentiremos más adelante en las comunes y corrientes 'Na' con nadie', 'Un día', 'Corazones' o 'Mirándome'. Cual de todas más monótona, repetitiva y aburrida. En esa línea quizás 'Madrid' junto a Alvaro Diaz  se salva de la quema. Quizás....

El contraste, sin embargo, estará a la vuelta de la esquina pues entre todas estas sonará 'Debo aterrizar' junto a Los Bunkers, quienes le enseñan al Kidd el como se compone una canción contundente (no por nada la llevan casi a los cinco minutos de duración), sacándolo de su terreno y llevándolo al rock. Algo similar a lo que ocurre en 'Perdámonos...' o 'La verdad' (una muy bonita balada pop) junto a los Resonancia etérea (su ex banda para quien no lo sepa, cuando el vocalista era simplemente David León), encontrando notables pasajes cargados a la melancolía en ambas. Por cierto, si algo positivo he sacado de oír este disco ha sido conocer a Resonancia etérea. A ellos si seguiré atento. 

¿Con cual Kidd Voodoo entonces nos quedamos? ¿Con ese personaje cliché y simplón que el vocalista necesita vender o aquel artista curioso dispuesto a salir de lo obvio? En dicho sentido, es el mismo David León quien nos ayuda a tomar posición cuando decide cerrar el disco con un monólogo que habla de la necesidad de reencontrarse consigo mismo, mencionando que se tomará un tiempo para regresar y anticipándonos la que dice es su canción favorita entre los tres discos que ha lanzado. Ante semejantes palabras uno se imagina que cerrará el álbum con algo especial, algo distinto, algo significativo, algo personal, algo profundo...  pero suena una absolutamente genérica y trivial 'Satirología', con poesía nivel "Y si yo te agarro tu te vas partía..." o "Sígueme bailando / Tírame una foto pa' que te suba a la' rede' / Pónteme bellaca , póneme bellaco...". 

No más preguntas su señoría...

¿Canciones? 'Debo aterrizar' y 'Perdámonos...'

5/10
Nada muy especial...

viernes, 28 de marzo de 2025

Panda Bear: Sinister Grift (2025)

 "Ameno aunque siempre particularmente creativo..."

Para quien no lo maneje, Panda bear es el proyecto solista de Noah Lennox, uno de los creativos a cargo de Animal collective. Y si en su banda madre el estadounidense ha construido una carrera ligada a la experimentación, en este camino alternativo ni hablar, el desate a lo largo de estos veinte años ha sido aún mayor. Este Sinister grift llega, sin embargo, para ser la excepción a la regla pues como nunca le oímos bastante domesticado, digamos, apegado a una fórmula de canción algo más tradicional con coros reconocibles e instrumentaciones amigables, digamos, en la comparación consigo mismo. 

Comenzando por los aires psicodélicos de 'Praise' nos encontraremos por tanto acá con un conjunto de diez canciones bastante amenas y fáciles de llevar, pasando por esos fraseos beatlescos que esboza 'Anywhere but here' (con participación de la hija de Noah, la portuguesa Nadja) o la luminosa '50 mg', esta seguidilla de canciones en general suenan directas y simples aunque en ningún caso desechables o vacías, que Lennox se las arregla siempre para regalar arreglos llamativos o particularmente creativos. El disco se sucede entonces entre cosas bastante veraniegas y livianas como 'Ends meet' o 'Ferry lady' más algún momento melancólico de alto vuelo como el que se vive en la exquisita y psicodélica 'Left in the cold', de lo mejor del disco esta, o la desnuda 'Elegy for Noah Lou'

Panda bear ha entregado en su más reciente disco la varias de las canciones más cercanas que le hemos oído a Noah Lennox en largo tiempo. El resultado cuenta con sello propio y logra de todas formas sonar contundente, además de matizar la notable paleta de colores que el músico ha sabido entregar a lo largo de estas dos décadas de carrera.

¿Canciones? 'Praise' y 'Left in the cold'.

7,2 / 10
Muy bueno.

lunes, 24 de marzo de 2025

Whitechapel: Hymns In Dissonance (2025)

 "La brutalidad de regreso..."

Tras varias pasadas cargadas al deathcore combinando con momentos marcadamente melódicos, los cuales parecen haber tocado techo en un álbum como The valley (2019), los estadounidenses de Whitechapel tal parece han querido darse un gusto en pleno 2025 retornando hacia su sonido más agresivo y primitivo, conectando con sus raíces y la energía de aquel ya lejano This is exile (2008). De ahí que en estos cuarenta y tres minutos de música impactemos de lleno con la arista más violenta de la banda, diez canciones de pura brutalidad técnica dispuesta a dejar extasiado a quien creía que a estas alturas del partido los de Phil Bozeman eran incapaces de componer algo así de salvaje. 

Yendo a la música, 'Prisoner 666' es algo que declara intenciones de inmediato, la banda suena desatada en constantes idas y vueltas con un Bozeman completamente a gusto chillando y yendo abajo con profundos guturales imposibles de no disfrutar, mientras que 'Hymns in dissonance' (la canción) es una locura de canción, jugando con la estructura en velocidad, acelerando y bajando los tiempos durante cuatro minutos infartantes. Mención aparte para el minuto final en donde la banda se disfraza (innecesariamente, digámoslo) de Lorna Shore con esos redobles y parones bruscos tan típicos de los de Will Ramos. Con todos sus peros, los diez minutos de álbum son una brutalidad con patas y ciertamente el resto del disco no abandonará la idea. 

En ese camino, sin embargo, el disco inevitablemente no logrará sostener siempre el mismo nivel. 'Diabolic slumber', por ejemplo, suena como algo bastante olvidable mientras que el impacto violento que encarna 'Hate cult ritual' resulta muy disfrutable pero como en 'The abysmal gospel' insisten en la misma tecla, agotan. Por lo mismo cuando bajan un tanto la velocidad en 'Bedlam' o 'Mammoth god' aciertan y permiten que la experiencia resulte algo más gratificante. 

Dentro de esa recta final algo como 'Nothing is coming for any of us' (la más extensa de todas llegando a los seis minutos) merece un párrafo aparte resultando algo que incluso escapa de los límites del resto del álbum y por lo mismo suena como lo más interesante en todo el trabajo, abriendo en el más puro desate rabioso (regalando también los minutos más caóticos del disco) para ir acercándose lentamente a unos minutos finales melódicos marcados por un solo exquisito (pasado el tercer minuto) que nos recuerda que esta banda también puede emocionarnos y vaya que ilusiona respecto al futuro de Whitechapel. Que este perfectamente puede ser el camino a seguir. 

Quizás un disco más breve habría sido lo adecuado, digamos, dos o tres canciones menos, pero Whitechapel se han propuesto el no dejar títere con cabeza en este afiladísimo Hymns in dissonance y hasta cierto punto lo consiguen. El tiempo dirá si la jugada ha servido para tomar aire o la banda se estacionará un buen tiempo en este lugar más oscuro y salvaje. Por ahora, llevan varios discos al hilo de excelente factura, confirmándose como apuesta segura dentro de la escena metal actual. 

¿Canciones? 'Hymns in dissonance', 'Hate cult ritual' y 'Nothing is coming for any of us'.

7,5 / 10
¡Muy bueno!


Otras reseñas de Whitechapel:

viernes, 21 de marzo de 2025

Spiritbox: Tsunami Sea (2025)

 "Todo fríamente calculado..."

Para Joaquín, que me muestra estas bandas...

Eternal blue (2021) fue un debut interesante para la pareja canadiense Spiritbox, un álbum que conjugaba un sonido moderno que coqueteaba con el metal con gratas atmósferas melódicas, incluso algo etéreas, esto enmarcado en el peso de las guitarras de Mike Stringer y la voz de Courtney LaPlante, quien propone el clásico tándem voz dulce/voz gutural que tan de moda se ha puesto durante la última década en vocalistas mujeres. Había que ver por tanto hacia donde giraban en un segundo disco y principalmente si lograban satisfacer las expectativas creadas pues la sensación era que la banda tenía algo especial que sostener. Y bueno, tras cuatro años el resultado se resume en un disco que claramente apunta a todo aquello, a básicamente conservar lo conseguido en una jugada dispuesta a satisfacer a todos y que por lo mismo luce muy (pero muy) pensada, quizás demasiado.

Me explico, en Tsunami sea encontramos efectivamente varios de los elementos que le entregaron popularidad a la banda: el disco está bien producido, tiene fuerza, momentos melosos, hay guiños al metal, también a la electrónica, etc. Acá está todo se ha puesto en la olla, sin embargo, el perfume a sobre producción, a postura impostada y canciones artificiales está también siempre demasiado presente en el sonido. Dicho en simple: el plumero se ve a distancia, más allá de que algunas canciones resulten disfrutables.

En dicho sentido, abrir con un tema como 'Fata morgana' declara intenciones de inmediato realizando la mixtura entre ese sonido crudo y momentos lánguidos con perfume a Deftones, lo cual complementan mediante la agresiva 'Black rainbow', esta con mucho más artificio de producción y gritos por parte de Courtney. Equilibrarán luego en la pasada melódica que encarnan 'Perfect soul' (que me ha encantado) + 'Keep sweet' para nuevamente ir a la agresividad en 'Soft spine' (que me perdonarán pero en las estrofas me ha vuelto a recordar a los de Chino Moreno, particularmente a una canción como 'Elite'). Y así, el asunto continuará entre canciones suaves ('Tsunami sea') más otras que vuelven a oscilar entre lo etéreo y el metal ('A haven with two faces', una de las pocas donde la banda logra lucir espontánea), pasajes furiosos ('No loss, no love') y otros donde exploran con maquinitas ('Crystal roses'), llegando así a una recta final que no suena nada mal pero donde todo luce fríamente calculado al detalle, casi como un collage de ideas que apuntan a distintos frentes pensando en que más de alguno funcionará. 

El segundo disco de Spiritbox no está mal pero las ansias de la banda por masificar su sonido parecen demasiado evidentes, lo cual inevitablemente merma un tanto el resultado. Algo más de espontaneidad no les vendría mal...

¿Canciones? 'Perfect soul' y 'A haven with two faces'.

6,8 / 10
Cumple y algo más...

miércoles, 19 de marzo de 2025

Cryptosis: Celestial Death (2025)

 "Expanden la fórmula..."

Tomarse cuatro años para un segundo álbum no es algo habitual pero los neerlandeses de Cryptosis han decidido esperar un tanto y en lugar de tirar por lo obvio, armar un disco que no suene a "las sobras del debut" y más bien pretenda mirar hacia adelante. Bravo por eso. Y es que si bien existieron elementos atmosféricos más uno que otro coqueteo black en lo que fue el notable Bionic swarm (2021), el fuerte de aquel disco estuvo puesto en la técnica en velocidad, en un thrash directo pero que en breves duraciones era capaz de coquetear con el progresivo gracias a la complejidad instrumental. Todo eso en este Celestial death se mantiene, sin embargo, la fórmula (para bien y para mal) acá se ha intentado complementar con un giro hacia los teclados y atmósferas, dejándonos un segundo disco que conserva la esencia de Cryptosis pero que va en busca expandir el sonido del trío. 

Ahí, si bien el resultado siempre ronda el notable, cuenta con momentos de dulce y agraz pues no todo logra estar a la misma altura, además de contar con un elemento imposible de dejar de lado: la producción, pues esta vez la banda ha apostado por un sonido bastante más sucio respecto al debut y aquello no ha terminado de cuajar. Dicho en simple: hay momentos en donde la mezcla presenta una masa de sonido que molesta.

Pero lo dicho, que nos encontramos acá ante nueve canciones (+ dos introducciones) que apuestan por un thrash veloz y afilado que sostiene sus estructuras sobre marcados teclados. Ocurre desde la partida en cosas como 'Faceless matter' o la excelente 'Static horror' (con una sólida línea melódica y tremendo trabajo de Marco Prij en batería), aunque en la segunda ya comenzamos a percibir esa tendencia a extender las canciones algo artificialmente con momentos atmosféricos (el minuto final), lo cual volverá a aparecer en la sección intermedia de 'The silent call' (una que ya habían publicado en un EP de 2023 pero en una versión más cruda). En el nudo del disco aparecerán cosas mucho más directas como 'Ascending', 'Reign of infinite' (otro de los puntos altos del disco, una verdadera exquisitez de canción) o 'Cryptosphere', así como 'In between realities' es una que destaca por el notable trabajo instrumental. 'Absent present' volverá a bajar los tiempos aunque no resulta demasiado recordable mientras que el cierre instrumental a cargo de 'Coda - Wander into the light' funciona solo como curiosidad porque en lo concreto no es un tema impactante y más bien redunda en una cortina de guitarras que se repite una y otra vez sin demasiada sorpresa.

Uno de los problemas de debutar tan bien como hizo Cryptosis es que de entrada la vara queda muy arriba. Celestial death en ningún caso es un mal disco, sin embargo, deja cierto gusto a poco pues la intención del trío por expandir su sonido no parece haber encontrado demasiados momentos altos. De hecho, cuando mejor suenan es cuando emulan el debut, cuando apuestan por el filo instrumental y el trabajo en velocidad. De todas formas la banda continúa en buen pie y anotándose como un referente dentro del thrash moderno. 

¿Canciones? 'Static horror', 'Reign of infinite' y 'In between realities'.

7,2 / 10
Muy bueno.


Otras reseñas de Cryptosis:
2021: Bionic swarm

domingo, 16 de marzo de 2025

He Visto A... Garbage (14/3/2025)

 "La reina hizo lo suyo..."

Me ocurrió en 2023, esto de que se me juntaran varios conciertos en días seguidos. En esa ocasión fueron Beck, Pet shop boys y The cure, así como suena, un jueves/viernes/sábado de tremendos eventos. Y bueno, esta vez se me juntaron dos, Suede y Garbage, con la particularidad de ser ambos conciertos en el mismo recinto. Dos tardes seguidas me tocó ir entonces al querido Parque O'higgins con las expectativas a tope y el corazón apretado a disfrutar de dos bandas que si bien vivieron su período de mayor popularidad décadas atrás, jamás yo había podido ver en vivo. Este era un sueño hecho realidad para mi así que para ambos decidí ir a gozar y a darlo todo en cancha.

Yendo a lo de anoche, tras un correcto teloneo de la banda nacional Saiko (con una Denisse Malebrán cantando aún muy cómoda y con buen desplante sobre el escenario) a las 21.15 hrs apareció la reina de la noche: Shirley Manson, con un vestido colorido de tonalidad verde que parecía una especie de homenaje a la madre naturaleza. Y que decir, todo fue locura desde entonces. Muy comunicativa la vocalista durante todo el concierto se cansó de agradecer a Santiago de Chile, mencionando explícitamente a sus amigas chilenas, hablando de su visita en 2019/20 donde pudo conocer el llamado "Estallido social" que se vivió aquellos años, hablando de su fanatismo por Suede o regalando palabras también al movimiento LGTBIQ+, esto acompañada de un desplante importante, moviéndose constantemente de lado a lado en una entrega digna de destacar considerando que hace muy poco la mujer estuvo bastante complicada de salud.  Además de Shirley, la banda como era de esperar estuvo sólida, yo estaba cerca de Duke Erikson y fue un placer verlo disfrutar dentro de su sobriedad y elegancia. 

En cuanto a la lista de temas y mi análisis nerdito, si bien existió presencia del reciente No gods no masters (2021) esta me pareció de dulce y agraz. Me explico: 'The man who rule the world' fue un punto alto del show y aplaudo el gusto que se dieron tocando un bonus como 'No horses' casi al cerrar el concierto, sin embargo, la pasada por 'Wolves' + 'The creeps' la sentí algo fría. Me parece canciones como la industrial 'Godhead' o la misma 'No gods no masters' habrían sido mejores cartas para aquel disco. Respecto al resto, el fuerte estuvo puesto obviamente en el debut homónimo de 1995 y por supuesto en el glorioso Version 2.0 (1998) pero nuevamente, 'Fix me now' no me pareció un tema adecuado para ir tras la apertura con 'Queer', ahí se necesitaba un tema más fuerte ('Vow' podría haber sido), de hecho, fue con 'Empty' + 'Sex is not the enemy' cuando el show realmente agarró fuerza. Por cierto: simpático eso de anexar 'Personal Jesus' de Depeche mode en el cierre de 'Wicked ways', bonito detalle que el público agradeció con efervescencia. 

Fuera de los momentos marcadamente eléctricos en caballos de batalla como 'Stupid girl', 'Only happy when it rains' o la genial 'Cherry lips (go baby go)', la cual dedicó explícitamente a la comunidad LGTBIQ+, verdaderos momentazos se vivieron en aquellos pasajes más atmosféricos de la noche, particularmente en 'Milk' + '#1 crush' y la exquisita 'You look so fine'. Un manjar. 

En cuanto a los elementos técnicos extras, como se utilizó el mismo escenario de Suede en la noche anterior, nuevamente no hubieron pantallas laterales aunque si existieron juegos de luces bastante llamativos en cada canción, con colores diferentes que aportaban visualmente al espectáculo. El sonido estuvo bien, algo débil en el primer par de temas pero luego fueron ajustando. En definitiva, un show redondito que dio muestras de una banda sólida en cuanto a lo técnico, una Shirley Manson comunicativa, (muy) cercana y llena de energía.

Antes de cerrar eso si, una reflexión: que lástima los teléfonos. Estuve bastante adelante en la cancha y esa gente no va a gozar, ¡van a grabar! Se entiende evidentemente el que cada cual quiera su recuerdo (yo también grabé algunos para mi, de hecho), pero ¿todo el fuckin' concierto grabando? Si me apuran, lo peor de la noche para mi fue el público. Al menos en cancha. Dividido entre quienes íbamos a entregarnos, saltamos y cantamos, y quienes van exclusivamente a estar en el teléfono. En fin. Son los tiempos que vivimos...

Lo que tocaron...

Apertura solemne: Queer 
Sección guitarras: Fix me now + Empty + Sex is not the enemy + The man who rule the world + Wicked ways (+ Personal Jesus de Depeche mode)
Descanso: The trick is to keep breathing
Guitarras again: Blood for puppies + Wolves + The creeps 
Descanso 2: Cup of coffee
Primera sección éxitos: Vow + Special + Stupid girl + Only happy when it rains 
Descanso 3: Milk + #1 Crush (vaya momentazo con ambas)
Segunda sección éxitos: I think I'm paranoid + Cherry lips (Go baby go) + Push it + You look so fine (¡tremenda!)
Cierre: No horses (un gustazo que se dieron claramente) + When I grow up (cierre en modo fiesta).

Sonido: 9 (en general bastante bien, a excepción del comienzo que fue algo bajo)
Interpretación: 10 (Shirley muy pero muy bien de voz, yendo a todas, y los caballeros unas máquinas)
Puesta en escena: 9 (simple pero cada uno con su estética. La banda muy sobria, Shirley una loquilla)
Complementos: 7 (nuevamente lamentable la ausencia de pantallas laterales y la que estaba tras la banda no se aprovechó demasiado. Los juegos de luces si aportaban)
Lista de temas: 9 (diverso, con presencia del último disco de la banda PERO, dos o tres temas escogidos en ciertos momentos no funcionan tan bien).

viernes, 14 de marzo de 2025

He Visto A... Suede (13/3/25)

"Energía desbordante..."

Hay dos Suede, el noventero y el que regresó post 2013. Ambos retratados a la perfección en Brett Anderson, quien comenzó su carrera emulando al Bowie más andrógino para lentamente ir transformándose en el front man que hoy es, un personaje desbordante de energía y que se acerca más bien a un Iggy Pop, un tipo que transmite una vibra incluso cercana al punk en su desplante. Ellos seguro son los primeros en tener claro que parte importante de su público (cercanos a los cuarenta todos, por arriba y por abajo) va a disfrutar de esa primera fase de la banda, de ahí que en su repertorio aparezcan varios de aquellos clásicos que incluso a día de hoy se siguen bailando en la disco, dígase 'Trash', 'The drowners' o 'Beautiful ones', sin embargo, la plena dignidad de Suede se hace sentir en todos aquellos momentos que la banda le dedica a su presente, pues siete de las diecinueve canciones anoche interpretadas en Santiago de Chile pertenecieron a sus tres discos más recientes, de hecho, particularmente el fantástico Autofiction (2022) fue columna vertebral del show. 

Llegué temprano ayer, 19.30 hrs para un concierto que comenzaba 21.30. La cancha semi vacía por lo que pude ubicarme bastante adelante, lo cual me permitiría durante la noche el disfrutar de cada gesto de un Brett Anderson entregadísimo a la causa de comienzo a fin y absoluto protagonista de la noche, un encantador de serpientes que no necesita de demasiado más que su desplante escénico para continuar armando la fiesta. Brett es el primero en disfrutar a tope lo que hace y aquello contagia, sin mencionar la cantidad de veces que el vocalista baja hacia el público para enredarse entre sus fans. A sus cincuenta y siete años aquello a donde su voz ya no logra llegar (que los años no pasan en vano) compensa con su entrega. No miento si afirmo que desde mi primera vez con Bruce Dickinson (por allá por 2001, vaya que pasan los años) que no veía a un vocalista entregarse físicamente a un show como lo de anoche. 

En cuanto a repertorio, pues lo dicho, que al concierto había que ir con las tareas hechas pues Autofiction fue el álbum que mayor temas concentró en la noche (5) y el resto se compensó principalmente con los tres primeros álbumes de la banda, el homónimo de 1993, Coming up (1994) y Dog man star (1994). Hubo espacio para un tema inédito (¿será la primera vez que la habrán tocado? Lo ignoro) de un disco que Brett anticipó saldrá en septiembre próximo (y que por su sonido al parecer continuará con los aires desatados de Autofiction), un pequeño guiño a los recientes Night thoughts (2016) + The blue hour (2018). Como espinita, me quedé con las ganas de disfrutar de 'Can't get enough' (de 1999, que la estaban tocando durante 2024) y alguna cosita de mi querido Bloodsports, el disco de regreso de 2013. Detalles eso si que no empañan una noche vibrante y física, una verdadera sesión de cardio intenso para quienes estuvimos ahí adelante en cancha. 

¿Algo negativo? Si, más que nada relacionado con la productora: la ausencia total de pantallas. Yo no lo lamenté pues estaba ubicado adelante pero para cualquiera en cancha que estuviese de la mitad hacia atrás o que mida menos de 1.70, seguro habrá visto poco y nada del show. Sobre todo en aquellos momentos (que no fueron pocos) donde el vocalista se fue al público. También el sonido me pareció muy bajo en el comienzo, no se si habrá sido por donde yo estaba ubicado o que le habrán subido en medida que avanzó el show, pero las primeras tres o cuatro sonaban bajito...

Lo que tocaron...

Partida: Turn off your brain and yell / Personality disorder / Trash / Animal nitrate / The drowning. 
Baladas: The last of us (Brett cantándola sentado apoyado en un retorno) / Life is golden (Brett la canta completa entre la gente) / The only way I can love you
Rock again: Filmstar / Antidepressants (la nueva) / Saturday night / She still leads on me / Shadow self 
Baladas again: I don't know how to reach you (tremenda sorpresa, quizás mi momento favorito de la noche) / The wild ones (acústica)
Recta final de clásicos: So young / Metal Mickey / Beautiful ones / New generation 

Sonido: 8 (lo dicho, claro pero algo bajo en el comienzo. Aunque después le subieron mucho, mañana siguiente y todavía estoy con un pitillo en los oídos)
Interpretación: 10 (Brett  a otro nivel, y la banda eléctrica e impecable)
Puesta en escena: 9 (pocos recursos extras, muy en la línea de que la música y la entrega hable por si sola)
Complementos: 6 (lo dicho, la ausencia de pantallas laterales. Existía una central, tras la banda, pero que proyectaba imágenes para cada canción)
Lista de temas: 10 (diverso y entregándole importancia a lo más reciente de la banda).

8,6 / 10
Conciertazo.


Otras reseñas de Suede:

miércoles, 12 de marzo de 2025

Architects: The Sky, The Earth & All Between (2025)

 "Limitado a fórmulas..."

"Que veinte años no es nada..." - recitaba el histórico tango. Pero para algunos ha sido una vida completa. Y es que cuanta diferencia se percibe entre aquellos Architects que debutaban mediante Nightmares (2006) y estos que ya va por su álbum número once. Parecen otra banda incluso. De esas búsquedas marcadas por el djent y el progresivo poco queda, eran tiempos donde los ingleses pintaban como una banda en la que creer, y porque no decirlo: una de aquellas que podrían a futuro sostener al género. De algo hay que vivir, sin embargo, y es de suponer que tras sus primeros tres discos alguien les habrá recomendado abrazar un metalcore de manual como propuesta, por lo que a partir de la pasada por The here and now (2012) + Daybreaker (2013) todo cambió. Todo también se volvió (cada vez) menos interesante. Primero mediante una sucesión de discos marcados por un metal de tintes dramáticos pero monótonos hasta decir basta (Lost forever // lost together + All our gods have abandoned us) seguidos de otros que se cargaron hacia elementos más melosos (Holy hell + For those that wish to exist + The classic symptoms of a broken spirit). Y bueno, en lo que respecta a este nuevo disco hay que darles el que han intentado diversificar un tanto la experiencia, sin embargo, todo sigue sintiéndose muy pero muy pre fabricado, con intenciones comerciales demasiado evidentes y que perjudican claramente el nivel del resultado. 

De ahí que el disco cuente con las típicas idas y vueltas del género (el tándem estrofas agresivas + coros melódicos) que esta vez han complementado con una que otra cosita que se sale un poco de dicho manual pero esto siempre se manera muy tímida, casi como si estuviesen probando que podría funcionar comercialmente como para ir por ahí en un siguiente trabajo.

Abrirán, por ejemplo, con 'Elegy' + 'Whiplash', dos que apuntan a un sonido agresivo en donde Sam Carter juega con gritos y guturales (algo que dudo sea capaz de reproducir en vivo, digámoslo) para luego matizar con coros ultra melosos, algo que también desarrollarán en la olvidable 'Blackhole'. Esto a diferencia de 'Everything ends' que es pop limpio a secas y por lo mismo suena incluso refrescante al lado de esa impostación de los primeros temas. Por supuesto que el manual indica que luego deben cambiar el tono por lo que meten una ágil y acelerada 'Brain dead', y así, en adelante el álbum irá oscilando entre canciones que insisten sobre tonos adolescentes en 'Landmines' y momentos algo más contagiosos en 'Judgement day', aunque claro, nada que demasiado recordable ni tampoco capaz de sostener al disco a lo largo de los eternos cuarenta minutos que dura.

Le ha pasado a muchos. Cuando durante tanto tiempo dejas de componer en serio y te limitas únicamente a fórmulas, te pierdes, y en el caso de estos ingleses el camino se extravió hace demasiado. Y quienes apunten al fallecimiento de Tom Searle en 2016 como elemento clave en el declive de Architects estaría bueno dejaran de mentirse, que el guitarrista fue participe y protagonista también del giro de la banda. Eso escrito está.

¿Canciones? 'Elegy', 'Everything ends' y 'Judgement day'.

5/10
Nada muy especial.

domingo, 9 de marzo de 2025

Lacuna Coil: Sleepless Empire (2025)

 "Sensaciones encontradas..."

Tras varias idas y vueltas tal parece que la propuesta de Lacuna coil ha logrado asentarse y sostener cierta regularidad. En dicho sentido, tanto Delirium (2016) como Black anima (2019) fueron álbumes correctos capaces de sostener una fórmula que a estas alturas se ejecuta en total comodidad, por lo mismo la llegada de este Slepless empire tras seis años de silencio (si es que no consideramos la regrabación post pandemia de Comalies) produce sensaciones encontradas, y es que si bien el disco funciona no escapa a los lugares comunes de la banda, es decir, ese tándem que oscila todo el tiempo entre momentos agresivos y melódicos, marcados estos por los guturales de Andrea Ferro y la dulzura de Cristina Scabbia, esto en medio de una producción impecable que ha sabido sacar partido a cada instrumento pero donde el factor sorpresa es absolutamente inexistente. 

Yendo a las canciones, como es de esperar en este tipo de álbumes, el tridente inicial marca el camino. 'The siege' es una canción de mucha fuerza pero donde el énfasis está puesto en lo melódico con Cristina luciéndose, sobre todo en ese puente impecable que antecede al coro, esto a diferencia de 'Oxygen' + 'Scarecrow' que serán dos donde el peso se come todo (¡cómo suena el bajo en ambas! Un manjar) y por ende la interpretación de Andrea adoptará mayor protagonismo. Desde entonces el disco desenfundará medios tiempos que se construyen sobre teclados, como es el caso de la sólida 'Gravity' (que me ha recordado a ese Rammstein más atmosférico tipo 'Reise, reise') o 'I wish you were dead', y otros temas en donde decididamente acelerarán como en 'Hosting the shadow' (con Randy Blythe en voces). Ahora, verdad sea dicha, pasando el quinto o sexto tema el disco se queda con poco y nada que decir, al punto de que toda la recta final es mera redundancia e incluso once canciones se hacen demasiado. 

Nada nuevo bajo el sol por tanto en este Sleepless empire. Acá hay buenas canciones, claro que si, las cuales desde el aspecto melódico funcionan pero también es cierto que el continuo pasando el nudo se vuelve espeso y monótono. La banda insiste en la fórmula que manejan y tal parece de acá nadie los sacará. Dicho en simple: otro disco correcto de Lacuna coil que te gustará si eres seguidor de la banda, sin más. 

¿Canciones? 'The siege', 'Oxygen' y 'Gravity'.

6,5 /10
Cumple y algo más...


Otras reseñas de Lacuna Coil

miércoles, 5 de marzo de 2025

Saor: Amidst The Ruins (2025)

 "Divide aguas..."

Otro proyecto unipersonal dentro del mundo del metal, esta vez se trata de Andy Marshall, quien interpreta absolutamente todo acá y junto a su proyecto Saor va ya por el sexto álbum. En este Amidst the ruins el multi instrumentista nos entrega todo lo que uno esperaría de un álbum suyo, es decir, una obra de black atmosférico con tintes folk que ronda la hora de duración y está compuesto por cinco extensas canciones, que es básicamente lo que Andy viene desarrollando desde su debut allá por 2013. 

No hay sorpresas por tanto en este álbum, en forma y fondo, abriendo con el tema que da nombre al disco, acelerando desde un comienzo en ese tándem guitarra + teclados + batería para luego ir incorporando en el camino elementos folk y una carga emocional importante. Por supuesto que a medio tema (7:00) la estructura realizará una pausa que te instalará en medio del bosque para luego ir recuperando fuerza y preparar un nuevo desate la recta final. Todo ejecutado de manera impecable aunque también, todo sea dicho, dando alguna vuelta de más hacia el cierre. Esta tendencia a la canción endulzada al máximo volverá a aparecer en  'Echoes of the ancient land', otra que se extenderá por sobre los diez minutos de duración entre pasajes melódicos, coros femeninos, gaitas o flautas, aunque de cuanto en cuanto entregará algún momento crudo y agresivo, mientras que 'Glen of sorrow' apuntará más bien al medio tiempo y 'The sylvian embrace' (con participación del connotado chelista Jo Quail) será declaradamente la más folk en todo el trabajo. 

Finalmente, el tema más interesante en todo el trabajo es precisamente el que cierra: 'Rebirth'. En este Saor vuelve a conjugar su arista agresiva con elementos atmosféricos más dulces, los cuales van amenizando en paralelo a los guturales para llegar a una recta final en donde soberbios violines dan paso a un emotivo solo vocal que cierra de buena forma el disco. 

La experiencia que propone por tanto este Amidst the ruins sin duda divide aguas. El disco gustará a quienes conocen y saben tenerle paciencia al proyecto pues la magia acá está, sin embargo, el disco no funcionará entre buscan algo inmediato, los temas son intencionadamente eternos y en ocasiones se encuentran tan edulcorados que difícilmente encontrarán aceptación en un público más tradicional. Con todo, el proyecto sigue cumpliendo de sobra. 

¿Canciones? 'Rebirth'.

7 / 10
Muy bueno.



domingo, 2 de marzo de 2025

Hierarchies: Hierarchies (2025)

"Oda a la disonancia..." 

¿Puede haber belleza en algo que suene mal? Es el dilema que nos plantea este singular trío que debuta en 2025 con un álbum complejo y arisco de comienzo a fin, cuarenta y seis minutos que rinden una constante oda a la disonancia, la fealdad y desestructura. Y es que basta con darle play a los siete minutos de una canción como 'Entity' para comprender de inmediato por donde va esto: una apertura que les acerca al doom con unos guitarrazos muy Sabbath que rápidamente darán paso a un sonido en donde todo es desorden, donde la batería va a destiempo y los instrumentos pareciesen estar sonando mal a propósito. Esto amenizado por unos gruñidos cortesía de Jared Moran (baterista también de la banda), armando un cóctel que llama la atención y donde evidentemente el eje está puesto en el caos intencionado. 

Hay que distinguir, sin embargo, entre algo que suena mal por las limitantes técnicas de quienes ejecutan y un proyecto como este, pues los integrantes de Hierarchies están lejos de ser malos músicos. Para muestra lo que hacen en 'Consecrate phenomenon', interrumpiéndose constantemente entre si y rompiendo con la estructura cada veinte segundos, o en 'Dimension', donde guitarra y batería abrirán cada una por su lado, sin embargo, aún en ese desorden ambos instrumentos serán capaces de ponerse de acuerdo para jugar con las intensidades, esto en el contexto de un tema que jamás desacelera. Todo un mérito. 

'Twilight tradition' debe ser de lo poco que les acerca a un sonido más convencional con sus atmósferas terroríficas (aunque al 2:30 el tema ya se disparará con fuerza hacia el desorden) pero en la pasada por 'Abstract' + 'Complexity parallels' + 'Subtraction' se retoma el trabajo disonante en velocidad. Como detalle está el que todas estas tienden a tocar la misma tecla por lo que la segunda parte del álbum suena algo redundante siendo el cierre con 'Vultures' quizás lo más interesante de la Cara B, otra que es absoluto caos instrumental. 

Habrá que ver si con el tiempo el proyecto se consolida o más bien se transforma en una jugarreta alternativa de sus integrantes. Como sea, la propuesta da para seguir teniéndoles en cuenta. 

¿Canciones? 'Entity', 'Consecrate phenomenon' y 'Abstract'.

7/10
Muy bueno.