"En exceso almidonados..."
Mirado a distancia, 2017 fue el año donde claramente los noruegos de Leprous decidieron girar el timón mediante la publicación de un álbum como Malina, disco que confirmó aquel alejamiento del metal que la banda comenzó a insinuar dos años atrás en The congregation (2015). Y bueno, con el paso dado no quedaba sino internarse más y más en dichos terrenos, que es lo que la banda realizó en 2019 mediante Pitfalls, olvidándose en ese entonces por completo del peso de las guitarras y centrando los esfuerzos en un conjunto que nadó entre sonoridades calmas aunque en muchas ocasiones con un exceso de azúcar que volvió en exceso empalagoso el asunto. Y bueno, parte de esto vuelve a ocurrirles en Aphelion confirmando así lo que muchos nos temíamos con respecto a Leprous: que son grandes pero esto del disco cada dos años comienza a mostrar claras señales de agotamiento.
Y si, que hay más guitarras en Aphelion respecto a Pitfalls, pero estas suenan generalmente contenidas entre canciones que cuentan con buenas dinámicas pero pareciesen nunca despegar, como ocurre en 'Out of here' o 'Silhouette' (que acelera con fuerza recién en sus últimos treinta segundos), o con una tendencia dramática (más allá de lo habitual) a detener las canciones para privilegiar la solemnidad del relato, siendo ejemplos claros de esto lo que ocurre en 'The silent revelation', la partida a cargo de 'Running low', que se sostiene básicamente gracias al notable coro que encuentra (el más contagioso de todo el disco claramente), o en 'All the moments', otras de las buenas del álbum pese a ese parón injustificado (3:24 - 5:10) que rompe totalmente con la fuerza que traía. ¿Y el resto? Divagaciones oscuras con un exceso de protagonismo por parte de Einar Solberg en 'Have you ever?' (que transcurre sin llegar a puerto), 'On hold' (donde llega a desesperar el que tarden más de tres minutos en meter fuerza) o 'Castaway angels', la más bonita de todas eso si.
Se agradece el que la banda aparezca en momentos de 'The shadow side', incorporando ese buen solo hacia el cierre, o en los siete minutos finales de 'Nighttime disguise' donde al menos juegan con las estructuras e incluso Einar se atreve (desde el 6:02) a insinuar unos gritos como los de antaño (digo insinuar porque evidentemente quiere pero ya no puede), sin embargo, en el global, este es solo un minuto de fuerza y descontrol en medio de un disco de cuidada producción, bien ejecutado e interpretado pero que vuelve a entregarnos una versión en exceso almidonada de Leprous. Se confirma además el que cada disco viene siendo peor que el anterior, lo cual nunca es bueno...
¿Canciones? 'Running low', 'All the moments', 'Nighttime disguise'.
6,5 / 10
Cumple y algo más...
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