"Sin sorpresas pero tampoco ripios..."
Sin medias tintas, Aborted se encarga de entregarnos todo lo que queremos oír en un álbum de este estilo. Abren cada cara del disco con una cuidada pieza introductoria ('Verderf' y 'Verbolgen') para luego proceder al frenesí y desate death en canciones donde se intercalan guturales y chillidos ('Impetus odi', 'Dementophobia', 'Ceremonial ineptitude'), donde el blast beat es una locura ('A vulgar quagmire') pero igualmente con una atinada capacidad para saber detenerse y encontrar pasajes melódicos entre guitarras realmente notables (lo que hacen a los dos minutos en 'Portal to vacuity', por ejemplo, o bajando los tiempos en el inicio de 'Drag me to hell').
En algún momento de la historia Aborted hizo lo que debía hacer: mantenerse como un estandarte del death mediante álbumes como Goremaggedon (2003). Desde entonces se han dedicado a pasársela bien, cumpliendo y utilizando una fórmula que hasta ahora continúa mostrando una maquinaria de brutalidad extrema, fresca y engrasada.
¿Canciones? 'Dementophobia', 'Ceremonial ineptitude', 'Portal vacuity'.
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