(Reseña originalmente publicada en 2016, con motivo del aniversario 20. Pero bueno, ahora son 25, por lo que tocaba...)
"Hambre y talento..."
En 1993 terminaba la extenuante gira del álbum comercialmente más exitoso en la carrera de Metallica: el disco negro. Tan agotador resulta el proceso, que la banda se regala un par de años de respiro, cada integrante a su vida familiar y vuelven recién en 1995 al estudio. Han pasado cuatro años desde la edición de su antecesor, el sello apura, sin embargo, Hetfield + Ulrich (amos y señores en Metallica, se sabe) tienen material de sobra para trabajar. Surge la idea incluso de editar un álbum doble aunque finalmente decantan por la edición de dos álbumes hermanados que serían lanzados con un año de diferencia: los polémicos Load / Reload.
Frente al primero, editado en Junio de 1996, el choque con la fanaticada sería inmediato, recordemos que estos eran tiempos en que el poder del single + video clip era enorme, no existía internet ni filtraciones por lo que todos estábamos un mes completo (o más) escuchando la canción que el sello discográfico decidía que promocionaría el álbum, en este caso: 'Until it sleeps', un tema lento, una evidente declaración de intenciones particularmente oscura (con líneas que realizan referencia a la depresión) aunque trabajada al detalle, con un sonido muy cuidado (el trabajo de Bob Rock en producción es extraordinario, hay que decirlo) pero que solamente en los coros + recta final (3:30) mete guitarras, aunque nunca de manera realmente agresiva, confirmando la tendencia que el álbum negro había iniciado y que los desmarcaba (ya por completo esta vez) del metal. Visualmente se aprecian también diferencias importantes, los cuatro integrantes adoptan una imagen de rockstar, con pelo corto e incluso maquillados, Load de hecho vendrá cargado en su arte interior con sesiones que intensifican esta vuelta de tuerca estética.
Una vez publicado el álbum se pudo comprobar que efectivamente 'Until it sleeps' era únicamente la punta del iceberg para un álbum definitivamente más complejo, diverso, alternativo e incluso experimental. Una experiencia que mirada a 25 años de distancia resulta fascinante. Y es que si en el álbum negro oímos a una banda coqueteando con sonidos acústicos y más lentos a lo habitual, acá el asunto pasará a una dimensión realmente densa, con una banda desatada en términos creativos y con dos protagonistas evidentes: James Hetfield que encuentra interpretaciones vocales extraordinarias (nunca cantó y nunca volvió a cantar mejor que en Load), además de un conjunto de letras profundas e impecables, y un Kirk Hammett que realiza un tratamiento muy especial en el trabajo de las guitarras a lo largo de todo el disco. En general, sin embargo, la banda se muestra sin miedo y dispuesta a ir por todo, al punto de explotar la capacidad del formato (este dura 78 minutos, el máximo que aguantaba un CD).
Como mencionaba líneas atrás, frente a la idea de un disco doble, finalmente la dupla Metallica + Bob Rock decanta por catorce canciones, en su mayoría cargada al hard rock. De metal nada, salvo el nombre. Entre las canciones de corte más clásico y directo destaca la partida con 'Ain’t my bitch' (que perfectamente pudo ser el sencillo promocional pero no quisieron seguramente por que habría entregado señales equivocadas respecto al disco), la excelente '2 x 4' , 'King Nothing' (hermanada musicalmente con la clásica 'Enter sandman', con referencias a esta en su cierre incluso, pero con ese comienzo magistral e inolvidable en donde Kirk Hammett logró darle vida propia al tema), 'Cure' y 'Wasting my hate' (dos que beben de lo que la banda venía haciendo en el álbum negro). En una sección más comercial/amigable aparecerían canciones como 'Hero of the day' o la completamente acústica 'Mama said' (donde Hetfield expone su veta más personal, tanto en lo lírico como en lo musical) y la parte más experimental del álbum toma vida en cortes como 'The house of Jack built' (vaya huevos que tuvieron como para instalar de tercera en el disco una atrevida aventura musical de casi ocho minutos), 'Bleeding me' (donde James literalmente se desangra ante nosotros, quedando nuevamente expuesto en uno de los momentos más emocionales en la carrera de la banda ), la extrañísima y blusera 'Poor twisted me' o el fascinante cierre con la trilogía 'Thorn within', 'Ronnie' y 'The outlaw torn', esta última una pieza maestra de casi 10 minutos que por si sola hace que todo el experimento valga la pena.
En definitiva, Load fue una jugada osadísima por parte de Metallica, una que de paso acabó por colmar la paciencia de sus fans más puristas, quienes despreciaron el trabajo y desde acá marcaron distancia con la banda. Sin embargo, dejando de lado todo lo externo, a dos décadas y media de su creación, el tiempo ha hecho lo suyo con el álbum situándolo en el lugar que merece, como una experiencia notable en el amplio sentido de la palabra. No es el mejor álbum de la banda, claro que no, pero lo que en 1996 hicieron fue tremendo, un disco evidentemente incomprendido en su momento pero que sigue sonando con una identidad exquisita, un equilibrio entre hambre y talento. ¿Qué se les fue la mano con la duración y le sobran un par de temas? Seguro, pero ojo a algo: nunca, en los veinticinco años que vinieron, Metallica volvió a sonar así de contundente, y eso dice bastante...
¿Canciones? '2x4', 'King nothing', 'Bleeding me' y 'The outlaw torn'.
8 / 10
Excelente.
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