"Energía a destajo..."
El paso hace total sentido, sin embargo. Luce genuino. Los años pasan por lo que emular los inicios de la banda sería un absurdo. La voz de Anderson tampoco es la misma, le cuestan los agudos y parte de su textura inevitablemente se ha quedado en el camino. Por lo mismo, un sonido árido, directo, golpeado saca mejor partido a lo que pueden ser hoy, esto enmarcado en líricas reflexivas que se refieren constantemente al paso del tiempo y la necesidad de vivir el presente a todo lo que da.
Yendo a la música propiamente tal, lo que Suede presentan acá es efectivamente una continuación del sonido post punk presentado en Autofiction. Una colección de canciones por sobre todo regulares en un álbum que se deja oír sin problemas durante cuarenta minutos que no presentan punto bajo. En dicho viaje el combo guitarras + batería + voz funciona de maravillas, encajando una tríada como 'Disintegrate' + Dancing with the europeans' + 'Antidepressants' que seguro funcionará perfecto en los conciertos de la banda, para luego continuar regalando coros exquisitos (´Sweet kid' o 'Trance state') y energía a destajo ('The sound and the summer' o 'Broken music for broken people'), todo esto matizado con una balada como 'June rain' o un par de momentos muy dramáticos inteligentemente puestos en el nudo y final del álbum, como 'Somewhere between an atom and a state' o 'Life is endless, life is a moment', en las cuales Brett nos vuelve a gritar la necesidad de entregarse a la vida.
No cabe duda el que Suede ha vivido un verdadero renacer durante estos últimos doce años de existencia. Han sabido ahí reformularse como agrupación en la búsqueda de un sonido que se ajuste a la madurez que expresan en sus mensajes. Disco a disco continúan regalándonos pasajes que desafían el paso del tiempo, se les oye absolutamente vivos y aquello no puede si no emocionar. Benditos sean por eso...
¿Canciones? 'Disintegrate', 'Dancing with the europeans', 'Life is endless, life is a moment'.
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