"El muro de la realidad..."
Lo primero que acá llama la atención es que vuelvan a tropezar con la misma piedra de Stadium arcadium, armando un álbum demasiado largo. En esta ocasión son diecisiete canciones en setenta y tres minutos de música, too much, sobre todo considerando el que no cuentas con todo aquello que en 2006 sobraba: canciones gancheras ('Dani california', 'Snow (Hey oh)', 'Tell me baby'), temas sabrosos ('Humb de bumb', 'Warlocks'), rock + guitarras ('She's only 18', 'Torture me', 'Especially in Michigan', 'C'mon girl') o melodías gloriosas y emocionales ('Strip my mind', 'Wet sand', 'Desecration smile'). Es decir, en la odiosa comparación respecto a lo último que había realizado John Frusciante en la banda, este Unlimited love pierde por masacre, ahora, dejando en paz al pasado tampoco es que este disco nos diga demasiado pues la crisis creativa se mantiene.
Pero vayamos a la música. Ahí, hay una buena partida cuando suena el single 'Black summer', una canción que pide a gritos más fuerza pero de todas formas sabe sacarle partido a cada instrumento entregándole su espacio en la producción, y ahí quiero detenerme un minuto: se agradece el que Rick Rubin esta vez haya logrado hacer sonar bonito a la banda en lugar de repetir el descalabro sonoro de Californication, que por más exitoso que haya sido (que grandes canciones ahí hay), es un disco que suena espantoso en su mezcla. Ahora, siguiendo con la lista, también funciona la exquisita dinámica de 'Here ever after' (aunque me ha recordado en el 0:45 la melodía del coro de 'Easily', del mencionado Californication), así como los momentos donde el combo Flea + Frusciante convive en armonía, con gratos resultados en 'Poster child' (un simpático homenaje a sus ídolos, aunque la canción a los tres minutos ya ha dado todo lo que podía y se alarga por dos más solamente redundando ideas) o en 'The great apes', el típico tema donde el guitarrista desarrolla sus arranques ruidosos que pese a lo incorrectos que son técnicamente, agradan.
Y si bien todo lo mencionado cae bien, enmarcado en la primera parte del álbum, nada te vuela realmente la cabeza. Tampoco lo hará el funk de 'Aquatic mouth dance', un lugar común del mítico bajista de los red hot, ni las baladas 'Not the one' (abordando el cliché "No eres tú, soy yo") o 'It's only natural', con esta última miramos el reloj (clásica señal de que la reunión, el partido de fútbol o concierto está aburriendo) y nos espantamos al notar que aún quedan diez canciones para acabar el viaje. 'These are the ways' es el quiero pero no puedo del álbum, una canción con la que intentan recuperar el rock pero sin impacto alguno (confesión: me iré a escuchar el One hot minute tras terminar esta reseña, que necesito actitud de verdad), y así, se suceden en el álbum canciones de medio pelo ('White braids & pillow chair', 'One way traffic') , ninguna de ellas es un desastre e insisto, están bien producidas, incluso cosas como 'Veronica' por momentos ilusionan (¡esa sección acústica!) con un repunte, pero en general la banda suena tan cómoda ('Whatchu thinkin', 'Bastards of light')', tan avejentada ('Let 'em cry'), que asusta.
Quizás fueron las expectativas, el tiempo lo dirá, pero Unlimited love no parece repuntar aquello que venía cuesta abajo disco a disco. Habrá gira, les seguiremos queriendo y escuchando con emoción sus viejas glorias, pero las cosas como son: ni el regreso de Frusciante fue capaz de detener la caída libre.
¿Canciones? 'Black summer', 'Here ever after', 'Veronica'.
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