viernes, 12 de diciembre de 2025

Tame Impala: Deadbeat (2025)

"Trance hipnótico..."

Fue hace diez años cuando Kevin Parker decidió romper sus propios esquemas, abandonar las guitarras y psicodelia setentera para abrazar con fuerza la electrónica y estructuras inmersivas. En dicho camino Currents (2015) fue un álbum que combinó momentazos con pasajes algo pesados y difíciles de seguir, mientras que The slow rush (2020) se mostró algo más sofisticado en la búsqueda. Ambos no fueron álbumes fáciles de oír a la primera, sin embargo, en los dos estuvo presente un elemento melódico que les un viaje tan atractivo en lo individual como interesante en lo colectivo. En dicho sentido, en Deadbeat el músico y productor ha decidido correr mayores riesgos al mostrarse más suelto que nunca en materia electrónica, proponiendo una especie de trance hipnótico que (para bien y para mal) coloca total énfasis en las atmósferas. 

Decir que para este álbum el músico se ha olvidado de las melodías sería injusto, ahí tienes cosas como 'Dracula' o 'Loser' que reivindican estructuras más clásicas dentro del pop (no por nada son también las más breves del disco rondando los tres minutos), sin embargo, cierto es que gran parte del disco se ha planteado como un viaje en donde el fuerte no está puesto en los coros ni en las letras si no más bien en los arreglos electrónicos. Desde ahí, es curioso pero interesante el como ha decidido abrir, mostrándonos una versión primitiva al piano de 'My old ways' para al minuto desenfundar la canción definitiva, una donde la electrónica será absoluta protagonista, algo que más adelante se acentuará en cosas como 'Oblivion' (con una base de percusión similar a la del reggaeton) o 'Not my world', las cuales repliegan la voz, la esconden tras un beat repetitivo que se toma por completo la escena. De esta forma el disco rápidamente comienza a llevarte a una especie de rave electrónico en donde Kevin Parker es el DJ. Ya de los casi ocho minutos de 'Ethereal connection' ni hablemos, lo mismo con 'Obsolete' (una maravilla oírla con audífonos, experiencia totalmente recomendada) o la acelerada 'Afterthought'. Todas estas son un desate total de esta idea. ¿Qué a ratos se excede? ¡Seguro! A 'My old ways' le sobra su minuto final o el cierre del disco mediante 'End of summer' suena como un capricho totalmente innecesario. Pero bueno, si algo no se le puede criticar al álbum es que da muestras de un artista plenamente libre de ataduras.

De todas maneras habrán momentos en donde el músico regrese, realizando una pausa y nos recuerde sus capacidades para construir gratas melodías en baladas como 'Peace of heaven' o 'See you on monday (you're lost)', pequeños detalles dentro de un Deadbeat desafiante con el auditor y que ciertamente no plantea medias tintas, un trabajo con un énfasis puesto en las atmósferas y donde las "canciones" buscan transmitir una determinada vibra que se encuentra lejos del "enganche melódico". Comprendiendo aquellas intenciones, el disco funciona y se sostiene, aunque seguro dividirá aguas y quedará en la discografía de Tame Impala escrito como uno de esos trabajos exploratorios difíciles de entender en su momento.

¿Canciones? 'Dracula', 'Obsolete' y 'Peace of heaven'.

6,9 / 10
(Muy) bueno.


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