"Descarga de furia incontestable..."
En dicha línea, la descarga de energía que el álbum propone es inmediata, marcada por un machaque incesante por parte de un Joey Jordison extraordinario en batería (ya en el debut había sonado impresionante) y un Corey Taylor furioso en las vocales, manejando el cambio de registro de manera magistral, abriendo en completo descontrol en cosas como 'People = shit', 'Disasterpiece' (una donde se acercan al groove de Soulfly) o 'Everything ends', todas dispuestas a no dejar títere con cabeza, pero entregándose también a las melodías en las notables 'My plague' o 'The heretic anthem'. Lo cierto es que el álbum en su primera mitad es un continuo que funciona perfecto, una descarga dispuesta a volarte el cerebro canción tras canción y donde todo fluye.
Tal como hicieron en el debut, en IOWA abren el álbum con una introducción que anticipa el desate y a medio álbum instalan otra pausa en 'Gently' (tema donde aparece la tornamesa), pero a partir de aquí se disparará una cara b que nuevamente se centrará en la agresividad del sonido, partiendo por 'Left behind', donde juegan de manera maravillosa con la dualidad limpio/gutural en la vocales, creando un neo clásico incontestable, a la cual le seguirá una directa y efectiva 'The shape' y luego una pasada que conecta con los inicios de la banda, 'I am hated' (que suena bastante al debut de 1999) + 'Skin ticket', seis minutos en donde la banda ralentiza su sonido y suenan más Korn que nunca, incluso con Corey Taylor disfrazándose de Jonathan Davis en los lamentos. Aparece acá quizás el único defecto que se le puede achacar a IOWA, y que lo priva ciertamente de ser una obra maestra, y es que el disco debió terminar ahí, en 'Skin ticket', sobre todo considerando el que era el tema más extenso del álbum y que exploraba atmósferas diferentes a todo lo anterior. No se entiende que tras esta retomen con dos canciones directas como 'New abortion' y 'Metabolic', y menos ese cierre de quince minutos a cargo del tema homónimo, un freakerío totalmente innecesario.
Con todo, a veinte años de su publicación IOWA de Slipknot aparece, junto a White pony de Deftones (que si es un 10/10), como el álbum mejor logrado que nos dejó la (breve) historia del nu metal. Una descarga de ira como pocas y que sentó precedente para una banda que a partir de 2001 se transformó en un referente del metal contemporáneo. Habrá quienes afirmarán el que jamás Slipknot logró volver a sonar de esta forma ni superar este nivel (cambiaron a Ross Robinson por el sobre valorado Rick Rubin, craso error), y probablemente tengan razón, sin embargo, da igual, el infierno ya estaba ganado...
¿Canciones? 'People = shit', 'My plague', 'Left behind', 'Everything ends'.
Es excelente. Yo también lo celebré en mi reseña.
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