“Bonito...”
¡Qué pronto se desinfló Keane! Nunca deja de impresionarme el como esta banda que tenía todo para llegar más lejos acabó quedándose en el camino tras sus tres primeros álbumes. Y es que basta dar una pasada rápida a Night train (2010) y Strangeland (2012) para entender porque los de Tom Chaplin + Tim Rice-Oxley, carente de ideas, decidiese parar un rato tras 2012. Tampoco es que ambos discos fuesen un total desastre pero si evidenciaban el agotamiento de una fórmula que ya simplemente dejó de emocionar y únicamente se conformaba con cumplir. También se entiende el que tras casi una década de silencio lo quieran volver a intentar y verificar si la magia aún sigue ahí. En ese sentido Cause and effect aparece como un álbum marcado por el reciente pasar de Rice-Oxley (divorcio más una serie de momentos personales complejos) y que se centra (una vez más) en temáticas de pareja y desamor, colocando un fuerte énfasis en su melosa producción y situando al piano como protagonista versus unas guitarras que apenas se asoman a lo largo del disco. El resultado es atractivo aunque una vez más, salvo contadas excepciones, carece de sorpresa en lo musical.
El asunto comienza de manera correcta, digámoslo: de manual. Primero aparecerán los cinco tranquilos minutos de ‘You’re not home’, donde la voz de Chaplin acompaña una dulce melodía de teclado que únicamente explotará en su minuto final, para luego introducir los claros singles del disco: la linda balada ‘Love too much’ y el pop de ‘The way I feel’, la cual evidentemente intenta con su dinámica romper con la inercia de la banda, que la idea no es repetir los errores de sus antecesores. De ahí supongo las guitarras que (tímidamente) suenan en ‘Put the radio on’, una pieza muy bien construida y que danza con calma sobre su melodía para explotar en coros hacia su cierre, es un gran tema que lamentablemente no encuentra continuación en ninguna de sus sucesoras inmediatas. En el nudo del disco aparecerá la sosa ‘Strange room’, una espesa balada que no hace sino cortar el buen ritmo con que había comenzado el álbum, y luego ‘Stupid things’, que toma prestado (?) de manera evidente el piano de su clásico ‘Bedshaped’, más el medio tiempo ‘Phases’, que cumple pero no emociona.
A estas alturas, con dos tercios del disco recorrido, pareciese estar todo dicho. Aún así, se agradece la llegada de ‘I’m not leaving’, una donde Tom Chaplin logra con su interpretación elevar el tema a otra categoría y efectivamente conectar un gancho emotivo importante. Se extraña algo más de peso y explosión, sin embargo, y en esta resulta más evidente que nunca la intención de Keane por edulcorar en exceso su sonido. Una lástima. Y de ‘Thread’, ‘Chase the night away’ o ‘ I need your love’, ni hablar, tres correctas baladas más que llegan para cerrar un disco totalmente centrado en historias de desamor y un sonido contenido, correcto, del que no parecen querer escapar.
6,5 / 10
Cumple y algo más...
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