"Pierden contra si mismos..."
En su quinto trabajo, el segundo con Ivar Nicolaisen en voces, los noruegos no intentan emular a sus inicios (como si intentaron en Splid en 2020) pero tampoco encuentran inspiración suficiente como para impactarnos con el tándem black & roll como hicieron en el brillante Nattesferd (2016), si no más bien nos dejan una mezcolanza que a momentos apunta a la efectividad, en ocasiones roza el pop, también propondrá atmósferas algo más complejas pero jamás al nivel que en el pasado la misma banda logró.
Uno de los principales problemas con que cuenta Endling es que abre y cierra sin convencer. La partida la da 'Krøterveg te helvete', con una introducción de tres minutos que va calentando el plato lentamente sin jamás dejarte claro por donde acabará yendo, lo cual es positivo pues aporta un elemento exquisito de incertidumbre al sonido, luego entrarán los guitarrazos a la ACDC, la batería redoblando e Ivar en pleno. Todo parece ir bien, sin embargo la canción a ratos se pierde en medio de una melodía inofensiva que termina entregando menos de lo que prometía. Es casi como si la banda no supiese a donde quiere ir, sucediendo estrofas sin ton ni son, algo similar a lo que ocurre en el cierre con los casi ocho minutos de 'Morild', donde la banda se propone directamente entregar el tema más complejo del álbum pero se enreda en el camino y acaban agotando sin jamás alcanzar cotas de gran intensidad.
Dicho lo anterior, el núcleo del álbum andará bastante mejor, yendo más al grano con los temas, siempre de la mano del tradicional black & roll que desarrolla la banda. El tridente 'Fedrekult' + 'Likvoke' + 'Motsols' intenta imponerse con su velocidad, yendo más al hueso con los guitarrazos, con variaciones de intensidad que funcionan, incorporando coros contagiosos y a un Ivar que se desgarra en las vocalizaciones. Todo esto será factor común a lo largo del álbum, el single 'Endling' (con el bajo como absoluto protagonista) es rock que roza el pop (están muy Baroness en esta, sobre todo con esos exquisitos momentos a dos guitarras), uno que seguro espantará a muchos pero no por eso se convierte en una mala canción (y ojo que por acá puede vengan los tiros a futuro para la banda, sobre todo cuando Ivar se vaya quedando sin garganta), 'Svart september' abrirá con una intro acústica/folk para luego desenfundar rock and roll en estado puro, mientras que ´Paranoia 297' es solo efectividad y 'Døgenniktens kvad' les acercará a las atmósferas más oscuras de todo el trabajo.
A destacar también algo como 'Skoggangr', una de las más interesantes del trabajo con la épica que intenta transmitir en su tono de himno y una estructura marcada por el bajo + un golpeteo de batería que pareciese invitarnos al campo de batalla. Todo un curioso acierto.
El peor problema con que carga un disco como Endling es que lo ha compuesto Kvelertak. Las comparaciones son odiosas y el disco sucumbe ante el paralelo con cualquier antecesor de la banda, no porque sea un malo de plano si no porque las direcciones acá no parecen estar del todo claras, y cuando lo están tampoco es que te vuelen la cabeza. Me explico, cuando la banda saca el pie del acelerador no lo hace con la genialidad lograda en Nattesferd (no hay acá un '1985' ni una pieza extensa magnífica como 'Heksebrann') y cuando se desatan no se acercan a sus dos primeros álbumes, ni siquiera a Splid (2020). El tiempo dirá si los noruegos han firmado el comienzo del fin o el inicio de un nuevo ciclo glorioso, lo cierto es que aún con sus fallos, nos han entregado una experiencia sólida y que solo luce pálida en la comparación con ellos mismos.
¿Canciones? 'Fedrekult', 'Likvoke' y 'Skogganrgr'.
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