jueves, 20 de julio de 2023

Avenged Sevenfold: Life Is But A Dream... (2023)

"El bicho raro (y brillante) de la temporada..." 

El camino que los norteamericanos Avenged sevenfold fueron trazando durante las pasadas dos décadas se construyó de manera lenta disco a disco, transitando desde un metal desaforado con influencias nu metal en sus inicios, pasando por ese freakerío que fue City of evil (2005), para acabar desembocando en un hard rock comercial y llevable, que bebía bastante del Metallica era black album, el cual ciertamente tocó techo en Hail to the king (2013). De ahí que el giro al metal progresivo que la banda dio con un álbum como The stage (2016) lució atinado y refrescante, sorprendiendo gratamente al punto de anotarse como lo más interesante que la banda había firmado en al menos una década, si es que no en toda su carrera. 

En ese sentido, Life is but a dream... (que llega nada más ni nada menos que tras siete años de silencio) intenta elevar al cubo el sonido de su antecesor, internándose en un lugar aún más arriesgado y desatado. Me explico, si The stage fue un álbum sesudo, cuidado en cuanto a producción, estructuras e interpretaciones, digamos, un disco donde Avenged sevenfold pusieron todo de si en el afán de ser tomados en serio tras haberse convertido en una especie de banda meme, con su octavo trabajo han optado por desatar el caos, yendo y viniendo constantemente, tomando elementos de acá y allá, metiendo todo en el plato en un afán desconcertante dispuesto a dividir aguas. ¿Y? ¿Basura u obra maestra? Pues como suele suceder cuando las opiniones del público son tan tajantes y opuestas, ni lo uno ni lo otro, aunque el resultado se acerca más a lo segundo que al fiasco.

Hay claros aciertos en estos más de cincuenta minutos de música. Dentro de lo positivo califica la primera mitad, donde el chiste pareciese tener todo sentido, la banda se mueve entre un sonido acelerado (a ratos agresivo) que coqueteará con narraciones teatrales tremendamente dramáticas por parte de M.Shadows. 'Game over', con sus dos estrofas aceleradas que emulan a System of a down, 'Mattel' y 'Nobody' (quizás la más débil del tridente inicial a causa de la desorientación que a ratos desprende) son buenos ejemplos de lo mencionado. Lo mismo con los seis minutos de 'We love you', probablemente con los tramos más "metal" en todo el disco, los cuales son interrumpidos constantemente por una serie de secciones, cual de todas más disparatada (en un buen sentido). 

'Cosmic' será la primera que en plan balada buscará bajar los tiempos y apostar a la emoción mediante crecientes secciones de vientos que aportan a la atmósfera, algo que complementarán con 'Beautiful morning', guiada por un segmento oscuro durante otros seis minutos. Digamos que hasta el nudo Life is but a dream... luce bien, seis canciones que dentro de su locura se oyen bastante coherentes, sin embargo, desde acá a los tipos se les va la olla. Dicho en simple: la segunda mitad del disco es donde este desata las exploraciones sin asco. 'Easier' es un un bicho freak que no dejará a nadie indiferente, Mike Patton presente en la referencia vocal, guitarras a lo John Frusciante y un uso del vocoder en ciertos pasajes, en 'G' la banda realiza una caricatura del progresivo pero que saben amenizar con cambios de estructuras, como si quisieran todo el tiempo recordarte que la jugarreta no es en serio, mientras que entrando en la recta final sonará una coqueta '(O)rdinary' (Daft punk total), que ya se hubiesen querido Red hot chili peppers en su desgraciado reciente álbum doble, mientras que '(D)eath' es otro momento extremadamente dramático/teatral (nuevamente imposible no cerrar los ojos e imaginar a Mike Patton interpretando), el cual desembocará en el cierre con cuatro delicados minutos sobre el piano, sorprendentemente triunfando donde Matt Bellamy siempre fracasó con Muse.  

Con una primera parte marcada por las guitarras entre desestructuras y una segunda que se lanza con fuerza a la experimentación en materia de arreglos, Life is but a dream... se enmarca sin lugar a dudas dentro de lo más extraño y bizarro (a momentos brillante) que habremos oído este año. Como punto negativo a mencionar, la producción no me ha gustado, lo que Joe Barresi realizó en The stage fue mucho más pulcro, y también varias de las interpretaciones de M.Shadows exponen en demasía su desgaste vocal ('Mattel', claro ejemplo). 

Sin embargo, más allá de los detalles, lo que nadie puede negarle a Avenged sevenfold son las ganas por soltar amarras creativas. Tiene enorme mérito hacer algo así tras veinte años de carrera pudiendo mantenerse en la constante búsqueda de hits facilones. El tiempo hablará pero por lo pronto, algo así de valiente suena refrescante dentro de la escena y se agradece. 

¿Canciones? 'Mattel', 'Cosmic' y '(O)rdinary'

8,8 / 10
Brillante.

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