“Toman aire yendo a la segura...”
Recuerdo en la reseña de Nattesferd (2016) haber escrito que dicho álbum me dejaba la sensación de representar un “antes/despúes” para Kvelertak, un punto de quiebre en su carrera donde la banda planteaba la posibilidad de llevar su sonido hacia otro lugar o derechamente recular hacia su inicios. Tras este, sin embargo, los noruegos sufrieron la partida de su vocalista lo cual evidentemente trastocó el presente. De esta forma en este 2020 llega a nosotros Splid, que lejos de mostrar una evolución parece ser una salida a tomar aire por parte de una agrupación que evidentemente necesita replantearte su momento y, por que no decirlo, comenzar de cero.
La experiencia está de todas formas, de ahí que en su cuarto disco Kvelertak echen mano a lo que bien saben hacer: un continuo de guitarras + velocidad con aires de hard rock + hardcore punk. Las referencias melódicas ochenteras que tanto amor y odio (en idénticas proporciones) desataron cuatro años atrás en esta ocasión no están, lo cual vendría siendo una buena noticia para quienes rechazaron dicho giro pero una mala para quienes esperábamos un nuevo salto de crecimiento. Splid por tanto goza de buena vibra y derrocha energía pero suena monótono durante algunos pasajes y carente de emoción en otros. Sin ir muy lejos, sus primeros cuatro temas pareciesen siempre estar tocando la misma tecla, donde ni siquiera la colaboración con Troy Sanders (Mastodon) parece aportar un matiz relevante al sonido y es recién tras casi veinte minutos de disco cuando el riff de ‘Bratebrann’, más sus exquisitos cambios de intensidad, que por primera vez aparece la magia de esta banda. Ojalá el disco hubiese contenido mayores dosis del rock & roll que esta posee.
Se sucederán luego temas directos que apostarán por la fuerza como ‘Uglas hegemoni’ o ‘Stevnemote med satan’ con otros como ‘Fanden ta dette hull!’, un mix de siete minutos que va desde la melosa calma al descontrol, o ‘Tevling’ que bajan un tanto las revoluciones y diversifican el sonido del disco. Para el cierre los cambios de velocidad estallaran en los ocho minutos de 'Delirium tremens', los cuales desembocarán en la épica de 'Ved bredden av Nihil', donde la banda sonará pesadísima e impactará desde ahí. Todo suena grato, bien ejecutado pero se extraña algo del riesgo de su antecesor fuera de alargarse demasiado en la cantidad de temas, redundando en una idea una y otra vez.
Nos quedamos así frente a un disco que juega bastante a la segura con aquello que la banda maneja. Splid te regala un buen rato y de las ejecuciones nadie podría quejarse, la banda suena brutal pero considerando las expectativas se han quedado a medio camino, asegurando terreno más que profundizando en la propuesta. El álbum está muy bien de todas maneras e invita a esperar algo mejor aún para una siguiente entrega...
7 /10
Muy bueno.
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