El Teatro Caupolicán es un recinto pequeño, siete mil personas como mucho, por lo que donde te ubiques estás relativamente cerca del artista. En mi caso fui a cancha y tuve a Beck a dos-tres metros, lo cual me permitió evidenciar el primer punto a favor del concierto: ¡como lo vive el hombre! Efectivamente transmite ese bicho raro que es, con influencias de la música negra setentera sumado faceta folk/country. El caso es que a las 21.00 hrs en punto el artista apareció en escena: pantalón de cuero, chaqueta de tela + zapatos con plataforma. Un crack.
La partida, sin embargo, se situó en otra dimensión. Beck entra caminando tranquilo al escenario, en completa paz y guitarra en mano sorprende a medio mundo con su versión de 'Everybody got to learn sometimes', coreada en masa por la multitud que sintió efectivamente que ese comienzo era un regalo del artista. Y desde ahí: la fiesta en pleno en un inicio cargado a clásicos noventeros como 'Devil's haircut', 'The new pollution' o 'Mixed bizness' + esas pasadas divertidas que fueron parte de Guero (2005) como 'Girl' o la contagiosa 'Que onda guero?'.
Vendrían luego momentos en donde el norteamericano suelta su faceta romántica/sexy en cosas como 'Nicotine & grave' o la soberbia 'Debra', instantes cargados a las guitarras que dieron espacio al exquisito pero subvalorado Modern guilt (2008) tocando 'Gamma ray', la seca 'Soul of a man' o la psicodélica 'Chemtrails' (con un juego de luces completamente ad hok), así como una pasada acústica que trajo al presente la melancolía del inolvidable Sean change (2002), del que sonaron 'The golden age' y 'Lost cause'.
Finalmente y como era de esperar, la recta final trajo de regreso la dinámica, el baile y los saltos, yendo a lo que fue su simpático Colors (2018) mediante 'Dreams' + 'Up all night' para cerrar con clásicos de la talla de 'E pro', 'Loser' y 'Where it's at'. La respuesta del público fue de tanta complicidad con el vocalista que este, visiblemente agradecido, decidió volver al escenario e interpretar en acústico una versión de 'True love will find you in the end' de Daniel Johnson (una canción de 1984 por cierto), cerrando así un show de aquellos que no paran, un concierto intenso tanto desde lo físico como lo emocional. Experiencia inolvidable para mi...
Interpretación: 10 (Beck se lo bailó todo)
Puesta en escena: 10 (La banda completamente entregada, con integrantes que en lo suyo interactuaban con el público de todas formas)
Complementos: 10 (pantalla e iluminación aportaron en cada tema con una determinada atmósfera).
Un dato. El concierto está grabado completo desde primera fila. Lo dejo acá por si alguien desea verlo:
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