"Inquieta, arisca e insaciable..."
Desde lo temático, eje en el álbum será la pérdida como concepto (o más bien el "dejar ir"), encarado desde aquello que cercó la vida de Björk durante estos cinco años: la pandemia, la muerte de su madre (ocurrida en 2018) y claro, su momento familiar/personal. Fossora es Björk y sus reflexiones, sus hongos (bueno, la portada algo anticipa), su madre, su propia maternidad, su hija y sus procesos, siendo sin lugar a dudas un disco absolutamente femenino (refiriéndome con esto al lugar desde donde se encaran las temáticas). De ahí que comience cuestionando nuestras distancias en 'Atopos' ("¿No son solo excusas para no conectar? / Nuestras diferencias son irrelevantes..."), en una canción que coloca a las percusiones al centro (con una vibra que muchos no tardaron a asociar con el reggaetón), algo que también ocurrirá en la soberbia 'Ovule'. Tras estas, sin embargo, rápidamente el disco comenzará a recorrer su columna vertebral.
De esta forma, tras una coral 'Mycelia' sonará 'Sorrowful noise' (ambas enfocadas en las vocalizaciones, con fuertes aires a lo que alguna vez hizo en Medúlla de 2004), entregando referencias a la muerte ("En el triste suelo nuestras raíces son excavadas..."), la fertilidad ("En la vida de una mujer, cuatrocientos huevos tiene / Pero solo dos o tres anidan con la fuerza de una madre...") y la paz consigo misma (o en un diálogo madre-hija), repitiendo en el cierre ese "lo hiciste bien, hiciste lo mejor que pudiste" una y otra vez. 'Ancestress' será una extensa secuencia de estrofas (muy en plan Vulnicura) dedicadas a su activista y fallecida madre ("Mi cráneo es mi catedral / Cuando era niña ella me cantaba / En falsete de cuna, con sinceridad / Agradezco su integridad...") mientras que 'Victimhood' entregará el momento más oscuro y siniestro del álbum, uno en donde Björk nos introduce en sus peores pantanos depresivos, aunque con una lucidez enorme a la hora de entender sus dificultades y procesos ("El rechazo dejó un vacío / Que nunca se satisface / Hundida en el victimismo / Sentía que el mundo me debía amor..."). De lo mejor del álbum sin lugar a dudas.
El disco cerrará hablando del síndrome del nido vacío (a coro junto a su hija) en 'Her mother's house' ("Cuanto más te amo / Cuanto más fuerte te vuelves / Menos me necesitas"), no sin antes haber pasado por dos guiños a Utopia como son 'Allow' + 'Fungal city', interesante experimentos vocales/electrónicos en 'Trölla-Gabba' + 'Freefall', seguidas del retome de las percusiones en la excelente 'Fossora', con cierre electrónico caótico incluido (algo que no practicaba desde hace al menos quince años), completando así un cóctel que Björk ha sabido construir tomando algo de diferentes rincones de su historia, aunque siempre con una identidad y franqueza que conmueve.
Fossora da muestras de aquellas reflexiones que caben en una mujer de cincuenta y siete años de edad, también de su increíble tino a la hora de expresar inquietudes musicales, esta vez (me atrevería a decir que por primera vez en toda su carrera) mirando hacia su pasado para lograr avanzar. Su espíritu inquieto y arisco luce intacto e insaciable. Benditos somos de vivirla y gozarla.
¿Canciones? 'Atopos', 'Ovule', 'Victimhood', 'Fossora'.
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