Nunca fue Cynic una banda de metal tradicional, de hecho su importancia en la historia está en haber sido pioneros dentro de una rama más exploratoria del género a comienzos de los años 90. Su álbum debut, Focus (1993), abrió puertas a un sonido que incluía elementos progresivos y técnicos, fusionando el metal con una serie de diversos estilos. Cynic se disolvió en 1994 instalando el mito y dejando el relevo en otras bandas que supieron explotar más adelante estos caminos de manera brillante. Su regreso en 2007 generó altas expectativas entre los seguidores del metal progresivo, sin embargo, habían pasado más de diez años y mucha agua bajo el puente. Traced in the air (2008) no retomó la historia exactamente donde Focus la había dejado y si bien este seguía siendo un álbum de metal, mostraba al mismo tiempo elementos propios del rock progresivo, asunto que que se ha visto completamente reforzado con la salida de Kindly bent to free us, el tercer álbum de Cynic que llega para dar por finiquitado el vínculo de la banda con el death metal técnico y la música extrema.
Sería una barbaridad y casi una ofensa a la música el criticar negativamente un álbum compuesto de manera tan prolija y cuidada por instrumentistas de una calidad innegable. El bajo de Sean Malone, por ejemplo, durante todo el álbum suena hermoso, de igual forma las progresiones en cada una de las canciones se encuentran bien llevadas, los elementos de jazz que aparecen en distintos temas aportan y la producción es excelente, sin embargo, el disco llega en un momento en que ya se ha oído mucho rock progresivo (sobre todo en estos últimos años) por lo que el factor sorpresa acá se limita a la mínima expresión.
Cynic intentan entregar un disco que no suene añejo (como el último disco de Steven Wilson por ejemplo, que fue una maravilla pero no hacía más que rendirle culto al progresivo clásico) y además se esfuerzan por distanciarse absolutamente del metal, en aquella búsqueda comienzan el disco con dos piezas que declaran intenciones de inmediato, "The hallucination speak" y "The lion's roar" son 10 minutos de puro progresivo, la primera suena en plan intro todo el rato mientras que con la segunda comienza efectivamente la acción, ambas cuentan con guitarras bien ejecutadas aunque contenidas, un bajo que es protagonista y estructuras cambiantes. Ahora, donde realmente el disco encuentra un subidón de intensidad importante es en la pasada por "Kindly bent to free us" (la canción) e "Infinite shapes", para mi, lo mejor que se escucha en el disco y uno de los pocos momentos del álbum en donde la banda encuentra momentos instrumentales potentes tanto en lo técnico como emotivo (los últimos dos minutos de "Kindly bent to free us" son ejemplo claro de lo que trato de decir). Lamentablemente el disco a partir de acá pierde fuerza.
La segunda parte del álbum comienza a evidenciar la falta de sorpresa que anteriormente mencioné. "Moon heart sun head" y "Gitanjali" retoman el sonido técnico con el que el disco había comenzado (ambas con bruscas pausas de silencio incluidas) pero en lo personal me agotaron. "Holy fallout" , exacerba esta situación sumergiéndose más aún en un sonido que no muestra novedades y es quizás el cierre a cargo de "Endless bountiful" lo único realmente llamativo que encontré en los últimos 15 minutos de música.
Muy bien ejecutado y pensado, lo nuevo de Cynic sin duda agradará a los amantes del progresivo y generará distancias con los admiradores de sus inicios. Para mi ha resultado un álbum interesante, propio de músicos notables que insisten en no estancar su creatividad. Demasiado cerebral eso si a momentos (un pecado muy propio del género) y falto de explosión, interpretaciones vocales e instrumentales correctas pero muy contenidas durante todo el álbum. Un poquito del salvajismo del pasado creo que no les habría venido mal...
3 / 5
Bueno, cumple.
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