"Fascinante, vanguardista, luminoso..."
Dicho lo anterior, desde la partida a cargo de 'Piros kocsi, fekete éj' notamos que si bien el álbum va hacia las guitarras, el énfasis está puesto en las melodías dando espacio incluso a la voz de Martina Horváth durante la estructura. Ahora, por supuesto que Tamás continuará acercándose al metal solo que nunca de manera (tan) obvia, ahí tienes toda la pasada por 'Mindenevo' + 'Vasgyár' + 'Világnak világa' (casi veinte minutos que se instalan como un murallón en la primera parte del álbum) como muestra, temas que poseen pasajes duros y de peso y veloces, con guturales presentes pero que de todas formas entregarán espacio para momentos de calma y limpieza, armando un ir y venir que incorpora sintetizadores o violines incluso (como en la hermosa recta final de 'Vasgyár', el tema más brillante de todos a gusto de este auditor) armando un resultado complejo pero siempre interesante.
En cierto modo este XII (limito el título por razones obvias) es un álbum dividido en pasajes, y así como en su primer tercio se acerca al metal en su nudo abrirá el espectro para visitar lugares más alternativos. 'Nyárfa, nyírfa', por ejemplo, funcionará casi como un interludio limpio que pretende que el giro hacia el folk nórdico que propone 'Lydiához' (nuevamente junto a Martina) no sea tan brusco, esta seguida de la extrañísima, psicodélica y experimental 'Vakond'. Todos estos temas más breves que anticipan el inicio de una recta final que no te suelta con los cambiantes ocho minutos de 'Ködkirály' (que suena muy etérea en su primera mitad para luego pasarse al doom + black), ese bicho raro que es 'Aláhullás' (donde enlaza teclados con alaridos extremos y coros limpios), una absolutamente melódica 'A gyönyöru álmok azután jönnek' y un cierre a cargo de 'Babylon', todo un homenaje que Tamás rinde a su tierra al ser un tema original de 1987, propiedad la banda húngara Omega.
Fascinante. No cabe otro término para el viaje que este artistazo nos propone con su álbum número doce, una paleta de colores a la altura del tremendo compositor que es Tamás Kátai. Algunos podrán criticarle los excesos, que a ratos pareciese ser tanto lo que la obra de Thy catafalque pretende expresarnos que no podemos aquilatarlo. El problema es claramente nuestro, sin embargo, pues el genio tiene derecho a expresarse como le de la gana y con este claramente se ha anotado con uno de los más brillantes discos que nos habrá dejado 2024, si es que no el mejor de todos.
¿Canciones? 'Vasgyár', 'Ködkirály' y 'Aláhullás'.
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