"Más que un simple regreso a la crudeza..."
The last will and testament es ante todo un trabajo que entrega tanta importancia a lo musical como a la historia que se relata, de ahí que las canciones no tengan títulos si no que estén simplemente enumeradas mediante una sigla, dando a entender que más que un ente individual todas son capítulos que forman parte de un todo. Yendo a la música, basta darle play a algo como '§1' para verificar que el sonido esta vez viene más crudo y agresivo con un Akerfeldt que, por cierto, retoma los guturales tras más de una década. Sin embargo, lo interesante acá es que los momentos más oscuros y afilados que entrega tanto esta primera canción como más adelante '§4' o '§5' son eso, momentos, explosiones que aparecen de vez en cuando más que nada para aportar ciertas atmósferas a un relato que va y viene todo el tiempo. Lo mismo con los brillantes seis minutos de '§6', donde Opeth pareciesen desatar todo lo aprendido durante el último tiempo, acelerando a placer, jugando con los tiempos y unos arreglos fenomenales llenos de detalles que suman (esos teclados que van abajo acompañando, por ejemplo).
Dicho lo anterior, quien a partir del primer tema del disco esperaba que el álbum funcionase como "el regreso definitivo de Opeth al death progresivo" vivirá una leve decepción pues el trabajo es muchísimo más que eso.
De hecho, así como existen instantes agresivos, habrán otros que vuelven a conectar con la última década de la banda: '§2' es casi un relato musicalizado (con participación de Ian Anderson de Jethro tull), '§3' retoma los caminos intrincados sobre sonidos limpios, con un trabajo de arreglos exquisito por cierto, mientras que el cierre llegará en forma de balada mediante 'A story never told', en el momento más marcadamente emotivo del disco y que solo por ese arreglo de guitarra final (post 4:40) ya vale absolutamente la pena. Al disco le pesará eso si un tanto la extensión, la ya mencionada '§3' luce algo débil dentro del conjunto, así como '§7' meramente redunda y suena algo innecesaria, sobre todo considerando que el sonido ya había sido logrado a la perfección con las tres que le anteceden.
Se le pueden encontrar "peros" a lo más reciente de Opeth, seguro. Detalles eso si ante un álbum imponente, atrevido y desafiante. Uno de esos discos en donde el cliché de que "requiere tiempo" aplica. Un trabajo donde la banda ha sabido rescatar elementos del viaje emprendido durante la pasada década y equilibrarlos con pasajes precisos de agresividad. El resultado se enmarca como lo mejor que han grabado en largo tiempo.
¿Canciones? Toda la pasada por '§4', '§5' y '§6'.
¡Excelente!
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