"Salen a tomar aire..."
Ahora, pese a lo antes dicho, y por más increíble que parezca, aún hay seguidores del metal que siguen anclados en esa mentalidad añeja de dos o tres décadas atrás. Esto a propósito de la sorpresa que ha generado el tercer álbum de Blood incantation, compuesto únicamente por dos piezas (Io + Ea), separadas cada una en distintos movimientos. El disco escapa por completo al metal y se centra directamente en la generación de atmósferas, digamos, eso que los amantes de las etiquetas gustan llamar "ambient". Los norteamericanos han querido salir a tomar aire claramente, y por momentos nos recuerdan a Mogwai (sobre todo en la segunda pieza), aunque yendo más atrás encontramos ese sonido espacial de los Tangerine dream (escuchen Phaedra, 1974).
Blood incantation ya habían anticipado su carácter de banda diversa, tanto en su debut Starspawn (2016) como en Hidden history of the human race (2018), álbumes marcados por contener pocas piezas (cuatro o cinco), donde cada una de estas desataban una estructura cuyo hilo conductor era efectivamente la generación de atmósferas, con el metal como hilo conductor claramente pero incorporando a la vez elementos progresivos o psicodélicos en el trayecto. Y bueno, con Timewave zero han decidido ir aún más lejos. Respecto a este, ambas canciones que se presentan son bastante monótonas, con una secuencia de teclados + sintetizadores que se reitera pero va subiendo y bajando en cuanto a intensidad. El sonido es bastante tétrico, a momentos perturbador, pero se deja oír sin problemas.
Queda instalada la incógnita, sin embargo, respecto al futuro. ¿La aventura terminará acá? ¿Para el siguiente álbum Blood incantation retomará la senda extrema o más bien intentarán conectar esos dos mundos en una obra aún más compleja y ambiciosa? El tiempo lo dirá...
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