"Death puro y duro..."
Y es que los cincuenta minutos de Necroceros desprenden ese amor por el género que tanto se agradece, lo cual se aprecia de inmediato en la partida que da 'The sole cure is death', con un groove exquisito que no necesita más de diez segundos para tenerte a sus pies para luego acelerar a fondo (0:52), volverte loco y acabar bajando bruscamente las revoluciones hacia el cierre (2:12), en una estructura demencial dispuesta a dejarte pidiendo por más. Y lo logran. Posteriormente 'Molten black earth' sonará igual de demoledora en su machaque incesante (hermoso como aceleran en el 1:58 para nuevamente sumergirte en la vorágine), cuya fórmula la repetirán tanto en 'Mount skull' como 'Knights templar stand' (ir del peso y la calma al frenesí) mientras que en el nudo del álbum sonarán los casi ocho minutos de 'Three years of famine', sin lugar a dudas la pieza más ambiciosa del disco y donde la formación suelta momentos más emocionales de este, con pasadas a varias guitarras e incluso instantes acústicos.
La cara B del disco abrirá trayéndote de regreso bruscamente gracias a la velocidad y vértigo de 'Botox implosion', sin embargo, acá es donde aparece la belleza de Necroceros, pues con la partida ya ganada, en lugar de continuar apostando a la segura con temas cortos y directos te regalan algo como 'In blazing oceans', que es pura emoción. Bravo por ellos. Finalmente, 'The nameless elite' + 'Yield or die' traerán de regreso la cabalgata para cerrar definitivamente con 'Necroceros' (la canción), mucho más lenta, pesada, épica y brutal.
Vaya pedazo de disco nos han entregado Asphyx, un manjar para quienes gustan de un metal que no se anda con rodeos. Los holandeses han ido una vez más directo a la médula pero que no por esto apuestan por fórmulas simples sino que se las ingenian para aún sonar contundentes, afilados y plenamente vigentes.
¿Canciones? 'The sole cure is death','Three years of famine' y 'In blazing oceans'.
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