"Exploración sin desate..."
Nos entrega ocho canciones en este 2021 (no vamos a contar el minuto introductorio 'Unself') que, salvo pequeñas excepciones a la regla, no acaban por encontrar destino y se pierden en la búsqueda. 'Self', la apertura del álbum, es un claro ejemplo de algo que se insinúa potente entre batería + bajo + voces femeninas, explotando en un coro con mucho sabor pero que no es más que eso, el quiebre (1:52 - 2:10) es la nada misma y luego cerramos con el coro en un coitus interruptus evidente. Más adelante el fenómeno se volverá a repetir, 'King ghost' está bien pero se queda en la mera exploración, 'Eminent sleaze' destaca por sus guitarrazos y esa insinuación constante pero que no pasa de ahí, jamás se desata, mientras que canciones como 'Man of the people' o el cierre 'Count of unease' sin estar mal, no impactan. En esa línea, los diez minutos de 'Personal shopper' es lo único del álbum que realmente deja esa sensación de haber llegado como corresponde a un punto y desarrollarse ahí sin problemas.
Para finalizar, el disco también incluye una que otra concesión a los fans, con momentos en donde Wilson aborda canciones más típicas en su repertorio, como la balada '12 things I forgot' o el rock de 'Follower', otra que bebe bastante de lo trabajado unos años atrás en To the bone. En definitiva, duele escribirlo pero cuando mejor The future bites suena es cuando Steven Wilson ha vuelto al redil de su antecesor. Donde ha intentado ir más allá ha fallado, no ha encontrado las canciones, la inspiración, llámenlo como quieran, pero ha entregado un conjunto que explora y suena interesante (¡claro que si!) pero sin un desate adecuado.
Y no pasa nada, que hablamos del que debe ser el más grande de los genios de las últimas dos décadas... pero los genios también se pierden.
¿Canciones? 'Follower', '12 things I forgot', 'Personal shopper'.
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