"Lejos de todo convencionalismo..."
Lejos de los focos y el poético pop de sus años en Pulp, Jarvis Cocker hoy se encuentra en otra fase, una que pretende tomar distancia respecto a todo lo realizado con anterioridad. Cabe recordar que tras el fin de su banda madre tuvimos al inglés tanteando terreno sobre aguas que le eran familiares, tanto en Jarvis (2005) como en Further complications (2009) lo oímos abordando arreglos y estructuras amenas y hasta cierto punto predecibles, sin embargo, estos diez años han llevado al artista hacia otro lugar, uno más íntimo y arisco con el auditor pero rico en materia de exploración. El aviso llegó en 2017 cuando lo oímos dándole letra y voz al piano del canadiense Chilly Gonzales en un alternativo Room 29, álbum que de cierta forma hablaba del giro que Jarvis Cocker ha querido dar a su carrera. Ese mismo año se creó el proyecto Jarv Is... , cuyo propósito era el de crear música en vivo en plan jam sessions, con canciones que fuesen interpretadas y desarrolladas ante diversas audiencias durante todos estos años, trabajo que finalmente ha sido pulido en estudio para ver la luz en este 2020, siete canciones que se extienden por cuarenta minutos de duración y donde cada pieza involucra un mundo, una aventura musical particular.
Sin ir muy lejos, el disco abrirá en un tono de crooner total con 'Save the whale', donde el vocalista sitúa su íntimo relato en un primer plano y se disfraza de Leonard Cohen susurrando una reflexión sobre una base rítmica y sutiles violines, algo que se volverá a explorar más adelante en una canción como 'Swanky modes', aunque esta vez sobre un piano. Luego, el ambiente subirá de tono rapidamente cuando un riff acústico anticipe los cuestionamientos de Jarvis en 'Must I evolve?', "¿Debo evolucionar? ¿Debo crecer? ¿Debo cambiar? ¿Debo madurar?..." se preguntará constantemente mientras acelera la interpretación, frenando pasados los cuatro minutos para luego volver a encender los motores lentamente, en un ejercicio que durante siete minutos habla de la libertad que el artista ostenta por estos tiempos. Y bueno, el resultado es enorme.
En la pasada por 'Am I missing something?' reconoceremos por primera vez al vocalista de Pulp cuando este coquetee con ese pop teatral tan característico de su ex banda, añadiendo incluso un sutil guiño a 'I spy' (una vieja gloria del clásico Different class de 1995), mientras que en 'House music all night long' (lo más parecido a un single que contiene el álbum) danzará con mucha elegancia sobre teclados. Ya iniciando la recta fina, Jarvis volverá a re inventarse en la oscura 'Sometimes I am the pharoah', que suena sucia con ese registro vocal algo saturado pero poco a poco irá encontrando un camino que conducirá hacia la absoluta calma para luego desatarse en la pista de baile, regalando otro de los momentos enormes con que cuenta el disco. Finalmente, 'Children of the echo' cerrará con casi siete minutos de enorme osadía en materia estructural,
Beyond the pale representa la canalización creativa de un artista que evidentemente desea romper convencionalismos y dar muestras del lugar donde actualmente se encuentra. Para esto se ha armado de un conjunto de músicos que han sido capaces de potenciar su obra, entregando así su mejor producto desde aquel lejano e inmenso This is hardcore (1998) de Pulp.
7,5 /10
¡Muy bueno!
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