"Enriquece su discografía..."
El cáncer de los cantantes de reggaetón o posterior "música urbana" (como decidió llamarles el mercado) es que no tienen ambiciones musicales. Su objetivo es la fama, el dinero y las mujeres. Por eso no perduran. La prueba es que incluso aquellos más icónicos no han sido capaces de sobrevivir al éxito. Pasa uno y llega otro. Duran lo que dura un chicle.
La reflexión anterior a propósito de Bad Bunny, quien abre su más reciente disco homenajeando a El gran combo de Puerto Rico y su hitazo de 1975 'Un verano en Nueva York'. Luego meterá su onda y esas líneas fanfarronas tan marca de la casa a estas alturas ("Porque pasan los años y sigo dando el palo / Vendiendo discos como cuadros de Frida Kahlo..."). El resultado, sin embargo, es fantástico, tres minutos (que se nos hacen nada, quisiéramos fueran cinco al menos) que introducen a la perfección ese ir y venir de un álbum que transmite la sensación de estar frente a un artista que (ahora si que si) hace lo que le da la gana, que ha encontrado un nombre, una identidad y se encuentra a otro nivel respecto a cualquiera de sus pares. Un tipo que ha entendido que para trascender (de verdad) debe aspirar a romper sus propios límites y ambicionar en serio el salir de ellos. Porque Bad Bunny podría haberse quedado en YHLOMDLG (2020) y sus millones de reproducciones, darse vuelta en esos temas simplones y morir ahí. Sin embargo, ha decidido el ir por más. Bravo por eso.
No por nada a la mencionada 'NuevaYol' le seguirá una cosa tan adictiva y divertida como 'Voy a llevarte pa PR'. Acá todo está bien pensado, en Debí tirar más fotos el vocalista se mueve a placer, encontrándose y conectando con sus raíces puertorriqueñas pero también haciendo el puente con su presente e impronta.
Por eso nos regala la hermosa 'Baile inolvidable', una de esas salsas que ya no se hacen y te retrotraen a cuarenta años atrás, invita a una banda local y desconocida como Chiwi en 'Weltita', apunta a un sonido desnudo y orgánico en 'Café con ron' o le entrega tanto énfasis a las percusiones en 'Pitorro de coco'. Todos estos pasajes llegan para enriquecer la discografía del vocalista, sin embargo, este no se olvidará de quien es e intercalará su presente mediante esas miradas tan propias y descarnadas que suele entregar del desamor, abriendo de manera magnífica una columna vertebral del disco mediante 'El club' ("Qué estaba haciendo mi ex? / ¿Será que ya me superó? ¿Y le va bien? / Mientras que yo borracho pienso...") y continuando con 'Ketu tecré' + 'Bokete' + 'Kloufrens' + 'Turista', instaladas estas en el nudo del álbum previo a una recta final que retomará la diversidad, ya sea nuevamente yendo al minimalismo en la política (Has leído bien, ¿Bad Bunny hablando de política? Pues si) 'Lo que le pasó a Hawaii' ("Quieren quitarme el río y también la playa / Quieren al barrio mío y que tus hijos de vayan..."), al perreo más elemental en la electrónica 'EoO' o acertando de lleno mediante el hitazo que es 'Dtmf', otra que equilibra a la perfección la conexión con sus raíces ("Hoy voy a estar con mi abuelo to el día, jugando dominó / Si me pregunta si aún pienso en ti, le digo que no") con un coro magnífico marcado por el arrepentimiento y la nostalgia ("Debí tirar más fotos de cuando te tuve / Debí darte más besos y abrazos las veces que pude...").
Curiosamente los momentos musicales más débiles del disco serán aquellos donde colabora con otros artistas y suelta protagonismo, ocurre en 'Perfumito nuevo' o 'Veldá', dos que perfectamente podrían no estar acá y nadie las extrañaría. También es cierto que por segundos a Bad Bunny el personaje lo desborda y se pone en modo Residente a hablarle a "su gente", rozando el exceso de sentimentalismo, sin embargo, nada de esto le resta demasiado a un álbum con que el vocalista se ha detenido para mostrarle al mundo de donde viene y de qué está hecho. El resultado le ha quedado notable, un disco que es aporte a la escena y se anota desde ya como uno de los buenos discos que nos habrá dejado 2025.
¿Canciones? 'Voy a llevarte pa PR', 'Baile inolvidable' , 'Lo que le pasó a Hawaii' y 'Dtmf'.
Intenté escucharlo y me es imposible, no encuentro la gracia en algo así. Es más, me ofende por momentos. Y no es que no escucho musica nueva para nada, pero con este artista algo me pasa. Insufrible ja. Saludos.
ResponderEliminarLe di varias oportunidades, pero escuchar la voz de Bad Bunny me fastidia muchísismo. Me parece increíble que alguien de la industria musical le permitiera ingresar a un estudio de grabación a este señor.
ResponderEliminarMe recontra llama la atención la alta nota que recibió este disco. He tenido el desagrado de escuchar algunas canciones y es una oda al mal gusto, la cacofonía, las malas letras (Arjona queda como Gabriela Mistral al lado), y los lugares extremadamente comunes.
ResponderEliminarY la guinda de la torta la enesima vez que un tipo sin talento apela al folklore tribal, mas encima con un resultado digno de partido de Boca.